La dolorosa democracia – El Día, Bolivia
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Cuando Winston Churchill dijo que “la democracia es el peor sistema de gobierno…a excepción de todos los demás”, seguramente se refería al tremendo trabajo que cuesta mantener la vigencia del estado de derecho y evitar que los países caigan en la dictadura, una pesadilla para los pueblos, tal como lo pudo atestiguar él mismo al enfrentar nada menos que al nazismo.
Por más que haya leyes, normas y tradiciones, la política tiende a asemejarse a la guerra y sus referentes nunca pierden la oportunidad para sacarse el pellejo y salirse de los límites marcados por las reglas. Es posible que a eso mismo se refería el primer ministro británico y seguramente hablaba de la conducta de sus colegas, incluso de los miembros de su partido, que durante años hicieron hasta lo imposible para sacarlo del camino.
Los políticos son despiadados por naturaleza, rencorosos, odiadores y jamás hacen nada que no goce de la aprobación popular, elemento en el que radica la principal debilidad de la democracia, un sistema que constantemente corre el riesgo de abrirle las puertas al populismo, resquicio por donde han ingresado los sátrapas más perversos que haya conocido la historia.
Muchos olvidan que Hitler llegó hasta ahí por la vía democrática y que en Cuba se celebran elecciones periódicas. Chávez, Maduro, Ortega, Evo Morales, Kirchner y Correa fueron elegidos por el voto popular, herramienta que usaron para perpetrar una destrucción del tejido institucional democrático, con un impacto social y económico lapidario, al extremo de llevar a Venezuela a la peor crisis humanitaria de su historia, destino que se yergue como una amenaza para el resto de los países que abrazaron la causa de Socialismo del Siglo XXI.
A los bolivianos no está costando “sangre, sudor y lágrimas” (palabras de Churchill) recuperar la democracia. Cuando la ciudadanía hizo huir al cocalero en noviembre de 2019, todos creíamos que era un trabajo fácil volver a la normalidad y nos equivocamos. Cometimos el error de creer que nuestros líderes tienen una verdadera vocación de servicio al pueblo, que están dispuestos a respetarlo y garantizar la soberanía popular, como dicen los manuales de ciencia política.
Lamentablemente hemos vuelto a la “guerra” y tenemos al frente un adversario que jamás se rendirá hasta conseguir que Bolivia adopte el mismo régimen que el cubano o el venezolano. El gobernador de La Paz dice estar “emplumado” con tanto acoso de los que todo lo quieren torcer y amañar. Lamentablemente Félix Patzi fue parte de ese esquema y ahora está probando del mismo coctel que él ayudo a preparar. Pero a fin de cuentas tiene razón. Se trata de gente de la peor calaña que usa y abusa de su poder.
Por fortuna, democracia que pintaba Churchill no es la misma que la de hoy y el país que quería ultrajar el cocalero en octubre de 2019 tampoco es igual. El más lesionado de todos ha sido precisamente el ex presidente, cuyo afán es vengarse y recuperar su ansiado puesto. Nuestra democracia le dará una nueva lección el 7 de marzo y ese día diremos que hemos avanzado, aunque sea un poquito.
Cuando la ciudadanía hizo huir al cocalero en noviembre de 2019, todos creíamos que era un trabajo fácil volver a la normalidad y nos equivocamos. Cometimos el error de creer que nuestros líderes tienen una verdadera vocación de servicio al pueblo, que están dispuestos a respetarlo y garantizar la soberanía popular, como dicen los manuales de ciencia política.