Qué sabemos de cambio climático: ciencia y geopolítica – Por Silvia Oliviero Ghietto
Por Silvia Oliviero Ghietto*, especial para Nodal
El cambio climático es uno de los grandes desafíos que enfrenta la humanidad y afecta tanto a nuestra vida cotidiana como al orden geopolítico mundial. Es una de las dimensiones de una crisis civilizatoria planetaria, consecuencia directa de las complejas relaciones entre los seres humanos y la naturaleza.
El Modelo de Desarrollo imperante hace que peligre el bienestar y supervivencia de la humanidad y pone en riesgo la disponibilidad de los bienes comunes del planeta: el aire, el agua, el suelo y la biodiversidad.
Esto nos convoca a visibilizar las causas sociales, económicas, ambientales y culturales que originan estos eventos climáticos extremos desde una visión holística, sistémica e interdependiente, con el objetivo de debatir desde una perspectiva latinoamericana, las alternativas que nos permitan revertir el rumbo de esta marcha hacia el abismo que parece inexorable.
La evidencia sobre el calentamiento global es inequívoca y unánime. Una de sus principales causas es el aumento de la concentración de los gases de efecto invernadero producidos por las actividades humanas, entre las que destacan la quema de combustibles fósiles y el cambio en el uso del suelo.
La Temperatura media global de la superficie terrestre aumentó 1,1°C desde el inicio de la revolución industrial en 1850, y la última década ha sido la más cálida, alcanzando el 2016 el record histórico, mientras que el 2019 y 2020 ocuparon el segundo lugar. El mes de septiembre pasado fue el más cálido en 142 años, generando en el Hemisferio Norte, en particular en los países “más ricos”, olas de calor extremas que ocasionaron graves efectos sobre la salud de la población poniendo en evidencia la debilidad de las políticas públicas y la infraestructura existente para enfrentarlas.
Para poder interpretar y comprender lo que nos dice la ciencia sobre los escenarios presentes y futuros que nos esperan, proponemos conocer algunos conceptos fundamentales:
Cambio Climático: Es la variación del clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad climática natural observada durante períodos de tiempo comparables.
Efecto Invernadero: Es un proceso natural mediante el cual los gases de efecto invernadero (GEI) presentes en la atmosfera retienen parte del calor del Sol y mantienen la temperatura en alrededor de 14°C apta para la vida.
Calentamiento Global: Es el incremento a largo plazo de la temperatura de la atmosfera producto del aumento de las emisiones de GEI generados por las actividades humanas o antropogénicas.
Los gases de efectos invernadero (GEI) son: dióxido de carbono (CO2), que tienen una persistencia de 500 años en la atmosfera, metano (CH4), óxido nitroso (N2O), clorofluorocarbonos (CFC), hidroclorofluorocarbonos (HCF) y Hexafloruro del Azufre (S6F), siendo sus principales fuentes de generación: Energía (37%), Agricultura, Ganadería, Silvicultura y otros usos del suelo (24%), Industria y Residuos (21%), Transporte (14%) y Construcción (6%).
Las emisiones globales de CO2 han alcanzado un record histórico de 417 ppm, con una pendiente exponencial a partir de la década de los 70s., post Crisis del Petróleo. Los países centrales son los responsables del 67% de las emisiones globales, es decir, China, EEUU, UE, India, Rusia y Japón. Las emisiones de América Latina y el Caribe son del 8,3%, sin embargo es particularmente vulnerable al cambio climático por sus características geográficas, climáticas, socioeconómicas y demográficas, perturbando de esta manera significativamente la estabilidad económica, social y sanitaria.
“El cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando”, dice el último Informe del IPCC. Los/as científicos/as están observando cambios en el clima de la Tierra en todas las regiones y en el sistema climático en su conjunto. Muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes en cientos de miles de años, y algunos que ya se están produciendo, como el aumento del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios.
Las nuevas estimaciones evidencian las probabilidades de sobrepasar los 1,5 ºC en la próxima década y los escenarios previstos describen los siguientes impactos:
– Se está intensificando el ciclo hidrológico. Esto conlleva una mayor intensidad de las precipitaciones y las inundaciones asociadas, así como unas sequías más intensas en muchas regiones. En las latitudes altas, es probable que aumenten las precipitaciones, mientras que se prevé que disminuyan en gran parte de las regiones subtropicales.
– Las zonas costeras experimentarán un aumento continuo del nivel del mar a lo largo del siglo XXI, lo que contribuirá a la erosión costera y a que las inundaciones costeras sean más frecuentes y graves en las zonas bajas. Los fenómenos relacionados con el nivel del mar extremo que antiguamente se producían una vez cada 100 años podrían registrarse con una frecuencia anual a finales de este siglo.
– Se amplificará el deshielo del permafrost, el derretimiento de los glaciares y los mantos de hielo, y la pérdida del hielo marino del Ártico en verano.
– Los cambios en el océano, como el calentamiento y la acidificación, el aumento de la frecuencia de las olas de calor marinas, y la reducción de los niveles de oxígeno, están claramente relacionados con la influencia humana. Estos cambios afectan tanto a los ecosistemas de los océanos como a las personas que dependen de ellos, y continuarán produciéndose al menos durante el resto del siglo
– En el caso de las ciudades, algunos aspectos pueden verse amplificados, en particular el calor (ya que las zonas urbanas suelen ser más cálidas que sus alrededores) y las inundaciones debidas a episodios de precipitaciones intensas y al aumento del nivel del mar en las ciudades costeras.
Para estabilizar el clima será necesario reducir de forma sustancial, rápida y sostenida las emisiones de GEI para lograr cero emisiones netas de CO2 en el 2050, y esto implica poner en acción urgente los compromisos que los Gobiernos llevaran a la COP26 en Glasgow. Pero sabemos que es fundamental el reconocimiento y la participación social para transformar esta realidad. No es fácil encarar políticamente las causalidades sistémicas de un problema que no se asume como una crisis estructural (Klein, 2014), aun cuando desafía las bases económicas, políticas, sociales y culturales del sistema que lo genera. Por lo tanto las alternativas deberían estar orientadas en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, una transición con justicia social y climática, redefinir el concepto de progreso y desarrollo proponiendo un nuevo orden económico más justo y asumir la responsabilidad histórica postergada durante 50 años con las generaciones presentes y futuras.
“La ecología sin lucha social es simplemente jardinería” (Chico Mendes)
Fuentes: (1) IPCC, Informe del Grupo de Trabajo I, Cambio Climático 2021: Bases físicas, Sexto Informe de Evaluación (IE6), 2021. (2) WMO, State of the Global Climate, 2020. (3) The Guardian, The climate disaster is here, 2021.
(* ) Lic. en Química. Profesora «Ambiente, Ciencia y Tecnología en Latinoamérica», CCC- Lic. Historia, UNDAV. Licenciatura en Gestión Ambiental y Desarrollo Sustentable, UMET y Maestría en Ingeniería Ambiental UTN.