Venezuela: análisis de las elecciones legislativas – Por CELAG

2.016

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Las elecciones legislativas celebradas este domingo en Venezuela se saldaron con el triunfo del chavista Gran Polo Patriótico (PSUV y sus aliados) por el 69 % de los votos y una participación del 31 %. A falta de determinar la adjudicación exacta del número de curules, los resultados otorgan a la bancada chavista una cómoda mayoría en la Asamblea.

El elevado índice de abstención –un 69%- se configura como el eje central de la guerra de relatos post-electoral. Desde la oposición liderada por Juan Guaidó atribuyen la escasa participación a su llamamiento al boicot. El chavismo, por su parte, no ha emitido ninguna declaración oficial en torno a la abstención y ha centrado su discurso en la recuperación de la Asamblea Nacional que perdió en 2015.

Más allá de la disputa dialéctica, cabe señalar los siguientes elementos en torno a la abstención:

    • En toda elección en Venezuela hay una abstención técnica cercana al 25 %. A ésta hay que sumar que de un 15 % a un 20 % del registro electoral que no votó por estar en el extranjero en condición de migrante (la ley electoral venezolana solo permite el voto desde el extranjero en los comicios presidenciales).
    • La atribución automática del 25 % – 30 % restante de abstención al boicot promovido por un sector de la oposición contradice los datos de la mayoría de las encuestas que revelan un sentimiento de desconfianza hacia toda la clase política. A la luz de esos datos, se puede inferir que un porcentaje de la abstención está motivado por ese hartazgo del espectro político.
    • La abstención se acrecienta con respecto a las presidenciales de 2018. En aquella ocasión se situó en torno al 54 %, con una participación de 9,3 millones de electores. Este domingo, con el ya citado 69 % de abstención, la participación fue del 5,2 millones. En las legislativas de 2015, la participación fue del 71%, con 14,3 millones de votantes.
    • Queda por determinar hasta qué punto influyó la complicada situación del país en cuanto a la movilización, con escasez de gasolina y dificultades de los transportes públicos. Asimismo, en la jornada del domingo hubo cambios imprevistos en los centros electorales que impidieron que muchas personas pudieran votar.

La nueva AN tendrá una mayoría de escaños chavistas. Esto ha sido celebrado como un gran triunfo por el gobierno en tanto significa la retoma del poder legislativo luego de cinco años de continua confrontación y un paso adelante en la reinstitucionalización del país y el fortalecimiento del relato contra el bloqueo y las sanciones. Entre los candidatos y candidatas elegidos se encuentran nombres fuertes del gobierno como Diosdado Cabello, Cilia Flores, Jorge Rodríguez o Tania Díaz, así como líderes populares del chavismo pertenecientes a movimientos territoriales de base, mujeres y jóvenes.

La oposición que sí participó se alzó con un 22 % de los votos (1,3 millones), repartidos en diferentes candidaturas. La incógnita se centra ahora en si esta correlación de fuerzas chavismo-oposición permitirá reconstruir la legitimidad del juego político parlamentario, sobre todo de cara a una población que en los últimos años ha visto como hasta tres asambleas diferentes reclamaban para sí el poder.

También está por ver si esta nueva oposición, que opta por la participación electoral e institucional, logra asentarse como un actor político protagónico, con legitimidad ante el cuerpo social. Por el momento, su único test en las urnas se ha saldado con 1,3 millones de votos de un registro de más de 20 millones de electores. De la consolidación de este bloque dependerá el arrinconamiento o no de la oposición frentista. Dada la correlación de fuerzas salida de los comicios, queda en manos del chavismo la posibilidad de otorgarles un mayor espacio que el que los resultados parecen haberle conferido (por ejemplo, cediéndole una vicepresidencia de la Asamblea).

Acción Democrática, el partido que articuló la política venezolana durante cuarenta años (1958-1999) y con una gran implantación territorial, fue la opción opositora más votada, con un 7 %. Voluntad Popular, el partido fundado por Leopoldo López, no entraría en la Asamblea al obtener tan solo un 0,72 % de los sufragios. Henri Falcón y Javier Bertucci, los dos candidatos que se enfrentaron a Nicolás Maduro en 2018, registran unos resultados sensiblemente inferiores a los de entonces.

El Partido Comunista de Venezuela, que se presentaba fuera del chavista Gran Polo Patriótico y realizó una campaña basada en una crítica frontal al Gobierno, obtuvo un 2,74% de respaldo (162.000 votos). Con este resultado parece difícil que el Partido Comunista logre presentarse como una alternativa al chavismo desde la misma izquierda..

La oposición abstencionista jugará fuerte la baza de la baja participación, pero lo cierto es que, al instalarse una nueva Asamblea el 5 de enero, tendrá complicado seguir defendiendo la legitimidad de Juan Guaidó como presidente interino del país (como se recordará, su tesis era que al ser fraudulentas las elecciones presidenciales de 2018, la presidencia de la República quedaba vacante y le correspondía interinamente y hasta unas elecciones “legítimas” al presidente de la Asamblea, que en ese momento era Guaidó; esta tesis fue asumida por Estados Unidos, la Unión Europea y el resto de países para reconocerle como presidente). Ahora se abren estos escenarios:

    • Con esta nueva Asamblea, el relato de la legitimidad de Guaidó muestra fisuras. No obstante, es previsible que la oposición se ancle a que las elecciones de este domingo son ilegítimas y, por tanto, sigue teniendo validez el Parlamento presidido por Guaidó.
    • Voces dentro de la propia oposición abstencionista reclaman que Guaidó deje paso a otro presidente, ya que entienden que se pactó una presidencia rotatoria.
    • ¿Aprovecharán los países que reconocieron a Guaidó –en especial la Unión Europea- cualquiera de los dos escenarios anteriormente descritos para salir de ese laberinto diplomático y evitar cualquier otro reconocimiento presidencial, sea cual sea la persona que se atribuya el cargo?
    • Todas estas posibilidades se abren en un contexto de muy baja popularidad para Guaidó y la oposición en general, tanto en el seno de la sociedad venezolana como en las cancillerías internacionales.

Como era de esperarse, Estados Unidos, Unión Europea, Canadá y Colombia y el resto de países incluidos en el Grupo de Lima no reconocieron las elecciones. A la espera de la asunción de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, no es previsible que estas elecciones supongan en lo inmediato un cambio en el contexto internacional.

En este sentido, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ─quien participó como veedor internacional-, fue enfático en sus declaraciones de apoyo a la imparcialidad y el llamamiento a un “cambio de estrategia” con respecto a Venezuela por parte de la Unión Europea.

En cuanto el escenario político interno, comienza un periodo donde pueden debatirse y sancionarse leyes que confronten la crisis y protejan de manera más extensiva y estructural a la población fuertemente golpeada por la crisis.
Asimismo, en el horizonte se abre la posibilidad de un referéndum revocatorio en 2022 y las elecciones presidenciales de 2024. También en clave interna se desconoce si la Asamblea Constituyente, elegida hace tres años en medio de las protestas violentas (“guarimbas”), cesará sus funciones una vez que se instale la nueva cámara. Por el momento no se ha hecho ningún anuncio oficial al respecto.

CELAG


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