Dos años de la juramentación de Guaidó: ¿Qué se ganó? – Por Efecto Cocuyo, Venezuela

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Se cumplieron dos años del juramento que el diputado Juan Guaidó prestó ante la Asamblea Nacional (AN) el 23 de enero de 2019, como presidente del Gobierno interino. De aquel ímpetu que caracterizó el resurgir del movimiento opositor que pasó a dirigir y que logró el reconocimiento de casi 60 países, actualmente se regresa a un punto muerto, a la espera de la reagrupación de las fuerzas antichavistas y de nuevas estrategias.

“Uno de los errores que más han pesado en estos 24 meses con Guaidó al frente de la oposición es que en sus primeros meses se sembraron expectativas de cambio muy altas en la población; prometiendo un cambio político inminente y rápido, cuando las condiciones y el contexto del país no apuntaban a que fueran viables en ese momento”, sostiene la politóloga Paola Molina Noguera en entrevista con Efecto Cocuyo.

Asegura esta experta que la llamada “operación libertad”, que tuvo su aparente máxima expresión el 30 abril de 2019, se redujo a la operación de rescate del dirigente Leopoldo López, hoy en el exilio, sin más avances tangibles para los venezolanos.

“Estos hechos fueron generando un caldo de cultivo para la desesperanza y la inactivación de los venezolanos en las calles”, dice.

La juramentación y el mantra

La AN, con Guaidó al frente, declaró la usurpación del cargo de presidente de la República por parte de Maduro el 15 de enero de 2019. El Parlamento asumió las competencias del Ejecutivo basadas en los artículos 233 (sobre la falta absoluta del jefe de Estado), 333 (vigencia de la Carta Magna) y 350 (desconocimiento del régimen que contraríe principios democráticos y derechos humanos) de la Constitución Nacional.

Posteriormente, el 5 de febrero de ese año, se aprobó el Estatuto de Transición a la Democracia y en pocos meses logró que buena parte de la comunidad internacional desconociera las elecciones presidenciales de 2018 y por ende la investidura del gobernante venezolano.

Las sanciones internacionales individuales a miembros del gobierno madurista por corrupción y violaciones de derechos, así como las económicas, también se vieron profundizadas por las gestiones de los representantes del Gobierno interino (comisionados y alrededor de 20 representantes diplomáticos) en el exterior, a partir de las constantes denuncias sobre la crisis venezolana.

En el ínterin, han ocurrido hechos como los del 30 de abril de 2019, que buscaron acelerar el proceso con un pronunciamiento favorable de los militares a la causa política. Ese día, desde la Base Aérea Simón Bolívar, de La Carlota, Guaidó junto a Leopoldo López, quien logró fugarse del arresto domiciliario, llamaron a los uniformados a ponerse del lado de la Constitución y rebelarse contra Maduro. El llamado fue infructuoso.

Primeras disculpas

El 16 de noviembre de 2019 Guaidó ofrecía públicamente las primeras disculpas por no haberse logrado el cese de la usurpación para la fecha, asumió errores y llamó a la unidad para implementar mejores estrategias.

A principios de 2020, luego de una exitosa gira internacional, que incluyó una ovación en el Capitolio de Estados Unidos por parte de republicanos y demócratas por igual, Guaidó regresa a Venezuela dispuesto a reactivar las manifestaciones de calle.

Las acciones se vieron truncadas por la llegada de la pandemia del COVID-19 y el decreto de Estado de alarma emitido por Maduro que, entre otras situaciones, prohibió las manifestaciones y concentraciones públicas.

La AN se vio obligada a realizar sesiones remotas a través de la plataforma digital Zoom todo lo que restó de 2020, mientras el poder político, a través de los órganos de seguridad, acechaban de cerca al líder opositor sin concretar su captura.

¿Liderazgo en entredicho?

El liderazgo de quien puso sobre el tapete el mantra “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres” ha sido afectado por el incumplimiento de los objetivos y la amenaza de mayor persecución por parte del poder político en Miraflores.

“Guaidó ha tenido la virtud y quizás ese ha sido su punto más débil, de haber concitado la imaginación del venezolano en torno a su persona y la estrategia que encarnaba, por cuanto era colectiva y venía en buena medida de la visión de su partido Voluntad Popular (…) por una parte no logró el objetivo deseado y dejó en entredicho su propia figura, la ha debilitado muchísimo, porque el gran mensaje, la gran potencia de la figura de Guaidó era justamente su promesa”, sostiene el politólogo Guillermo Tell Aveledo.

Recuerda además que al pertenecer Guaidó a un cuerpo colegiado como lo es la AN, las circunstancias que afectan al Poder Legislativo también lo han afectado a él como figura.

Durante la sesión de instalación de la Comisión Delegada Legislativa, el 5 de enero de 2021, Guaidó hizo de nuevo mea culpa y pidió encarecidamente al liderazgo opositor representado por figuras como Henrique Capriles, unirse para concretar el cambio político. También advirtió que no se rendiría y que pese a la persecución, la lucha continúa.

Pero pese a no haberse logrado en dos años el cese de la usurpación o al menos elecciones libres, Aveledo no considera que el liderazgo de Guaidó esté amenazado en términos de alternativas. Sostiene que en la actualidad no hay otra figura en la oposición de peso que pueda sustituir su liderazgo.

Aunque también señala, que un liderazgo más colegiado es mejor que una oposición intransigente y divisoria de distintos sectores, por lo que toca a Guaidó intentar coordinar los esfuerzos.

“Podría decirse que está en una posición más débil que hace cuatro meses pero que aún así, es a través de él y es por él donde corren los destinos de la oposición venezolana tal cual existen, todo intento sin él imposible y parcial y por eso él tiene esa gran responsabilidad”.

Pacto unitario

En plena pandemia, la lucha opositora se enfocó luego en desconocer al Consejo Nacional Electoral (CNE) designado en junio por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), firmar un pacto unitario con el formalizó su decisión de no participar en las parlamentarias convocadas para el 6 de diciembre y llamar a una consulta nacional para validar una nueva ruta hacia la recuperación de la democracia.

Pese al desconocimiento de buena parte de la comunidad internacional, dichos comicios permitieron al chavismo retomar el control del Palacio Legislativo y actualmente se esfuerza por buscar legitimidad con un nuevo llamado a diálogo. Esto, aunado a las dudas sobre la validez constitucional de la Comisión Delegada, con la que se que declaró la continuidad de la AN elegida en 2015, constituyen un revés para la oposición.

La consulta nacional se produjo entre el 7 y el 12 de diciembre de 2020 y obtuvo una participación de 6 millones 466 mil 791 de personas dentro y fuera del país. En su momento analistas políticos como Colette Capriles, alertaron que los resultados corrían el riesgo de diluirse, al no explicarla a la población qué se haría exactamente con esa participación.

A juicio de Aveledo es tal cual lo que ha ocurrido, por las debilidades intrínsecas de la propia consulta. “Como en otras ocasiones, algunas promesas al no cumplirse, quedan debilitadas en su capacidad de concitar autoridad y eso es importante para Guaidó”, señala.

Desafíos

Molina Noguera también coindice en que uno de los retos que enfrenta Guaidó es mantener a los distintos miembros de la oposición cohesionados en torno a su figura que ya presenta un “evidente desgaste” y construir un proyecto en común y plural. Igual, aclara, persistirá la amenaza por parte de actores que buscarán asumir los vacíos.

“El desafío para Guaidó y el liderazgo opositor pasa por buscar las condiciones para que se realicen elecciones generales en el marco de lo que establece la ley, un escenario ideal pero nada fácil frente a las pretensiones del gobierno de mantenerse en el poder sin ofrecer salidas por la vía electoral”, expresa.

A la par, añade, la oposición con Guaidó a la cabeza debe mantener los apoyos internacionales, para poner a Venezuela de nuevo en la agenda internacional, especialmente con la nueva administración estadounidense. Esto, a partir del hecho de que si bien el chavismo madurismo amplió su poder interno partir del proceso del 6 de diciembre, no ha logrado consolidar un reconocimiento a lo externo.

De momento, la administración del nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le ratificó su reconocimiento como presidente interino, así como a la AN con mayoría opositora, elegida en 2015.

Efecto Cocuyo

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