Mujeres trabajadoras: de cómo la pandemia profundizó las desigualdades de género

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Los paquetes de respuesta a la pandemia en América Latina no toman en cuenta la situación de las mujeres

Las mujeres latinoamericanas y caribeñas participan en la respuesta a la pandemia como profesionales del sector de la salud y otros servicios esenciales, así como desempeñando funciones clave en el cuidado en las comunidades y las familias. Sin embargo, la crisis del COVID-19 las ha golpeado de forma desproporcionada y su avance hacia la igualdad y la autonomía económica puede sufrir décadas de retroceso si las respuestas de los gobiernos no incluyen medidas específicas de género, indica un nuevo informe de la ONU.

El efecto de la pandemia del coronavirus ha agudizado las desigualdades de género en América Latina y el Caribe sin que los países hayan tomado en cuenta su situación y necesidades para diseñar los paquetes de respuesta que han dado a la emergencia, señala un nuevo estudio conjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ONU Mujeres.

Divulgado este lunes con motivo del Día Internacional de la Mujer, el documento “Los impactos del COVID-19 en la autonomía económica de las mujeres en América Latina y el Caribe” analiza una muestra de 19 países de la región y destaca que han sido muy pocas las acciones sensibles a las condiciones de las mujeres implementadas por los gobiernos.

Asimismo, advierte que de no poner en marcha medidas específicas que fortalezcan la perspectiva de género, para cuando la pandemia se supere, la situación de las mujeres se habrá deteriorado, revirtiendo los resultados de décadas de esfuerzo en la promoción de la igualdad de género.
Mercado de trabajo

Pese a que las mujeres han participado desde el principio de la pandemia en las acciones para mitigarlas ya sea como profesionales del sector sanitario, proveyendo servicios esenciales o cuidando a las comunidades y las familias muchas veces a costa de abandonar sus empleos remunerados, la mitad de los países no han tomado ninguna medida sensible al género en la esfera laboral.

Las intervenciones con enfoque de género no sólo han sido escasas en materia de mercado de trabajo, sino que son casi nulas en cuanto al apoyo económico y fiscal a los sectores feminizados de la economía, “lo cual pone en evidencia el déficit de reconocimiento y abordaje de estas dimensiones centrales a la consecución de la autonomía económica de las mujeres”, recalcan los autores del informe.

“Los datos disponibles para algunos países de la región muestran que, como consecuencia de la pandemia, las mujeres han sufrido mayores caídas en la participación laboral y una mayor incidencia de la desocupación, lo cual evidencia la profundización de las brechas e inequidades de género preexistentes a la llegada del coronavirus”, apunta el PNUD.

Más preocupante aún es que “a medida que los países levantan las restricciones a la movilidad y la actividad económica se recupera, las mujeres enfrentan mayores dificultades para reingresar al empleo y lo hacen en condiciones de mayor precariedad”, alerta.

El informe enfatiza la falta de atención y cobertura del colectivo de trabajadoras domésticas en la respuesta de los Estados a la crisis, lo que convierte a estas empleadas en la categoría ocupacional más afectada en varios países de la región.

Según el estudio, sólo cinco países de la región han instrumentado al menos una acción para la protección de las trabajadoras del servicio doméstico. “En términos generales, estas acciones han sido fragmentarias, heterogéneas e insuficientes, indicando la ausencia de un marco integral para la protección esas trabajadoras”, al igual que la falta de reconocimiento de su labor fundamental en los hogares y las comunidades.

El PNUD asevera que los datos disponibles confirman la deuda histórica de los Estados con el compromiso de la igualdad.

Detalla que la mayor parte de las medidas relacionadas con la seguridad económica de las mujeres se concentran en la protección social y explica que ha sido en el ámbito de la asistencia social donde más se han reconocido los efectos económicos y sociales del COVID-19 en las mujeres.

“Las transferencias de ingresos condicionadas y no condicionadas han sido las políticas sensibles al género adoptadas por la mayor cantidad de países”, especifica.

El informe llama la atención también sobre el escaso número de políticas implementadas para reconocer, reducir y redistribuir las tareas de cuidado exacerbadas por el confinamiento, que expusieron el poco alcance de la agenda del ámbito de los cuidados en la mayoría de los países de la región.

“Esta conclusión se ve reforzada por el foco prioritario puesto en las campañas de sensibilización para la corresponsabilidad de las tareas de cuidados dentro del hogar, a pesar de que los efectos de estas campañas pueden no ser inmediatos”, acota el documento.

Subraya la falta de acuerdos sobre la función social del cuidado y la ausencia de un marco integral de servicios y políticas que resuelvan la crisis que atraviesa la región en este plano. “Los países de América Latina tienen un largo camino por recorrer para abordar con medidas transformadoras las desigualdades en la tarea de cuidados no remunerados que vulneran los derechos de sus habitantes. La limitada respuesta observada sugiere que, de no ponerse remedio, el impacto de la pandemia profundizará aún más la deuda ancestral de nuestras sociedades con la redefinición de la organización social del cuidado”, alerta.

Finalmente, el PNUD insta a los gobiernos a garantizar que las mujeres no queden atrás en los procesos de recuperación económica y a evitar que las oportunidades de reinserción en los mercados de trabajo se segmenten reforzando las desigualdades de género por la asignación de las mujeres al trabajo no remunerado del hogar.

Para ello, es necesario contar con políticas centradas en la participación laboral y el desarrollo empresarial de las mujeres, así como en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y el apoyo a los sectores productivos y categorías ocupacionales feminizadas, concluye.

Noticias ONU


Coronavirus: los 3 países de América Latina donde más cayó el empleo femenino (y qué están haciendo para recuperarlo)

Si hay algo que dejó en claro esta crisis es que las mujeres han perdido el empleo más rápido que los hombres y lo están recuperando a una velocidad mucho más lenta.

Y eso es solo considerando los empleos formales en una región donde más del 50% de las personas vive de trabajos informales que no aparecen en las estadísticas.

Con datos recolectados en 10 países de la región, «los más afectados con la caída del empleo femenino son Chile, Perú y Brasil», le dice a BBC Mundo Marcelo Cabrol, gerente del Sector Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

«La diferencia más grande en el empleo de hombres y mujeres está en Chile».

En ese país mientras el empleo de los hombres retrocedió 9%, el de las mujeres bajó 15% entre febrero y diciembre de 2020.
Eso lo convierte en el país con la mayor diferencia de caída de empleo entre mujeres y hombres de la región.

La brecha salarial en Chile

Durante la pandemia la participación laboral bajó, eso quiere decir que muchas mujeres salieron del mercado y no están buscando trabajo.

Por esa razón no son desempleadas técnicamente, pues para entrar en la categoría de desempleado hay que estar buscando activamente trabajo.
Una de las razones que explica la salida de la fuerza laboral de más mujeres que hombres en Chile es la brecha salarial.

Y esto no es igual en todos los países. Las mujeres uruguayas, por ejemplo, han salido a buscar trabajo cuando lo han perdido y por tanto engrosan las filas de cesantes.

En cambio, las chilenas han tenido que quedarse en casa o han preferido no seguir buscando trabajo.
Creemos que se explica por la brecha salarial», dice Cabrol, ya que si cierran las guarderías y además las mujeres ganan menos que los hombres, hay más probabilidades de que la mujer se quede en casa y no intente volver a entrar al mercado laboral.

Los trabajos vulnerables en Perú

En Perú (con datos de Lima Metropolitana) el empleo femenino bajó 15% y el masculino 11%.

En ese país el empleo de las mujeres se concentra mucho más en trabajos vulnerables, como los trabajos por cuenta propia, negocios familiares y otras actividades que no requieren una relación contractual.
Y además se concentra en industrias que han sido más golpeadas por la crisis en toda la región, como los servicios y el comercio.

En el caso de Perú, este fenómeno se da con más fuerza.

La maternidad en Brasil

En Brasil, la mayor economía de la región, la caída del empleo fue de 13% para las mujeres y 11% para los hombres.

Pero la situación fue diferente para las mujeres con o sin hijos.
Mientras las mujeres sin hijos estabilizaron su situación en el tercer trimestre, el empleo para las madres siguió cayendo.

A eso se suma una realidad que afecta a toda la región: las mujeres realizan el 80% del trabajo doméstico, de cuidado de niños, de adultos mayores y enfermos.

«La presencia de hijos te saca más rápido del mercado laboral y hace que te demores más en regresar», explica Cabrol.

«Es como un efecto pegajoso», ya que las mujeres pierden el trabajo y si las escuelas no abren, la situación se complica.

¿Qué se está haciendo para recuperar el empleo de las mujeres?

«Lo que hemos visto durante la pandemia es que solo el 22% de las medidas que han tomado los gobiernos tiene una perspectiva de género», señala Cabrol.

El resto son planes para apoyar la recuperación del empleo tanto femenino como masculino.
El 22% de las medidas que han tomado los gobiernos de Latinoamérica durante la pandemia para recuperar el empleo tiene una perspectiva de género, según el BID.

Para disminuir la brecha de género en el mercado laboral, el especialista propone medidas como entregar incentivos financieros para que las empresas contraten más rápido a mujeres que a hombres.

«Incentivos que pueden darse a través de créditos blandos, que en algunos países han funcionado, aunque a pequeña escala», precisa.

Otras alternativas son la entrega de bonos de género y acelerar la inclusión digital de las mujeres. En ese sentido, Cabrol plantea que es necesario reeducar a la fuerza laboral femenina para que aprenda las nuevas habilidades que va a requerir el mercado en el futuro.

BBC Mundo


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