Chile | Cuatro exministros de Bachelet candidatos: ¿Qué une a la expresidenta con Narváez, Rincón, Muñoz y Maldonado? – Por Sebastián Minay y María Arriagada
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Sebastián Minay y María Arriagada *
Todos los aspirantes de Unidad Constituyente trabajaron para ella en alguno de sus dos gobiernos; Rincón, en dos carteras. Antes de que la campaña de la primaria -el 4 de julio quedará una o un solo sobreviviente- despeje qué tan cerca o tan lejos de la expresidenta jugarán sus cartas, es hora de recordar cómo se llevaban con ella y que han dicho de su figura ahora que son candidatos.
Si fue o no una nominación a control remoto desde Ginebra o un dedazo -que el equipo de la candidata PS niega y seguirá negando y sus detractores seguirán acusando-, el cruce de datos y fechas indica que Paula Narváez renunció a la ONU (31 de diciembre) después que Michelle Bachelet la llamara para avisarle que había firmado (28 de diciembre) la carta que la lanzó en el partido. Su equipo está encabezado por dos bacheletistas, Paulina Vodanovic y María Eugenia Paris; cuando arme y lance su comando sabremos si éste arroja o no las mismas señales.
Como sea, en el PS y en el bloque inquieta qué tan atada o no a la figura de la expresidenta haga campaña su ex vocera, que según ha descrito su gente “afianzó” su relación con Bachelet cuando vivió cerca de ella en Roosevelt Island, Nueva York; entonces ingresó también a ONU Mujeres. Fue ministra vocera casi un año y tres meses (18 noviembre 2016 a 11 de marzo 2018), menos que sus contendores, pero acá sobra historia cercana porque antes de eso fue su jefa de gabinete, y después estuvo un tiempo en la Fundación Dialoga.
Va a tener que encarar muchas preguntas respecto de ese gobierno, pero hasta ahora parece haber elegido algunas palabras con pinzas. “Me considero muy identificada con lo que fue el gobierno de la presidenta Bachelet, con su visión transformadora”, dijo el 14 de enero, aunque de inmediato explicó que “más que ser una replicadora de otros proyectos, necesitamos un proyecto que se haga cargo de este nuevo Chile” y que “no vengo a revivir proyectos” (Agricultura).
Volvió sobre el punto el 17 de enero (Canal 13) cuando dijo sentirse “muy identificada con ese gobierno con vocación transformadora, que creo que iba en la línea correcta de corrección de muchas desigualdades. Pero también entiendo que lo que estamos enfrentando hoy como Chile es una situación diferente que requiere otro tipo de soluciones, de soluciones que hay que construir participativamente”.
La ha mencionado varias veces; ha dicho que es “arrogante” considerarse su heredera. Y volviendo al telefonazo que recibió desde Puerto Varas, el viernes pasado dijo que “el apoyo” de Bachelet “como ella me lo expresó en la conversación que tuvimos en su momento, tiene que ver con ser consecuente con lo que ella misma ha promovido desde hace mucho tiempo y hace muchos años, que es que más mujeres estén en política”.
“Soy ‘bacheletista’, pero no hay que anclarse en el pasado. No hay que quedarse en el segundo Gobierno de la Presidenta Bachelet, hay que mirar hacia el futuro”, dijo el 21 de enero, cuando estaba la cuestión de por qué ella ungía a Narváez y no a sus otros exministros. Heraldo Muñoz, flamante ganador de la primaria PPD, fue su canciller los cuatro años de Bachelet Parte II, más que el resto.
No era parte de su mundo, y cuando ese mismo día le preguntaron por el bacheletismo, también eligió con lupa: “Si alguien puede y quiere alimentarse del pasado, me parece bien, pero insisto en que hay que mirar hacia el futuro” (Cooperativa).
Al menos hasta donde se sabe, Muñoz no se quejó de que su exjefa ungiera a Narváez y no a él. A diferencia de Francisco Vidal, quien el 24 de enero dijo a El Mercurio que “me hubiera gustado que el apoyo de Bachelet fuera al candidato de la oposición”. Muñoz dijo ese mismo día en Emol que “no tengo queja alguna contra Michelle Bachelet. Por el contrario, me siento agradecido por la confianza que depositó en mí como Canciller en un momento difícil, cuando defendimos, exitosamente, la soberanía nacional ante la demanda marítima boliviana en La Haya. Solo gratitud hacia ella, entendiendo que ejerció su derecho como militante socialista al apoyar a Paula Narváez”.
No se recuerdan a primera vista grandes choques o problemas con la expresidenta cuando él estuvo en Relaciones Exteriores; se llevaban bien, recuerdan ex autoridades de ese gobierno, y ella lo invitaba junto a su esposa a celebraciones como el Año Nuevo en Cerro Castillo. Es que los dos ya se conocían de antes. En mayo de 2010 Muñoz asumió como Subsecretario General de las Naciones Unidas y Administrador Auxiliar del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); cuatro meses después Bachelet tomaría la cabeza de ONU Mujeres. Con ambos viviendo en Nueva York, se siguieron hablando y viendo.
Incluso hay quien recuerda que con Bachelet y Narváez coincidieron en más de un encuentro social.
La expresidenta tuvo un gesto de deferencia con Heraldo, además. Antes de que ella dijera en mayo del 2020 que “sobre mi cadáver” sería candidata por tercera vez, conversó con él -así como con otros dirigentes- y le puso sobre aviso de que seguía firme en negarse a volver. Eso le permitió en parte despejar dudas, como a cualquier ex ministro suyo.
Con Rincón, candidata DC que fue su ministra dos veces (Segpres, 11 marzo 2014 a 11 de mayo 2015; Trabajo, 11 mayo 2015 a 18 noviembre 2016), hay nexos adicionales. En la DC cuentan que la madrina de bautizo de uno de sus hijos, Ximena Galdames Jeria, está emparentada con la familia de la expresidenta y que la senadora tenía cercanía con Ángela Jeria, la fallecida madre de Bachelet.
Pero además pasó otra cosa. Cuando la nombró ministra Segpres lo hizo llevándole la contra a la entonces plana mayor de la DC, presidida por Ignacio Walker. En el sector recuerdan que a éste (cómo le han recordado eso de que no se leyó el programa de gobierno) no le habría gustado nada que nominara a la perdedora de la preprimaria DC 2013 y que al ganador, Claudio Orrego -que perdió en la primaria final- no lo nombrara en el gabinete. Acá también hay versiones de que por eso mismo la mandataria le avisó antes.
Y cuando el 2015 cayó el comité político, salieron del gabinete a Rodrigo Peñailillo (Interior), Alberto Arenas (Hacienda) y Álvaro Elizalde (Segegob). Rincón también tuvo que dejar la Segpres, pero Bachelet la dejó en el gobierno, a diferencia del resto, nombrándola en Trabajo.
En parte por lo mismo llamó la atención que cuando el 20 de enero le preguntaron si hoy tiene cabida el bacheletismo, la senadora DC respondiera que “Chile ha cambiado y las lógicas tradicionales no ayudan a enfrentar lo que viene. Si hay alguien que es de terreno soy yo, y en la calle no he sentido nostalgia; el cariño hacia la presidenta Bachelet se ha ido diluyendo debido a la gran frustración que sienten las personas” (La Segunda). La frase cayó mal y hasta Ana Lya Uriarte la llamó; a Rincón le han oído decir que no se le entendió. Después dijo que la sacaron de contexto.
Y por lo mismo, después dijo que “soy una gran bacheletista, me siento una persona muy cerca y con mucho cariño por la presidenta Bachelet. En general, hasta el día de hoy se le agradece muchas cosas: la pensión básica, el bono por hijo nacido vivo y la reforma de educación, por lo tanto, muy lejos de lo que yo quería transmitir. Lo que yo decía era que la ciudadanía quiere que le demos respuesta a muchos temas que están pendientes” (Tolerancia Cero, 24 de enero).
“Puedo dar fe, testimonio y asegurar la absoluta probidad de la expresidenta Bachelet. Yo como ministro pongo las manos al fuego por ella. Porque es una persona totalmente honesta, totalmente íntegra, una persona desinteresada en el dinero e incluso en el poder”. Carlos Maldonado Curti jugó la carta del leal incondicional el año pasado, cuando ya no era ministro y tampoco candidato proclamado por el PR, cuando circuló que un empresario brasileño intentaba ligar el financiamiento de la última campaña presidencial bacheletista al escándalo de OAS.
El nominado radical fue su ministro de Justicia en su primer gobierno (26 de marzo 2007 a 11 de marzo 2010). No era de su mundo y tampoco su amigo, pero le tocó trabajar también como subsecretario general de gobierno, y como tal fungió de secretario de los consejos de gabinete. Ahí le tocó subrogar al PPD Ricardo Lagos Weber justo cuando se lanzó estrepitosamente el Transantiago: tuvo que poner la cara, como todo vocero aunque sea momentáneo.
En Justicia también le tocó ser parte del comité político, una promesa de campaña que MBJ le había hecho a los radicales. “Tuve el honor de ser ministro del primer gobierno de la Presidenta Bachelet y la verdad es que tengo el mayor respeto y cariño por la Presidenta”, dijo el 29 de diciembre (Emol TV). Hoy dice que “tuvimos una relación de respeto, de confianza, más que de amistad”, pero que no vengo a hacer una nueva versión de Ricardo Lagos ni de Michelle Bachelet”.