Argentina: desafíos económicos para el 2021 – Por Julian Saragüeta y Andres Barletta especial para NODAL

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Julian Saragüeta y Andres Barletta *

Enero, y por lo menos los seis meses siguientes, serán meses en los cuales la agenda pública estará fuertemente marcada por el proceso de vacunación contra el Covid-19, vacuna meramente necesaria, y que poco a poco devolverá esperanza y previsibilidad en la vida de los argentinos. No por nada este proceso que se viene ya ha sido pre denominado como la vacunación más grande de la historia argentina, y vaya que lo será. Paralelo a esa agenda, seguirá sucediendo el desenvolvimiento de una vida diaria, que desde un punto de vista de la economía estará marcado por un crecimiento del PBI, que algunos debaten cuanto será en concreto, pero que muy probablemente ronde entre el 5 y el 8%. Esto debido a la fuerte contracción que sufrió la misma en el 2020 producto de la pandemia mundial.

Si a esto le sumamos las declaraciones de la vicepresidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, referida a que este crecimiento no se lo pueden llevar cuatro gatos locos, y que es necesario que haya una sana relación entre precios, salarios / jubilaciones y tarifas, podemos pensar que nos encontramos a las puertas de la construcción de una agenda que pinta ser muy interesante, debido a que abrimos un nuevo capítulo referido al fenómeno de redistribución. No es raro que CFK tenga este tipo de pronunciamientos, pero como siempre sorprende su amplia capacidad para ponerle un norte a la agenda política. Esto está potenciado por dos cosas. En primer lugar por la tan nombrada “inflación”, que es la cabeza de las agendas de por lo menos los últimos 20 años, y que en los últimos meses del 2020 ha vuelto a estar presente con notoriedad, con un significativo aumento de precios en elementos muy sensibles de la canasta básica, y del sentir argentino como lo es caso del asado. Y en segundo lugar porque si algo demostró CFK durante 2020 es que no le tiembla el pulso a la hora de generar nuevas legislaciones que avancen en este sentido, por solo nombrar algunas el proyecto de aportes solidarios, de movilidad jubilatoria, y la ley de moratoria.

Entonces cabe el primer interrogante que si o si debemos desentrañar para que esta vez no fracasemos: ¿Lo que se viene es puramente una agenda referida a la política inflacionaria, o mejor dicho una política para controlar la inflación, o lo que se busca es utilizar la agenda de la inflación para debatir sobre otras agendas no menos importantes y hasta inclusive más definitorias? ¿Cuáles son esas otras agendas? ¿Por qué esto preocupa tanto a dirigentes de JXC y a medios como Clarín, Perfil y La Nación? Y aquí radica el análisis de lo que en estas escuetas líneas me propongo a desentrañar, y lo hago con la intención de realizar un aporte, que ayude a que colectivamente a la hora de brindar en diciembre de 2021 lo podamos hacer con una Argentina un poco más justa que la que hoy vivimos. Para que eso pueda darse será necesario que nos despojemos de los falsos dogmas que nos atraviesan, como ese que dice que “la inflación es la madre de todas las batallas” y que reiteradamente hemos escuchado, donde se proponen metas de inflación que al fin y al cabo no se cumplen ni garantizan ser una solución al problema.

Esta salvedad no significa que no haya que generar mecanismos para controlar la inflación, o mejor dicho generar mecanismos y dispositivos que den previsibilidad y seguridad al pueblo argentino. Al contrario, significa meterse mucho más adentro de lo que a diario hacemos o escuchamos. Significa pensar en la idea de que es necesario adentrarnos en descular y atacar efectivamente a los mecanismos que generan impulso inflacionario.

Por eso considero que es necesario profundizar sobre tres cosas importantes, que podemos resumir como: 1- rol del sector concentrado de la economía; 2- panorama del mercado y los precios internacionales: 3- rol del estado, los representantes, y las fuerzas vivas de la sociedad.

Rol del sector concentrado de la economía: muchas veces su rol es minimizado o hasta invisibilizado, porque son quienes menos expuestos están en la agenda pública ya que cuentan con interlocutores que lo hacen por ellos, tanto en los medios, en la política y en la justicia. Pero esto no los exime de responsabilidades. Primero porque son quienes más rápido reaccionan remarcando precios, quienes más presión hacen sobre el tipo de cambio, y quienes generalmente más se benefician con porcentajes de inflación elevados y tipo de cambio elevado. Es por eso que considero que en el proceso que se viene deben ser quienes más se solidaricen con la actual situación, adecuándose a nuevas legislaciones y regulaciones, y también entender que esto no los exime de su importante rol a la hora de realizar las inversiones necesarias para estimular la producción. Esto no es me enojo y me llevo la pelota a mi casa. Si son el sector del capital asuman su rol, no lo desvaloricen, piensen en sentido nacional. Sumado a eso, en la actualidad este sector y los empresarios que los representan son de los sectores con peor imagen positiva de la sociedad. Organizaciones como AEA, IDEA, y hasta inclusive sectores menos concentrados como CAME y la UIA, se deben un replanteo histórico y de visión nacional, y sobre todo deben entender que tienen una gran deuda con el pueblo argentino. Esa deuda debe saldarse con hechos concretos que demuestren que quieren a este país y a sus habitantes, y que consideren que es necesario que debe ser el Estado quien regule y controle, y no el mercado, la historia demostró que ese es el camino correcto.

Panorama del mercado y precios internacionales: a la hora de estudiar este área es necesario quitarse algunos dogmas, ya que es donde la ortodoxia económica menos nos sirve, y es el lugar en el cual más atentos hay que estar. El aumento de los precios internacionales en un contexto de pequeñas devaluaciones, como los que se están viendo en algunas áreas sensibles, genera inflación. Esto se dá si no se toman las medidas acertadas. Más en el caso de la exportación de commodities. Políticas como las retenciones son un colchón para que esa disparada no se vea reflejada directamente en precios y además es un gran elemento de recaudación para el Estado. En una economía nacional y mundial en crecimiento, pero sobre todo en economías donde hay elevados niveles de pobreza y un elevado déficit fiscal, es necesario generar regulaciones y actualizaciones acordes con lo que se necesita. Productos como el acero, el aluminio, hidrocarburos, algunos productos industriales, y sobre todo productos agropecuarios deben ser los principales a actualizar. A su vez lo mismo con productos importados, sobre los cuales haya capacidades de producción local.

Rol del Estado, los representantes y las fuerzas vivas de la sociedad: En cuanto al Estado lo primero que podríamos decir es que debe ser quien se ponga a la cabeza de esta agenda, marcar las pautas, los tiempos, y encontrar los acuerdos que sean necesarios para destrabar el conflicto. Pero en materia económica si hay algo que no se puede ser es naif, por eso la premisa de que los sueldos y jubilaciones le deben ganar a la inflación como resultado del 2021 debe ser una bandera de la cual no avergonzarnos al decirlo, ni tampoco algo que se baraje por lo bajo. Pero sabiendo de las actitudes “históricas” de ciertos sectores que generan impulso inflacionario, es imperioso delimitar de manera más notoria los límites que no se pueden exceder. Y aquí es donde más hincapié deberían hacer las palabras de CFK, cuando dijo que todos aquellos que no tengan el valor de tomar ciertas decisiones es mejor que busquen otro trabajo. Aquí es donde está en juego el futuro de millones de compatriotas. Aquí está el quid de la cuestión. Aquí es donde se disputa el verdadero poder. Aquí es donde se choca de frente contra el poder hegemónico. Aquí es donde se termina lo cómodo del funcionario o funcionaria. Aquí es donde la justicia arma causas, donde aprieta legisladores, donde arden las tapas de los diarios, y donde con más celeridad responden los representantes políticos de JXC. Como es el caso de Patricia Bullrich, que dijo “hay que defender a la población de las ideas que Cristina tiene”.

Es imperioso generar a través de leyes y decretos dichas limitantes, como se lo hizo al declarar de interés público a los servicios de comunicación e internet. Esa medida en términos de titulares de diarios tuvo efectos reaccionarios, pero en términos del bolsillo de la población significó una gran decisión. Si no fuera por esa medida, un servicio de internet  que en junio rondaba los $1600 hoy no costaría menos de $2500. Y en materia inflacionaria hay que animarse a hacer lo mismo, sobre todo para delimitar los precios finales de los productos. Para ello será necesario estipular un precio máximo en góndola de grandes y pequeños comercios, pero también en intermediarios, en servicios logísticos, en el valor de las materias primas. Y a su vez estipular un piso básico de paritarias, el cual esté por encima de los aumentos de tarifas y precios. Pero el eje principal tiene que estar puesto en controlar las actitudes de los sectores concentrados de la economía, quienes mayor gondola poseen, y que a su vez mayor porción de la torta se llevan.

Para que esto pueda darse es importante contar una ética, una estética y una poética acorde. Es imperioso generar sentido de pertenencia en la sociedad, como lo que sucede con Ahora12, con PROCREAR, con Precios Cuidados. Hay que darle un nuevo nombre propio a dicho programa o paquete de medidas. En ese sentido el peronismo suele tener mayor éxito que otros gobiernos. Y es necesario, porque sin el acompañamiento de las fuerzas vivas de la sociedad es prácticamente imposible, por eso los diversos funcionarios deberían tener más confianza en recostarse sobre organizaciones políticas y partidarias para esta tarea, como a su vez con grandes sectores de fuerzas militantes, que son quienes al fin y al cabo están en cada uno de los territorios.

Como corolario, no siempre la inflación es mala, siempre y cuando exista una política donde los sueldos le ganen a dicha inflación, y donde se generen cientos de miles de puestos de trabajo a través de la estimulación productiva en pymes, empresas y comercios, como también a través de la obra pública y privada, donde se aumenten los saldos exportables, se estabilice la balanza comercial, y se reduzca el déficit fiscal. Todos caminos que en la Argentina son posibles. Depende de la conjunción de sectores, y sobre todo de la firmeza de un pueblo.

* Julian Saragüeta y Andres Barletta, integrantes del Instituto para el Desarrollo Estratégico Federal (IDEF) – Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de la Argentina


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