Fander Falconí, excanciller de Ecuador: «Lasso representa el neoliberalismo criollo combinado con una visión oscurantista de la sociedad»

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Entrevista a Fander Falconí, economista y excanciller de Ecuador

Por Nicolás Retamar, de la redacción de NODAL

El domingo 11 de abril Guillermo Lasso se convirtió en el nuevo presidente electo de Ecuador. En la segunda vuelta contra Andrés Arauz, el candidato por la alianza entre el movimiento CREO y el Partido Social Cristiano (CREO-PSC) venció al candidato del correísmo y gobernará el país hasta 2025. Con el 99,66% de las actas escrutadas, Lasso obtuvo el 52.36% de los votos contra el 47.64% de Arauz. otro dato significativo de esta elección fue la cantidad de votos nulos (más de 1.700.000) impulsado por Yaku Pérez, candidato que quedó al borde de la segunda vuelta, denunció fraude electoral y llamó a ejercer el voto nulo, aunque con un perfil anticorreísta.

NODAL dialogó con Fander Falconí, economista y excanciller de Ecuador, para comprender las causas y las consecuencias de la victoria de Guillermo Lasso sobre Andrés Arauz y cuál puede ser el futuro del país gobernado por un banquero acusado de co-gobernar con Lenín Moreno, con perfil liberal en lo económico y conservador en lo social.

¿Qué factores explican el triunfo de Guillermo Lasso?

La campaña política careció de un debate de ideas o la confrontación de propuestas. Estuvo plagada de mensajes cortos, emotivos y directos (en muchas ocasiones, adquirieron la forma de campaña sucia) y mucho uso de símbolos. Las redes sociales tuvieron un peso significativo, debido al confinamiento. En este contexto, el acaparamiento de la prensa, incluida la internacional, estuvo en manos de la derecha.

La campaña de Lasso, que optó por tercera vez a la presidencia, tuvo un marcado viraje en la segunda vuelta electoral. Lasso, un banquero con un dilatado pasado político, con participación en altos puestos de decisión económica en varios gobiernos, algunos de ellos repudiados y derrocados por movilizaciones sociales, apareció como una figura fresca, juvenil y hasta jovial. Recordemos que tuvo el 19.7% de los votos en la primera vuelta.

¡La efectividad del marketing político! Los símbolos de esta “nueva” figura de laboratorio fueron sus zapatos deportivos rojos, el arropamiento de la familia y el uso de toda la gama de colores en su campaña. Los estrategas de Lasso hicieron aparecer a Arauz, pese a su juventud, como una figura desgastada, con problemas de credibilidad e ideas macroeconómicas obsoletas y peligrosas para el ecuatoriano promedio. El gobierno de Moreno, repudiado por la gran mayoría de ecuatorianos, que pudo haber polarizado a los electores, más aún por los condenables escándalos alrededor del manejo del uso de recursos públicos y abusos de poder en la pandemia, al final no logró diferenciar a los candidatos: “ustedes lo pusieron”, dijo Lasso; y, “ustedes lo compraron”, señaló Arauz.

A Arauz, en la segunda vuelta, las alianzas políticas le hicieron un flaco favor. Jaime Vargas, un controvertido dirigente amazónico y actual presidente de la CONAIE, apoyó a Arauz. Esto fue celebrado como un hecho histórico, pese a que era un apoyo individual, sin que medie una decisión orgánica del movimiento indígena. Esto fue un punto decisivo porque polarizó al movimiento indígena y a su brazo político el partido Pachakutik, que fortaleció su mensaje de anular el voto. El apoyo de Isidro Romero, un empresario que participó en la primera vuelta electoral (como parte del grupo de candidatos que alcanzó menos del 2%), tampoco sumó. Romero soltó esta perla: “en Ecuador apoyo a Arauz y en España al PP o a Vox”.La campaña de Arauz se caracterizó por la falta de estrategia y sincronización entre Correa, Arauz, su candidato a vicepresidente, los dirigentes de UNES. Múltiples vocerías y mensajes contradictorios.

Yaku Pérez -según el CNE, tuvo el 19.4% de los votos en la primera vuelta- hizo una denuncia de fraude electoral. Después, mantuvo una posición definida contra el correísmo y llamó también a anular el voto. Hervas, que quedó cuarto en la primera vuelta (15.7%), apoyó a Lasso. Los votos no se endosan. Sin embargo, Yaku y Hervas tuvieron claros posicionamientos políticos contra el correísmo, con impacto en los votantes. Yaku durante la campaña tuvo posiciones abiertamente ecologistas, anti extractivistas, lo cual le diferenció del resto de candidatos, y capturó al igual que Hervas, muchos votos de los jóvenes.

En lo esencial, Lasso concentró el voto de sus seguidores y de un amplio porcentaje de votantes contrarios al correismo. Arauz capturó el voto del correísmo, pero no pudo aglutinar, en términos políticos y electorales, a las distintas fuerzas históricas de la izquierda y de aquello que podría caber en el espacio de la centro izquierda.

Por último, hay lógicas locales que influyen en la elección: las alianzas con líderes locales, las disputas internas, pero eso implicaría un análisis territorio por territorio.

Muchos analistas coincidian en que la polarización entre progresismo y derecha era favorable para Andrés Arauz en el balotaje en vez de una segunda vuelta contra el indigenista Yaku Pérez. ¿Se subestimó desde Unión por la Esperanza a la unidad opositora al correísmo?

Sin duda. Hubo un excesivo triunfalismo desde la primera vuelta electoral. En la primera vuelta, los voceros de UNES posicionaron la idea de que iban a ganar en la primera vuelta (obtuvieron el 32.7% del total de la votación). Ese resultado reafirmó un escenario fragmentado. En la segunda vuelta electoral, hubo serios errores que condujeron a una inadecuada comprensión política. Se posicionó que era una elección entre el progresismo versus la derecha, pero el campo de la izquierda estaba dividido. Es cierto que algunas organizaciones sociales y sectores de izquierda optaron por UNES, pero otros eligieron en forma clara e ideológica anular el voto. El voto nulo quedó en segundo lugar, luego de Lasso, en cuatro provincias de la Sierra centro y en Azuay.

¿Cuál será el futuro de Ecuador bajo el comando de Guillermo Lasso? ¿Qué tipo de políticas económicas y sociales puede esperarse bajo su gestión?

Espero que Ecuador logre superar la cuádruple crisis anidada que enfrenta: de salud, económica, ambiental y de valores. Más allá de este deseo, en forma objetiva, Lasso representa el neoliberalismo criollo combinado con una visión oscurantista de la sociedad, en su máxima expresión. Se podría decir que liberalizará la cuenta de capitales. Con alta probabilidad, para acelerar el fortalecimiento del sector financiero impulsará el extractivismo, lo que resulta lógico desde su visión económica. La política laboral tenderá a la flexibilización total y la política fiscal cumplirá los dogmas asociados al déficit cero, cuando lo que se requiere es asumir en el sector público las políticas de salud y educación en forma mucho más intensa y activa.

Ahora bien, es una oportunidad para reconfigurar a la izquierda ecuatoriana. Se abre la opción de suscitar un espacio político que enfrente los problemas ecológicos y la justicia social y ambiental, sin eufemismos; con una posición de defensa irrestricta a los derechos humanos, género y salud reproductiva. Que deje de lado el revanchismo, la concupiscencia, el culto a la personalidad que ha impedido tener líderes alternos, y la falta de autocrítica. Que se plantee con firmeza las libertades y la democracia interna, y que proponga una política económica bien definida para elevar la productividad, sin acabar con nuestra riqueza natural, en particular en la Amazonía, cuyo futuro advierto con mucha preocupación por la profundización del modelo extractivo y el nuevo embate minero.


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