Si bien habrá segunda vuelta, el neoliberalismo fue el gran derrotado en Ecuador – Por Eloy Osvaldo Proaño

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Eloy Osvaldo Proaño (*)

El progresista Andrés Arauz obtuvo 31.5 por ciento de los votos en los comicios presidenciales celebrados el domingo en Ecuador, según un conteo rápido presentado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), por lo que debería contender en una segunda vuelta el 11 de abril, eventualmente con el líder indígena Yaku Pérez.

Sorpresivamente, Pérez, doctor en jurisprudencia y actual prefecto de Azuay, se ubicó en segundo lugar, al conseguir 20.04 por ciento, superando con un margen mínimo al banquero Guillermo Lasso con 19.97 por ciento de los votos y a quien dos encuestas a boca de urna señalaban como el candidato que pasaría a la segunda ronda.

La proyección dada por el organismo electoral se basa en los resultados de 90.4 por ciento de las 2 mil 425 juntas receptoras del voto seleccionadas dentro de un total de 40 mil, para el conteo rápido a cargo del organismo, metodología que ha llenado de dudas a los distintos candidatos y partidos.

El anuncio del órgano electoral dejó más incertidumbre que certezas y prolonga la definición de los contendientes para la segunda vuelta electoral. Para ganar en primera vuelta, un candidato debe obtener la mitad más uno de los votos válidos o 40 por ciento de los sufragios y una ventaja de 10 puntos sobre su más inmediato rival

De forma inesperada se ubicó en cuarto lugar el empresario socialdemócrata Xavier Hervás, con 16.28 por ciento. Arauz aprovechó para hacer un guiño con vistas a la segunda vuelta y sostuvo que felicita la campaña que realizó, “con mucha creatividad, apelando a la juventud. Nosotros estamos dispuestos a conversar y a encontrar puntos de coincidencia: creo que hay muchos. Yo creo que el país ahí ve una señal de renovación generacional”, aseguró el candidato de UNES.

Arauz refirió que tiene serias dudas sobre el conteo rápido, pues sus cifras son mayores a las del conteo oficial. Indicó que se confirmó el rol de Unes en esta primera vuelta electoral, con un margen lo suficientemente amplio. Añadió que contarán con una cantidad de asambleístas sustancial que les permitirá tener una gobernabilidad adecuada.

Siete binomios obtuvieron menos del 1% de votos válidos y otros cinco candidatos obtuvieron entre 1% y 3% de votos válidos: entre ellos el expresidente Lucio Gutiérrez y la oficialista Ximena Peña.

Por su parte, Yacu Pérez advirtió que “lo que ganamos en las urnas no lo vamos a perder en la mesa del Consejo Electoral. Después de la segunda vuelta vamos a constituirnos en la primera fuerza política del Ecuador. Somos el movimiento de la ecología, de la defensa del agua y estamos seguros de que en Cuenca también vamos a ganar en la consulta del agua por goleada y lo que ganamos en Azuay se convertirá en un triunfo nacional”, dijo.

El movimiento indígena quiere aprovechar el impulso de la revuelta de 2019 que puso contra las cuerdas a Lenín Moreno, aunque sus divisiones internas no garantizan un apoyo cerrado hacia ninguno de los aspirantes a la presidencia. Tras el cierre de las urnas, seguidores de Pachakutik –brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie)– salieron a las calles de Quito para denunciar un presunto fraude electoral.

Cortociruitos con los indígenas

Obviamente, el movimiento indígena quiere aprovechar el impulso de la revuelta de 2019 que puso contra las cuerdas al presidente Lenín Moreno, aunque sus divisiones internas no garantizan un apoyo cerrado hacia ninguno de los aspirantes a la presidencia.

Pero los 14 pueblos autóctonos de Ecuador representan solo al 7,4 por ciento de la población de acuerdo al censo de 2010. «Sin embargo, el movimiento indígena es el mejor organizado y el más potente entre los movimientos sociales, pues el movimiento de los trabajadores sigue en una larga crisis. Los indígenas se han constituido en un actor fundamental que puede moverse al mismo tiempo en la esfera institucional y en la contienda social.

La declaración durante el gobierno de Rafael Correa del Estado Plurinacional en la Constitución del 2008 significó un importante logro para los indígenas: con el establecimiento de un nuevo modelo de Estado se consagró la legalidad de sus reclamos y se instauró una práctica jurídica que persigue la verdadera igualdad entre las distintas comunidades del país.

Pero el permiso que otorgó Correa al extractivismo en territorios indígenas, generó un quiebre definitivo en la relación.

En octubre de 2019 el movimiento indígena se puso al frente de una marea de manifestantes que jaquearon al gobierno de Moreno, y lograron que se anulara la eliminación de los subsidios a los combustibles.Las movilizaciones contaron con el protagonismo indiscutible de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), la organización indígena más grande de Ecuador, formada en 1986.

El movimiento salió a la calle y mostró al país que hay un relevo generacional. Recuperó la dimensión más radical y plebeya que no llegó a tener en los diez años de correísmo. Pero, la inédita represión que sufrieron los indígenas y después la persecución judicial sobre varios de sus dirigentes han sido golpes que afectaron al movimiento, a lo que se sumó, de inmediato, la pandemia del coronavirus.

Volver a Latinoamérica

Las elecciones marcaron el resurgimiento del expresidente Rafael Correa, mentor de Aráuz, quien reside en Bélgica y fue condenado a ocho años prisión por corrupción en un juicio marcado por muchas irregularidades, el año pasado, lo que impidió que fuera el compañero de fórmula de Arauz.

Pero también dejaron en claro que el electorado ecuatoriano ha cerrado el paso a la restauración conservadora y neoliberal y que se ha decantado mayoritariamente por dos corrientes progresistas, la de la Revolución Ciudadana y la de los movimientos indígenas y ambientalistas.

Significó una severa derrota para Lenín Moreno, quien traicionó a su partido, al mandato que recibió de los electores en 2017 y al propio Correa, quien lo colocó en la vicepresidencia e impulsó a la presidencia, y que en su administración se empeñó en restaurar la dependencia política y diplomática con respecto a Washington y los organismos financieros internacionales, en colocar al país en una senda regresiva y neoliberal, y en destruir la obra social y económica lograda en la década de 2007-2017.

Su política económica antipopular se tradujo en un grave endeudamiento del país y provocó en 2019 una virtual insurrección que fue ferozmente reprimida por las fuerzas policiales.

Aráuz, economista de 36 años recién cumplidos, y quien no pudo votar por estar empadronado en México, apostaba por ganar en una primera ronda, e incluso refirió que las encuestas a boca de urna que señalaron la necesidad de una segunda vuelta, no contemplaban los resultados de la votación en el exterior.

En su campaña planteó que los ricos paguen más impuestos y fortalecer los mecanismos de protección al consumidor, la banca pública y las organizaciones locales de crédito y ahorro. Además, afirmó que no cumplirá con los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional.

Arúaz fue categórico: La victoria del pueblo será un gran respiro para la integración regional. En el terreno continental, resulta esperanzadora la posibilidad de un retorno de Ecuador al programa soberanista y social de la Revolución Ciudadana. Argentina ha superado el breve retroceso que significó el gobierno derechista de Mauricio Macri (2015-2019) y Bolivia el cruento golpe de Estado de noviembre de 2019 y ratificar en las urnas el respaldo social al Movimiento al Socialismo (MAS).

Esto significaría la oportunidad de dar nueva vitalidad a organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y marginar la perversa y antidemocrática influencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del Grupo de Lima en la región.

El impopular mandatario Lenín Moreno, quien no se presentó a la reelección, dejará el poder el 24 de mayo, con un país en grave crisis económica, fiscal, laboral y alimentaria. Hasta la jornada electoral había registrado más de 15 mil muertos por Covid-19, y más de 258 mil contagios, según datos oficiales, de cuya veracidad se duda.

(*) Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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