Desde Ecuador: Charly García, resistencia desde el living – Por Victor Vergara
Charly García, resistencia desde el living
Por Victor Vergara
Antes de Cerati, Pedro Aznar y, junto al Flaco Spinetta, estuvo Charly. El niño del oído absoluto y prodigio del piano construyó las bases para lo que se conocería después como la realeza del rock argentino. Su vida estuvo marcada por su amor por la música, activismo, drogas y Rock ‘n Roll.
En la vorágine de su ascenso al éxito, Charly García pasó por varias etapas que siempre reflejaron sus ansias de reconocimiento, rebeldía y, por qué no, eternización. Sui Generis, La Máquina de hacer Pájaros, Serú Girán y Charly como solista son ejemplos de plataformas y escenas por la que el artista pasó y demostró que en Latinoamérica existían estrellas de Rock con algo que decir, algo por lo que luchar y que tenían una fanaticada fiel que alimentaba su ego y su leyenda.
Las conocidas razones para que el boom del rock argentino sea una de las épocas más importantes en la historia de la música fueron vividas a la par por Charly el músico, Charly el joven y Charly el Rebelde. El desarrollo de un mercado cultural dentro de lo países latinoamericanos que tenían una alta influencia foránea fue uno de los factores que incidieron en la explosión musical de ese entonces.
Antes de demoler hoteles, Charly devoraba todo lo que podía de la discografía de The Beatles, Pink Floyd y los reconocidos músicos clásicos y ello fue gracias a la mercantilización musical que posteriormente iba acabar por pasar a un segundo plano al dar la bienvenida a los músicos latinoamericanos más importantes de mediados de siglo XX. Sin embargo, estas nuevas corrientes de influencia que aparecían de todas direcciones eran el preámbulo para una época complicada política y socialmente para Argentina y, en general para toda America Latina. La historia de Charly comienza ahí.
Desde la promoción de Baladas con su amigo Nito Mestre, hasta componer himnos en contra de los conflictos y desaparecidos de la dictadura en medio de estos tumultuosos años de cenusura. La locura fue su única salida. Y en efecto, pudo escaparse de un servicio militar obligatorio al fingir demencia, algo que fue reflejado en el transcurso de su vida y de su música.
Sui Generis, el primer grupo ‘serio’ de Charly, se tuvo que transformar en un dúo luego de esa pintoresca experiencia. Charly y Nito obtuvieron un éxito sin precedentes en ventas cuando salió a la venta su primer álbum Vida. Aunque el nombre denotaba algo de riesgo, las canciones aun tenían ese tinte light e infantil que era que el público buscada en ese entonces. Charly no se iba a quedar allí por mucho tiempo.
Después de la muerte de Perón y la creación de la Alianza Anticomunista de Argentina en el 74, Charly decidió trabajar en temas con activismo político y protesta contra los abusos cometidos por este organismo. Llovieron amenazas hacia el músico y su séquito por lo que tuvieron que ser creativos si querían expresar estas circunstancias y no morir en el intento. Para ello, Sui Generis, con la adhesión de nuevos miembros, decidieron crear un álbum en el que las canciones siguieran expresando activismo y rechazo a este tipo de políticas, pero camuflándolas en letras con simbolismos.
A este disco lo llamaron Pequeñas Anécdotas sobre las Instituciones. No tuvo el mismo éxito del primer álbum de baladas que compuso Charly pero es aquí cuando se rompe con el esquema del músico comercial para experimentar con las circunstancias. Después de varios problemas con la promoción del nuevo álbum de rock psicodélico de ‘Sui’, llamado Ácido en parte por la exigencia de los dueños de la disquera para que cambiara ese nombre y en otra para que agregara nuevas canciones más acordes a las exigencias del público en general. Charly se opuso rotundamente a la cuestión y ahí se despidió de Sui Generis. Su siguiente etapa sería más experimental y con mucha más utilización de simbolismos en sus nuevo álbum como solista Yendo de la cama al living.
El rock para ese entonces era un punto de escape y de identificación de una cultura juvenil que había encontrado un nuevo partido, una nueva política, una nueva forma de vida y un nuevo enemigo. El rock había reemplazado las antiguas plataformas de representación tradicional que se encontraban en la política.
El rock se reinventó desde el empoderamiento por su importación a Argentina pasando por el consumo masificado hasta llegar a ser ese punto de encuentro en el que las voces se unían bajo este título que implicaba mucho más que un género musical por si solo. En este punto de unión, las transformaciones por las que pasó el rock argentino son consideradas como un espíritu de cuerpo y un denominado esencialismo estratégico por parte de los artistas que se comprometieron con la causa del no abuso, no a la dictadura desde una visión comunista.
Desde 1978 a 1982 llegó la última banda de Charly, Serú Giran, con la que cosechó muchos éxitos en ese mismo público juvenil. La dictadura había terminado pero el rock argentino y Charly llegaron para quedarse. Las expectativas eran altas en 1980 para la nueva obra larga de Serú Girán, que se llamaría Bicicleta. El sonido ahora se basaba en acordes experimentales que le dieron a este disco un tinte más moderno y fuerte. Luego de un concierto en Uruguay en octubre de 1979, Charly estuvo a punto de ir a la cárcel a causa de las letras de protesta.
Cuando obligaron a todos los integrantes de la banda a someterse a un interrogatorio, Charly les obligó a decir que ninguno de ellos conocía la letra de la canción Botas Locas y cuando las preguntas recayeron hacia él cambió la letra en un brote de creatividad que les salvaría la vida. Esto hizo que a pesar de que el mensaje político de la música se hizo más fuerte, se ocultó en un esfuerzo por evitar la censura y la presión permanentemente de las autoridades. La prensa y la industria también les dieron la espalda llamándolos ‘la peor banda de rock argentino de la historia’.
Pero el mensaje se mantuvo, listo para ser escuchado por los oídos que querían oír. Canción de Alicia en el país hizo una analogía entre la misteriosa historia de Lewis Carroll y el gobierno militar argentino. Encuentro con el diablo es una referencia a la reunión de la banda con Albano Harguindeguy, el ministro del Interior de Rafael Videla a quien lo apodaron como el ‘diablo’. Su política fue de constante hostigamiento para algunos artistas, ordenándoles con amenazas bajaran el tono de su trabajo o de lo contrario el mismo los obligaría a salir del país. Esto llevó a muchos artistas a abandonar Argentina durante esos años.
Con el tiempo, la banda fue un éxito comercial; los fans encontraron en sus espectáculos un sentido increíble y consideraron que la música de Serú Girán fue de las mejores etapas Charly. Serú Girán fue apodado ‘Los Beatles argentinos’, y Charly comenzó a recibir reconocimiento como el gran e incomprendido artista que era. Serú Girán fue la primera banda de rock popular que atrajo un público de ricos y los pobres; el rock argentino ya no era una música underground de “los pelo largo”. Pasó de su posición históricamente marginal a convertirse en un himno de masas que clamaban por representación.
La llegada de Charly como solista vino cargada con la certeza de saberse irreemplazable y de auto instituirse como un estrella de rock internacional en todo su auge que quería e iba a ser tratado como tal. Con cuatro de los álbumes más importantes en la historia del rock en español a su haber, los ochentas lo encontraron con un tono más pop en el momento, pero plagadas de esas mismas letras contestatarias que harían a los jóvenes bailar, pero seguir protestando. El álbum Clics Modernos hizo lo suyo con la canción Los dinosaurios. Sin embargo, Este disco no fue bien entendido por el público, pues incluía por primera vez en Argentina temas bailables, es decir, el ritmo tomaba otra dimensión, recortando las letras, hasta entonces concepto importantísimo del Rock Argentino. Si Charly se vendió, lo hizo en grande, porque luego, toda Argentina y Latinoamérica estarían a sus pies. Desde ese mismo podio siguió protestando y comportándose como quiso en contra de quién fuera. Desde la cúpula del rock era un marginal y lo continuaría siendo. Con Piano Bar y Parte de la Religión la crítica sucumbió a sus pies y estos trabajos discográficos fueron considerados de los mejores en todo el trabajo de Charly. En una ocasión cuando se le preguntó sobre lo que era escribir después de la dictadura y utilizando estos nuevos estilos comerciales se refirió “El enemigo era uno solo, entonces; después en democracia si bien tal vez siga siendo el mismo, adquirió muchas formas, se puso borroso, a veces parece tu amigo.”
Filosofía Barata y zapatos de goma, el álbum de 1990 fue otro encuentro con sus antiguos enemigos. En la primera versión del disco, Charly había utilizado una versión algo pintoresca sobre la letra del Himno Nacional de Argentina y tuvo que enfrentarse en los tribunales por demandas que atribuían una supuesta ‘ofensa a los símbolos patrios’. Al final las cosas se arreglaron y el disco pudo salir sin ningún otro tropiezo. Después de Migue, su hijo, el rock y la fama, Charly amaba la decadencia, la noche. Vivir al borde era ‘el rollo de siempre’ y desde mediados de los noventa su coqueteo con el borde era cada vez más frecuente. En esta misma época surgiría el alter ego de Charly con su frase “Say No More” tomada de la película Help! de The Beatles. Aunque luego le vendrían varias interpretaciones y críticas despiadadas por la locura y el sinsentido que transmitía desde este otro yo. Y la locura estuvo en Charly, y vivió con él al unísono como un baile fatal que nunca acababa.
La primera vez que lo internaron en una clínica de rehabilitación se escapó a la semana. Siempre solía bromear con sus idas y venidas por los grupos de doble A, y su breve estancia en el centro de tratamiento de neuropsiquiatría o manicomio. Los consideraba ‘casas de reposo’ en las que su madre lo internaba cada vez que podía. Las relaciones con ella están rotas desde entonces. Pero, ¿quién más podía hacer algo por Charly? El problema es que él no quería que nadie hiciera nada por el. Su vida era así y eso alimentaba a los tabloides de todo el cono sur. Que si se tinturó el cabello para el videoclip de Chipi Chipi en honor a Cobain, que si destrozaba un hotel en Punta del Este, que si era considerado persona non grata en Uruguay… y la lista sigue.
Las ventas no importaban, porque, en el fondo, Charly ya latía en el corazón de una generación y para ello había construido su música. Después vino el Unplugged y un coqueteo con la ex cúpula presidencial de Argentina: tocó un show privado en la mansión de Menem, “Porque, ¿hay que vivir de algo, o no?”
El álbum Influencias difundido en 2002, dio una cátedra de su experimentación con estupefacientes y su incapacidad o negación para alejarse de ellos. Tu vicio, la canción más light del disco fue el himno coreado por todos los jóvenes de la nueva generación que veneraban a Charly y le serían fieles pase lo que pase. Y, es que los fans de Charly son un caso de estudio muy en particular. Después del uso y el abuso de sustancias, enfermedades crónicas y décadas de interesarse más por la música que por su propia integridad, la voz melodiosa del Charly de Sui Generis se esfumó y ahora de su garganta solo salen palabras desafinadas y roncas que hacen su parte pero que ya no saben cantar.
A pesar de esto, el público fiel de Charly sigue acudiendo a sus recitales porque el músico no ha muerto ni mucho menos. Charly sigue siendo el monstruo del piano al que nadie iguala y su compañía de músicos llegaron de la mano de su propia elección. El espectáculo y las letras siguen siendo las mismas, y la nostalgia y las ganas de Rock n’ Roll envuelven todo el espectáculo que él brinda para sus fans.
Puede que el Charly que la rompía en los escenarios, en las letras de sus canciones y en cualquier lugar que iba, esté en stand by o sedado la mayoría del tiempo, pero el espíritu sigue vivo. La música sigue siendo el escape de este genio de la locura y la decadencia desde ese podio que protesta, pero a la vez se diviniza como una característica propia del Rock.