Argentina | Carlos Ferreyra, epidemiólogo: «Hugo Sigman no es el único responsable de lo que ocurre con la vacuna sino signo de una sociedad que está en estado terminal»

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Argentina. Entrevista al reconocido epidemiólogo Carlos Ferreyra: «Hugo Sigman no es el único responsable de lo que ocurre con la vacuna sino signo de una sociedad que está en estado terminal»

Por Carlos Aznárez, Resumen Latinoamericano

Carlos Ferreyra, es un prestigioso médico (Universidad Nacional de Córdoba, AR) , activista climático, con formación en epidemiologia avanzada y salud pública (Londres, Helsinki, Madrid, Alicante). Tiene màs de 30 años de experiencias en la gestión pública institucional y el trabajo en terreno en más de 40 países de América, Europa, Asia y Africa, para controlar en poblaciones urbanas y rurales, brotes epidèmicos de enfermedades infecciosas –Chagas, TBC, Còlera, Dengue, Chikungunya, Triquinosis, etc-, y de patologías crónicas y sindemias –Tabaquismo, Accidentes de Tráfico, Obesidad, Violencias, Racismo, etc-, en casi todas las provincias argentinas, y en misiones para enfrentar la emergencia climática para organismos internacionales de la salud, y ministerios nacionales de salud.

Como activista climático trabaja a nivel global en recuperar para la OMS y la sociedad civil mundial, la Gobernanza Global en la Salud y la Seguridad Sanitaria, que han motivado la situación global de apartheid sanitario ante la Pandemia, expresado por la inequidad en el acceso a las vacunas, a las prestaciones de la atención primaria de la salud, a la epidemiología critica y el papel del ciudadano en la construcción de su definición de lo que debería ser la salud: “la capacidad de los ciudadanos, para resolver sus necesidades y problemas de la vida diaria”.

Ferreyra entiende que aún se está a tiempo, si adoptamos con extrema rapidez en Argentina y en la región, algunas iniciativas que complementen las decisiones adoptadas por los Gobiernos hasta ahora, a fin de lograr la implementación de unas políticas públicas más robustas ante la Pandemia.

Por su parte está organizado una “Conferencia Virtual Ciudadana Permanente por la Gobernanza en Salud y Seguridad”, para debatir con protagonistas institucionales, organizaciones sociales, políticas y ciudadanas la salida a la crisis sanitaria, climática, económica, social y política actual (SINDEMIA) , en el marco de la Asamblea Ciudadana Global Virtual que se celebrará entre abril y junio 2021 para plantear cambios y reformas profundas en la OMS/ONU y organizaciones del multilateralismo.

Con Ferreyra, hablamos de la actual crisis sanitaria y de las posibilidades de construir estrategias para afrontarla:

-Estamos en un momento muy álgido de la pandemia, en Argentina y en el mundo. Por eso, me gustaría escuchar su opinión sobre cómo cree que se está encarando esta situación a nivel global y luego en el caso particular de Argentina.

-La verdad es que lo que está viviendo el mundo es producto de un modelo de desarrollo, que es el del capitalismo neoliberal, que ha producido, tanto en las instituciones y la vida diaria de los seres humanos, muchos problemas sobre el planeta, Justamente por el modelo de desarrollo que denomino “sucio”. La economía neoliberal ha elegido e insiste en introducirlo para hacer ganancias, y de alguna manera expropiando la vida. Desde este punto de vista, la pandemia surge como consecuencia de esta explotación de los seres humanos, de la propia naturaleza y los seres vivos. El encuentro de los seres humanos y las especies vivas ha producido una rápida demostración de fenómenos que deterioran la vida.

-¿Me equivoco si digo que esta definición que da, tiene antecedentes anteriores?

-No es la primera vez que tenemos una epidemia como consecuencia del cambio climático. Para que te voy a hablar de dengue, Chikungunya o Sika que vienen golpeando al mundo, sobre todo a los más pobres que no tienen vivienda construida adecuadamente y que no tienen los mecanismos de protección sobre la llegada de estas especies exóticas que arriban porque les destruimos su hábitat. Esto ha pasado con esta pandemia, sin duda, por las condiciones del desarrollo consumista que hizo que el virus avanzara de manera explosiva y hoy está jaqueando al mundo. No solamente la política de los gobiernos, en aquellos que no han sabido cómo encarar la pandemia, sino también la propia vida de los ciudadanos que se encuentran desamparados en estos problemas.

-Qué valor le otorga usted a la Organización Mundial de la Saludo (OMS) en este tema?

-Parte tiene que ver con el papel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, de alguna manera, no ha construido la gobernanza que la mayoría de los países del mundo les dio cuando se creó hace más de 60 años, que decidió que la OMS tenga la gobernanza de la salud en el mundo y la seguridad sanitaria. Entonces cuando hay un problema de salud, la OMS debe apoyar a los gobiernos nacionales, técnica, financiera y emocionalmente para que los políticos de cualquier ideología hagan lo que deben hacer, y la OMS es responsables de la seguridad sanitaria porque han construido el reglamento sanitario internacional que les da capacidad para no solo hacer recomendaciones, sino para que los países hagan lo que deban hacer cuando las vidas están en juego. Ejemplo de esto es Trump y Bolsonaro. Dos gobernantes que rompieron las bases de lo que se denomina en “la democracia de hoy que respeta los Derechos Humanos (DDHH)”. Porque ellos dicen que se respetan los DDHH en Estados Unidos y Brasil, pero en los hechos, cometieron delitos de lesa humanidad que la sociedad los tendrá que juzgar.

-¿O sea, que la ONU no estuvo a la altura de las circunstancias en este caso?

-Falló la ONU que no instaló definitivamente gobernanta para encarar la grave situación que vivimos. Ese es el primer determinante. El segundo determinante es que los gobiernos del mundo están sometidos al fuego de la OMS, con presión de las multinacionales. Así como la OMS tiene fuerte presión de los intereses del neoliberalismo y de las farmacéuticas, los gobiernos, también a nivel nacional, están influidos por el mismo proceso de colonización de este modelo de desarrollo que busca ganancias y el Ministerio de Salud no busca la vida sino acumular ganancias en función del aparente modelo tecnológico que pueden ser útiles si son usados con eficacia, pero si son usados para sí mismos no producen más que daño. Finalmente, como elemento fundamental está la política de los gobiernos que no tienen gobernanza, los estados funcionan al libre albedrío. Es claro, hace más de 40 años que trabajo en epidemiología de terreno, no solo epidemia sino situaciones críticas, como son los conflicto armados. Es claro que esta democracia limitada tiene resortes para facilitar medidas.

-¿Cuáles serían esas medidas?

-Por ejemplo, en la pandemia podrían haber definido un plan vector. En un país donde los sectores que componen la sociedad argentina, intereses del sector empresarial, turismo, hoteles, todos los sectores que están en la economía que produce intereses particulares, tienen que estar sometidos en las decisiones de Parlamento. Es decir, con una ley de prevención de la pandemia. Es muy importante esto último. Tengo la experiencia de trabajar como epidemiólogo en una epidemia de dengue en Córdoba en 2009, allí el Ministerio de Salud estaba sometido al lobby con el sector empresarial, por ejemplo, de hotelería y del sector turismo. Como ahora, en esta pandemia, la mayoría de los Ministerios de Salud están presionados para que se abran los caminos para el turismo, que la gente viaje, consuma, y esto claramente producirá contagios y propagación de la pandemia. En un plan estratégico, el vector de prevención, por ejemplo, en Córdoba se le asignó responsabilidad a las empresas, al sector turismo, a los que trabajan en donde se reproduce el mosquito. Todos sabían que no era deseo del gobernador o de un ministerio, sino que era una obligación para la sociedad, y hay que aceptar las reglas. Esto implica cómo se va a seguir la pandemia, cómo se conseguirán los recursos que el país necesita. Aquí hay falta de recursos, pero los epidemiólogos conocen el tema de la concentración de la vacuna que es a nivel mundial.

-¿Que ejemplos podría dar de ello?

-Con el SIDA lo sabíamos, porque a nivel global, la ausencia de gobernanza muestra que, al producir drogas y tecnologías, es monopolizado el proceso. Produce ganancias, pero también enfermedades en otros pueblos. Las patentes permiten un estado de situación donde la ganancia es más importante que la salud. Entonces si no hay ley, no hay estrategia, no hay capacidad rectora del estado y por lo tanto cada sector pelea por sí mismo y presiona a los gobiernos y ministerios.

El caso argentino

-Argentina es un ejemplo de un ministerio que históricamente, y yo lo conozco desde hace 40 años, está sometido a lobbies empresariales. Este es el caso: se produce la tecnología, que da lugar a la vacuna con patente, y al producirse la vacuna acá es enviada a otro país para ser diluida y envasada. Pero es un proceso que se podría hacer acá y ser distribuida más fácilmente en Latinoamérica, en lugar de enviarla a México y luego repartirla. Sin ley no se puede pensar en la implementación de una estrategia argentina. Una estrategia hacia la salud y la pandemia, estrategia de confrontar signos, de enfrentar sintomatología, el modelo técnico tecnológico, por encima de este modelo médico hegemónico. Hay otro elemento: los que hablan de la pandemia, no son epidemiólogos, son infectólogos. Estos son médicos que realmente atienden pacientes, los epidemiólogos atendemos pacientes, pero nuestros pacientes son las poblaciones. Acá no hubo visión concreta de la sociedad como paciente de la pandemia y eso genera distorsiones. Esto se reproduce en el modelo hegemónico del tratamiento de la pandemia, porque se ve como síntoma del ser humano y se le da el remedio. No hay epidemiólogos y eso genera desfase. Retomando la pregunta ¿cómo hizo Argentina frente a la pandemia? Creo que en líneas generales el gobierno hizo lo que ha podido, porque no ha tenido los recursos humanos para poder construir una estrategia. No tiene ley y por ello, cuando hay pandemia hay emergencia nacional. El Parlamento, como representante de toda la sociedad, en nuestro caso, nunca estuvo. Eso es grave. Desde este punto de vista, no tenemos estrategia y por eso nuestras respuestas son limitadas. Pese a todo esto, si no fuera por los trabajadores de la salud del país que asumieron una lucha desigual formidable, que los ha llevado a extremos realmente inaceptables, la situación sería mucho peor. He viajado por el mundo y acá ves el sacrificio de los trabajadores de la salud, incluyendo médicos. Todos han tenido comportamiento ejemplar. No así la política, no así los empresarios y esto merece una profunda autocrítica de la falla que hemos tenido.

-Hay un tema urticante: usted se refirió al tema del envío a México de la vacuna, para envasar, pero usted sabe que hay un laboratorio, el de Hugo Sigman, que envía a México miles de litros de vacuna y ahora existe la denuncia que eso se triangula con venta a Estados Unidos. Eso es más que grave en estas circunstancias.

-Había adelantado que el país no tiene estrategia, y al no tener una, el hecho de lograr una patente es un paso importante, si tenemos un acuerdo para producir una vacuna acá. Pero si esta vacuna, por distorsiones propias de la falta de estrategia, se elabora una parte aquí y se deslocaliza la producción de los países poderosos, donde están las principales fábricas; y así se la envía a otro país para hacer un proceso de terminado, como es la dilución y envasado. esto muestra la falta de estrategia, y luego el aprovechamiento para producir intereses. Y es claro que si eso pasó es porque había intereses particulares. Ahora queda investigar y que la justicia defina por qué el Ministerio de Salud permitió que se fuera la vacuna a México cuando se sabía perfectamente que esta era la situación que se iba a producir cuando el mundo precisaría vacunas de manera urgente. Aquí hubo una decisión, que no era únicamente de Hugo Sigman, a quien conozco, porque es un empresario que ha trabajado estrechamente con el ministro que se fue. A medida que construía su desarrollo empresarial, construía laboratorios con subsidios del estado y vendía al estado la producción del laboratorio que se construyó con dinero del estado. Creo que, desde el punto de vista de la ausencia de estrategia, se permiten todo tipo de situaciones muy serias que dañan la salud colectiva.

-Así expuesto, queda claro que ha habido corrupción.

-Podemos hablar que tal vez haya corrupción, tal vez haya manejos que especulan con esa geopolítica. La vacuna está inserta en una lucha geopolítica feroz. Ves que hay acaparamiento de la vacuna en los países desarrollados de Europa, en Japón, Canadá. Realmente privan al mercado global de la vacuna, producen así un apartheid en salud. Hay responsables, lo que tenemos que ver acá, tal vez, entender que Sigman no es el único responsable sino signo de una sociedad que está en estado terminal. La pospandemia marcará que una sociedad apoyada en la ganancia no puede sobrevivir mucho tiempo, porque los seres humanos tenemos además de solidaridad, compromiso, mucha inteligencia y vamos a saber encontrar el camino. Sigman y sus laboratorios son un proceso y no producto de la mala acción del empresario, sino que los estados lo acompañaron y permitieron que esto pase.

-¿Se podía envasar esa vacuna en Argentina?

-Si, envasar una vacuna en Argentina es un hecho fácil, tenemos instituciones que pueden hacer ese trabajo, tanto en el sector público como privado. Hay empresarios que tienen sentido de responsabilidad y podrían haberlo asumido. Creo que la vacuna, es un tema, fue hecha en el marco del patrocinio de los estados de Argentina y México para distribuirla en América del Sur, salvo Brasil, con el aval de la de Oxford, Astrazeneca. La vacuna tiene precio menor que el resto de las vacunas, habla que acá además hay otro problema. Hay esta persecución de la vacuna de Astra en Europa, dicen que produce episodios de trombosis, pero con un número pequeño de casos. Esto habla de un mecanismo donde se coloca a la vacuna de Astra en el medio de una lucha geopolítica que la impulsan otros laboratorios, como Pfizer, en relación al crecimiento de otras vacunas como Sputnik. Estamos en el centro de una lucha global, pero hay que ver si el gobierno argentino, consciente de que no tiene estrategia y que han sido respuestas sintomáticas a la expresión de los impactos de la pandemia, recupera su capacidad política. Siendo un gobierno de la mayoría, veo que tiene más sentimiento latinoamericano que el gobierno previo. Fernández tiene obligación de asumir la responsabilidad de trabajar para que esa vacuna que está en provincia de Buenos Aires se transforme en vacuna de todos los argentinos, en un proceso que se ha iniciado pero no hay estrategia. Espero que la realidad de la pandemia obligue a los gobernantes y a los ministerios de salud para asumir responsabilidades ante una circunstancia que todavía hay que pasar puertas. Hay que ver qué sustancias hay en el laboratorio de Sigman hoy, para ver si se puede trabajar. Argentina puede tratar la sustancia activa, muchas instituciones lo pueden hacer, hay recursos, hay filtros, hay vidrios. Hablé con empresas y sindicatos y hay capacidad para hacerlo. Pero falta que el gobierno asuma esto. Creo que es la responsabilidad fáctica central para que Fernández asuma esto. Me sorprende que la ministra Carla Vizzotti no haya asumido la responsabilidad que implica pedir a los laboratorios de Sigman que le envíen la muestra del material que tienen allí, dado que no tenemos vacunas. Eso es una solución más directa para los argentinos que estar negociando y peleando por pagar vacunas más caras de lo que valen en el mercado. La vacuna Sputnik tiene otro valor en esta etapa, cada vez que se instalen, van subiendo su valor. La tecnología estará hasta en los niños. Europa está pensando hasta vacunar niños.

-Por lo que se puede intuir, esta pandemia va para largo. ¿Lo está viendo así?

-Esta pandemia va a continuar y no podemos someter al país a la situación de tener que pensar sin plan estratégico. Insisto veo que falta estrategia, pero falta saber cuál es la calidad que tienen en laboratorio y eso lo debe hacer el estado, así podemos ver si esta vacuna se puede envasar acá rápidamente teniendo en cuenta los parámetros técnicos. No es fácil, pero se puede hacer y que así lleguen a los brazos de los argentinos y de Latinoamérica. Acá se habla de 6 mil litros que sirven para producir 24/30/40 no se sabe cuál es la dosis para diluir, bien puede ser que muchos laboratorios dicen que una sustancia es para procurar tantas dosis, pero luego puede producir miles de veces más que lo que originalmente dijeron. Hay que entrar al laboratorio y ver la realidad. Eso lo tiene que hacer la ministra, si no lo hace entonces vamos a saber de qué lado está.

-Hablemos de la grave situación actual en lo que hace al rebrote del virus.

-Es central que la pandemia se vea desde el punto de vista epidemiológico. Hoy día el número de casos es importante, en cualquier circunstancia ese número si llega a los hospitales va a producir no solo ocupaciones las camas sino daño en la gente que por consecuencia de la saturación de los servicios de salud va a tener que hacer cola. Cuando uno está enfermo y hace cola, su enfermedad se produce de una manera más inhumana que la que se tiene que aceptar en una sociedad democrática. Desde este punto de vista, la epidemiología ha demostrado largamente que la respuesta a una epidemia nunca debe estar en el sector hospitalario. Sino que debe estar en la atención primaria, en primer nivel, en manos de ciudadanos. Se hace necesaria una política de escudo sanitario para que los pacientes y los casos de contagio, sean contenidos a nivel del barrio, de sus casas, por estructuras y recursos humanos que tenemos en cuantía a nivel de atención primaria y con mucha experiencia. Pero por falta de estrategia no se usó la atención primaria. Se recomienda ir a comprar respiradores, como ahora se va directamente a la vacuna y eso muestra la falta de estrategia. Acá hay que establecer líneas de contención a nivel de la atención primaria para ayudar a que no se sature el servicio hospitalario. Es en ese nivel que los ciudadanos pueden jugar papel central. Si los recursos humanos están capacitados para saber si una persona da positivo, se debe saber que el hecho de ser positiva no significa que esa persona tenga que angustiarse. Hay que evaluarla diariamente para saber si surgen síntomas de alarma, que bien estructurados a nivel de atención local, como la temperatura o la respuesta cardiovascular puedan ser tratados normalmente. Pueden ser contenidos porque son cosas simples, como manejar conocimientos del control de sistemas de alarma. Se hace en otras epidemias, en el dengue se manejaban síntomas de alarma para evitar que la enfermedad sature los hospitales. Acá no se aplicó, porque no hay estrategia. Creo que el estado debe tener una ley, debe tener una base de almacenamiento crítico y usarlos en pandemia. Debemos tener participación clara de la epidemiología y debemos hacer que la pandemia sea responsabilidad de todos y no sólo del presidente. Es un problema de todos. Acá es central tener un plan de comunicación en educación sanitaria de atención y prevención de la pandemia porque no hay mecanismo de educación sanitaria. Hay grandes problemas, se han planteado en la región, como hablar del tapabocas, cuando el tapabocas de uso común, en lo que respecta a la transmisión ahora de la pandemia no cumple ningún papel. Tenemos que manejar tecnologías más serias. Un tapabocas especial que se ajuste a la piel, por ejemplo, pero los que existen asi son carísimos. Todo esto los ciudadanos no lo saben, no hay información adecuada para que la gente pueda participar con sus esfuerzos. Esta es la síntesis de lo que deberían ser las respuestas a esta pandemia.

–Coincidimos con tu idea de que falta estrategia, voluntad política y además hay muchos intereses económicos en juego, que son los que inhabilitan la posibilidad de esa estrategia, con esto que expresaste das claridad del momento que estamos viviendo. Es este sentido, ¿cómo ves las Cuba que ha dado Cuba?

-Tengo un gran respeto por un país que a lo largo de su historia ha tenido gobiernos que han respetado los Derechos Humanos, los derechos a la salud. El ejemplo es Cuba, en función de sus estrategias de atención primaria y ante la promoción de salud. es único en el mundo, en términos de lo que es la salud. No solo hacia adentro, los cubanos han demostrado solidaridad con el mundo exterior para enfrentar la pandemia. Estuvieron cubanos en Asia, cubanos en Europa, en América Latina. Lamentablemente, en Argentina no los recibieron, cosas que duelen como médico y colega de muchos sanitaristas cubanos que siempre ponen el cuerpo en la pandemia. Aparte de eso, Cuba tiene una estrategia en términos de la visión de luchas contra la pandemia y así lo muestran los indicadores. El hecho de la vacuna que se está trabajando es ejemplo para los países de América Latina y del mundo. Hoy día la vacuna “ oberana» es parte necesaria en la tecnología de la contención de la pandemia, creo que tanto desde el punto de vista de la estrategia como de la construcción de la salud colectiva en terreno. Cuba es un país ejemplar. Muchos sectores de acá que se dicen comprometidos con la sociedad, no responden a Cuba, que ha demostrado a lo largo de los últimos 40 años un compromiso férreo con la salud. En la región de América Latina qué esa influencia de Cuba no se note con más fuerza y adhesión, es algo que hay que analizar. Esto ocurre porque América Latina no está unida. Confío que ha llegado el momento: la epidemia lo muestra, es que los pueblos tenemos que trabajar de manera unida. Cada vez que los pueblos tuvieron políticas conjuntas, la situación mejoró, pero cada vez que en la región intervienen fuerzas de la geopolítica global hace que nuestros países se vuelvan a dividir. Esto de la vacuna es una oportunidad.

Un encuentro internacional para analizar la situación

-Estoy organizando, en ese sentido, una reunión internacional para la región donde se plantee la necesidad de que los gobiernos se sienten en una misma mesa y encuentren una estrategia común ante la pandemia. La pandemia no es la vacuna, es una cuestión de vida y muerte para América Latina en lo que respecta a cómo se tiene que contraer la región en los próximos 10 años. Porque la economía va a salir duramente golpeada si no hay capacidad política, más allá de la posición política de los gobiernos locales, creo que la ideología de la unidad es central para defender los recursos naturales. Comenzamos hablando de que vivimos un momento internacional donde la emergencia climática es la que ha producido la epidemia, como el dengue, Chikunguña, o las olas de calor y etc., la emergencia climática necesita recursos naturales. América Latina es una de las partes del mundo donde hay recursos naturales, pueden a construir un modelo de desarrollo limpio desde el agua hasta la capacidad de radiación solar de América Latina, o la capacidad de los bosques. El Amazonas, hace de esta zona una gran región que, si no nos encuentran unidos en la misma mesa, estamos condenados. No solamente nosotros, tú y yo, sino nuestros hijos y nietos, condenados a tener una sociedad peor a la que no dejaron tu padre y mi padre. Esto es un reto que deben tener todos los sectores políticos del país, sea de la ideología que sea porque si no tienen política común en la región no vamos a poder enfrentar la pandemia y eso será un golpe durísimo para la región.

Resumen Latinoamericano


 

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