No binarismo: autogestión de la identidad – Por María del Carmen Varela

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Por María del Carmen Varela

¿Qué expresan las identidades no binarias? ¿Qué significa no ser hombre ni mujer, ni estar de acuerdo con ninguna etiqueta de género? Lejos de ser una moda, un proceso social y político con raíces precolombinas pone en jaque quiénes somos y cómo nos de-construimos, con demandas concretas al Estado y preguntas para el resto de la sociedad. De las palabras a los cuerpos, experiencias y reflexiones para salir de los moldes.

En una entrevista publicada en la revista MU de julio de 2011, la filósofa, activista, teórica feminista y educadora argentina radicada en Estados Unidos, María Lugones –fallecida en julio del año pasado– le recomendaba a la periodista y fundadora de lavaca Claudia Acuña que las palabras hombre y mujer comenzaran a ser escritas entre comillas.

¿Por qué Lugones sugirió esto?

Porque forman parte de una ficción.

El binomio femenino–masculino responde al pensamiento colonial, planteaba Lugones; es una clasificación inoculada por el conquistador. Antes del desembarco de Colón, por estas tierras tales categorías no eran tenidas en cuenta hasta la pubertad.

Así lo desarrollaba Lugones en Género y descolonialidad, donde cita a la escritora y activista estadounidense, estudiosa de los pueblos nativos americanos, Paula Gunn Allen: “El género no fue entendido ante todo en términos biológicos. La mayoría de los individuos encajaban dentro de los roles de género tribales ‘en base a propensión, inclinación y temperamento. Los Yuma tenían una tradición para designar el género que se basaba en los sueños; una hembra que soñaba con armas se transformaba en macho para todo tipo de propósitos prácticos’”.

Si el concepto de “raza” –tal como explica el sociólogo peruano Anibal Quijano– era falaz, Lugones da un paso más: también lo es la concepción biologicista de división de géneros, que fue construida e impuesta. Más de cinco siglos y un andamiaje de pensamiento cuidadosamente diseñado penetraron profundamente en la psiquis e, incluso, en el terreno de los sueños.

Colón binario

«Es interesante poder recuperar el anclaje historico”, afirma aquí y hoy Nat, desde la ciudad de Buenos Aires. “Estas existencias no binarias vienen desde hace tantísimo tiempo y esta concepción que nosotres tenemos como sociedad del género dividido en dos categorías es una imposición colonial. Hay muchísimas culturas en las que no era así y desde ahí ya podemos partir para ponernos a pensar”.

Florián agrega: “Las identidades no binarias son preexistentes a la colonización y en particular, dentro de nuestra civilización ya colonizada, las travestis son identidades por fuera del binario femenino–masculino, que vienen trazando caminos de lucha que generan las condiciones de posibilidad para que hoy muchas personas nos podamos nombrar de muchas maneras dentro de ese amplio espectro que es lo que está por fuera del binario femenino–masculino registral”.

Florián y Nat integran la agrupación Todes con DNI, espacio que empezó a tomar forma a mediados de 2020. Un año antes y durante el Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y No Binaries en La Plata, Nat participó del primer taller de No Binaries. Luego se armaron grupos de Facebook y de Whatsapp que siguieron el contacto. Y una vez comenzada la pandemia, Nat observó que en algunos medios de comunicación se hablaba de la documentación y daban por cierto que existía por fuera del binomio masculino–femenino. Esa falsedad fue el disparador para activar una exigencia colectiva y urgente: tener un DNI acorde con la identidad autopercibida, una deuda pendiente del Estado con las personas que están por fuera del binarismo de género.

¿Casillero extra?

¿Qué es estar por fuera del binarismo de género? Nat echa luz sobre definiciones que puedan cerrar la comprensión o caer en simplificaciones: “Parece que hubiera estas opciones: varón, mujer, no binarie. Como si ser no binarie fuese algo que puede incluir a toda la diversidad de experiencias, vivencias, que tenemos un montón de personas. Creo que está bueno recuperar esta idea de un espectro, que ni siquiera es uno solo, porque da la sensación de algo lineal, de un punto a otro y de todo lo que está en el medio. Yo no hablo de todo lo que está en el medio, yo hablo de distintas maneras de concebirse en relacion al género. En lo personal no me identifico con ningún género entonces no es que estoy en el medio. No estoy. En ese sistema que me ofrece la sociedad, no entro”.

Suma Florián: “Nuestro reclamo político entre otras cosas es que se nos permita un campo abierto en el DNI para que cada quien pueda nombrarse según su vivencia interna del género, tal como dice la Ley de Identidad de Género. No es un reclamo por un tercer género, no binario, porque eso no rompe con la lógica binaria. La Ley de Identidad de Género nos ampara pero no se respeta. No pedimos un casillero extra ni una lista exhaustiva de identidades, porque entendemos que siempre va a quedar alguien por fuera”.

En transición

La activista trans, escritora y psicóloga social Marlene Wayar invita a pensar la identidad como un gerundio, un “vamos siendo” constante que conlleva el mutar, transformarse, fluir. Florián piensa: “Como la identidad siempre está en construcción y en movimiento, estoy en transición de los modos de nombrarme. Masculinidad travesti tal vez me es mucho más afín hoy”. Por su parte, Nat cuenta: “Yo soy agénero, que no significa que no sea también otras cosas porque justamente la identidad tiene un montón de facetas, y no tiene sentido cerrarme en una sola cosa. Cuando me preguntan por mi identidad de género, como no me identifico con ningun género mi respuesta es esa: soy agénero. Pero también soy trans porque no me identifico con el género que me asignaron al nacer. Eso me hace trans”.

Leyes y trampas

La Ley N° 26743 de Identidad de Género define a la identidad como “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo”. En el artículo 3 deja en claro que “toda persona podrá solicitar la rectificación registral del sexo y el cambio de nombre de pila e imagen, cuando no coincidan con su identidad de género autopercibida”.

¿Qué sucede si una persona quiere rectificar partida y luego DNI de femenino o masculino y consignar una identidad que esté por fuera del binomio? “Hay algunos registros civiles que han emitido partidas de nacimiento rectificadas por fuera del binomio masculino–femenino. Algunos sin consignar ningún sexo, otros consignando una palabra específica, depende el caso. No es un tercer género. Hay personas que tienen una partida que dice no binarie, hay otras que no dicen nada. El tramite debería ser sencillo, pero no lo es, muchas veces te encontrás con dificultades, como nos solemos encontrar ante el Estado”.

Explica Nat: “Imaginate cómo es cuando nosotres nos presentamos en un lugar y al empleado estatal nunca se le ocurrió que puede existir gente que no es ni varón ni mujer, pero es la persona que se tiene que encargar de hacerme el trámite. No sabe ni qué es la Ley de Identidad de Género y tengo que ir yo a explicarle que tiene que ser gratuito, que no necesito abogades, que la Ley define la identidad como la vivencia interna del género tal como cada persona la siente, por lo tanto no está codificada en dos categorias específicas. Son un montón de cosas que vivimos teniendo que explicar. Es una violencia permanente de parte del Estado”.
Degeneradxs

¿Cómo es vivir con un documento con un nombre y una especificación de género que te asignaron al nacer pero que no te identifica? Le cantante y performer Kndelah lo expresa de otra manera: a través de sus sueños. “Mi sueño sería algún día tener un documento no binarie”, dice a MU. “Siento mucha violencia cuando veo mi DNI porque no me representa, o cuando me inscribo en una beca, un trabajo por ejemplo y no me dan la opción de nombrarme. Necesitamos ese derecho. Hay muchas personas no binarias, intersex, género fluido, gender queer que necesitan tener la opción de nombrarse y el derecho a un documento que nos represente”, sigue Kndelah, que rapea, baila, escribe, imagina performances y llegó hace casi una década de su Córdoba natal.

Así expresa Kndelah este sentir de–generadx en una de sus letras:

Degeneradx
Sin género
ni frontera
ni amo
ni patrón
ni marido
ni partido
ni culto
ni dios
Yo me creé a mi mismx
Pero para crearme primero tuve que destruirme
Yo me marqué la piel
y expuse al sol mis cicatrices
para que no se borren
Para no olvidarme nunca
lo que dejé
Por ser quien soy

Femme + chongo

Con su poesía, Kndelah da cuenta de su “ir siendo” y así lo manifiesta: “Soy no binarie y mis pronombres son neutros, aunque a veces utilizo femeninos y masculinos también. No hay una sola forma de ser no binarie y cada experiencia no binaria es única, personal y distinta”.

Durante la infancia se sentía diferente porque no le gustaban las mismas cosas que a sus amigas, pero aún no podía nombrarse. “Nunca me sentí mujer pero tampoco hombre. A lo largo de mi vida me vi forzade a adoptar la femineidad para encajar en este sistema binario hasta que no pude seguir sosteniendo eso, seguir negando mi identidad. Usaba ropa que no me identificaba o buscaba adquirir modos que no eran propios”.

Primero se vinculó con el feminismo y luego con el transfeminismo, escucho por primera vez la palabra no binarie gracias a una persona trans y pudo contarle que no sentia la necesidad de transicionar porque “hay días que me siento más femme y hay días que me siento un chongo y hay días que me siento ambxs. Y él me hablo del no binarismo, empecé a investigar, para poder entender lo que sentía y pude ponerle palabras”.

Batallas sin género

¿Cómo es el momento de encontrar las palabras que identifican? Kndelah: “Hay una angustia muy grande al principio, después de que une se habilita la pregunta. La pregunta está desde siempre, pero une la esquiva a veces por que te lleva a replantearte todo, pero eso sale a la luz, no se puede negar quien une es. Cuestionar el género que te asignaron al nacer, darte permiso para preguntarte: Che, ¿soy mujer? ¿Me siento mujer? me abrió un montón de dudas y pude empezar a entenderme. Es una decisión que empieza desde lo más profundo, pero también termina siendo una posición política. Abortar la femineidad, parirse de nuevo, crearnos a nosotres mismes”.

Esa autogestión de la identidad y ese convertirse en el propio manifiesto, experimentarlo con la emoción y corporizarlo, significa, como dice Marlene Wayar, “ser el primer objeto de arte a construir”. Kndelah: “He llegado a leer cosas como que es una moda. No tiene idea la gente el costo que es abandonar la binaridad obligatoria. Salir a la calle es una batalla todos los días, existir, conseguir trabajo, entrar a un negocio a comprar ropa, etc, es una lucha constante y a veces uno se cansa de resistir todo el tiempo, simplemente quiero existir y nada más. No hace falta que entiendan el no binarismo pero déjennos vivir tranquiles, no nos nieguen. Cada persona no binaria tuvo que dar un montón de batallas internas para nombrarse”.

Lo que asusta

¿Asusta el no binarismo? “Sí, porque atenta contra los pilares del sistema capitalista y heteropatriarcal. Ese falso binarismo impuesto, esa polaridad instalada en todos los aspectos de la vida, donde te dan a elegir entre el bien y el mal, blanco o negro, hombre o mujer. El no binarismo cuestiona todo y habilita la pregunta, poniendo en jaque asi al sistema heteropatriarcal y binario”.

Florián también se refiere a “lo novedoso” del no binarismo: “Pareciera que hay un imaginario instalándose de lo no binario como lo nuevo y ese discurso nos resulta un poco violento por invisibilizante con aquellas identidades por fuera del binario que son las que han generado las condiciones de posibilidad para que podamos nombrar lo no binario”.

Nat se refiere a la suposición de que el no binarismo implica una sola forma de encajar allí, en la creación de un estereotipo que no deja de ser una forma de clasificación: “El problema es cuando cristalizamos esto de que existe una identidad que es la identidad no binaria y eso es lo nuevo y que tenés que ser andrógine y tenés que usar sí o sí pronombres neutros. Hay muchísimas personas no binarias que no usan pronombres neutros”.

Trato digno

Nat y Florián mencionan el artículo 12 de la Ley de Identidad de Género: “Trato digno”.

No le sucede eso a Florián cuando va al hospital y tiene que escuchar el nombre que aparece en su documento: “No deberia ser indispensable tener cambio registral para que se garantice nuestro derecho a la identidad, según la Ley de Identidad de Género”. La doctora respeta en la consulta su nombre adoptado y le llama Florián, pero en la receta pone el nombre del documento, “para que no tengas problema en la farmacia”. Florián debería ser Florián para la doctora y para la farmacia y para cualquier organismo que le mencione. “Es muy perversa la situación en la que nos deja el Estado, cuando no solo no está garantizando nuestro derecho, sino que lo vulnera y nos revictimiza en lugar de ser el garante del cumplimiento de ese derecho. No puede ser que a donde vaya me tenga que llevar impresa la Ley de Identidad de Género, para ver si logro ganar una batalla en la que después la persona me diga Florián y me trate en neutro. Ya el motivo por el que fui a ese lugar dejó de tener sentido y ya no me queda energía ni para hacerme el pap ni para contarle a un psicólogo algo. Hay veces que une no tiene ganas y me veo obligade a dar la discusión política en todos lados, aunque no tenga energía, aunque no tenga ganas, aunque esté triste, aunque me haya pasado un tren por arriba, si no lo hago es autoviolentarme siendo cómplice de que se me generice de una manera, de que no se me respete el nombre y después nos quedamos enojades con nosotres mismes un mes entero repitiendo en la cabeza las múltiples posibilidades de cosas que deberíamos haber dicho y no dijimos. Es muy injusto”.

Desde Todes con DNI ofrecen acompañamientos a personas que concurran a rectificar sus partidas de nacimiento. Esta iniciativa surgió a raiz de que Nat consiguió un turno, se lo contó a Florián, quien preguntó: “¿Vas a ir sole? ¿Querés que te acompañe?

Nat: “Yo ni lo habia pensado, pero en ese momento dije sí, estaría bueno no enfrentarme sole a lo que pueda pasar y cuando fuimos juntes nos dimos cuenta de lo importante que era poder enfrentar a las violencias del Estado colectivamente”.

Ese día, en el Registro Civil, se conocieron por primera vez.

Hacé lo tuyo

En una obra de su autoría, –Disforia o gloria– le directore, intérprete, bailarine y performer Maik Ghioldi percibió que además de su ofrenda artística, algo más sucedía sobre el escenario: su transición. “Yo solo había decidido mostrarme como soy y dije: quiero que vean y que todos sepan que yo soy este pibite también, no es solo algo que lo vemos cuando me ven bailar y les gusta: yo soy esto, aceptémoslo. Usé la ficción también para comunicarlo, pero después de esa vez, todo cambió”.

Transcurrieron dos años desde ese momento –corte de pelo mediante– y Maik reflexiona: “Siempre me sentí, sin saber que se podía nombrar así, una persona trans no binarie. Pero cuando yo conocí estos dos términos y maneras de identificarme, lo que sentí adentro mío fue tranquilidad y calma, como de poder entender que ah, esto es así, se llama así, se viene hablando hace un montón y hay muchas personas y cada persona es una manera distinta de eso mismo, no es una cosa acabada”.

Su ámbito natural es el de la danza y la performance; participa de la obra de Rodrigo Arena, “Mis días sin Victoria” y dicta talleres en Planta Inclán. Recientemente diseñó un taller intensivo de entrenamiento físico donde el desafío consiste en poner en juego la intuición y la creatividad de cada une. El titulo del taller lo dice todo: “Hacé lo tuyo”.

Otro de sus talleres es “Tirando Barreras” y en su performance “Maiki Sailoor Queer–Volver al futuro” le cuenta algunas cosas a su yo del futuro, “con esta idea de que el arte es un viaje en el tiempo y que es visionario y vertiginoso”.

Pro–nombres

¿Qué pasa cuando alguien utiliza pronombres con los que no te identificás? “Hay gente que me pide que le tenga paciencia. Yo les digo: si podés hablame usando los pronombres neutros, lenguaje inclusivo. Y si no, probá hablar sin usar el género porque para muchas cosas no es necesario. No es necesario que me digas: Hola mamita, ¿en qué andás? Hola, sí, bella, decime. O, ¿qué vas a pedir, linda? Ni lindo, ni linde con un ‘Hola ¿qué tal? ¿Qué vas a pedir? Tomá. Adiós’. No hacen falta muchas cosas y en las que sí hacen falta me parece necesario que se respete y que entre nosotres tengamos como iniciativa la costumbre de primero preguntar los pronombres, no asumir nada, porque no hay nada de lo que yo pueda ver con lo cual pueda asumir su género, entonces se lo pregunto”, plantea Maik.

“Decidís, bueno, acá me pongo a educar, acá no –suma Laurent– , en nuestro entorno está esto de no me importa tu opinión: si nadie te la pide, no la des. Con mis amigues nos preguntamos los pronombres”.

La vida es una performance

Laurent es bailarine, performer y se identifica con pronombres neutros y femeninos. Oriunde de Mar de Ajó, se formó en folclore y tango desde su infancia. Hace siete años que vive en Capital Federal, tomaba clases de femme style y un día le profe dio clase de vogue, explicó de dónde venía y recomendó ver el documental París is burning. Nacido en los ‘80 en Harlem, barrio marginal neoyorquino, surgió como una imitación por parte de la comunidad LGBTQ+ de las poses que aparecían en la revista Vogue. Rechazades y echades de sus casas, comenzaron a juntarse en diferentes casas (de ladrillos y también simbólicas en cuanto a convertise en familia no biológica) que reconocían a una “madre”. Iniciaron las competencias de danza –las ballroom– que todavía se siguen haciendo y son un despliegue de talento, colorido y glamour.

A partir de conocerlo –y bailarlo– el vogue pasó a formar parte de la vida cotidiana de Laurent, quien es “madre” de la “House of Tropikalia” y esta familia está compuesta por diez hijes. Afirma que el vogue, además de ser un estilo de danza, también es un estilo de vida. “Mi no binarismo fue muy acompañado por mi proceso artístico. Empecé a usar mis primeras prendas no binarias, también era el poder transitar un ser andrógino que es lo que quiero ser hoy, poder analizar ¿cómo me quiero percibir hoy? Poder fluir entre géneros. Hoy mi no binarismo va muy de la mano con lo performático. A veces con mis amigas nos preguntábamos cuándo es performance y cuándo es la vida real. Hoy en día, con todo lo que vamos procesando, digo: bueno, la vida real es una performance”.

Privilegios y comodidades

Los pronombres se preguntan, las identidades no se invalidan, el género no se asume. Es la frase que un amigue de Maik va pegando por donde puede y también deja en las casas que visita. “Hay personas ya instaladas en un lugar de privilegio y eso les perturba su comodidad –dice Ferni–, pero tu comodidad a mí me está asesinando. Esa lengua es la que nos persigue, la que nos daña, la que nos mata. Esto nos está llevando al gran fracaso, como dice Susy Shock. Nosotres queremos hablar desde otro lugar, no desde ese lugar fracasado”.

Ferni y su gemela Luchi –quien está a cargo de la primera cátedra de Canto Disidente en la Universidad Nacional de las Artes– usan pronombres femeninos. Con su dúo llamado Ópera Queer desacartonan y renuevan este género musical. Con pinceladas de humor y el aporte de la diversidad en la puesta, sus vestimentas y sus registros vocales, aggiornan la temática operística y la colocan en un lugar mucho más ameno. Hace unos días presentaron su primer videoclip –Papaguenes– sobre el que afirman: “Jugamos con la deconstrucción de los estereotipos y del binarismo. Al final del video somos dos hermanas jugando. Queremos rendir culto a la cultura no binaria, al arte queer, es una propuesta que va mucho mas allá de nosotras. Tiene que ver con cómo la ópera se ha ido presentando a lo largo de la historia: en la Roma papal se castraba a los hombres para que no cantaran las mujeres y en un momento dos hermanas maricas se draggearon y cantaron Papageno Papagena”.

El agradecimiento a las identidades travestis está presente a lo largo de toda la charla, porque ese camino es clave para este presente. Florián destaca: “Y si hay algo que aprendimos de las travas y su habitar no binario en el mundo es el poder de discutirlo y transformarlo todo, empezando por el derecho a construirnos a nosotres mismes a nuesta propia imagen y semejanza. Para mí es indiscutible que la identidad no binaria en nuestro territorio tiene mucho de travesti porque, como dice Marlene, es una teoría lo suficientemente buena”.

Re–nacer

En su poesía “Hombra”, Kndelah avisa: “Yo aborté la femineidad / e hice carne la contradicción / y salí a la calle con la cabeza rapada / y los pechos al viento / yo maté a la mujer / que me asignaron ser / y me parí de nuevo”.

En este re–nacer, la rueda no deja de girar, porque como afirma Ferni: “Somos lo que vamos construyendo día a día”.

Florián y Nat coinciden en que “hay un montón de maneras diferentes de existir”.

¿Cuál es la manera de transitar este mientras tanto?

Responde Laurent: “Transformando la energía de los espacios que ocupamos”.

Y concluye Maik, frente a quienes todavía no la entiendan: “¿Qué esperan de mí? Yo no les pido nada: solo quiero vivir como soy”.


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