Chile | Javiera Olivares, expresidenta del Colegio de Periodistas: «La diversidad medial es un derecho básico en toda democracia, si no, el debate público se empobrece»

1.129

Javiera Olivares, ex presidenta del Colegio de Periodistas: «La diversidad medial es un derecho básico en toda democracia, si no, el debate público se empobrece»

La periodista y docente de la Universidad de Chile, Javiera Olivares, conversó con El Desconcierto para abordar la libertad de prensa en Chile y la pluralidad de medios de comunicación en el país, a raíz de las críticas al programa del candidato presidencial Daniel Jadue, en cuya campaña participa. “Tenemos concentración de la propiedad, pero además propiedad cruzada entre sectores productivos. Entonces, cuando el dueño de un canal de televisión es a la vez dueño de uno de los bancos más importantes del país, por supuesto que ahí hay intereses económicos y conflictos de interés que se cruzan”, señaló.

La libertad de prensa en Chile, el pluralismo y diversidad de los medios, y la presunta ‘injerencia’ del Estado en la comunicación han sido puntos de discusión desde que el candidato presidencial del Partido Comunista, Daniel Jadue, presentara sus bases programáticas, entre las cuales menciona la posibilidad de evaluar la regulación de los medios en el país.

Javiera Olivares, quien el año 2014 se convirtió en la primera presidenta del Colegio de Periodistas, y se desempeña como docente en el Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, es la coordinadora de la Comisión Programática sobre Derecho a la Comunicación y Medios del programa de Jadue, y repasó en conversación con El Desconcierto los planteamientos del candidato, las críticas a estos, y la realidad del sistema de medios en el país, motivante para definir estas propuestas.

-¿Cómo evalúas el sistema de medios de comunicación en el país?

Hemos hecho varios diagnósticos críticos respecto del estado actual de los medios de comunicación, tanto cuando me tocó estar en un rol dirigencial, frente al Colegio de Periodistas, como también desde el mundo de la academia. Creo que hay diagnósticos más o menos compartidos en amplios sectores del periodismo, del ejercicio del periodismo, de la academia asociada a la enseñanza del periodismo, y de círculos que estudian la comunicación, además de la propia sociedad civil, que ha sido muy crítica.

El diagnóstico compartido es la falta de pluralismo y los conflictos de interés que se producen en un sistema de medios que está concentrado en manos privadas, que además poseen capitales en otros sectores productivos. Por lo tanto, obviamente, eso genera conflicto de interés.

La periodista y docente de la Universidad de Chile, Javiera Olivares, conversó con El Desconcierto para abordar la libertad de prensa en Chile y la pluralidad de medios de comunicación en el país, a raíz de las críticas al programa del candidato presidencial Daniel Jadue, en cuya campaña participa. “Tenemos concentración de la propiedad, pero además propiedad cruzada entre sectores productivos. Entonces, cuando el dueño de un canal de televisión es a la vez dueño de uno de los bancos más importantes del país, por supuesto que ahí hay intereses económicos y conflictos de interés que se cruzan”, señaló.

La libertad de prensa en Chile, el pluralismo y diversidad de los medios, y la presunta ‘injerencia’ del Estado en la comunicación han sido puntos de discusión desde que el candidato presidencial del Partido Comunista, Daniel Jadue, presentara sus bases programáticas, entre las cuales menciona la posibilidad de evaluar la regulación de los medios en el país.

Javiera Olivares, quien el año 2014 se convirtió en la primera presidenta del Colegio de Periodistas, y se desempeña como docente en el Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, es la coordinadora de la Comisión Programática sobre Derecho a la Comunicación y Medios del programa de Jadue, y repasó en conversación con El Desconcierto los planteamientos del candidato, las críticas a estos, y la realidad del sistema de medios en el país, motivante para definir estas propuestas.

-¿Cómo evalúas el sistema de medios de comunicación en el país?

Hemos hecho varios diagnósticos críticos respecto del estado actual de los medios de comunicación, tanto cuando me tocó estar en un rol dirigencial, frente al Colegio de Periodistas, como también desde el mundo de la academia. Creo que hay diagnósticos más o menos compartidos en amplios sectores del periodismo, del ejercicio del periodismo, de la academia asociada a la enseñanza del periodismo, y de círculos que estudian la comunicación, además de la propia sociedad civil, que ha sido muy crítica.

El diagnóstico compartido es la falta de pluralismo y los conflictos de interés que se producen en un sistema de medios que está concentrado en manos privadas, que además poseen capitales en otros sectores productivos. Por lo tanto, obviamente, eso genera conflicto de interés.

Pero además, donde observamos que se van reduciendo medios cada vez más, existen precarizaciones laborales brutales, despidos masivos, reducción de medios, falta de voz pública, que prácticamente no tenemos, persecución de medios comunitarios, y un acceso a las nuevas tecnologías que ya no son tan nuevas, la verdad, bastante restringido, y la pandemia ha develado eso. El diagnóstico es bien crítico, y la propuesta justamente es poder ampliar esta diversidad, poder modificar lo que hoy día tenemos para adaptar un sistema de medios que ilustre más democracia, que permita más diversidad de voces en el debate público.

-Ahora, como están las condiciones actualmente en el país, ¿crees que los medios tradicionales están defendiendo algún interés?

Yo creo que hay que diferenciar dos cosas. Por un lado, es legítimo que los medios tengan una línea editorial, por supuesto que sí, y que esas líneas editoriales puedan expresar las visiones ideológicas de cada medio. Sin embargo, lo preocupante es cuando observamos que hay representada solo una línea editorial, o fundamentalmente una muy parecida entre sí. Sin embargo otras perspectivas ideológicas, o visiones de mundo, están ausentes, o muy empequeñecidas.

Entonces, desde ese punto de vista, de la legítima defensa de perspectivas políticas e ideológicas, o determinados intereses políticos, ideológicos y editoriales, pasamos al problema de tener opiniones únicas, o visiones de mundo únicas en los medios, que además, desgraciadamente, están emparentadas a intereses económicos, y ese es el problema.

Tenemos concentración de la propiedad, pero además propiedad cruzada entre sectores productivos. Entonces, cuando el dueño de un canal de televisión es a la vez dueño de uno de los bancos más importantes del país, por supuesto que ahí hay intereses económicos y conflictos de interés que se cruzan. A la hora de escoger temas, de reportearlos, de cubrirlos, etcétera.

-Mientras el Colegio de Periodistas y organizaciones de DD.HH. se han mostrado a favor de una ley de medios, los principales medios tradicionales y privados han criticado la propuesta, ¿por qué crees que se da esta diferencia?

Yo coordino la comisión de derecho a la comunicación y medios, y en esa comisión nos agrupamos distintas personas del mundo de la sociedad civil, del mundo sindical, del mundo académico, etcétera, y discutimos un programa participativo, unas bases programáticas que están al servicio de la discusión.

Primero yo digo esto porque es importante plantear que una cosa interesante que tiene el programa es que no es un ladrillo que está puesto por imposición, sino que, primero emana de una reflexión amplia y diversa, y además está abierto al cambio. Lo que está planteado ahí puede quedar tal cual al final o no, va a depender de la discusión que demos con distintos sectores. De hecho, hoy día (martes) se están desarrollando diálogos participativos, autoconvocados de distintos sectores territoriales, académicos y sindicales.

Dicho eso, hay varias propuestas, siete, que son diversas, y desgraciadamente parece que la que más ha generado escozor es la que habla de una posible ley o legislación sobre los medios, sobre los servicios mediales, sobre la comunicación, es decir incluso proponemos distintos nombres, no estamos diciendo ni imponiendo que se llame Ley de Medios o sea una Ley de Medios. Sí, nos interesa, y el espíritu que está detrás de esta propuesta, es que exista alguna legislación que hoy día en Chile no existe, que pueda efectivamente garantizar la ampliación de este escenario crítico que planteo, que lleva décadas igual y cada vez empeora, que lleva décadas siendo utilizado por distintos actores.

Esto no es un descubrimiento de la pólvora de Daniel Jadue ni de su equipo. Esto es un planteo histórico, de sectores de la sociedad civil, de periodistas, de gente de la academia. Entonces este planteamiento implica tener una legislación que amplíe, que garantice, que existan no solo los medios que hoy día tenemos, con las características que tienen, sino que además existan más medios públicos, medios comunitarios y sociales, de hecho proponemos la creación de las bases de un sistema de medios públicos.

Es decir, estamos proponiendo ampliar el panorama y, por supuesto, para poder ampliar evidentemente no puede seguir amparando que hayan pocos actores que coopten todo el espacio, por ejemplo radioeléctrico, o el ancho de banda, por la digitalización, obviamente implica distribuir. Y eso, yo me imagino, para poder tratar de reflexionar por qué tanta preocupación por esta propuesta, debe generar temor en aquellos sectores que están cómodos con las cosas que ya existen, son propietarios de los medios, o tienen alta visibilidad en los medios, tal como están.

Pero la pregunta es, ¿qué pasa con esas otras voces que no aparecen? O que aparecen criminalizadas, vulneradas, hay múltiples ejemplos. Nabila Riffo, la machi Linconao, los niñes y adolescentes criminalizados que aparecen identificados -tantas veces hemos escuchado a la defensora de la niñez criticando eso-, las personas de la diversidad sexual, los adultos mayores… ¿quién se preocupa de esas voces? ¿cómo aparecen esas voces? ¿están apareciendo? Y si aparecen, aparecen en la medida en que se respetan sus derechos. Entonces, esa es la reflexión que hay detrás de esto.

Está lejos de querer censurar, intervenir, entonces es preocupante la sobrerreacción de quienes quieren mantener el status quo. Lo que también me parece preocupante es que la audiencia, el pueblo, la ciudadanía pueda desinformarse por este tipo de campañas, por no decir del terror, respecto de propuestas que implican fortalecer el debate democrático, fortalecer un derecho humano de la comunicación, el derecho a la información y la expresión.

-Se habla de estudiar experiencias internacionales para estas posibles políticas públicas a implementarse, ¿qué es lo que ha sucedido en otros países?

Para hacer estas propuestas revisamos varias experiencias, muchas cosas que aquí parecen extrañas, o producto de la falta de diversidad medial, resultan extremadamente novedosas, son utilizadas por países hace décadas. Por ejemplo, grandes sistemas de medios públicos, como la BBC de Londres en adelante. Estamos hablando de sistemas de medios públicos de multi-plataformas, canales, radios, servicios digitales, en fin.

Una de las últimas propuestas es sobre la defensoría de las audiencias, o de los públicos, que tiene que ver con entidades, que pueden ser públicas o no, -nosotros creemos que debería ser una entidad pública autónoma, como en el caso de Argentina o Uruguay-, que se preocupan de educar y cuidar los derechos de las audiencias y de los públicos. Es decir, que un medio no pueda tergiversar o criminalizar o vulnerar los derechos de una persona que es parte de la audiencia. Se han campañas de educación, se educan a los propios medios, son procesos muy interesantes, y además contemplan la participación de la sociedad civil.

Miramos distintas experiencias, y como digo, hay muchos países que tienen experiencias interesantes, y acá parece raro porque estamos acostumbrados a tener un sistema de medios que, en el fondo, sí es regulado, porque no es que no sea regulado, pero quien lo regula es el mercado. El mercado es el que determina qué medio sobrevive, qué medio desaparece, qué medio tiene publicidad y qué medio no. El Estado, en cambio, aparece como un autor ausente, y eso no puede ser, porque ningún derecho humano, en el Estado, puede estar ausente. Y el derecho a la comunicación, a la información, y al acceso a la diversidad medial es un derecho básico en toda democracia, si no el debate público se empobrece, y terminamos tal como estamos, con temas vetados, con temas sesgados.

Esa es nuestra propuesta, entonces yo invitaría a los sectores que quieren mantener el statu quo a que más que esmerarse en interpretar de manera equívoca, e incluso me atrevería a decir malintencionada, ciertas propuestas, que adhieran a una reflexión. Son bases programáticas que abren puntos de la reflexión.

Cuando tú estás en un debate como el de Apruebo Dignidad, y los periodistas, o una periodista, pregunta por una interpretación o una sobreinterpretación de una propuesta específica, evidentemente ahí no hay un cuidado de informar verazmente. Más bien, incluso se puede desinformar, porque por ejemplo respecto de la propuesta puntual de un posible Ministerio de Comunicaciones, lo que plantea el programa en específico es la posibilidad de evaluar experiencias internacionales, para mirar una institucionalidad pública que estudie, evalúe y piense las políticas de comunicación, o dime tú, ¿quién hoy día piensa la política pública de la comunicación en Chile? No existe ningún espacio ni del Estado ni fuera del Estado, podría ser el Colegio de Periodistas pero no tiene ninguna incidencia en este sentido.

No hay nadie que está pensando en cómo mejoramos el sistema de medios. Por ejemplo, la institucionalidad medioambiental, la piensa el Ministerio del Medioambiente; la institucionalidad asociada a los derechos de las mujeres, el Ministerio de la Mujer; y a lo mejor, en el caso de la comunicación no es un ministerio, a lo mejor es un consejo, a lo mejor es mejorar el Consejo Nacional de Televisión, hacerlo plural, con participación de la sociedad civil, en fin, es una propuesta que abre el debate y la reflexión. Entonces, interpretar eso como la imposición de un ministerio que viene a intervenir medios, me parece, además de fantasioso, un poco reñido con la veracidad de lo que se está señalando.

Creo que eso hay que cuidarlo, porque me parece que, ad portas de una elección tan importante como la que viene, el momento crítico que ha vivido Chile socialmente, políticamente, y en términos de pandemia, creo que es tiempo de que hagamos justamente las posibilidades de reflexión sobre todos los temas y particularmente sobre el tema de la comunicación, que es un tema que ha estado entregado al mercado desde la dictadura. Nunca habíamos tenido tanta falta de diversidad de medios como hoy, ni siquiera en la dictadura, ni antes, ni durante la dictadura ni después, en los primeros años de transición. Ahora estamos en el peor de los casos.

El gran mérito del programa de Daniel Jadue es que invita a abrir estos debates, sin temor, discutiéndolo, a lo mejor las propuestas se pueden mejorar, pero discutámoslo sin temor y lejos de las caricaturas que tan mal le hacen justamente a discutir políticas públicas, nuevas propuestas que puedan mejorar esta democracia que ha sido muy criticada, particularmente en el ámbito de los medios por la propia ciudadanía movilizada.

El Desconcierto


 

Más notas sobre el tema