Los desafíos de los pueblos indígenas en Latinoamérica a 529 años de la Conquista

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Desafíos en derechos de los pueblos indígenas en Latinoamérica

Desde hace varias décadas, cada 12 de octubre, los pueblos de América Latina y el Caribe celebran la jornada como “Día de la Resistencia Indígena” en oposición al llamado “Día de la Hispanidad” que marca el inicio del periodo histórico conocido como la Conquista española en el continente. Sin embargo, ¿cuáles son los avances y retrocesos de los pueblos indígenas en América Latina y el Caribe?

En América Latina existen unos 826 pueblos indígenas distintos, más de 45 millones de personas, alrededor del 10 por ciento de la población del continente, aunque en algunos países el porcentaje de personas indígenas sobre el total de habitantes es mucho mayor.

América Latina la región del mundo donde se han alcanzado los mayores avances oficiales en materia del reconocimiento constitucional y jurídico de los derechos de los pueblos indígenas.

Sin embargo, aún se enfrentan considerables retos para cerrar la brecha entre los derechos consagrados en papel a nivel regional —particularmente en lo relacionado con los procesos de implementar la consulta previa, informada y libre en consonancia con el Convenio No. 169 de la Organización Internacional del Trabajo— y la realidad discriminadora y excluyente que los pueblos indígenas siguen enfrentando bajo nuevas formas del “desarrollo” capitalista que acaparan sus territorios de manera legal e ilegal.

La Relatora Especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas ha señalado violaciones de los derechos de los pueblos indígenas en nombre de la conservación medioambiental en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Honduras y México.

También la construcción de carreteras, redes eléctricas, plantas hidroeléctricas y otras, sin consultar a los pueblos ni considerar los impactos en su vida, transforma sus territorios, la base de su organización social, economía y creencias espirituales.

Por otra parte, existen tendencias de criminalización y violencia en contra de los defensores de los pueblos indígenas y el medio ambiente.

Un caso paradigmático de los retrocesos en materia de derechos de los pueblos indígenas es el de Brasil bajo el Gobierno de Jair Bolsonaro.

El movimiento indígena brasileño lucha contra el genocidio que ha significado la pandemia de la Covid-19 y en los últimos meses ha focalizado su lucha contra el llamado “Marco Temporal” que se discute en el Supremo Tribunal Federal (STF).

Hay dos tesis en disputa. Por un lado, la denominada Teoría del Indígena, tradición legislativa que se remonta a la época colonial y que reconoce el derecho de los pueblos indígenas a sus tierras como un “derecho originario”, es decir, anterior al propio Estado.

Por otro lado, está la tesis del llamado Marco Temporal, que busca restringir los derechos constitucionales de los pueblos indígenas, que predica que los pueblos indígenas solo tendrían derecho a la tierra si estuvieran en su poder el 5 de octubre. 1988, fecha de promulgación de la Constitución brasileña.

El mandatario Jair Bolsonaro en su arremetida contra los pueblos indígenas, argumenta que un fallo del STF en favor de la demanda de los pueblos originarios supondría un duro golpe para la agricultura, sería catastrófico y con impacto en muchos otros países importadores de alimentos.

Sin embargo, desde el inicio del juicio en el STF, el pasado 22 de agosto más de 6.000 líderes y representantes de pueblos originarios indígenas se han congregado en las inmediaciones del tribunal para seguir el proceso, y presionar para que se cumplan sus demandas, a tono con lo estipulado en la Constitución brasileña.

La lucha contra el Marco Temporal en Brasil viene a evidenciar los desafíos que, 529 años después del inicio de la invasión europea, tienen por delante los pueblos originarios.

teleSUR


12 de octubre: Mujeres indígenas cuentan qué significa este día para sus comunidades

Por Agustina Ramos

Día de la Raza, de la Resistencia Indígena, del Encuentro entre Dos Mundos, de la Descolonización, del Respeto de la Diversidad Cultural. La efeméride del 12 de octubre cobra distintos nombres según el lugar de América latina en el que se «celebre» el arribo de Cristóbal Colón al continente en el siglo XV, día que España lo conoce como el «Día de la Hispanidad».

Mujeres pertenecientes a naciones indígenas ubicadas en lo que hoy son Guatemala, México, Argentina y Chile hablaron con Presentes sobre lo que significa esta fecha para sus comunidades y cómo el Estado, los medios de comunicación y las empresas se apropian de este día en su propio beneficio.

«El 12 de octubre es una fecha significativa ya que de algún modo es recordar todo lo sucedido, las historias que le han pasado a mi pueblo y a nuestros ancestros que en la mayoría de los casos son de violencia, de maltrato, de violaciones y asesinatos. Nos recuerda el momento en el que empezamos a ser perseguidos, a ser cazados y esclavizados», dice Romina Arapeiz, de 34 años y perteneciente a la comunidad Onkaiujmar, ubicada en Paraná, Entre Ríos (Argentina) del pueblo-nación charrúa.

«La historia no es amable -agrega- y el modo en el que procedieron y cómo luego se dividieron las tierras y se apropiaron de los territorios no es una historia que ellos quieran recordar, pero nosotros sí porque esto también nos marca cómo queremos que sea nuestra vida y lo que queremos para nuestro pueblo. Esas historias son de violencia pero también de resistencia, de sobrevivir y de mujeres, porque después de las matanzas la mayoría de las personas que quedaron son mujeres».

Una fecha para la memoria 

Evis Millan tiene 45 años, es mapuche y vive en territorio puelmapu, específicamente en Esquel, provincia de Chubut, Argentina. Pertenece a la comunidad Pillan Mahuiza y, al igual que Romina, forma parte del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, además de ser wizüfe (persona que trabaja la arcilla, en mapuche).

Para ella, «todas las sociedades y los Estados que se han impuesto tienen que tomar esta fecha para la memoria y reflexionar sobre lo que ha sucedido en la época de invasión y lo que se vive hoy en día. Es importante rever la historia para poder realmente caminar en unidad».

«En mi niñez no se hablaba de lo que significó el avasallamiento y el genocidio. Se hablaba del pueblo mapuche en pasado. Costó mucho desmitificar esta fecha, salir a sacar nuestra voz», agrega Diva Millapan, de 60 años, coordinadora y fundadora de la Red de Mujeres Mapuche, que tiene actividad desde el 2012 en Chile.

Por eso, para Millapan, esta no es una fecha «agradable», sino una «de mucha invisibilización y en la que el Estado se vanagloriaba y resaltaba el atropello de que hayamos sido ‘descubiertos’».

Desde la última dictadura militar chilena, el 12 de octubre pasó a ser una fecha de protesta. «En ese período se comenzó a hacer presencia con distintas acciones para demostrar que no había nada que celebrar. Se potenció mucho este día hasta convertirse en la gran marcha mapuche que es en la actualidad. Marchamos para recordar que estamos vivos y presentes y que esta América es morena, mestiza y de los pueblos originarios», dice Diva desde Santiago de Chile, lugar al que emigró luego de haber nacido en la comunidad de Panguilelfun de Panguipuli, en la comuna de Valdivia, al sur de Chile, y de haber pasado por la ciudad de Temuco. Diva también es trabajadora social, dirigenta sindical, ex prisionera política y estudia un magíster en Estudios de Género y Cultura en la Universidad de Chile.

Una efeméride “repudiante”

Para Ana López, abogada maya mam de Guatemala, ex directora ejecutiva de la Defensoría de la Mujer Indígena y actual presidenta de la Asociación de Abogadas Indígenas CHOMIJA, esta efeméride es «repudiante» debido a la situación política que se vive en su país.

«Los derechos humanos están en peligro y hay mucha criminalización a defensoras de pueblos indígenas. Para nosotras es importante seguir luchando contra la corriente de las políticas de Estado que no son favorables para los pueblos ni para las mujeres indígenas», dice.

Y detalla: «Desde el año 2020, el actual gobierno eliminó todos los acuerdos de paz para no cumplir con su responsabilidad con los pueblos indígenas. El Estado no está cumpliendo con su función de facilitar el desarrollo humano, el respeto a los derechos humanos individuales y colectivos. Por eso este día sigue siendo un día de resistencia para nuestros pueblos».

Ana no es la única que considera que la colonización continúa vigente en las distintas comunidades hasta el presente.

Sin respeto ni diversidad 

Romina Arapeiz tiene reparos con respecto al nombre que se le ha dado a esta fecha en Argentina: «Día de Respeto a la Diversidad Cultural». Para ella, no existe tal respeto y además «encubre esa historia que oficialmente no gusta: la de la violencia que continúa hasta hoy en día con la criminalización de las protestas de las diferentes naciones indígenas en este lugar que hoy se llama Argentina y que claramente no se reconoce como un territorio plurinacional y ataca todo lo que no es entendido dentro de su concepción de nación», dice.

«La minería, las empresas sojeras en el norte es tremendo lo que han provocado», dice Evis Millan, y continúa: «Nostras hablamos de ecocidio, pero también del genocidio silencioso que está sucediendo con nuestros niños que se están muriendo de hambre, del abandono del Estado, de la falta de hospitales cercanos».

En Argentina, este martes está convocado el primer Paro Plurinacional y Concentración en Solidaridad con los Pueblos Indígenas por iniciativa del Movimiento de Mujeres por el Buen Vivir. La iniciativa le exige al Estado la promulgación de manera inmediata la Ley de propiedad comunitaria indígena, terminar con la criminalización de las comunidades y que se aplique un dispositivo político, democrático y humano para detener los desalojos y operativos represivos contra los pueblos indígenas. Para ello a las 16 habrá una concentración en el Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires y las acciones se replicarán en otros lugares del país.

Mientras que en Chile, Diva sostiene que «es el poder económico el que gobierna». «Nosotros tenemos conflictos territoriales y esos conflictos son con las empresas trasnacionales, con los grandes empresarios y dueños del poder; por lo tanto, el trato es vejatorio, discriminador. No hay políticas indígenas urbanas y las políticas indígenas existentes tampoco han resuelto el problema porque no se ha tomado en serio el conflicto entre pueblo mapuche, empresas y Estado».

Celia García Rodríguez es originaria de la localidad de Xochitla perteneciente al municipio de Mixtla de Altamirano del estado de Veracruz, en México, y la única mujer en su familia que se dedica a la cosecha del café. Se reconoce defensora de la flora, la fauna y la mujer y actualmente lucha para que 42 comunidades indígenas dejen de estar incomunicadas por los derrumbes que acontecieron y bloquearon el principal camino de acceso para vender y comprar productos.

Ella cree que si bien esta fecha ha buscado “dogmatizar”, también destaca la resistencia indígena. “Hoy día nos sentimos muy orgullosos porque a pesar de que nos colonizaron de una manera salvaje, nosotros aún conservamos nuestras  raíces autóctonas; a pesar de que masacraron a muchos de nuestros antepasados indígenas, nosotros somos privilegiados de aún ser un vestigio viviente, con la medicina tradicional, el conocimiento ancestral, astronómico para la siembra y cosecha de nuestros cultivos, los rituales para pedir y agradecer a nuestras deidades por todo lo que nos permiten en este caminar llamado vida”, dice García, que también es licenciada en Contaduría Pública en la Universidad Veracruzana.

Un uso extractivista de la fecha 

El 12 de octubre es un día que atrae a los gobiernos, las empresas y medios de comunicación a las comunidades indígenas «como una conmemoración histórica que empieza y termina ese día y no se vuelve a retomar hasta el año siguiente», dice Arapeiz.

«Vemos que esta fecha la han tomado los Estados como algo pintoresco, folclórico -agrega Evis Millan-. Toman la fecha para una cuestión turística y no toman la dimensión de su importancia. Vemos que la estructura del Estado sigue siendo racista y colonizadora».

Millapan cuenta que en Chile este uso folclórico de los pueblos indígenas el 12 de octubre es aprovechado también por las comunidades. «Era la posibilidad de que nos mostraran en televisión. La mujeres íbamos con vestimenta tradicional, lo cual nos daba visibilización porque de esa forma teníamos más posibilidades de que alguien nos entreviste y así podíamos dar nuestro mensaje. La prensa quiere ver joyas, lo que no te dejan usar habitualmente que es nuestra vestimenta. Es una estrategia de parte nuestra de juntarnos, mostrarnos y poder hablar, sacar la voz», detalla.

Los reclamos indígenas, ignorados

El resto del año la agenda mediática tiende a ignorar los reclamos indígenas. «Lamentablemente los pueblos indígenas, las mujeres, no somos noticia para los medios de comunicación empresarial», dice López, aunque destaca las buenas prácticas de los medios comunitarios y alternativos.

En tanto, las veces que sí existe una cobertura de los conflictos indígenas muchas veces es desde una figura «paternalista» o «criminalizadora». Las coberturas «se dan con una connotación de criminalización en muchos casos -como en el pueblo mapuche- o de pena: ‘pobres los hermanos indígenas que sufren desnutrición, abusos, maltrato’. Nunca con una mirada activa ni positiva hacia las luchas que se llevan adelante justamente para no caer en esas situaciones, para vivir de acuerdo a nuestra cultura, nuestras enseñanzas y para reivindicar lo que somos», concluye Arapeiz.

Agencia Presentes

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