Ecuador | Franklin Ramírez: “Es una de las elecciones más duras e inciertas”
Entrevista a Franklin Ramírez, sociólogo e investigador ecuatoriano
Por Denise Godoy, redactora de NODAL
Este domingo se celebrará en Ecuador el balotaje presidencial entre el exbanquero Guillermo Lasso y el candidato del correísmo Andrés Arauz. El ganador asumirá el 24 de mayo poniendo fin al gobierno de Lenín Moreno, marcado por sus políticas neoliberales y cuestionado por el manejo de la pandemia y la crisis económica.
En entrevista con NODAL, Franklin Ramírez, sociólogo e investigador ecuatoriano, analiza el panorama de cara a la segunda vuelta y evalúa los retos que tendrá el próximo gobierno.
¿Cuál es el escenario para el balotaje? ¿Cómo define los proyectos de los dos candidatos?
El panorama es de una intensa disputa política en medio de una fuerte incertidumbre institucional por el deplorable gobierno de Moreno y su mal manejo de la pandemia. No hay ninguna política gubernamental que intente aplacar los efectos de esta y otra vez Guayaquil se encuentra en un escenario cercano al colapso sanitario. Se han multiplicado los escándalos de corrupción y los más poderosos e influyentes del país accedieron a las pocas vacunas que trae el gobierno por sobre la primera línea y los adultos mayores que siguen esperando ser inmunizados.
Todo esto genera un escenario de mayor padecimiento social e indignación con la política en general. Y cada candidato procura decir que el otro es el responsable del gobierno. De algún modo el legado de Moreno está jugando con fuerza para inclinar la votación hacia un lado u otro. Aunque los dos proyectos que están en juego están radicalmente confrontados: el proyecto de Lasso está claramente ligado a las políticas del Consenso de Washington, el acuerdo con el FMI, la austeridad, las privatizaciones y la centralidad de las fuerzas del mercado. En un momento como este, de brutal crisis económica, el plan de Arauz, de tradición desarrollista, nacional y popular latinoamericano, plantea que hay que relanzar al Estado y reactivar la economía abriendo otra vez la posibilidad de hacer inversión pública y social, algo que el gobierno de Lenín Moreno desmanteló. Aunque las coordenadas de ambos candidatos son distintas, el debate se ha centrado mucho en quien está más cerca o más lejos de Moreno y en incrementar la campaña sucia, sobre todo de parte de Lasso que, más que generar un apoyo directo hacia su candidatura, está intentando golpear mucho a Arauz con su afinidad a Correa y a Maduro. Un viejo guión pero más sofisticado con la presencia de Jaime Durán Barba, un especialista en la lucha política.
¿Cómo considera que pueden ser direccionados los votos de Yaku Pérez?
Sus votos son centrales para dirimir la segunda vuelta. Es algo incierto, no es claro que Pérez o Pachakutik puedan controlar a su electorado direccionando sus votos hacia un sentido u otro. La proclamación oficial de Pachakutik es de un voto nulo ideológico y habrá que ver si efectivamente esa consigna logra impregnar al electorado. En cualquier caso, el voto de Yaku difícilmente vaya a orientarse de modo masivo hacia Lasso, sobre todo en el marco de las tensiones que hubo para definir quién entraba el balotaje. Ahora hay que ver si Arauz es capaz de dar cierto mensaje de certidumbre, sobre todo de que la relación con el movimiento indígena no va a ser igual a la que tuvo Correa, y lograr atrapar una parte del electorado de Yaku Pérez. Ha habido ciertos intentos de acercamiento pero quizás el mensaje no ha sido del todo contundente. La falta de autocrítica de la Revolución Ciudadana respecto a varios puntos, principalmente en relación con el movimiento indígena, puede costarle. Todavía hay algunos días de campaña y hay que ver si se llega a dar alguna rectificación y cierta claridad respecto al Estado Plurinacional, a la justicia indígena, a la cuestión ambiental y en general al respeto del Estado con las organizaciones sociales y la sociedad civil.
¿Qué balance hace de la gestión de Lenín Moreno y qué desafíos enfrentará el próximo gobierno?
Es el gobierno más ineficaz, más deslegitimado y menos prestigiado desde el retorno a la democracia. Se sostiene una fuerza de las élites políticas y económicas que han capitalizado su control en Moreno. No hay absolutamente nada que destacar, su lugar en este proceso electoral es aquel de quien todos quieren alejarse para no verse afectados. Cualquier gobierno que se posicione el 24 de mayo tiene frente a sí el reto enorme de recomponer y sacar del ahogamiento económico y sanitario a la población. Un eventual triunfo de Arauz no va a reactivar de ningún modo al correísmo tal y como lo conocimos, no están dadas las condiciones políticas ni económicas para volver a un proyecto fuertemente estatista y con gran impregnación popular. Lo que sería esperable es que se inyecten un conjunto de políticas que saquen del padecimiento social a la población, que reactiven el tejido económico y que den certeza sobre la crisis sanitaria, fundamentalmente con la vacunación y el fortalecimiento del sistema de salud.
El próximo gobierno estará limitado no sólo por la crisis económica sino también por el campo de gobernabilidad, ya que no va a tener mayoría propia. En cualquiera de los casos estamos en medio de una batalla feroz, en una de las elecciones más duras e inciertas que ha vivido el país y en el marco de un nivel de sufrimiento social sin precedentes. La población espera de todos modos con ansiedad el fin del gobierno de Moreno y acudió a las urnas masivamente a pesar de la pandemia el 7 de febrero. La existencia de las elecciones es lo único que frena la posibilidad de un estallido. Los canales institucionales desde la ciudadanía están siendo vistos como espacios para modificar el doloroso escenario que se vive y producir un cambio político en alguna dirección. Esperemos que los resultados sean respetados por los dos adversarios y que el Tribunal esté a la altura de las circunstancias. Recordemos que Lasso impugnó en 2017 la elección del candidato ganador. Es fundamental preservar la democracia y que el escenario golpista boliviano que en su momento contemplaron las élites quede absolutamente fuera de Ecuador.