Fernández tras reunión con Lacalle Pou: “Trabajar juntos para que la región vuelva a unirse respetando la diversidad ideológica”

1.818

Uruguay | Presidente Lacalle Pou recibió a su par argentino en Anchorena


Sorpresivo encuentro en Colonia entre Alberto Fernández y Lacalle Pou

Por Fernando Cibeira

Con un sorpresivo e informal asado «entre amigos», los presidentes Alberto Fernández y Luis Lacalle Pou relanzaron el vínculo bilateral entre Argentina y Uruguay, con algunos cortocircuitos en tiempos pasados. En la Estancia Anchorena, en las afueras de Colonia, ambos presidentes, que hasta ayer se habían tratado más de manera virtual que personal, repasaron todos los temas de la agenda y coincidieron en la necesidad de fortalecer la unidad regional a través de organismos como la Celac. «Creemos que hay que trabajar juntos para que la región vuelva a unirse, respetando la diversidad ideológica y haciéndonos fuertes en un mundo que se globaliza», comentó luego Fernández.

Apenas le informaron que su segundo hisopado era negativo y que ya no estaba obligado a mantenerse aislado, el Presidente viajó rumbo a Colonia en helicóptero acompañado únicamente por su vocero Juan Pablo Biondi. El encuentro entre los dos presidentes -que sorprendió porque no figuraba en la agenda de actividades oficial- se venía conversando desde principios de año y tuvo un par de postergaciones hasta que la pandemia dejó todo en veremos. Fernández es amigo del canciller uruguayo Francisco Bustillo, que fue embajador en Buenos Aires cuando él se desempeñaba como jefe de Gabinete de Néstor Kirchner.

En la campaña electoral del año pasado, cuando Fernández viajó a Madrid se hospedó en la residencia que ocupaba Bustillo como embajador uruguayo. Días atrás, se reencontraron en la asunción de Luis Arce en Bolivia y terminaron de cerrar el almuerzo, que se postergó unos días más por el aislamiento que debió mantener el Presidente por el contagio de coronavirus del secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz. Quien estaba al tanto de estas conversaciones era el embajador en Montevideo, Alberto Iribarne, otro amigo personal de Fernández que participó ayer del encuentro.

Lacalle Pou estuvo en Buenos Aires en diciembre pasado para la asunción de Fernández, junto al todavía presidente Tabaré Vázquez y al ex presidente José Mujica. Luego de eso no hubo ningún otro encuentro personal entre ambos -sí conversaciones virtuales- y las sucesivas suspensiones tenían inquietos a los funcionarios uruguayos. Pero ayer todos los resquemores quedaron atrás y ambos presidentes se mostraron muy relajados y a los abrazos. Como muestra de que se trató de un «almuerzo de camadería» y no una reunión de trabajo no viajó el canciller Felipe Solá. «Estábamos al tanto del encuentro pero era reservado», comentaban en Cancillería.

La Estancia Anchorena es el lugar de descanso de los presidentes uruguayos, con su aristocrático casco estilo normando y sus alrededores de ensueño de impecable verde. Lacalle Pou recibió a Fernández de sport y calzado con alpargatas azules, y se hizo cargo de la parrilla: hubo chorizos, entraña y asado, con flan de postre. Menú bien rioplatense que el propio mandatario uruguayo se ocupó de servir, como buen anfitrión. «Debo confesar que nos sorprendió a todos como muy buen asador», aseguró Bustillo, que ofició de vocero. Algo que se repitió en la reunión fue que las diferencias ideológicas que pudieran existir entre las dos administraciones no iban a resultar obstáculo para que el vínculo bilateral se estreche y apunten juntos al fortalecimiento de la región. Concretamente mencionaron la Celac, el organismo latinoamericano que actualmente preside de manera temporaria el mexicano Andrés Manuel López Obrador, de excelente vínculo con Fernández.

En cambio, no hablaron de la Unasur. Otro organismo, en este caso sudamericano, que Fernández ya avisó que quería relanzar, especialmente luego del triunfo del MAS en Bolivia y el que se espera del correísmo en febrero en Ecuador. Dada la orientación, probablemente no sea una idea que entusiasme a Lacalle Pou. Pero coincidieron en que el posicionamiento respecto al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela no puede seguir funcionando como parteaguas en la región. Que quien quiere una cosa para Venezuela, de un lado, y quien quiere otra cosa, del otro. «Aparte, nadie sabe a ciencia cierta si la solución pasa por a o por b, entonces no puede ser que por eso Latinoamérica esté dividida», fue la conclusión a la que llegaron.

Tocaron una lista de temas, pero sin profundizar demasiado. Bustillo comentó que hicieron un repaso de la situación del Mercosur, con su acuerdo comercial con la Unión Europea en el limbo, y las relaciones con Estados Unidos y con China. Incluso desde antes de la asunción de la actual gestión, Uruguay se viene mostrando más proclive a la apertura con otros países. Lacalle Pou lo puso como una prioridad, punto en el que coincide con Jair Bolsonaro. El presidente de Brasil, como era de imaginar, se llevó más de un tramo del encuentro en Colonia. «No hay nadie que hable bien de Bolsonaro en la región», comentó ayer un funcionario al tanto de lo conversado en el asado. También hablaron de la navegabilidad de los ríos Uruguay y Paraná, que figuran siempre dentro de las preocupaciones uruguayas en la relación bilateral.

«Fue una muy buena reunión. Pudimos hablar distendidos sobre los problemas de la región en general y de Argentina y Uruguay en particular», expresó luego Fernández. «Los dos sentimos que debemos hacer mucho más profundo el vínculo y la relación de nuestros pueblos», añadió el Presidente. «Era una oportunidad que se debían», sostuvo luego Bustillo, quien debió trajinar lo suyo para cerrar el encuentro. «Fue una excelente ocasión para reencontrarse dos personas que se respetan y se aprecian», concluyó.

Página 12


Primer encuentro de Lacalle y Fernández como presidentes: «Nos la debíamos», dijo el uruguayo

Se hizo esperar más de lo previsto. Pasó casi un año desde el último encuentro de los presidentes de Uruguay y Argentina, Luis Lacalle Pou y Alberto Fernández. Y aquella vez, el 10 de diciembre de 2019, el uruguayo aún no se había colgado la banda Presidencial, sino que participó de la asunción del argentino en calidad de mandatario electo. Por eso, a pesar de la insistencia de los periodistas para conocer el contenido de las conversaciones entre ambos líderes, el canciller Francisco Bustillo destacó que “lo que se necesitaba, que es lo más rescatable” era “el encuentro en sí mismo”. En ese sentido, Lacalle Pou dijo a la prensa que no se trató de “una visita protocolar”, sino de un asado y de “una buena reunión” en la que hablaron “de todo un poco”. “Nos la debíamos”, reconoció.

En la noche de miércoles los presidentes acordaron que se encontrarían en la estancia de Anchorena, en Colonia, en el mediodía de ayer. Y así fue como, tras recibir la noticia de que el resultado de un hisopado dio negativo, Fernández se subió a un helicóptero junto Juan Pablo Biondi, su secretario de Comunicación y Prensa, y cruzó el Río de la Plata. Lacalle lo estaba esperando en la estancia, con el fuego prendido, acompañado por Bustillo y por el embajador de Argentina en nuestro país, Alberto Iribarne. El encuentro se extendió por cuatro horas.

Varios medios argentinos destacaron que se trató de una visita “sorpresiva”, que nunca estuvo en la agenda oficial del mandatario, e incluso Clarín publicó que fue “una partida secreta en la que quedó boquiabierto y sin información el canciller Felipe Solá”.

“Solá estaba al tanto del encuentro y no hubo secretismo”, remarcó sin embargo Bustillo en diálogo con El País. “Se trató de mantenerlo con cierta reserva para darse la oportunidad de hablar distendidamente”, expresó de todos modos.

En la misma línea, Fernández dijo, al volver a su país, que “fue una muy buena reunión” y que pudieron “hablar distendidos sobre los problemas de la región en general y de Argentina y Uruguay en particular”.

“Los dos sentimos que debemos hacer mucho más profundo el vínculo y la relación de nuestros pueblos. También creemos que hay que trabajar juntos para que la región vuelva a unirse, respetando la diversidad ideológica y haciéndonos fuertes en un mundo que se globaliza. Estamos convencidos que juntos podemos aportar mucho a este objetivo”, agregó.

El encuentro, en definitiva, tuvo una relevancia simbólica más que ejecutiva. “Realmente no hubo una decisión puntual sobre ningún tema, porque no hubo un análisis de ningún tema puntual, porque cada tema merece una atención muy particular”, insistió Bustillo.

“Lo que se necesitaba, que es lo más rescatable, es el encuentro en sí mismo, porque las relaciones hay que cultivarlas, cuidarlas, profundizarlas. Lamentablemente, debido a la pandemia, las relaciones están teniendo carácter virtual y por eso se dejan aspectos trascendentes”, dijo el canciller.

Si bien ninguno de los mandatarios reconoció nunca que la relación entre ambos era fría y distante, El País informó el 8 de octubre que habían retomado esa semana el contacto después de más de tres meses sin diálogo. En esa conversación telefónica Lacalle y Fernández acordaron encontrarse, pero la reunión de ayer fue coordinada el 8 de noviembre en el viaje que hicieron Bustillo y Fernández a Bolivia, para participar de la asunción del Luis Arce.

Desarrollo de la hidrovía.

La mayoría de los medios uruguayos y argentinos se enteraron del encuentro cuando los mandatarios ya estaban con las copas de vino servidas a orillas del Río de la Plata, bajo unos árboles que hacían sombra. Las especulaciones sobre los motivos del almuerzo comenzaron entonces a proliferar. Al mediodía fue que uno de los asesores de Lacalle informó a El País que el mandatario había pedido encargarse personalmente del asado. “A mí me gusta jugoso, caliente y bastante salado. Tenía una salmuera de como hace dos semanas que todavía estaba vigente, así que le dimos con salmuera, y (además) le metimos un ingrediente brasileño, farofa”, dijo Lacalle a la prensa cuando se iba de Anchorena.

El gesto del anfitrión, que preparó asado de tira, entraña y chorizos, quedó registrado por las cámaras de Comunicación Presidencial, que difundió videos de Lacalle sirviendo la mesa a sus invitados.

Pero más allá de lo simbólico, el canciller contó que uno de los temas que estuvo arriba de la mesa fue el desarrollo de la hidrovía que habilite una mejor navegabilidad del Río Uruguay, un proyecto que Lacalle presentó por primera vez personalmente a Fernández, quien se comprometió a estudiarlo.

En caso de conseguir el apoyo para desarrollar este emprendimiento, el gobierno uruguayo tendría que convocar también al de Brasil, de donde se pretende sacar carga por el Río de la Plata. De todas maneras, Bustillo informó que “todavía no se habló de dar ese paso”.

Hay otros temas que están en la agenda bilateral y sobre los que, según Bustillo, no se habló en profundidad, como el turismo, la temporada de verano y la pandemia. El presidente argentino había anunciado ayer temprano que la vacunación en su país empezará “entre fines de diciembre y los primeros días de enero”.

De lo que sí hablaron, “aunque sin profundizar”, insistió Bustillo, fue sobre los posibles acuerdos comerciales del Mercosur con la Unión Europea (UE) y China.

En referencia al acuerdo con la UE, Búsqueda informó ayer que los europeos consideran necesario firmar con el Mercosur un documento complementario “vinculante” sobre temas ambientales. “Lo medioambiental no es un tema de preocupación de la UE, sino que es preocupación de todos, también del Mercosur. Somos muy respetuosos de lo que hace Brasil (con la Amazonia) y creemos que Brasil tiene la misma preocupación. Después de 20 años, cuesta imaginar que este sea un motivo de discusión o diferencias”, planteó el canciller, que viajará a Europa antes de fin de año para avanzar en este acuerdo.

La relación entre los líderes de Uruguay y Argentina

Pasteras. Alberto Fernández y el canciller Francisco Bustillo se conocieron durante el conflicto por la instalación de una planta de celulosa en suelo oriental, que enemistó a los gobiernos de Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez. Fernández era funcionario del gobierno argentino y Bustillo, embajador uruguayo en Buenos Aires.

Madrid. El almuerzo de ayer fue el tercer encuentro entre los presidentes de Uruguay y Argentina, Luis Lacalle Pou y Fernández, aunque el primero en el que los dos están en el cargo. Bustillo contó a El País que recibió a ambos en su residencia en Madrid, cuando era embajador uruguayo en España.

Buenos aires. El último antecedente de un encuentro entre ambos mandatarios es el del pasado 10 de diciembre, cuando Lacalle, en calidad de presidente electo, acompañó a Tabaré Vázquez a la Casa Rosada para saludar al flamante mandatario argentino.

El País


Argentina | El Presidente hablará el sábado y domingo en el G-20 desde Chapadmalal

El presidente Alberto Fernández participará este fin de semana de la Cumbre del Grupo de los 20 (G-20) por videoconferencia desde la Residencia de Chapadmalal, en el partido de General Pueyrredon, con cabecera en Mar del Plata, en el marco de una agenda vinculada con la pandemia del coronavirus, informaron este jueves fuentes oficiales.

Los organizadores del encuentro estaban terminando de diagramar el programa de disertaciones para el sábado y el domingo, cuando Fernández disertará en ambas ocasiones entre las 10 y las 13, con epicentro en las consecuencias generadas por la pandemia del Covid-19, añadieron la fuentes.

El G-20 es un foro cuyos miembros permanentes son 19 países de todos los continentes más la Unión Europea (UE) en su conjunto.

Está integrado por Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la UE.

Télam

Más notas sobre el tema