Argentina le ganó a Brasil y se consagró campeón de la Copa América

2.220

Histórico: Argentina le ganó a Brasil y se consagró campeón de la Copa América

Histórico. El Maracanazo bis. Cayeron todas las mochilas de Lionel Messi, los 28 años de sequía, los sufrimientos por las finales perdidas, las derrotas. Con gol de Di María, Argentina derrotó 1-0 a Brasil y se consagró campeón de la Copa América.

Y lo hizo con justicia. Porque aún sin grandes luces, jugó la final con seriedad, dejando hasta la última gota de sudor. Con un primer tiempo de concentración extrema, en el que sacó diferencia. Y con el aguante del segundo, con el padecimiento del gol anulado de Richarlison, de las dos atajadas de Dibu Martínez… Y las chance de Messi y De Paul del final, que pudieron haber disparado los festejos mucho antes, sin la necesidad del pitazo final de Ostojich.

El inicio resultó casi un juego de espejos. Con los dos equipos presionando bien arriba, dentro del área contrario, buscando bloquear los posibles receptores. Una vez con el balón, la Albiceleste buscó asegurar el balón, hacerlo correr, aún pecando de falto de ritmo, en pos de ganar confianza.

El inicio resultó intenso y áspero, con faltas al límite de ambos lados, como el planchazo de Fred a Montiel (lo dejó sangrando), que le valió una tarjeta amarilla, o la de Otamendi a Paquetá, similar, pero que no recibió amonestación por parte de Ostojich. Los roces llegaron hasta al banco de suplentes, donde se cruzaron los entrenadores Scaloni y Tite.

Ninguno de los dos habían generado riesgo, hasta que a los 21 minutos De Paul soltó la pierna con un pase milimétrico al espacio que atacó Di María sobre la derecha. Y Fideo dibujó un globo excelso por encima de Ederson para abrir el marcador, tal como hizo en los 7 partidos de la Copa América. La conquista, por su factura similar, hizo recordar al grito del mediocampista que le dio la consagración a la Selección frente a Nigeria en la final de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

El gol le marcó el camino a Argentina: a espaldas de Renán Lodi, Di María encontró territorio firme para lastimar, tal vez el único resquicio con continuidad que ofreció el primer tiempo. A los 32′, una réplica furiosa que inició en De Paul derivó en Messi, quien aceleró, gambeteó y remató de zurda: su intento se marchó apenas ancho.

El duelo sostuvo la tónica de antes del tanto: asfixia mutua, espacios ínfimos. Los conducidos por Scaloni lograron aire cuando consiguieron algunos oasis de tenencia, a partir de la inteligencia de De Paul o los estiletazos de Paredes. Sin embargo, casi no sufrió en el área de Martínez. Algún titubeo en la pelota parada le dio alguna esperanza a Brasil. Lo concreto: Argentina llegó dos veces y sacó ventaja. Y mantuvo la concentración, el celo en las marcas y el orden con mucho sacrificio, al punto que lo mejor de Messi estuvo en el esfuerzo por participar activamente de la presión, con el overol tatuado.

Tite jugó fuerte en el entretiempo: hizo ingresar a Roberto Firmino, atacante, por Fred. Eso denunció un cambio de postura, más agresiva, por parte del local. Y empezaron a llegar las situaciones para el dueño de casa. Primero, con el gol anulado por offside a Richarlison. Luego, con el tapadón de Dibu Martínez, también al punta del Everton de Inglaterra. Con mayor movilidad y Neymar en posición de enganche, de frente a la jugada, hizo más daño.

En consecuencia, la Selección buscó recuperar la vertical. Scaloni apostó por Guido Rodríguez, un 5 más posicional, por Paredes. Luego, le dio pista a Nicolás Tagliafico por el amonestado Lo Celso, pasando Acuña a la línea de volantes.

Con las modificaciones, Argentina se reacomodó. Incluso rescató varios balones con la presión alta, algo que había perdido en la primera porción del complemento. También sufrió grietas por la ansiedad y el apuro sobre el final. Dos veces Gabigol inquietó, con un remate que desvió Pezzella y con otro que rechazó Dibu Martínez.

Pero, dicho quedó, Argentina pudo definirlo antes. En la contra hilvanada con paciencia y toque que Messi, a tres minutos del epílogo, no logró definir. O ya en el descuento, cuando De Paul quedó mano a mano y ganó Ederson la puja.

Pero la Selección jugó la final como lo pedía el partido. Y al fin alzó el trofeo. Como lo había hecho por última vez en 1993, en Ecuador, con aquel equipo que orientaba Coco Basile y tenía a Gabriel Batistuta como faro. Al fin y al cabo, terminó siendo el combinado de camino más firme. Los conducidos por Lionel Scaloni iniciaron la competición con una igualdad (1-1) ante Chile que les supo a poco. Pero más tarde ofrecieron actuaciones más convincentes ante Uruguay y Paraguay (ambos 1-0) y la goleada (4-1) ante Bolivia. En los cuartos pasaron algunos momentos de zozobra contra Ecuador pero justificaron el pase de ronda con la victoria (3-0) y el duelo en el que más angustia soportaron fue el posterior, frente a Colombia, cuando no consiguieron cerrar el pleito en los 90 minutos reglamentarios y recurrieron a los penales -con el inolvidable desempeño de Dibu Martínez- para clasificarse a la final. El invicto de Argentina lleva ya 20 compromisos. Señales que alimentan los merecimientos.

Y Messi, el Messi que colecciona coronas con el Barcelona, se probó por primera vez una con la Selección Mayor (ya la tenía con la Sub 20 -Mundial 2005- y la Sub 23 -JJOO 2008). Quedaron atrás las Copas América 2007, 2015 y 2016, más la definición del Mundial 2014 ante Alemania. Esta vez no miró el trofeo con recelo y con rencor. Lo levanta, orgulloso. El fútbol se lo debía. Y se dio en el templo de este deporte en Río de Janeiro. Así como Uruguay tuvo su Maracanazo en 1950, Argentina y Messi rubrican el suyo en 2021. Histórico. Inolvidable.

Formaciones:

Argentina: Emiliano Martínez; Gonzalo Montiel, Cristian Romero, Nicolás Otamendi, Marcos Acuña; Rodrigo De Paul, Leandro Paredes, Giovani Lo Celso, Ángel Di María; Lionel Messi y Lautaro Martínez. DT: Lionel Scaloni

Brasil: Ederson; Danilo, Marquinhos, Thiago Silva, Renan Lodi; Casemiro, Fred; Everton, Lucas Paquetá, Neymar; y Richarlison. DT: Tite

Estadio: Maracaná de Río de Janeiro

Árbitro: Esteban Ostojich (Uruguay)

Infobae


Delirio por la conquista de la Copa América: los fanáticos se concentraron para festejar

La conquista de la Copa América ante Brasil en el estadio Maracaná provocó un estallido de júbilo en los fanáticos argentinos que, apenas consumada la victoria de Argentina por 1-0 en la final, salieron a las calles en cada rincón del país, con el tradicional Obelisco porteño como epicentro de los festejos.

Minutos después de terminado el partido en Río de Janeiro, por distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires comenzaron a sonar las bocinas de los autos en señal de procesión hacia el ícono porteño.

Una marea humana hacia el punto emblemático de la Capital. Fotos: Maximiliano Luna.
Foto: Maximiliano Luna

En poco tiempo, el Obelisco, iluminado con los colores de la bandera argentina, quedó rodeado de hinchas con banderas, camisetas, carteles en un ambiente de cánticos y pirotecnia por la histórica victoria sobre Brasil 1-0 con gol de Ángel Di María.

Las columnas de hinchas se fueron sumando desde todos los puntos cardinales y, ya entrada la madrugada, la celebración parecía hacerse interminable y multitudinaria como hacía mucho tiempo el fútbol no provocaba.

Fotos: Maximiliano Luna.
Foto: Maximiliano Luna

El estallido de los festejos se repitió en diferentes puntos del país. En Jujuy, por caso, cientos de hinchas festejaron la conquista de la Copa América enfundados en banderas, camisetas, gorros y todo tipo de atuendo albiceleste, dando el marco a una verdadera fiesta.

Tras decretarse el final del partido, de a poco se fue congregando la gente, grandes y chicos, en la plaza Belgrano, donde desataron toda su algarabía cantando, bailando y dedicando los cánticos de aliento a todos los jugadores del equipo, en especial al astro rosarino Lionel Messi y al autor del gol, Ángel Di María.

Alrededor de la plaza central, frente a casa de Gobierno, en el centro y en cada barrio jujeño se escucharon bocinazos y el ruido de petardos que realzaron el trascendencia del logro deportivo.

Toda esta fiesta se vivió con igual intensidad en las principales ciudades, entre ellas la que está más al norte del país, La Quiaca, donde la gente también se mostró eufórica por el triunfo sobre Brasil y salió de sus casas para festejar la histórica victoria.

En Rosario, mientras tanto, la gente volvió a reunirse alrededor del Monumento a la Bandera, eje tradicional de los festejos.

Monumento a la Bandera en Rosario. Fotos: Sebastián Granata
Foto: Sebastián Granata

Como había sucedido el viernes, cuando fue iluminado con los colores argentinos y también sirvió como pantalla para la exhibición de imágenes de Messi, hijo pródigo de la ciudad, el Monumento congregó a los rosarinos en la celebración.

En Bahía Blanca y en Mar del Plata se repitieron las imágenes de emoción y fiesta; y en cada rincón de la Argentina flamearon las lágrimas de Messi y el grito de gol de Di María, con el que el seleccionado argentino cortó una sequía de 28 años sin títulos, en la que había perdido siete finales, cuatro de ellas por la Copa América (2004, 2007, 2015 y 2016).

Bahía Blanca. Horacio Culaciatti
Foto: Horacio Culaciatti

En Córdoba los festejos se centralizaron entre el patio Olmos y también en la zona de la plaza Vélez Sársfield.

En Santa Cruz, los pobladores de la capital Río Gallegos desafiaron al frío de siete grados bajo cero para salir a festejar, mientras en El Calafate la vicepresidenta Cristina Fernández se encargó de mostrar las caravanas de automóviles que en medio de una nevada recorrían con banderas y bocinazos las calles principales para vivar a la selección nacional.

Télam

VOLVER

Más notas sobre el tema