Froylán Gámez Gamboa, único civil en el avión que llevó a Evo Morales de Bolivia a México: “La tarea general era traer con vida al presidente”

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Entrevista a Froylán Gámez Gamboa, funcionario de la Dirección de Asuntos Especiales de la Subsecretaría para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México

Por Nicolás Retamar, de la redacción de NODAL

El 12 de noviembre de 2019 Evo Morales llegó a México en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana. El golpe de Estado perpetrado en Bolivia lo obligó a pasar sus últimas horas en el país resguardado en el Trópico de Cochabamba. Aunque su llegada a México fue un éxito, el plan que se desplegó consistió en un complejo entramado entre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y Alberto Fernández, presidente electo de Argentina, que sufrió múltiples inconvenientes diplomáticos.

Solo cuatro mexicanos viajaron en el avión en busca de Evo Morales, tres militares y Froylán Gámez Gamboa, un civil asignado por la cancillería. En diálogo con NODAL, el funcionario contó al detalle cómo fue la operación para salvarle la vida a Evo Morales y todos los vaivenes que sufrieron durante el viaje.

¿Qué misión le encargaron desde la Secretaría de Relaciones Exteriores? ¿Cuál fue su rol dentro del avión?

La misión de inicio fue dar todos los servicios requeridos al expresidente Evo Morales en cuestiones diplomáticas, explicarle sus derechos y obligaciones una vez recibido el asilo. La tarea general era traer con vida a Evo Morales y salvaguardar su integridad. Esta tarea se me encomendó desde la cancillería y junto a mí iban tres compañeros de la Fuerza Aérea Mexicana: el piloto, el copiloto y un tercer tripulante. Los tres siempre comunicados y yo dándoles las instrucciones recibidas en las charlas que teníamos. Mi rol dentro del avión era muy específico. Primero, el darle la información a los pilotos hacia dónde dirigirnos, darle la certidumbre de que teníamos permisos de sobrevuelo de los demás países y también explicarles lo que pasaba cuando recibía información y una vez ya con el presidente arriba del avión, estar informando de lo que vivíamos y lo que estábamos gestionando para hacer esta encomienda con mucho éxito.

¿Cómo fueron las horas previas y la estadía en el aeropuerto boliviano? Dado que se trataba de un golpe de Estado en proceso ¿quiénes negociaron en nombre de Bolivia?  

Fueron horas de incertidumbre por lo que sucedía en el propio país boliviano ya que, una vez que estábamos en Perú, necesitábamos de un permiso para sobrevolar el espacio aéreo boliviano y poder llegar a Cochabamba a buscar al expresidente Morales. El descontrol del gobierno boliviano generaba mucha incertidumbre, nadie sabía quién mandaba o qué se hacía. Entonces, una vez que recibimos un número de permisos de sobrevuelo por un funcionario de la cancillería, es cuando tomamos la decisión de despegar hacia Bolivia. Media hora antes de ingresar a Cochabamba nos niegan el espacio aéreo y estamos una hora sobrevolando sin comunicación más que con la torre de control. A la hora nos dijeron que nos regresemos, que vayamos a Perú ya que el tema sobrepasaba todas las gestiones que ellos pudieran hacer. Cuando regresamos a Perú y aterrizamos para recibir instrucciones y ver lo que sucedía, todo cambió. La recepción fue distinta, creo que ellos ya habían sentido presión de algunos de los otros países o midieron los costos políticos y es cuando al fin las gestiones de nuestros embajadores nos permiten tener un permiso de sobrevuelo en Bolivia.

Perú complicó mucho la situación, primero no nos cargaban combustible y luego tuvimos que pagarlo. Así, empezó a atardecer hasta que logramos despegar con todas las trabas que Perú puso. Cuando llegamos a Cochabamba se oía la voz del pueblo afuera del aeropuerto y el expresidente Evo caminaba hacia el avión. Dentro del aeropuerto estaban los militares resguardando las instalaciones y cuidando el entorno. Ahí lo recibo yo al presidente en la escalera del avión y le damos la bienvenida a territorio mexicano. Todo estaba dispuesto para regresar a Perú y cargar más combustible para que todo fluya conforme a lo planeado. Cuando estábamos a punto de despegar con Evo en el avión, Perú nos negó el espacio aéreo y ahí es cuando consultamos cuál era el motivo, si cargar combustible o sobrevolar. Entonces nos dijeron que simplemente no podíamos ni cargar combustible ni sobrevolar su espacio aéreo. Esto se lo informamos a Evo Morales y ahí es cuando regresamos a estacionar el avión y empiezan otra serie de problemas.

Una vez estacionado el avión, militares que se apersonaron nos piden abrir las puertas y nuestro general piloto Miguel Hernández baja del avión para informar de la situación que tenemos. Yo le expliqué al expresidente que sería violar tratados internacionales si cualquiera de los militares bolivianos decidiera subir al avión. Sin duda Evo Morales sabía de lo que eran capaces y ahí es cuando comenta en el libro el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) lo que se vivió abajo con el general Hernández y lo que aconteció que estuvieron haciéndole preguntas. Nos pedían que despegáramos de inmediato y claro que lo íbamos a hacer, pero cuando tengamos una solución.

El agradecimiento que hace AMLO en su libro a Alberto Fernández fue por las gestiones que hizo ante Paraguay junto a nuestros embajadores para poder irnos hacia allá, cargar combustible e inclusive comida que ya no teníamos. Una vez que nos dieron la certidumbre sin un permiso, porque la prioridad era despegar más que la palabra de los funcionarios y del propio presidente de Paraguay en su momento, pues fue lo que nos alentó a irnos hacia Paraguay. Todo esto se les informó a Evo Morales y Álvaro García Linera.

Las negociaciones de parte nuestra con Bolivia en gran medida las hizo nuestra embajadora Teresa Mercado. Además estuvo dando instrucciones y siempre pendiente el subsecretario Maximiliano Reyes. En Bolivia se negociaba con quien estaba de turno y afuera con el excanciller Pary, con el capitán Terceros y con los funcionarios que estuvieran en ese momento en la línea de gestión. Efectivamente, era un golpe de Estado y era complicado negociar. Por eso en parte fue complicado conseguir el permiso, que nos dejaran estar en el aeropuerto de Cochabamba y que nos extendieran el tiempo en el aeropuerto. También se negoció con el entonces director del aeropuerto de Cochabamba y la verdad es que la embajadora se lleva todo el reconocimiento a esas gestiones junto con el subsecretario Reyes y el canciller Marcelo Ebrard que siempre estuvo pendiente e informado de lo que acontecía.

¿Qué pasó una vez que logró despegar desde el aeropuerto internacional de El Chapare? ¿Corrió riesgos el éxito de la misión humanitaria que rescató a Evo Morales?

Una vez que despegamos rumbo a Paraguay hubo un movimiento atípico que realizó el piloto sin mayor escándalo pero fue un rayo de luz, un resplandor que resultó ser un proyectil, algo que revela el presidente López Obrador en su libro. Sin embargo, lo platicamos después y no en el momento porque no se podía generar incertidumbre ni temor. Al contrario, teníamos que tener un manejo de crisis muy eficiente y dar siempre certidumbre no solo a los pasajeros bolivianos sino también a nosotros mismos. Si bien algunos medios revelaron que era un fusil, el mismo habría derribado el avión. Lo que el general vio no fue menor pero gracias a Dios no llegó a alcanzar el avión. Eso es lo que sucedió.

Sin duda que cualquier misión de esta magnitud conlleva un riesgo. Aunque nunca lo veíamos así y tratábamos de hacer lo mejor posible, siempre el riesgo está. Cuando regresamos de Paraguay el expresidente Evo Morales nos pidió no cruzar por Bolivia, por eso es que rodeamos Brasil, que generosamente nos dio el permiso al igual que Perú y Ecuador. Los momentos de riesgo existían paso a paso en la misión pero afortunadamente libramos cada uno de ellos con inteligencia emocional, planeación y muchos funcionarios del gobierno de México y del Ejército que estuvieron al tanto minuto a minuto y que nunca descuidaron ningún punto en las negociaciones y gestiones con los otros países.


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