Bukele vuelve a cambiar su descripción en Twitter y se autoproclama «El Dictador más cool del mundo mundial»

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Bukele vuelve a cambiar la biografía en su cuenta en Twitter de «Dictador de El Salvador» a «El Dictador más cool del mundo mundial»

Por Merlin Delcid

«El Dictador más cool del mundo mundial», es la nueva frase en la nueva biografía del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en su perfil en su cuenta en Twitter.

El primer cambio de biografía y su fotografía ocurrió la noche del domingo, cuando escribió «Dictador de El Salvador», en lo que muchos han interpretado como una ironía debido a los señalamientos de la oposición de que se está instalando una dictadura en el país centroamericano.

Según la oposición, los señalamientos hacia Bukele se deben a que ha concentrado todo el poder desde que su partido Nuevas Ideas logró la mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa en las elecciones de febrero pasado.

Además, las críticas son también por el decreto que jubila a los jueces, magistrados y fiscales mayores de 60 años, el fallo de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que deja abierta la posibilidad para la reelección de Bukele y más recientemente la implementación del bitcoin en el país.

Durante la multitudinaria marcha del pasado 15 de septiembre, en contra de las recientes decisiones del gobierno, muchos de los participantes portaron carteles denunciando lo que consideran una dictadura. Ese mismo día, en su discurso por los 200 años de independencia patria, Bukele rechazó esos señalamientos. “Aquí no hay una dictadura. Aquí hay una democracia que se ha expresado libremente en las urnas y no una sino dos veces”, afirmó el mandatario.

Bukele, muy activo en redes sociales y acostumbrado a dar a conocer a la población sus decisiones por medio de estas plataformas, gobierna El Salvador desde junio de 2019, tras ganar la presidencia en primera vuelta y con amplia mayoría.

CNN


Nayib Bukele bromea que es un “dictador” y la Fundación Internacional de Derechos Humanos le exige “seriedad”

Ante las acusaciones y signos de corrupción en su gestión, y el descontento por su gestión del gobierno, Bukele optó por ridiculizar el reclamo ciudadano ante una deriva autoritaria. En su cuenta de Twitter, el presidente cambió su descripción a “Dictador de El Salvador”.

Este intento de trivializar la situación del país y ridiculizar un reclamo legítimo ante sus abusos y la concentración del poder fue rápidamente condenado por la Fundación Internacional de Derechos Humanos.

Esta organización dedicada a la difusión de las ideas, los principios y valores contenidos en la letra y el espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos le exigió seriedad al mandatario en sus comunicaciones y respeto a quienes han sufrido de manos de dictadores a lo largo de la historia. Además, le llaman a estar a la altura de su investidura.

“Presidente @nayibbukele, tenga en cuenta la responsabilidad institucional del cargo para el que fue elegido. La #MemoriaHistórica y el respeto a las víctimas de las dictaduras deberían hacerle reflexionar sobre la seriedad en la comunicación presidencial”, manifestó la Fundación en su Twitter.

En términos similares se pronunció la defensora de derechos humanos, Celia Medrano, quien calificó estos mensajes como “acciones evasivas ante la creciente disminución de su popularidad” y ante las “denuncias de hechos de corrupción iguales o peores en gravedad que los denunciados en gestiones anteriores”. Para ella, “el supuestamente burlarse de el calificativo de dictador busca minimizar la gravedad que ello implica”.

Medrano señaló que muy aparte de esta reducción al absurdo del presidente, “ser señalado como alguien con un perfil dictatorial es grave y serio, en particular cuando la afirmación se sostiene en indicadores objetivos e inevitablemente conduce a comparaciones como el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua”.

No es primera vez

Esta no es la primera vez que Bukele bromea con ser un dictador. Hace unos meses, colocó en su Twitter la imagen del personaje ficticio Al Aladeen, de la película El Dictador del comediante británico Sacha Baron Cohen. Este personaje es inseguro, represivo, caprichoso y excesivamente violento contra su disidencia.

Y este domingo 19 de septiembre, al mismo tiempo que Bukele bromeaba con ser dictador, su gobierno sí daba muestras reales de autoritarismo: El juez Juan Antonio Durán, que ha condenado la toma de Bukele del Órgano Judicial, denunció presencia de policías y elementos de la Policía Militar afuera de su casa.

El presidente y su aparato de desinformación también intentaron incriminar a un periodista y directivo de APES como instigador de la vandalización de un cajero Chivo el miércoles. Además, la Asamblea Legislativa tuiteó que algunos diputados del oficialismo irían a la Fiscalía a interponer un aviso para criminalizar la marcha ciudadana del 15 de septiembre.

Para Ruth Eleonora López, de la unidad Anticorrupción de Cristosal, que el presidente bromee con ser un dictador “es una muestra de su descomposición mental”.

Además, lo calificó de “un distractor frente a las graves revelaciones de corrupción de uno de sus funcionarios protegidos”.

Y es que horas atrás, El Faro reveló que su director de centros penales, Osiris Luna, hizo negocio personal con paquetes alimenticios que eran destinados para las personas más afectadas por la pandemia del covid-19 y los cierres de la economía.

El presidente que dijo “yo mismo lo meto preso” (a cualquier funcionario involucrado en corrupción durante la pandemia) guardó silencio ante esta revelación y optó por enfilar sus ataques ante quienes le reclaman transparencia y respeto a las leyes.

Reacción agresiva a una semana turbulenta

La semana anterior fue para Nayib Bukele muy turbulenta: su aplicación Chivo siguió dando problemas, se organizó una masiva y pluralista marcha en su contra, los intentos del oficialismo por desacreditarla fracasaron estrepitosamente y el domingo, El Faro reveló un esquema de corrupción liderado por el director de Centros Penales.

Además, el tan ansiado “bicentenario”, que prometía celebración y opulencia, se limitó a un discurso agresivo dentro de los muros de Casa Presidencial y en el que acusó a la comunidad internacional de financiar a la oposición y no descartó reprimir protestas en el futuro.

Ante esta aparente pérdida del control de la narrativa, Nayib Bukele recurrió a la ridiculización, pero también a pisotear la memoria de quienes cayeron de manos de dictaduras a lo largo de la historia.

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