Tiembla Haití – Por Diálogo 2000

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Tembló la tierra hace 11 años en un terremoto devastador. Tembló el orden mundial, la esclavitud, el colonialismo, hace 217 años cuando el pueblo haitiano se liberó. Sobrevinieron el bloqueo, la deuda impuesta por la independencia, el robo de las reservas, la ocupación estadounidense, la resistencia, las masacres, los regímenes Duvalier, el levantamiento popular, un constituyente popular impresionante, la primera elección libre, nuevos golpes de estado, más resistencia, el primer golpe de este siglo contra un gobierno constitucional en las Américas, la ocupación de la ONU, las violaciones, el cólera, la manipulación electoral de la OEA, el intervencionismo permanente de EEUU y el “Core Group”, la megaminería, la miseria planificada del FMI – y Haití sigue temblando.

Tiembla hoy la tierra de los libertadores como Dessalines, L’Óuverture, Petión y Peralte, y de tantas mujeres y hombres sin nombre para la historia que siguen convulsionando la tierra haitiana, clamando por sus vidas, sus derechos. Tiembla hoy Haití bajo el recuerdo de tanto ultraje y la amenaza de su perpetuación en una nueva constitución que pretenden escribir la camarilla del actual presidente, neoduvalierista, trumpista y bolsonarista, junto a sus “asesores” de la OEA y la ONU. Tiembla hoy, como ayer, porque las masas populares haitianas continúan y continuarán movilizándose por su libertad y dignidad, su independencia y autodeterminación, por el fin del intervencionismo colonial e imperialista, el intervencionismo fondomonetarista, el intervencionismo “humanitario”.

Haíti, hoy temblamos con Ustedes. A 11 años de aquel terremoto, a 217 años de aquella gesta liberadora, a 17 años de aquel golpe y la ocupación onusiana de la MINUSTAH, la MINUJUSTH y ahora la BINUH -involucrando a los gobiernos y tropas militares y policiales de casi todos los países nuestroamericanos, con la digna excepción de Venezuela, Cuba y las demás islas caribeñas -, temblamos de vergüenza frente a tanta invisibilización, ninguneo, violencia e impunidad. Temblamos de indignación ante las cada vez más monstruosas propuestas de “cooperación” en nombre de los derechos humanos, la democracia, la sostenibilidad, la paz. Pero también temblamos de admiración y orgullo, de gratitud y de camaradería, ante la firmeza de sus respuestas, la dignidad de sus luchas y la generosidad de sus ejemplos.

Haíti tiembla y nosotres con ella. Movilicémonos cada vez más en la solidaridad, difundiendo sus luchas y compartiendo su resistencia, asumiendo como nuestro su grito libertador, su NO es NO a la ocupación y el sometimiento, a la “cooperación internacional” que mantiene un presidente que el pueblo no eligió y cuya renuncia es exigida en las calles desde hace ya 3 años y ahora pretende intervenir abiertamente en un proceso amañado desde arriba para reformar la constitución a favor de sus intereses. Apoyémonos las alternativas que construyen, sus demandas de respeto, de justicia, de reparaciones – por la esclavitud, el colonialismo, las ocupaciones, las deudas eternas, el cólera, las violaciones, la impunidad y todos los “daños colaterales” de la ocupación “humanitaria.” Temblemos juntes, por Haití, por nuestra América.

Diálogo 2000


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