El rol de China en América Latina en la lucha contra la pandemia – Por Emiliana G. Hidalgo, especial para NODAL
Por Emiliana G. Hidalgo *
Desde el estallido de COVID-19, las relaciones entre China y América Latina se han consolidado y se ha llevado a cabo una cooperación antiepidémica en diversos aspectos a pesar de la distancia. Como lo expresó el presidente Xi Jinping en reiteradas oportunidades: ‘la unidad y cooperación entre todos son las armas más poderosas para vencer el virus.’ En el marco de la Franja y la Ruta, la iniciativa del gobierno Chino que surge en el 2013, aparecieron novedosas formas de cooperación en diversas áreas denominadas nuevas ‘infraestructuras’ representadas por la salud pública, la asistencia médica a distancia, el acceso a medicamentos y plataformas para compartir experiencias y promover prácticas exitosas.
El discurso del Director General de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus durante el Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Sanitaria de Agosto de 2017 pareciera haber anticipado el rol de China en el marco de la pandemia del COVID-19: ‘El mundo se enfrenta a un número creciente de epidemias, pandemias y desastres de complejidad cada vez mayor (…) La propuesta del Presidente Xi para una Ruta de la Seda sanitaria que refuerce y renueve antiguos vínculos entre culturas y pueblos, y en que la salud ocupe un puesto central es, en efecto, visionaria (…) China tiene mucho que enseñarnos en estas cuestiones. Es líder mundial en vigilancia de las enfermedades y control de brotes, y fue uno de los primeros países en intervenir durante el brote de ébola (…) El país tiene además una capacidad enorme en investigación y desarrollo, y fue uno de los primeros países en cumplir el Objetivo de Desarrollo del Milenio relativo a la salud de la madre.’
Desde los primeros meses del 2020, los nuevos modelos de cooperación y las nuevas instancias y oportunidades, reafirmaron al gigante asiático como un socio estratégico para América Latina. En este contexto, China ha enviado donaciones a 30 países de la región, más de 27 millones de unidades de insumos sanitarios como mascarillas, batas y kits de prueba y más de 1100 respiradores. Ha llevado adelante con distintos países latinoamericanos más de 30 videoconferencias con autoridades sanitarias para intercambiar experiencias y compartir manuales de prevención y tratamiento del COVID. También ha colaborado en la adquisición de materiales antiepidémicos.
Los gobiernos subnacionales chinos también se han destacado en el apoyo y donaciones a sus pares de Latinoamérica. Así fueron los casos de Shanghai, Hangzhou, Chongqing, Jiangsu que han realizado envíos a ciudades y provincias de Argentina, Brasil y Ecuador. Algunos de estos casos se dieron en el marco de hermanamientos entre gobiernos de ambas regiones. A pesar de haber estado inactivos por varios años, la pandemia sirvió para retomar esos vínculos y concretar envíos de insumos médicos a su contraparte hermana. «La amistad borra la distancia geográfica» y «en la desdicha y el camino, se comprueba el verdadero amigo», expresó el Consejero de Estado Wang Yi en la videoconferencia entre los Cancilleres de China y Países de América Latina y el Caribe contra COVID-19.
También las empresas de gran porte tuvieron un rol activo con las donaciones: Cofco, Huawei, Alibaba Foundation, Sinopec, BGI, Three Gorges Corporation y las entidades financieras estatales como el Banco de China, ICBC y el Banco de Desarrollo de China. Tampoco faltaron las universidades, como la Universidad de Estudios Extranjeros de Zhejiang y la Universidad de Lenguas y Cultura de Beijing.
Otro ejemplo de cooperación en la pandemia fue la donación que China realizó al Ministerio de Defensa de Argentina de un hospital de campaña móvil conformado por 13 vehículos. Asimismo, China realizó donaciones de vacunas a más de 37 países de todo el mundo, entre ellos muchos de América Latina como Ecuador, Venezuela, Guyana, Republica Dominicana, Bolivia y hasta Paraguay, con quien no tienen relaciones diplomáticas.
Durante el año pasado, entre las donaciones y aportes y el auge por la compra de insumos sanitarios chinos, se hacía referencia a la diplomacia de los barbijos y hoy ya ha sido reemplazado por la diplomacia de las vacunas, sugiriendo que China está aprovechando la oportunidad para construir un poder blando en los países en desarrollo a partir de la provisión de vacunas y el apoyo en infraestructura. En este sentido, China integra la iniciativa del Acelerador de acceso a herramientas COVID-19 de la OMS colaborando con más de 10 países en el desarrollo de vacunas donde participan más de 100 mil voluntarios de más de 100 nacionalidades y formando parte de COVAX con 10 millones de dosis. A su vez está brindando asistencia con vacunas a 53 países de desarrollo y exportando vacunas a 22 países de todo el mundo; apoya a otros países a procesar y fabricar las vacunas, con el fin de elevar la producción global y participa en la iniciativa del Grupo de Amigos de la ONU para donar vacunas a las fuerzas de paz de la organización.
En América Latina, las vacunas chinas aprobadas son Sinopharm con un 79% de eficacia, Sinovac con un 50% de eficacia -las mismas con dos dosis- y la CanSino que posee 66% de eficacia con una sola dosis. Además, en el gigante asiático hay 17 vacunas en diferentes fases, de las cuales 2 están en fase 3.
En Chile han arribado cerca de 12 millones de la Sinovac y un tercio de la población ha sido vacunado con una dosis. La Sinovac también está aprobada en El Salvador, Panamá, México, Brasil, Colombia y Uruguay; la Cansino Biologics fue aprobada en febrero en México, donde también se envasa y la Sinopharm es aplicada en Argentina y en Perú.
La segunda ola parece estar devastando los países de la región. Brasil ha superado los 13,5 millones de contagios con un sistema hospitalario colapsado, Colombia y Argentina, los 2,5 millones; México los 2,2 millones, Perú 1,6 millones y Chile el millón de personas con COVID. En este difícil contexto en América Latina la cooperación con China resulta crucial, no sólo por ser la segunda economía a nivel mundial, sino también por ser fabricante de las vacunas e insumos que se necesitan; y especialmente porque China fue uno de los pocos países que pudo controlar exitosamente la pandemia y su experiencia y conocimiento en la materia debe ser compartido.
* Magister en Desarrollo Territorial de la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Rafaela, Argentina y magister en Cooperación Económica Internacional de la Universidad de Negocios Internacionales y Economía de Beijing, Republica Popular China