India también juega en América Latina – Por Nicolás Retamar
Por Nicolás Retamar, de la redacción de NODAL*
Según la Agencia Nacional de Promoción y Facilitación de Inversiones es el mayor proveedor mundial de medicamentos genéricos, con una participación del 20 por ciento en el suministro mundial de medicamentos genéricos en términos de volumen. Aprovechando su capacidad productiva, India se convirtió en el mayor fabricante mundial de vacunas para mitigar los efectos del Covid-19. El país, que ya representaba el 60 por ciento de la capacidad mundial de producción de vacunas, asumió un rol protagonista en el combate contra el coronavirus por intermedio del Instituto Serum de India (SII), el mayor fabricante de vacunas del mundo. Antes del SARS-CoV-2 producía cada año 1.500 millones de dosis de vacunas contra la poliomielitis, las paperas, la meningitis y el sarampión; alcanzando a dos de cada tres niños en más de 170 países. Hoy en día, el SII está produciendo más de 2,5 millones de dosis al día de la vacuna CoviShield, fruto de la asociación con la Universidad de Oxford y AstraZeneca, la farmacéutica que tiene sede en Reino Unido. En enero también se aprobó el uso de emergencia de la vacuna Covaxin, fabricada por la empresa Bharat Biotech.
Hasta finales de marzo de 2021, nueve países del Caribe, tres de Centroamérica y tres de América del Sur recibieron un total de 1.070.000 vacunas donadas por India, sin que ninguno de los países tuviera que desembolsar un solo peso. Esta decisión del gobierno indio se enmarca en el “VaccineMaitri” (amistad de las vacunas), la campaña que refleja la política exterior impulsada por el primer ministro Narendra Modi, quien suele repetir «Vasudhaiva Kutumbakam» (El mundo es una familia) como principio rector y consiste en una iniciativa humanitaria llevada adelante para suministrar vacunas realizadas en el país a otros países y regiones del mundo. El 20 de enero de 2021 Bután, Maldivas, Bangladesh, Nepal, Myanmar y Seychelles se convirtieron en los primeros países en recibir vacunas donadas bajo este programa. Menos de 20 días después llegaron 100 mil dosis a Barbados y 70 mil a Dominica. Mía Mottley -primera ministra de Barbados- y RoosveltSkerrit, -primer ministro de Dominica- le agradecieron al primer ministro Modi “por su acción rápida, decisiva y magnánima al permitirnos ser los beneficiarios de estas vacunas”. La lista siguió con 30 mil dosis que arribaron el 18 de febrero a República Dominicana y la llegada simultanea el 27 de febrero con 25 mil dosis a Santa Lucía, 20 mil a San Cristóbal y Nieves, 40 mil a San Vicente y las Granadinas, 50 mil a Surinam y 40 mil a Antigua y Barbuda. El 2 de marzo Guatemala recibió 200 mil dosis y tres días después Nicaragua recibió la misma cantidad. Ese día llegaron también a 50 mil dosis a Jamaica y a Guyana. Dos días más tarde Belice recibió 25 mil dosis y el 10 de marzo Bahamas recibió 20 mil.
Esta larga lista de donaciones a países del Caribe, Centroamérica, Guyana y Surinam fue con la Covishield, vacuna que entre febrero y marzo llegó también a México, El Salvador, Argentina y Brasil, aunque en estos casos no fueron donaciones sino compras directas gestionadas con el gobierno de India. República Dominicana fue el único país que además de recibir la donación del gobierno indio, compró de forma directa 20 mil dosis. En América del Sur Paraguay también recibió la donación de 100 mil dosis de Covaxin.
Al evaluar las causas de la inserción de India en la región, la respuesta no se encuentra en una sola causa ni vale para todos los casos. Intereses económicos, políticos y culturales se entrelazan en un lugar codiciado y disputado entre las grandes potencias que incluyen acusaciones, amenazas y bloqueos.
En el aspecto económico, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en 2015 India ya era el quinto mercado de exportación de la Argentina, el sexto de Chile, el octavo del Brasil y Paraguay y el décimo de Bolivia. Las exportaciones de América Latina y el Caribe al mercado de la India están basadas en recursos naturales y productos agrícolas. El 50,7% de las exportaciones realizadas a la India fue de productos primarios y el 31,8% manufacturas basadas en recursos naturales.
Sin embargo, el aspecto económico es insuficiente para intentar un abordaje integral que permita comprender la donación de más de un millón de vacunas. Desde una perspectiva cultural, India comparte con el Caribe un pasado colonial bajo el imperio del Reino Unido que dejó huellas indelebles más allá del lenguaje. Tanto India como Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves y San Vicente y las Granadinas son miembros de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) y, a excepción de Dominica, India y Guyana, el resto de los países reconoce a Isabel II como Jefa de Estado. Otro dato no menor es que en Guyana, Surinam y Trinidad y Tobago, más del 25% de la población es de origen indio, por lo que los lazos culturales no se detienen solo en el lenguaje y en el deporte sino que son parte cotidiana de estos países. De hecho, el presidente de Surinam, Chandrikapersad «Chan» Santokhi, es hijo de indios.
Aunque los vínculos económicos y culturales permiten acercarnos al porqué del interés de India en el Caribe, Centroamérica y América del Sur, aun falta la dimensión política. La donación de 100 mil dosis a Paraguay no responde solo a aspectos económicos y políticos bilaterales, sino también a una puja de intereses mayor dado que Paraguay es el único país de América del Sur que por ahora continua reconociendo a Taiwán, lo que le imposibilita acceder a las vacunas fabricadas en China. Aunque desde la India rechazaron el rol de Taiwán en el envío de dosis a Paraguay, la hipótesis geopolítica es válida para este caso.
El recorrido explorado en estas líneas intentó avanzar con datos en una comprensión de las donaciones de vacunas al Caribe, Centroamérica y América del Sur. Solo el correr del tiempo permitirá comprender mejor qué papel jugará India en América Latina y el Caribe -y a nivel mundial- en un mundo post-pandemia.