Nodal Pregunta | Javier Porta Fouz, director del BAFICI: “Queremos combatir la homogeneización del consumo del cine”
Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura
Luego de haber sido suspendido el año pasado -debía realizarse pocos días después de haber sido decretado el Aislamiento Social Obligatorio y Preventivo en Argentina- comenzó este miércoles 17 de marzo el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, BAFICI. El mismo continuará hasta el domingo 28 y se lleva a cabo de modo presencial, con 25 sedes en la capital argentina, y de modo online, por lo cual podrá ser visto desde cualquier punto del país. Las películas podrán verse de manera online a través de la plataforma pública Vivamos Cultura
Las localidades para las funciones presenciales, que son gratuitas, se pueden reservar a partir de las 48 horas previas al comienzo de las mismas ingresando en la sección Programación, de la mencionada plataforma.
La programación incluye 270 títulos entre largos y cortos. Una gran parte de las películas serán vistas por primera vez en Argentina. De esta manera el festival recupera algo de su espíritu original: ser el espacio para que los espectadores se encuentren con un cine nuevo, diferente al que circulan en el circuito internacional de festivales o, como ocurren en estos tiempos, en plataformas y diferentes formas virtuales de ver el cine en la pandemia.
«Nos proponemos hacer un BAFICI que no sea un compendio de lo que se vio en festivales anteriores. Buscamos recuperar su identidad original», afirmó su director artístico, Javier Porta Fouz en diálogo con Nodal.
Explicaste que en esta edición del BAFICI buscan recuperar el espíritu original, traer películas que no hubieran recorrido tantos festivales previamente o incluso que no hubieran sido estrenadas. A propósito de esa idea ¿Con que diseño de BAFICI nos encontramos este año?
Yo vengo pensando que los festivales de cine, si bien hay festivales que existen desde hace 70 u 80 años, y que son los más conocidos o clásicos, hay otros que nacieron en los años ‘90, cuando hubo una explosión de festivales en el mundo. Esa explosión coincidió con el cierre de salas y con la mayor dominación de los tanques estadounidenses, proceso que sigue en aumento.
En ese momentos los festivales nacieron para mostrar la diversidad del cine. La diversidad que nos estábamos perdiendo. Así nació el propio BAFICI, volvió Mar del Plata, el Festival de Busan en Corea. Esos festivales nacieron en los 90. Hoy me parece que ese mandato de los festivales por mostrar la diversidad, de alguna manera se achanchó, en parte a partir de la idea de programar las películas que se dieron en otros festivales. Lo entiendo, es bueno que se vean en el país algunas películas que tienen recorrido de festivales. Pero el cine creció mucho en cantidad de títulos, y año a año sigue creciendo.
Siempre se dice «el cine está en crisis». Lo que está en crisis, en realidad, es la conexión del cine con el público. Es cómo se cómo se enganchan, cómo intersectan las variedades que hay de cine con el público. Hay mucha gente que no sabe que le puede gustar una película de tal origen, o una película animada extraña, o un corto. No sabe porque no accede; si bien cada vez tenemos más cine disponible, cada vez necesitas bucear más para encontrarte con esas producciones.
Hoy parece que todo el mundo ve lo mismo, especialmente si juzgás por los comentarios que hacen en las redes sociales. Todo el mundo ve lo mismo. Queremos combatir la homogeneización del consumo del cine. Porque creemos que los festivales también se fueron homogeneizado.
La intención es que si lees los títulos de las películas que están en competencia digas “¿qué es esto?, no conozco casi ninguna película”. Esa sensación parece buena. Volver a mostrar una programación que te haga pensar ¿qué es esto?, como pasó con el BAIFICI en 1999, cuando empezó.
El BAFICI me permitió ver películas que de otra manera no hubiera visto. Pienso en Gianvito o en Jony Perel, por ejemplo. Y algunas de ellas son películas que me cambiaron la mirada definitivamente. Películas que, salvo para quien está en contacto con festivales internacionales y otros circuitos, es difícil tenerlas en la mira. Además en un tiempo en el que cada vez se produce más cine.
Claro. La brújula se vuelve loca de repente, porque hay mucho, mucho, mucho cine. Otra decisión editorial fue incluir los cortometrajes en las competencias. Eso motivó una explosión de la inscripción, fue el Big Bang! Tener cortos en las competencias es muy estimulante. Va a ver mucha gente que tendrá media hora para ver algo, y va a poder ver uno o dos, tres cortos en esa media hora. Me intriga mucho cómo, cómo va a reaccionar el público.
También estamos pensando en qué pasara con la gente en los cines, si van a ir a las salas. Son intrigas que uno tiene, cómo hacer para que, por ejemplo, Responsabilidad empresarial de Jony Perel sea vista por mucha gente.
Planteás la duda sobre cómo se va a encontrar la gente con esta propuesta de los cortos y los largos juntos dentro de las competencias ¿esta incertidumbre es parte también del espíritu de esta edición del BAFICI?
Claro, ahí está la marca definitoria. Como les contaba en la conferencia de prensa, terminamos de confirmar muchas cosas 24 horas antes de presentar el festival. Entonces ahí tenés incertidumbre. La certeza de que íbamos a contar con salas de cine la tuvimos hace dos semanas, dos semanas y media. Entonces sí, es un BAFICI que se va armando en función de lo mejor que se puede hacer o lo que mejor sabemos hacer, en función de cómo vivimos esta realidad. Y si, trabajamos consiguiendo películas nuevas día a día; si había salas, ver qué salas conseguíamos; y si llueve, como tenemos muchas proyecciones en espacios abiertos, veremos cómo lo resolvemos. Si, es incertidumbre.
Lo más interesante, para mí, es cómo va a reaccionar la gente. Porque hay películas muy potentes que ya están generando debates. Ya empezaron a aparecer críticas, algunas positivas y otras enojadas con las películas. Eso me parece buenísimo. Me gusta la idea de volver a discutir el cine, que vuelva a existir la crítica de cine. Que vuelva a existir el cine como lugar de encuentro. Y también un cine disponible a partir de que se estrenen las películas. Sí, la incertidumbre me divierte más que lo previsible.
¿Esa incertidumbre estimula a pensar, discutir y evitar lugares comunes? Parece interesante que el público tenga disponible, de manera gratuita durante 12 días, algo más de doscientas películas que lo lleven a un lugar distinto al que lo lleva cierta producción estandarizada.
Sí, creo que cuando todo se está volviendo previsible, una cosa medio en automático, con una ristra de crítica de estrenos que dicen todo más o menos lo mismo, y todas son más o menos medio buenas. En ese marco, cuando aparece algo que realmente se destaca, no manera de destacarla, porque son todas más o menos buenas o más o menos interesantes.
La crítica es una cuestión de personalidad. También el cine. En la cultura la personalidad importa. Si respondes con un texto vaciado de intensidad, vaciado de singularidad, todo se vuelve más plano, más yermo. No te invita a seguir discutiendo, a seguir leyendo, a seguir viendo cine. No te invita a acercarte a los hechos artísticos.
El cine tiene que seducir, y el discurso sobre el cine también tiene que seducir. Por eso agitar un poco venía bien. Como es en un año tan particular, decidimos hacer esas apuestas locas. Igualmente con los cortos estamos muy convencidos estéticamente. Estamos viendo una revolución ahí, tienen pocas ataduras; creo que se van a sorprender bastante con la programación de cortos.
«Bandido» de Luciano Juncos con el protagónico de Osvaldo Laport fue la película elegida para la apertura del FestivalCuando se presentó el festival, destacaste la película de apertura, Bandido, y la actuación de Osvaldo Laport. Entonces planteaste que no te interesa un festival para elites, que en el BAFICI entran tanto Laport como James Benning
Claro, de hecho, están Benning y Laport. Está Maggie’s farm, que es la película que Benning presentó el año pasado en Berlín, y está Bandido, protagonizada por Laport, que es una de las tres películas de apertura: también tenemos un corto que se llama Teoría social numerica, que es un corto found footage, que son películas hechas con material ya filmado previamente, y también tenemos El universo de Clarita, la película Tomás Lipgot, que abre el Baficito.
Lo queremos es variedad, es que el cine incluya todo eso. Bening, Laport, found footage, comedia, o una película sobre el club Atlético Mineiro, Luchar, luchar, luchar. Todo eso es parte del cine. Yo no me hice cinéfilo viendo siempre lo mismo. Me parece que, para volver al principio, la idea de volver a los inicios del festival: esa variedad, esa sensación de que ante la programación del festival se decía ¡wow! Todo esto puede ser el cine también.