Chile | Una recta final “presidencial” polarizada y con incertidumbre total – Por Germán Silva Cuadra

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Germán Silva Cuadra

Queda menos de un mes para la elección presidencial, y por primera vez en los últimos 30 años, no sabemos quién será el próximo Presidente(a) de Chile. Ni siquiera tenemos certezas acerca del o la rival de Gabriel Boric en la segunda vuelta, porque la verdad es que lo único claro, hasta ahora, es que el abanderado del Frente Amplio y Partido Comunista estará en el balotaje de diciembre. Siempre, desde 1989 en adelante, a estas alturas de la competencia, supimos que Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet y Piñera estarían en La Moneda en el mes de marzo del año siguiente.

Si las elecciones fueran este próximo domingo, Boric debería obtener el primer lugar, en cambio, el segundo puesto está completamente abierto. Hasta hace un mes, Sebastián Sichel tenía altas probabilidades de ocupar esa posición, sin embargo, la candidatura del representante del oficialismo –y el favorito de Piñera– parece haberse desplomado por completo. Primero, por su tardío reconocimiento de que él había retirado el 10% de sus fondos previsionales, pese a declarar que este era un principio básico de su sector y de la fuerte advertencia que había hecho a los parlamentarios de su sector en caso de seguir apoyando el cuarto retiro de los ahorros previsionales. Y luego, por un reportaje difundido por CNN y Chilevisión, el que desató un verdadero ataque de pánico en la centroderecha, ya que la denuncia de ingreso de recursos ilegales y uso de facturas “ideológicamente falsas” por parte de Sichel en su campaña a diputado en 2009, pareciera haberse transformado en el golpe final a una candidatura que ya venía enfrentando una importante huida de adherentes hacia la opción de José Antonio Kast.

En las últimas semanas, JAK ha logrado instalarse en segundo lugar en las encuestas, pese a que alrededor de un 25 a 30% de los consultados indica que aún no decide por quién votará. El representante del Partido Republicano ha aprovechado el desencanto de adherentes de Sichel que militan o son cercanos a la Unión Demócrata Independiente (UDI), haciendo un claro llamado a imponer un programa gobierno “genuino de derecha”, en que los temas de migración y la crisis política y de violencia en La Araucanía han estado en el foco de su relato. Sin duda, ha aprovechado muy bien la coyuntura y la sensibilidad pública. Entre sus planteamientos está el construir una zanja de tres metros de profundidad rodeada de rejas –al estilo Trump– para evitar que sigan entrando migrantes ilegales, así como valorar el decreto de excepción constitucional dictado por el Presidente Piñera que permite el actuar de las FF.AA. en la Macrozona Sur, que –dicho sea de paso– ya ha cumplido una semana, con la paradoja de que los casos de violencia han aumentado.

Kast pareciera estar capturando la molestia de sectores de la derecha conservadora y dura que critican la manera poco enérgica con que Piñera ha administrado su Gobierno, debido al aumento frenético de la delincuencia, la migración y, especialmente, por el conflicto ya sin control en La Araucanía, tres promesas que el Mandatario enfatizó en su campaña en 2017. Con un eslogan simple, el exdiputado de la UDI ha logrado encender a un sector que se opuso al plebiscito para cambiar la Constitución –cuya opción Apruebo se impuso con un 80%– y que mantiene posiciones conservadoras que han quedado muy desfasadas de los cambios que ha vivido Chile desde el estallido social de 2019. “Atrévete”, es la invitación de Kast.

En paralelo, Gabriel Boric sigue en el primer lugar de todos los sondeos, pese a los errores comunicacionales que cometió en la última semana y que la derecha, La Moneda –que entró a la batalla electoral sin ninguna vergüenza– y algunos medios más tradicionales aprovecharon bien. No sabemos cuánto pueden influir los lapsus del diputado en la intención de voto, pero de seguro no afectará su paso al balotaje. Y pese a la arremetida de Kast, no es claro que este sea quien ocupe el segundo lugar. La diferencia entre Yasna, Sichel y JAK –de acuerdo con los sondeos– es estrecha y se podría resolver por un porcentaje pequeño. Sichel aún cuenta con el respaldo de Piñera y el oficialismo y la senadora parece estar teniendo un alza –gracias a estar asumiendo más riesgos a la hora de tomar posiciones– que le da una esperanza a la ex Nueva Mayoría. Y, por supuesto, aunque actores secundarios, ME-O y Parisi –que aún no regresa al país– podrían restarle votos críticos a los tres que van a la caza de Boric.

Lo que sí es un hecho es que, en el escenario que sea, tendremos una segunda vuelta en que todos los temas se extremarán, lo que de seguro se extenderá a las calles y podría reactivar algunas demandas que explotaron el 18-O. Esto, sumado a una pandemia que volvió a acechar, a que dentro de un mes se acabarán todos los beneficios sociales por la crisis sanitaria, a una inflación creciente, y el broche de oro: el Presidente está siendo investigado por la justicia y acusado constitucionalmente por uno de los tantos conflictos de intereses que ha tenido en sus dos períodos presidenciales y que podría significar un hecho inédito en Chile: que Piñera sea suspendido de su cargo a solo una semana de las elecciones del 21 de noviembre.

Reitero, por primera vez desde la vuelta a la democracia la incertidumbre acerca de quién presidirá el país, a partir de marzo de 2022, es total. De seguro, esto es el reflejo de la falta de un liderazgo claro para dirigir una de las etapas más difíciles que enfrentará Chile en décadas. Incluso, ya se ha levantado la tesis de que estamos viviendo una “peruanización” de nuestra política, es decir, esa de que hay que votar por el mal menor. Consideremos además que estamos eligiendo parlamentarios y Cores y no existe ningún ambiente electoral, quizás producto del cansancio y hastío de dos años en que hemos ido a las urnas en exceso. Pero, sin duda, lo más preocupante de todo es que el tono que está tomando este último mes de campaña está reflejando un grado de polarización que, incluso, ha creado la falsa sensación de que la derecha más dura y minoritaria estaría imponiendo una agenda conservadora, que muy poco tiene que ver con el país y la sociedad que tenemos hoy. Y, claro, eso puede ser muy explosivo.

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