La UNAJ contra la pandemia: reacción en comunidad – Por Ernesto Villanueva

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La UNAJ contra la pandemia: reacción en comunidad

Por Ernesto Villanueva, rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche

Como a todos, nos agarro desprevenidos. Más aún, a fines de febrero, estabamos más preocupados por el dengue que por esta pandemia.

Pero en cuento la visualizamos, reaccionamos rápido. Antes que se decretara el aislamiento, suspendimos la posibilidad de clases presenciales. Postergamos su inicio y en un mes armamos todo el sistema virtual. Pudimos dictar aproximadamente el 94 por ciento de esa manera. El 6 por ciento restante, exclusivamente prácticas, las pusimos entre paréntesis.

La reacción fue espectacular. Los estudiantes -más de la mitad cuentan solo con celular- cursaron y la deserción fue análoga a la clásica. Los docentes, de más edad por cierto, hicieron un esfuerzo descomunal. Las dedicaciones formales fueron rebalsadas totalmente. Muchos evacuaron consultas a medianoche y/o de madrugada. Comenzó un intercambio sobre cuestiones pedagógicos y tácticas que nunca antes se habían desarrollado. Los no docentes llevaron las oficinas a sus casas. Y ahí, en medio de bebés, de chicos que juegan al fútbol en el dormitorio, de trabajo de la esposa o de cocinar mientras se responde el correo se evacuaron miles y miles de consultas.

Y todo esto no terminó. Creemos que hay un horizonte cercano de esperanza. Pero la pandemia sigue. Estos -quiza- últimos meses serán los más difíciles de transitar justamente por el cansancio y porqué se vislumbra una realidad distinta.

También convocamos a voluntarias y voluntarios para que colaboren con nuestro pueblo. Casi un 10 por ciento de los estudiantes se inscribió. Trabajaron en las estaciones terminales de ferrocarril, en aeropuertos, en la provincias argentinas de frontera, en centros de Salud. En fin, no se refugiaron en sus casas.

No aceptaron la salida individual frente a esta tragedia colectiva. Más que nunca, nuestra comunidad atacada reaccionó como comunidad. Y creemos que ése es el secreto para el futuro. Sabemos que en lo inmediato debemos combatir la desigualdad. Lo observamos claramente en estos días con el acopio de vacunas por parte de los países centrales. Lo observamos cuando en lugar de hablar de la salud de la gente somos testigos de una disputa por el mercado de las vacunas. Ha sido todo tan crudo, tan visible, que eso nos permite avisorar mejor que antes que es posible combatir la dependencia, la desigualdad y la injusticia.

Entendemos que en ese camino toda nuestra comunidad está unida. ¿De qué sirve el conocimiento técnico si no está al servicio de nuestra gente? ¿De qué sirve la salvacion individual cuando familiares o  amigos se enferman e incluso alguno muere?. Esa la enseñanza principal que nos debe dejar este verdadero tsunami de salud. Mucho tenemos que trabajar pero mucho hemos aprendido. Estamos en buen camino.


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