Construyendo soberanía digital desde los pueblos de América Latina y el Caribe – Por Celeste Serra

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Celeste Serra*

Un día como hoy, pero un mes de enero del año 2001, miles de personas, movimientos sociales y organizaciones de todo el mundo se reunieron por primera vez en lo que se conformó como el Foro Social Mundial, el movimiento más grande surgido desde la ciudadanía, apostando a la construcción de una globalización diferente como respuesta y antítesis al Foro Económico Mundial de Davos.

Ahora, más precisamente del 23 al 31 de enero del 2021, no sólo se cumplen 20 años de aquel primer FSM, sino que en medio de la pandemia mundial del Covid19, lejos de impedir una nueva edición, nos encuentra más fortalecidos y unidos que nunca de manera virtual, ya que la crisis económica y sanitaria mundial ha sido el puntapié ideal de los grandes sectores de poder para acelerar los procesos de digitalización y “tecnologización”, que conducen a una mayor profundización de la precarización laboral y las enormes desigualdades ya existentes.

En este marco, donde el debate y la acción conjunta se tornan más que urgentes, desde Internet Ciudadana, y con el apoyo de ALAI, Pressenza, CLAE y OpenLabEc, se llevó a cabo el conversatorio “Construyendo la soberanía digital de los pueblos de América Latina y el Caribe”; un espacio dedicado a compartir las necesidades, lineamientos y propuestas que reviertan el daño ocasionado por la lógica extractivista de las tecnologías digitales actuales y asienten las bases para la consolidación de modelos de desarrollo alternativos y sostenibles al servicio de las comunidades.

La actividad dio inicio con la exposición de Sally Burch, periodista británica-ecuatoriana y directora de ALAI (Agencia Latinoamericana de Información) y contó con las presentaciones de Alfredo Moreno (ingeniero en Arsat y profesor de Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Universidad de Moreno, Argentina), María Cristina Martínez (Doctoranda en Comunicación y Miembro de la Red de Investigación de Conocimiento, Hardware y Software Libre (RICHSL), Jimena Montoya (licenciada en Comunicación social e integrante del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) y Miguel Guardado, quien es traductor, docente y milita desarrollando actividades de educación popular para la soberanía tecnológica.

Los expositores se encargaron de delinear y compartir propuestas claves en los campos de la educación, el agro y campo, las infraestructuras tecnológicas, el trabajo, la comunicación y los derechos digitales.

Como lo expresa Sally Burch, “las líneas de acción deben contemplar las diversas problemáticas en forma transversal, pues hoy lo digital – e internet – lo atraviesan todo. Todavía hoy cuesta entender la dimensión de este reto y su relevancia dentro de cada sector y lucha social”. […]

En el contexto actual, hablar de la soberanía digital de los pueblos, en un mundo que transita velozmente hacia una economía de datos (donde éstos son el principal factor de ordenamiento de la economía y de la distribución de riqueza y poder) es comprender que hoy – dice Sally – los sistemas digitales inteligentes están revolucionando las fuerzas de producción; y que son un puñado de corporaciones globales las que hoy controlan las plataformas, almacenan y procesan los datos, y avanzan sobre cada uno de los sectores productivos de la sociedad (finanzas, transporte, comercio, salud, agro, educación…) primero conectando a sus actores y actividades, y luego convirtiéndose en el ‘cerebro’ que controla cada sector.

Así -continúa- su modelo de negocio consiste en apropiarse de la experiencia humana como materia prima gratuita, transformarla en datos comportamentales, y mediante algoritmos que son transformados en productos de predicción, venderla en mercados de futuros del comportamiento. Comportamientos humanos y predicciones sumamente precisos que luego se traducen en estrategias para persuadir y/o aguijonear hacia conductas que den los resultados deseados (un like, una compra o un voto).

Vivimos en una sociedad que ya está camino a ser regida por la Inteligencia Artificial, y que nos somete de manera muy sutil a cumplir con los requerimientos de un sistema que, bajo sus estándares privados, nos priva del sentido de la libertad y la posibilidad de definir nuestro propio destino y democracia.

Estos sistemas, que ya están profundamente imbricados en la sociedad, no será fácil cambiarlos; pero su carácter es eminentemente colectivo y cualquier respuesta efectiva requiere ser colectiva. El sentido de comunidad, de lo común, nos ha sido expropiado; y en vez de generar comunidades, nos han convertido en rebaño. Por eso, las nuevas acciones por delante deben garantizar nuestros derechos (incluyendo medidas de protección de datos y de la intimidad), tomar medidas para frenar la concentración monopólica de poder de las grandes corporaciones digitales, y definir un régimen de potestad sobre los datos, donde prime la propiedad de las personas por sobre el derecho de las empresas que las explotan. Es un compromiso que nos involucra a todos y todas, a todos nuestros ámbitos de trabajo y vida, y a todas nuestras luchas sociales”.

Alfredo Moreno, a su vez, brindó en su presentación una visual del panorama actual y las necesidades dentro de la gran infraestructura tecnológica que da soporte a internet.

Respecto de las plataformas digitales, indicó: “Han logrado que todos los ciudadanos del mundo participemos conscientemente de esta propuesta de dependencia que se concreta a través del uso de plataformas tecnológicas de software, y consumiendo de forma no critica, todos los productos que nos ofrecen pensando que es una descarga gratuita cuando en realidad es solamente un canal para que todos nuestros datos, nuestras opiniones y demás, alimenten el big data de las corporaciones para ganar sumas de dinero desorbitantes”

“Esto nos plantea ciertos problemas para el desarrollo de la vida humana. Otro modelo de digitalización es posible y para que eso suceda, es necesario que las fuerzas activas de la sociedad puedan entender en profundidad las tecnologías para poder crear alternativas y leyes que permitan que este desarrollo sea más igualitario y no tan desigual como viene siendo hasta ahora. […] Las tecnologías, sirven también para causas nobles y permiten el crecimiento de nuestros pueblos”.

Al respecto, Alfredo menciona una de las iniciativas más recientes en tema de soberanía digital: este 27 de enero de 2021, en el transcurso de la visita del presidente argentino Alberto Fernández a su homólogo chileno, se firmó un importante acuerdo entre ambos países llamado “Puerta Digital del Pacífico”. Mediante el mismo, la Argentina a través de la empresa pública Arsat, va a conectar una fibra en el nodo de Valparaíso, creando un segundo punto de acceso internacional a internet que por este enlace va a cruzar directamente al continente asiático y conectarse con Australia, sin pasar ni por Europa ni por EEUU. Pasaría, en cambio, por y desde Brasil, hacia Uruguay, Paraguay y Bolivia, y rumbo a Oceanía/Asia.

A lo que Moreno agregó: “Esto nos coloca en una perspectiva muy interesante. En principio, el financiamiento se da por el Banco Andino y directamente tomado por los gobiernos. No hay empresas, hay política. Y ello permitiría que los ciudadanos puedan tener flujos alternativos a los actuales donde los datos tengan alguna cobertura de seguridad y no puedan ser utilizados y escuchados”

Sin embargo, afirmó, “la operación de gestión privada no es en sí mala. El problema se presenta cuando el mercado de servicios está regulado bajo un concepto neoliberal. Si la regulación es a través de un acuerdo de políticas públicas con representación parlamentaria y las operadoras privadas, entonces, esa sería una alternativa más justa”.

“Entonces, la salida es que tiene que haber una figura del sector público que pueda operar estas redes para poder garantizar transparencia hacia el pueblo y las comunidades para que los datos respondan a una política de seguridad donde el equilibrio posibilite empresas que puedan vender sus servicios a precios razonables y un acuerdo entre la política pública y la defensa del consumo. El desarrollo tecnológico en la región necesita generar mejores condiciones de infraestructura, e internet, plantearse como servicio público esencial para que los pueblos puedan empezar a demandar a los Estados, derechos que hoy no están pudiendo ser planteados. Estos temas están pendientes y deben ser resueltos y discutidos entre los gobiernos, la ciudadanía y las empresas.

Del diagnóstico a las propuestas

Si las problemáticas y necesidades que las diferentes charlas nos invitan a repensar quedaran solamente en el marco del debate, las urgencias que proclamamos no pasarían jamás al diseño de la acción. Por eso, los expositores que formaron parte de la mesa, fueron desarrollando uno a uno las propuestas de aplicación dentro de los ámbitos más diversos en los que participan.

Miguel Guardado, abrió este bloque de propuestas, para hablar sobre aspectos transversales y en particular tocó también las referidas a la educación en tiempos de la era digital. Para acompañar las reflexiones ya expuestas, preguntó: ¿Qué podemos hacer los movimientos sociales y las ciudadanías en general?, desglosando a partir de allí una serie de propuestas generales que impulsen a la acción.

* Podemos avanzar y pedir la integración regional.

* En el sentido de la Incidencia Política, podemos aprovechar los diferentes espacios nacionales, supranacionales y multilaterales para exigir que los Estados garanticen el acceso a internet como un derecho humano y esencial (sin olvidar tampoco el derecho a la no-conectividad, pues la conectividad requiere un consentimiento libre e informado)

* Exigir que se construya una gobernanza plural y democrática de internet

* Exigir marcos legales que protejan la privacidad y propiedad de los datos como los derechos digitales en general.

* Exigir transparencia en el uso de técnicas biométricas que se utilizan con fines de vigilancia y penales

* Impedir la concentración monopólica de poder

* Reivindicar infraestructuras soberanas de propiedad colectiva y fomentar la creación de redes comunitarias auto-gestionadas en zonas alejadas.

* Apostar por las tecnologías libres como base de la soberanía de los pueblos, pues de esta manera son las personas quienes controlan las tecnologías, y no las tecnologías las que controlan a la gente.

Y en el marco del trabajo sobre Educación en la era digital, Miguel Guardado expresaba:

“Los objetivos y desafíos que presenta este panorama son muchísimos: debemos respetar los derechos digitales de la comunidad educativa, es decir, hablar de seguridad, privacidad y no de mercantilización del comportamiento de los educandos ni de los datos que se emiten dentro de la comunidad. Es necesario también educar para la soberanía y la autonomía para producir alumnos y alumnas que sean actores conscientes y no consumidores pasivos de las soluciones digitales. Atender a las diferentes brechas que presenta nuestra sociedad en base a la conectividad, la edad, el género y el territorio. Destacar el objetivo de una ciudadanía empoderada.

Llegado a este punto se arriba a una conclusión: la educación de calidad como una necesidad y una causa que se complementan perfectamente con la causa de la soberanía tecnológica. Las tecnologías libres y la educación son un matrimonio perfecto ya que aportan una serie de valores que no tienen las tecnologías corporativas.

¿Y qué aporta una educación de calidad a la soberanía tecnológica? Una educación consciente enfocada hacia la soberanía tecnológica es la palanca que necesitamos para producir un cambio de modelo en la sociedad, y para producir ese cambio, necesitamos un cambio de modelo en la educación. La educación debe dar un giro de 180 grados. Por ejemplo, en el plano de la soberanía alimentaria, vemos como la educación está coqueteando con el proceso productivo y el ciclo de la vida; y esto lo vemos a la hora de implementar un huerto, de hacer visitas a las granjas, de preparar sus propios alimentos, entender cómo se ordeña una vaca, etc.

Partiendo de esto, podemos hacer que el modelo educativo nos permita atender a la provisión de tecnologías comunitarias desde el mismo centro educativo y tenerlo como referente comunitario. El centro educativo puede proveer de herramientas libres a una comunidad, y utilizarlas ella misma (como servicios de mensajería y redes sociales libres). También puede proporcionar actividades de capacitación a personas no escolarizadas.”, indicó Guardado.

Más adelante, María Cristina Martínez que precisamente expondría las necesidades del campo y agro, hablaría también de soberanía alimentaria. Así, desde los debates y conclusiones surgidas desde el Grupo de trabajo sobre Campo y Agro se delinearían algunas líneas de acción:

* Profundizar la reflexión sobre la digitalización y sus impactos: Hay que ampliar la discusión local y regional no solamente hacia las potencialidades de la tecnología sino también hacia sus riesgos.

* La disputa tecnológica: Disputar el campo de la tecnología para determinar hasta qué punto podemos manejarla, controlarla o utilizarla y analizar la importancia de combinar las demandas de acceso a la tecnología con los impactos ambientales.

* Investigación: Para reconocer los recursos, las mejoras en la protección del agro y del ambiente y la soberanía alimentaria, para las cuales se establecerían redes colaborativas y alianzas con la academia.

* Desarrollo de Políticas públicas: Llevar la tecnología al campo, alejada del corporativismo. Estas políticas deben fortalecer la capacidad participativa y comunitaria de la tecnología y sobre todo debe posicionar a los sectores campesinos como actores centrales en los procesos de acercamiento de la tecnología.

* Apropiación tecnológica: No solo hablar del dominio, sino del significado de la tecnología. Podemos plantear sistemas de capacitación comunitarias, sistemas colaborativos, desarrollos para el empoderamiento, no solo para el aprendizaje sino para la innovación tecnológica que posibilita el desarrollo comunitario. Apropiarse implica poner la tecnología al servicio de las necesidades de las personas y del agro.

Sobre los procesos de digitalización en el campo de la Comunicación

La encargada de plantear los principales núcleos problemáticos particularmente dentro del campo de la comunicación, fue Jimena Montoya, quien hizo énfasis en cómo dichos impactos han afectado también el ámbito del lenguaje y los modos de acceso, producción y consumo de contenidos.

Así, las plataformas digitales dominadas por los 4 o 5 agentes conocidos, construyeron un discurso hegemónico que invisibilizó todos los discursos alternos al dominante (concentrando determinadas posiciones y sentidos del mundo no solo dentro del ámbito del entretenimiento sino también en el acceso a la información, la cultura, la comercialización y el sistema financiero).

Por eso, si bien se piensa que estos mecanismos no son fáciles de revertir, incidir de manera significativa en éstos y adoptar una posición ética, común, digna y respetuosa con los pueblos, puede hacer la diferencia para construir nuevos mecanismos de funcionamiento.

Ahora, ¿cómo podemos incidir en estos espacios? Éstas son las propuestas a las que la expositora convocó a adherir.

* Producción ciudadana y comunitaria de sentidos: “En principio, adherir a los principios de la comunicación popular. En ese sentido es importante que la ciudadanía se apropie de las herramientas para intervenir los espacios digitales y empezar a pensar a pensar a quién estamos delegando la generación de contenidos, que al fin y al cabo, son los que construyen un imaginario del mundo”

* Acción desde el Estado y las políticas públicas: “Es importante por un lado la intervención del Estado para poder garantizar el acceso y la producción de los contenidos desde y para los sectores populares, ampliar públicos, ampliar la cobertura mediática y aggiornar los formatos para poder lograr interpelar a nuevas audiencias y eludir las burbujas de conversación que imponen los algoritmos, especialmente en las redes sociales”

* Incidencia en espacios multilaterales de gobernanza y regulación de internet: “Hay que poder avanzar en una agenda comunicacional y común de los pueblos y que el Estado garantice acceso a la conectividad y trabaje en conjunto con las organizaciones populares.

* Modelo mixto público-comunitario: “Garantizar la capacitación de los sectores excluidos, y principalmente, que el Estado esté presente para regular los procesos anómalos y abusivos para garantizar una pluralidad real; pues si bien la digitalización ha multiplicado los medios de comunicación, lo que no se ha multiplicado son los mensajes”.

Trabajo, empleo, subsistencia

En este punto hubo un especial énfasis sobre las plataformas digitales que han flexibilizado aún más al mundo del trabajo y lo hacen mientras promueven un discurso que habla de libertad y poder de decisión de los trabajadores “dueños de su tiempo”, a la vez que ellos profundizan las desigualdades. Así, la Renta Básica Universal se presenta como un derecho de reparación y compensación pero que no modifica en principio los mecanismos de explotación de raíz.

A lo que le sigue el otro debate: ¿de dónde emergen esos fondos?

Una de las propuestas es que quizá se deberían grabar impuestos a las grandes empresas tecnológicas para aportar a un fondo para la generación de empleo de calidad. Otras posturas dicen que esto debe salir de un fondo administrado por Naciones Unidas o de un no-pago de las deudas externas de los diferentes países.

Otras propuestas desde las miradas de los pueblos serían:

* El desarrollo tecnológico para alcanzar la Soberanía tecnológica y lograr cambios en la matriz productiva, trabajo de calidad e igualdad de oportunidades.

* Redes de cooperación entre organizaciones para que estas sean generadoras y hacedoras de las políticas.

* Acceso al conocimiento estratégico, a educación, salud y trabajo de calidad.

* Acceso a las TICS y a la conectividad, para garantizar iguales oportunidades de formación.

* Uso de tecnología y redes sociales para favorecer la organización y el acercamiento.

* Regular las nuevas relaciones laborales ante el crecimiento del trabajo informal,

* Acceso y propiedad sobre nuevas “herramientas tecnológicas” para el bienestar de la humanidad y no para el enriquecimiento de unos pocos.

*Plataformas y redes para fortalecer organizaciones, procesos de luchas y solidaridad entre los trabajadores del mundo.

El conversatorio finalizó con una ronda abierta de intervenciones, comentarios y aportes de los oyentes participantes.

29 enero, 2021 

* Celeste Serra para Internet Ciudadana. Serra es Licenciada en Ciencias de la Comunicación especializada en opinión pública y planificación estratégica de marca de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente participa en el desarrollo de proyectos de soberanía para la gobernanza de datos dentro de espacios cooperativos.

El conversatorio completo se puede visualizar en este enlace: https://youtu.be/v_VG8jqtjMk

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