María José Pizarro Rodríguez, congresista colombiana: «Tenemos expectativas de que las voces de insatisfacción expresadas en las calles se traduzcan en un ejercicio político»

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Entrevista a María José Pizarro Rodríguez

Por Nahuel Bianchi y Tomás García*

¿Cómo analizás el discurso del presidente Iván Duque en el Congreso?

El presidente habló más o menos 1 hora en la que presentó la radiografía de un país que pareciera ser otro completamente distinto al que estamos viviendo. Habló muy contundentemente sobre el respeto a los derechos humanos, de la forma acertada en que se ha venido manejando la pandemia. En fin, hizo un recorrido por distintas áreas. Pero lo más expresivo fueron los aplausos impresionantes de todas las bancadas del Congreso. En medio de eso quedamos todos definitivamente atónitos, porque la situación del país no es para nada la mejor. Acabamos de vivir un estallido social que dejó alrededor de 80 personas asesinadas, de decenas de jóvenes que han perdido sus ojos, abusos sexuales, desaparecidos y Duque nos habla del respeto a los derechos humanos y además le hace un homenaje a las fuerzas públicas. Claro que sabemos que hay miembros de esas fuerzas honorables, pero lo que vivimos en el país durante estos tres meses de estallido social fue precisamente todo lo contrario, fue la violación sistemática de los derechos humanos. Entonces, cuando lo oigo hablar a Duque, al igual que lo sienten millones de ciudadanos, compruebo que él vive en una realidad paralela y no en un país que está atravesando uno de los momentos más difíciles y dolorosos de su historia.

Ahora se han presentado 10 proyectos con lo que se pidió en la calle…

Hay proyectos que van desde la renta básica hasta la reforma de la policía, pasando por la generación de empleo especialmente para la juventud y las mujeres. Es decir, recogen parte de los reclamos de las calles para traducirlos en proyectos de ley, esperando que el Congreso actúe en defensa de la ciudadanía. Si esto no sucede, definitivamente quedará en evidencia no solamente la negligencia del gobierno sino también la indiferencia de quienes hoy son diputados del pueblo colombiano, demostrando de esa manera que representan intereses que no son los de la gente. Y el presidente seguirá sumando números negativos a la pésima respuesta que hoy tiene en la encuestas.

¿Existe la alternativa de que la efervescencia popular de estos meses se traduzca en una fuerza política?

Nosotros tenemos la expectativa de que todas esas voces de insatisfacción que se expresaron en las calles con manifestaciones multitudinarias se traduzcan también en un ejercicio político, no solamente para buscar que la ciudadanía llegue a los espacios de representación sino que podamos de alguna manera cambiar el mapa político actual del país, que por primera vez en la historia de Colombia pueda llegar un gobierno alternativo. Yo creo que esa expresión masiva en las calles es reflejo de la necesidad que tiene la gente por un cambio. Caso contrario vamos a tener más de lo mismo que venimos viviendo desde 1970 con el Frente Nacional. Por lo que estamos hablando es definitivamente cambiar de rumbo, darle oportunidades a otros sectores políticos de que se expresen y que iniciemos las transformaciones necesarias. Hasta ahora lo que hemos tenido es solamente un desangre, con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, con el asesinato continuo de líderes y liderezas de distintos sectores políticos. O, por ejemplo, cuando mi padre (NdR: Carlos Pizarro Leongómez) era candidato a la presidencia y fue asesinado 45 días después de firmar la paz. Vivimos en una dicotomía trágica de un pueblo que anhela la paz pero está condenado a la guerra. Y eso es lo que nosotros queremos cambiar. Creemos en lo que las nuevas generaciones están reclamando, ya no aceptan el sinfuturo al que las han condenado. Y por eso se la jugaron el todo por el todo quienes han salido a las calles. Ellos nos decían «para qué voy a ir a mi casa si no tengo qué comer». O padres que sostenían que iban a luchar por sus hijos porque sus padres no lo hicieron por ellos. Todos salieron a la calle tratando de generar empatía por un grito de esperanza por el mañana. Entonces, si todo esto puede traducirse en acción política será maravilloso. Nosotros hemos estado diciéndoles que ocupen todos los espacios de representación, desde los Consejos de Juventud hasta el mismo Congreso de la República. Definitivamente planteamos la posibilidad de que Gustavo Petro llegue a la presidencia del país en el 2022. Tenemos por delante un año muy complejo, en medio de una violencia que se siente, de una crisis económica y de la situación de guerra a la que Colombia ha retornado. Pero nosotros como generación nos negamos al destino que hoy nos quieren imponer.

¿En que ha quedado el Acuerdo de Paz impulsado por el entonces presidente Santos?

En mi criterio en papel, en muchos casos en letra muerta. En el anhelo que tienen amplios sectores de la sociedad de vivir en un país diferente, pero frente al cual hay oídos sordos por parte del gobierno nacional. El gobierno hoy solo escucha a sus aliados políticos, a sus financiadores de campaña, a los grandes poderosos de este país, pero es absolutamente sordo a los reclamos de la ciudadanía. Como ejemplo hoy tenemos un municipio en Antioquia, un lugar que ha sido epicentro de la guerra, donde se ha construido uno de los grandes proyectos minero-energéticos y que se lo ha hecho a través de la presencia de grupos paramilitares que han asesinado a miles de personas. Cinco años después de haber firmado los acuerdos de paz, lo que tenemos son 4041 personas desplazadas forzadamente por la situación económica, por la situación climática pero también por la guerra.

¿Pensás que la unidad latinoamericana está más cerca a partir de los nuevos gobiernos que han surgido en la región?

Evidentemente nosotros hemos tenido una historia distinta al resto de América latina. Mientras se daban gobiernos progresistas y de cambio, solo Chile, Perú y Colombia eran países que se salían de la lógica. Nosotros esperamos con ansias poder sintonizarnos con lo que empieza a crecer en nuestra región. Tenemos hoy la posibilidad, por primera vez en nuestra historia, de que llegue un gobierno alternativo y progresista. Estamos llenos de esperanzas de poder celebrar al unísono este grito latinoamericano.

Finalmente, hacenos una semblanza de la trayectoria de tu padre.

Mi padre se llamaba Carlos Pizarro Leon gómez. Él fue el último comandante del movimiento 19 de Abril, un movimiento guerrillero que nació en la década del 70 y se desmovilizó en 1990. Mi padre estaba convencido de que la paz era el camino y que el grupo insurgente que el dirigía no podía contribuir más al desangre de Colombia. Y en un momento muy complejo decide firmar la paz con el gobierno. Así se desmovilizaron el 9 de marzo de 1990. Mi padre se lanza a la candidatura presidencial y tenía el 60% de intención de voto. En ese momento fueron asesinados dos candidatos presidenciales como Luis Carlos Galán Sarmiento y Bernardo Jaramillo. Y mi padre fue el último asesinado. Él era un rebelde como muchos de su época, como muchos jóvenes que también en Argentina fueron asesinados y desaparecidos. Definitivamente fue un símbolo de la paz en nuestro país. El M19 fue el primer grupo guerrillero en firmar la paz en América latina. Mi padre puso una semilla de paz que fue replicada en el continente. Hoy yo recojo sus banderas, pero también las banderas de nuestra generación. Somos esa generación bisagra que toma la lucha de sus padres y se la pasa a los más jóvenes para que puedan seguir soñando y construyendo su futuro.

*Versión editada para NODAL del programa “Y arriba quemando el sol” de Radio Rebelde, Argentina, 31 de julio de 2021


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