Transición energética: detrás de la tensión entre ambiente y economía – Por Juan Ignacio Arroyo
Por Juan Ignacio Arroyo*
La gravedad de la crisis ambiental pone de manifiesto que ya no es posible diseñar las políticas
públicas sin que la perspectiva ambiental sea central. El desarrollo del país no puede depender
de una economía que destruya al ambiente, ni tampoco puede ser construido en base a
posiciones ambientales que desatiendan al desarrollo económico. En medio de esta tensión,
surge un denominador común: el sector energético, central para el desarrollo económico y
determinante de los impactos ambientales. Una transición energética bien diseñada puede
transformar la estructura productiva, resolver problemas de base y limpiar la matriz. Sin
embargo, este tópico no encuentra su lugar adecuado en el debate público. Este texto es un
aporte para que eso suceda.
El tren no siempre pasa dos veces y es momento de subir
Lo primero que hay que entender al hablar de transición energética es el momento histórico.
Cada 50 o 100 años, el capitalismo experimenta oleadas de cambio tecnológico que modifican
las reglas de juego, reconfigurando la economía y las relaciones sociales. Ejemplos recientes
son el surgimiento de la electricidad, a fines del SXIX, o la aparición de Internet, un siglo más
tarde. Una de las oleadas más grandes está sucediendo hoy en el sistema energético, que vive
una doble revolución: por un lado, está en marcha una transición desde un régimen basado en
petróleo a uno basado en electricidad, y por otro, las fuentes renovables de electricidad
aparecen para reemplazar a las no renovables.
Desde la teoría del desarrollo económico, estas oleadas son oportunidades de desarrollo
industrial para quien las identifica en etapas iniciales, antes de que las tecnologías maduren y
surjan costosas barreras de entrada. De ahí su nombre, ya que el proceso es similar a surfear
una ola: para agarrarla, hay que entrar temprano. Luego, te lleva puesto.
Lo central es que cuando cambia el sistema energético, cambia todo, porque no es un sector
más. Es el principal sector en la subsistencia humana. Implica las formas en que una sociedad
se organiza para obtener energía y distribuirla para hacer todo lo que hace: desde
transportarnos hasta iluminar, cocinar, producir o consumir.
Mucho más que cambiar de fuentes
La transición de un régimen energético a otro es capaz de traccionar a toda la economía, ya
que implica cambiar la infraestructura más compleja y gigante que creó la humanidad. En
primer lugar, tenemos la tecnología núcleo de la generación de la energía, compuesta por
todo lo necesario para realizar la extracción y prospección, se trate de yacimientos petrolíferos
o parques eólicos. Luego, está la infraestructura asociada a las fuentes de energía: infinidad de
gasoductos, cientos de miles de tuberías, líneas de alta tensión, estaciones de servicio en cada
pueblo. Por último, está el paquete tecnológico relacionado a los distintos usos finales que le
damos a cada fuente de energía. En criollo, “los fierros”.
Una transición energética, entonces, es mucho más que cambiar de fuentes de energía. No
hablamos sólo de reemplazar petróleo por viento. Implica 1) desarrollar y difundir nuevas
tecnologías de explotación de recursos energéticos, 2) madurar los paquetes tecnológicos
asociados y 3) instalar las infraestructuras para garantizar su difusión social. Es un proceso de
cambio tecnológico estructural, por un lado, y de modos de organización social, por otro.
Comprenderlo es central por diversas cuestiones, pero dos resaltan por su relevancia.
En primer lugar, ayuda a tener una noción de los plazos temporales de una transición de este
tipo. No es algo que suceda de un año a otro. La historia demuestra que el ritmo es
comparable a cualquier proceso de cambio tecnológico estructural, que -salvo en el caso de la
informática y los microprocesadores- son graduales, inerciales y suelen llevar décadas. Son
horizontes de largo plazo que requieren consensos más allá de la decisión de un gobierno de
turno.
En segundo lugar, sirve para pensar cómo hacer que el cambio en la matriz energética
motorice un cambio en la matriz productiva. Para esto, hay que evitar caer en la confusión
generalizada de pensar a la transición como un tema de recursos naturales (aprovechar más el
sol o el viento), como explico en esta entrevista. Se trata, en esencia, de desarrollar tecnologías
capaces de transformar esos recursos en usos útiles para la sociedad. Es un cambio gradual
tecnológico para la incorporación de nuevas fuentes naturales de energía.
Palanca o traba
La realidad es que la transición va a suceder. Lo que no se sabe aún es cómo ingresamos a ese
proceso: podemos ser pioneros o quedar rezagados. Podemos reproducir nuestro rol histórico
como economía semi-periférica o usarlo como palanca de un cambio estructural. Para esto
último, de poco sirve sacrificar territorios para extraer litio destinado a abastecer la transición
de otros países ricos, o aprovechar nuestro sol importando paneles de China o nuestro viento
con parques eólicos de Dinamarca. El desafío es construir soberanía en el dominio de
tecnologías para aprovechar los recursos. La oportunidad es enorme.
Transitar un sendero de desarrollo virtuoso requiere una política anclada en las capacidades
del país, que sea capaz de integrarse en el proceso de transición energética mundial. Sin
embargo, el sistema energético, más que una palanca para el desarrollo del país, como señala
el politólogo y economista Diego Roger, “es y ha sido una traba para el mismo, manifestado en
escasez de energía en momentos de expansión, en la necesidad de divisas que ha implicado su
importación, o como en la actualidad, por sus elevados precios y volúmenes de subsidios
asociados, que la transforman más en un espacio de captura de rentas que en una palanca del
desarrollo nacional”.
En pocas palabras, el sector profundiza problemas estructurales. Una de las manifestaciones
más evidentes es el descalce completo entre la generación de energía eléctrica y nuestras
capacidades industriales: la mayoría de la energía que la Argentina produce proviene de
recursos naturales para los cuales no tenemos un desarrollo industrial asociado.
La desconexión de hace décadas entre la política energética y la de industria desperdicia el
poder de compra del Estado como herramienta de desarrollo. Entendiendo que la construcción
de soberanía en sectores estratégicos es una condición necesaria para un desarrollo a largo
plazo, un objetivo central de una transición energética debe ser el manejo de tecnologías. Para
lograrlo, es necesaria una agenda propia al ritmo del escalamiento de nuestras capacidades
nacionales en función de nuestros recursos naturales, y no en función de objetivos impuestos
desde organismos internacionales y sus mecanismos de financiamiento.
¿Cómo seguir una agenda propia? Analizando, por ejemplo, cuál es la capacidad nacional para
producir turbinas eólicas, torres, aspas y demás componentes; y en base a eso generar una
demanda del Estado para llevar la producción al 100% y escalarla cada año. Lo mismo para
cada fuente de generación de energía. Es exactamente lo opuesto a lo que se ha hecho hasta
ahora: hemos creado una ley que pone metas de generación de energía renovable, sin
importar quién la produzca.
¿Adiós a la dicotomía economía-ambiente?
La propuesta de una transición energética al ritmo del escalamiento de la producción nacional
tiene a Roger como su mayor impulsor y está ganando cada vez más peso. Así luce la oferta
primaria de energía bajo un escenario de transición de este tipo:
Este proyecto desplaza a la economía hacia la electricidad en por lo menos el 50% de la oferta
primaria total para el año 2050, proviniendo un 70% de fuentes sostenibles y en las que el país
tiene capacidad tecnológica, y que a su vez maximizan las posibilidades de desarrollo. En el
camino, se podrían generar más de un millón de empleos industriales, pesificar las tarifas y
reducir la necesidad de financiamiento externo, entre otras virtudes.
Este tipo de escenarios orientan visiones de largo plazo y habilitan debates sobre cuál es el
mejor camino, a la vez que ofrecen un terreno más fértil para transitar discusiones centrales
en la política energética, como la de Vaca Muerta. Hoy el debate se enfoca en si este proyecto
es el potencial de desarrollo del país -como se lo suele vender- o si es el peor de nuestros
males. En cambio, podemos verlo como parte de un proceso de transición donde cumple un
rol de abastecer de energía mientras vamos cambiando la matriz. Ver cuál es el horizonte
permite que la calidad de la discusión cambie.
La transición energética aparece como una gran oportunidad para nuestro país de lograr un
desarrollo verdadero y sostenido. No sólo surge como un proceso necesario para limpiar
nuestra matriz energética, disminuyendo la dependencia de combustibles fósiles, sino también
para inducir una transformación estructural de la matriz productiva. Si cumple un objetivo y
desatiende el otro, sólo estamos hablando de un falso desarrollo, ya que para que este exista
no debe haber ninguna dicotomía entre motorizar la economía y regenerar los ecosistemas.
Para que esto suceda, debe entenderse a la transición energética como una parte fundamental
–pero solo una parte– de una transformación socioecológica más grande, donde las preguntas
de “para qué y para quién” producimos energía, o “qué entendemos por desarrollo” atraviesan
los debates públicos.
*Economista especializado en energía, cambio climático y ambiente.
Referencias y bibliografía:
Alternativas y propuestas para un desarrollo industrial, tecnológico y científico basado en la
energía. Por Diego Roger: https://ediciones.ungs.edu.ar/wp-content/uploads/2019/09/9772362193105-completo.pdf
Introducción al Sector Energético. Por Juan Ignacio Arroyo: https://youtu.be/1bj5y00lx7M
Transiciones energéticas. Por Vaclav Smil: http://vaclavsmil.com/2010/03/01/energy-
transitions-history-requirements-prospects/
Presentación Propuesta de Transición Energética. Por Diego Roger:
https://www.youtube.com/watch?v=CjoNRDS__E0&list=LL&index=15&t=217s
Una nueva matriz energética para Argentina: rentas termodinámicas y desarrollo industrial,
tecnológico y científico. Por Diego Roger: https://ojs.iade.org.ar/index.php/re/article/view/81
Energía e historia mundial. Por Vaclav Smil:
http://vaclavsmil.com/wp-content/uploads/docs/smil-article-2004world-history-energy.pdf
Entrevista sobre Transición energética.
https://open.spotify.com/episode/2CO57rnIkze5D22VtVWvun?si=vmAH81nJQVisH8Y5TPCq0A
La Argentina en una encrucijada energética. Debate sobre energías renovables. Por Nicolás
Deza: https://elgritodelsur.com.ar/2021/01/argentina-en-una-encrucijada-energetica-debate-
energias-renovables.html
Usos geoeconómicos del calentamiento global. Por Diego Hurtado:
http://jwsr.pitt.edu/ojs/jwsr/article/view/700