Argentina | 5 años sin Lohana Berkins luchadora por los derechos de travestis, transexuales y la identidad de género

2.721

Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura

Conocí personalmente a Lohana en 2015 cuando compartimos la tarea de ser jurados en el Festival de Cine y Derechos Humanos de Buenos Aires. Me sorprendió desde la primera conversación que tuvimos su lucidez, su generosidad y su calidez. Y su risa. Tenía una risa muy sincera.

Tengo guardado el recuerdo del modo en que, con sencillez y precisión, nos demostró como nosotros, gentes académicas y progresistas, no fuimos capaces de ver la estigmatización que se escondía en una película holandesa sobre la disforia de género.

En un conversación que compartimos por la noche, previo a la entrega de premios, profundizó la explicación a propósito de lo grave que es la relación -aparentemente contenedora- entre la elección de género individual y los sistemas de salud. Fue entonces cuando, después de hacer un recorrido por los marcos legales de los países más liberales, me aseguró que la legislación argentina era el más moderna del mundo. La ley de género fue el resultado del encuentro de las luchas en las calles de muchos años sumadas a un liderazgo político que supo entender la potencia inclusiva que tiene el reconocimiento de la elección personal.

Lohana fue capaz de explicar la relación entre la diversidad sexual y la pobreza, lo abismal que puede ser esta doble exclusión social, y la importancia que tiene desde esa perspectiva la posibilidad de vivir la propia sexualidad, en una sociedad que desde lo institucional reconoce el valor de la libertad de elección sin patologizar, sin medicar, sin instituir como una persona diferente.

Argentina vivía entonces un momento donde las fuerzas conservadoras había recuperado el poder, y ella instaba a sostener la lucha para impedir que desmontaran aquellos logros que obtuvimos gracias a quienes lucharon por los derechos sexuales y de género, así como desmantelaron gran parte de los resortes institucionales que permitieron llevar adelante políticas de memoria, verdad y justicia. Desde entonces está claro que las banderas de lucha de Lohana y sus enseñanzas no pueden quedar como logros pasados, sino como avance continuo hacia una sociedad más justa.

Ser maestra y funcionaria como reivindicación de los derechos

Berkins, nació en la provincia de Salta y fue una histórica dirigente del colectivo trans. Fue fundadora de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT) en 1994. Desde esa organización impulsó la visibilización del derecho a la identidad de género. También fue una de las promotoras de la Ley de Identidad de Género aprobada por el Congreso Nacional en 2012. Esa que ella misma reivindicó hasta sus últimos días.

En 2002 se inscribió en la Escuela Normal 3 para ser maestra. Ante la negativa de hacerlo con su nombre elegido, radicó una denuncia ante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Ese reclamo fue un hecho inédito para el reconocimiento de los derechos de travestis y trans, ya que las autoridades debieron respetar su identidad de género.

Como asesora del legislador porteño por el Partido Comunista, Patricio Echegaray, cargo que ocupó hasta el 2002, fue la primera travesti con un cargo en el Estado.

En 2010 conformó el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, una alianza de más de quince organizaciones, que impulsó la sanción de la Ley de Género, que fue aprobada por el parlamento el 9 de mayo de 2012. A partir de 2013 y hasta su fallecimiento estuvo al frente de la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual, dentro del Observatorio de Género en la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires.

Una despedida vital

Lohana Berkins dejó un último mensaje público, que hizo llegar a través de su perfil en la red social Facebook. Sin dudas lejos de ser una despedida doliente, es un momento más de una vida de lucha:

Queridas compañeras, mi estado de salud es muy crítico y no me permite reunirme personalmente con ustedes. Por eso quiero agradecerles sus muestras de cariño y transmitirles unas palabras por medio de la compañera Marlene Wayar, a quien lego esta posta.

Muchos son los triunfos que obtuvimos en estos años. Ahora es tiempo de resistir, de luchar por su continuidad. El tiempo de la revolución es ahora, porque a la cárcel no volvemos nunca más.
Estoy convencida de que el motor de cambio es el amor. El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo.

Todos los golpes y el desprecio que sufrí, no se comparan con el amor infinito que me rodea en estos momentos. Furia Travesti Siempre.

Un abrazo
Lohana Berkins.

Más notas sobre el tema