¿Un adiós a la OEA? – Por Álvaro Verzi Rangel

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Álvaro Verzi Rangel*

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador planteó la sustitución de la Organización de Estados Americanos (OEA) por un organismo autónomo, no lacayo de nadie, que sea mediador en conflictos en las naciones sobre asuntos de derechos humanos y de democracia, pero a petición y aceptación de las partes.

Durante una ceremonia por el 238 aniversario del natalicio de Simón Bolívar, frente a los cancilleres y ministros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), de la que es presidente pro-tempore, formuló un reconocimiento a Cuba, por hacer valer su soberanía e independencia durante más de medio siglo frente a Estados Unidos, e insistió en que es necesario dialogar con el poderoso vecino del norte.

López Obrador recuperó la mejor tradición diplomática mexicana de defensa de la soberanía de nuestras naciones ante el permanente injerencismo de Washington, y retomó la bandera de la unidad latinoamericana con un llamado a sustituir a la disfuncional OEA por un organismo autónomo. Y sin duda, México es una voz fuerte en el concierto regional.

No hay ninguna duda de la diversidad y diferencias entre nuestros estados latinoamericanocariobeños, surgidas de sus culturas, de sus pasados coloniales, de sus identidades étnicas, de la historia de cada uno, pero tampoco hay duda que cualquier diferencia puede superarse con el diálogo, con proyectos comunes, con respeto, sin fobias ideológicas, en organismos multilaterales sin tentaciones imperialistas.

Para poder imponer sus políticas neoliberales de depredación de nuestras riquezas, para sojuzgar a nuestros pueblos con una deuda externa odiosa e inmoral que impide cualquier proyecto de desarrollo –individual o colectivo-, desde los gobiernos de Estados Unidos y desde la plataforma de la OEA se atentó contra la Celac, la Unasur, el Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones, contra todos y cada uno de los organismos de consulta, cooperación e integración de nuestros pueblos.

Desde su nacimiento, la OEA fue una mera correa de transmisión de las directrices de Washington, y por eso se lo conoció como el ministerio de las colonias. Pero bajo el secretariado del uruguayo Luis Almagro la institución se ha hundido en una ignominia sin precedentes.

Fue la OEA de Almagro la que orquestó el golpe de Estado de 2019 en Bolivia, transmitió la representación de Venezuela a Juan Guaidó, un personaje burlesco sin representación legal ni más credenciales que el visto bueno y el financiamiento de Washington, y criminalizó a las víctimas de la salvaje represión desplegada por los gobiernos de Chile y Colombia durante los pasados dos años.

También se puso a la cabeza del golpeteo criminal contra Cuba, y dejó en claro su carencia de escrúpulos y su obscena sumisión a los designios de Washington al insistir en confrontaciones donde demostró su carencia total de respeto y/o decoro.

La propuesta de López Obrador va en busca de una nueva relación que implique cooperación para el desarrollo y bienestar de todos los pueblos de la región, pero bajo los principios de no intervención, autodeterminación y solución pacífica de los conflictos. “Iniciemos en nuestro continente una relación bajo la premisa de George Washington, según la cual, ‘las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos’, dijo.

El mandatario mexicano se refirió a la relación de su país con Estados Unidos y señaló  que la cercanía obliga a buscar acuerdos, “ya que sería un grave error ponernos con Sansón a las patadas, pero al mismo tiempo tenemos poderosas razones para hacer valer nuestra soberanía y demostrar con argumentos, sin balandronadas, que no somos un protectorado, una colonia o su patio trasero”, señaló.

Y dejó claro que es ya inaceptable la política de los últimos dos siglos seguida por Washington caracterizada por invasiones para poner o quitar gobernantes al antojo de las superpotencias. “Digamos adiós a las imposiciones, las injerencias, las sanciones y los bloqueos. Sólo Cuba, durante más de medio siglo ha hecho valer su independencia, enfrentando políticamente al vecino del norte”, indicó.

“Se puede estar de acuerdo o no con la Revolución Cubana y con su gobierno, pero haber resistido 62 años sin sometimiento es toda una hazaña. En consecuencia, creo que, por su lucha en defensa de la soberanía de su país, el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad y esa isla debe ser considerada como la nueva Numancia por su ejemplo de resistencia. Por esa misma razón, debiera ser declarada patrimonio de la humanidad”, resaltó.

López Obrador hizo un amplio recorrido por la biografía de Simón Bolívar, en su lucha por lograr la unidad del continente. No todo fue fácil. Perdió batallas, enfrentó traiciones –recordó- y, como en todo movimiento trasformador o revolucionario, aparecieron las divisiones internas, que pueden llegar a ser hasta más dañinas que las contiendas contra los verdaderos adversarios, alertó.

*Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)


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