Chile | Chantal Signorio: «Puerto de Ideas se inserta entre la curiosidad del ciudadano y el conocimiento de los especialistas»

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Entrevista a Chantal Signorio

Por Daniel Cholakian  – Nodal Cultura

Puerto de Ideas es un festival que propone cada año en Valparaíso, Chile, un encuentro con las ideas de distintos campos académicos, científicos y artísticos que proponen miradas diversas sobre los temas más vitales del momento.

En 2020 tendrá su décima edición y el festejo está atravesado por la pandemia y la rebelión popular chilena. Entre el 4 y el 9 de noviembre tendrá lugar este encuentro al que son invitados Elicura Chihuailaf, los nobel Joseph Stiglitz y Michael Rosbach, Siri Hustvedt, Andrea Wulf, Irvine Welsh, Salman Rushdie, Patricia Rivadeneria, Alejandra Costamagna, entre muchos otros. Serán más de 80 expositores chilenos e internacionales cuyas presentaciones podrán seguirse a través de puertodeideas.cl.

Chantal Signorio es cientista política y directora de Puerto de Ideas. Conversamos con ella para conocer más del Festival, que va a poder ser disfrutado a través de internet, y al instante de saludarla su primer comentario refirió al presente político de Chile. “Acá estamos con harta cosa, muy contenta y trabajando mucho. Además que ya pasó el plebiscito y salió bien. Fue un buen ejercicio democrático. Hubo una mayoría aplastante, una unidad de voluntades. Así que bien, buen momento”.

Además de los debates y conferencias, Puerto de Ideas presentará espectáculos artísticos. Las actrices María Izquierdo y Elvira López, junto al músico Cristian Molina, ofrecerán una lectura musicalizada de “Un perro llamado leal”, basada en la novela homónima de Luis Sepúlveda; al tiempo que la actriz Patricia Rivadeneira y la primatóloga Isabel Behncke mostrarán el work in progress de la obra “Ishmael”, basada en la novela del estadounidense Daniel Quinn. El festival también invitará a una “Noche de boleros porteños”, a cargo de Juanín Navarro, Pascuala Ilabaca y Francisca Astorga.

Este año quienes organizan Puerto de Ideas comprendieron tempranamente el escenario que imponía la pandemia y comenzaron a organizar conferencias de manera online antes del propio festival y eso sirvió para entender que la situación problemática abría una puerta para un alcance que la realización presencial no podría tener. Por eso la decisión es que el acceso sea libre y gratuito desde cualquier lugar del mundo “En la página web, sin inscripción previa, sin pago, sin nada, directamente van a poder acceder a las actividades. No hay que hacer nada maravilloso”, asegura Signorio.

¿Qué es Puerto de Ideas? ¿Cómo nació?

Puerto de Ideas es una fundación sin fines de lucro que nace en el 2010. Nacimos para organizar un festival que quería convocar al público a disfrutar las reflexiones, el conocimiento, las ideas de personas que estaban muy activas en ese momento. Era bastante poco usual entonces, cuando los festivales estaban siempre asociados a las artes escénicas. Nosotros de alguna manera lo que quisimos poner en el escenario no era una obra de teatro, una ópera, un ballet, sino que eran ideas. Ideas de personas que tenían miradas nuevas, que estaban haciendo investigaciones, que estaban publicando, que estaban pensando, escribiendo, etc. Y el festival gira en torno a la palabra. Ese era nuestro objetivo, generar un puente entre todos los ciudadanos que somos curiosos y que queremos como entender más el mundo en que vivimos, pero que al mismo tiempo no siempre tenemos el acceso a los grandes académicos, las grandes investigaciones, a los escritores, a los filósofos, etc. Puerto de Ideas se inserta entre la curiosidad del ciudadano y el conocimiento de los especialistas.

En aquel momento no fue difícil organizar el festival, pero no fue comprendido como algo entretenido. Se sentía que eran unas conferencias lateras de unos caballeros que iban a leer unos textos incomprensibles, en uno de esos idiomas que nadie iba a entender. Entonces se estilaba mucho decir «que fome», «pero eso no es un festival es un congreso» y yo decía «no esto es una fiesta del conocimiento, y uno lo pasa súper bien» porque se disfruta mucho cuando entiende un proceso, cuando te explican un aspecto de la literatura o cuál fue el camino creativo para generar una obra de arte.

Ese primer festival en 2011 fue bastante especial, con mucho público que dudaba sobre aquello en lo que estaba metido, iba y al mismo tiempo no sabía si creer o no creer en esta experiencia nueva. Máxime que era en Valparaíso, no olviden que en Chile todo es en Santiago. La cultura estaba muy centrada en la capital. Y nosotros teníamos invitados muy importantes como Julia Kristeva, Carlo Ginzburg y Marc Augé, que eran nombres que el mundo  había leído.  Y entonces nos preguntaban ¿y ellos van a estar en Valparaíso y no en Santiago? Era todo un poco raro. No sabían hacer la lectura correcta.

Puerto de Ideas nació así en  un momento en que esto era poco común. Yo te diría que en Chile, y en muchas partes del mundo, las conferencias, los diálogos, aprovechar el fin de semana así, de una manera amena, ya es algo bastante del panorama cultural habitual en todos los países.

Entendemos que Chile, como la mayoría de nuestros países, tenía una centralidad geográfica en materia de cultura. Sin embargo desde fuera se ve a Valparaíso como ciudad muy especial dentro de la cultura chilena. Tal vez por su capacidad de interpelar justamente a esa centralidad y al establishment o a los modos tradicionales de las prácticas culturales y artísticas. ¿Puerto de Ideas es parte de esa identidad cultural de la ciudad?

Si, había tenido eso que dices y efectivamente había sido un polo de cultura, de conocimiento y tecnología en su época, pero cuando nosotros llegamos a Valparaíso estaba de capa caída, con una oferta cultural en la que había proyectos muy interesantes, muy valiosos, pero que no tenían un impacto nacional y menos latinoamericano. No lograban llegar a públicos que no fuesen los locales, más allá de la buena calidad. En ese sentido Puerto de Ideas en vez tiene un impacto fuerte. La gente va a Valparaíso para participar del festival. Ya no es solamente público local, sino que había también mucha gente que se moviliza para participar y escuchar estos invitados, que no pasan por Santiago. Entonces había que ir donde estaban ellos.

¿La edición de cada año se organiza alrededor de ejes temáticos, de consignas o es libre la convocatoria de los invitados y los temas que se van a tratar?

Eso es parte de las definiciones básicas. Decidimos que íbamos a hacer un festival como una apuesta a la cultura descentralizada. En ese momento pensábamos que íbamos a organizar un solo festival. Después surgió un segundo, que es en abril en Antofagasta, pero en ese momento yo decía que si íbamos a hacer solo un festival, debía no ser hiper especializado como los festivales de arte contemporáneo u otros que se suelen hacer muy específicos, como por ejemplo de literatura y viaje. Al tener un solo festival debía ser uno que nos permita escuchar una diversidad de voces, porque finalmente la vida está compuesta de eso, de multiplicidad de mundos.

Entonces el tema que quisimos poner como paraguas, por decirlo así, era la creatividad, los procesos creativos y cómo nacen las ideas. Esa es la frase con la que partió el festival. Eso te permite invitar gente al mundo de la ciencia, del arte, de las humanidades y hacer todos los cruces habidos y por haber. Esa es un poco la riqueza. A nosotros siempre nos preguntan ¿cuál es el tema de este año? No tenemos un tema, tenemos voces que este año nos parecen importantes, que en este momento nos parece fundamental abordarlas. Ahí es donde se inserta Puerto de Ideas, con esa perspectiva multidisciplinaria, que también en ese momento era bastante innovador, porque podías tener en un mismo lugar un artista hablando con un científico, hablando con un historiador y analizando un fenómeno patagónico, por poner un ejemplo. Hoy en día también todo es multidisciplinario, todo está entrelazado.

En cada edición Puerto de Ideas tiene una cantidad importante de invitados extranjeros, que seguramente vienen con sus propias perspectivas. En ese marco ¿cómo plantean lo nacional? ¿Cómo insertan la mirada de Chile en diálogo con aquellas voces que invitan desde afuera?

Nosotros tratamos de invitar gente de prácticamente todo del mundo e invitamos muchas personas de América Latina. Creo que falta dialogar más entre países latinoamericanos, conocernos, saber quién está pensando en esto, quien está estudiando lo otro, acercarnos a las nuevas experiencias. También Chile es un país grande, extenso y también invitamos a gentes de diferentes mundos dentro de nuestro territorio. Todo esto tratamos de mezclarlo.

Este año, por ejemplo, vamos a tener a Salman Rushdie, que va a hablar con intelectuales chilenos. Cuando vino en la década del ’90 traído por el CEP, el think thank más importante de Chile poco después de publicar Versos satánicos, terminó dando una conferencia en algo así como un búnker del centro de Santiago. Entonces este año va a dialogar con Arturo Sandoval escritor y ensayista chileno, que dirigía el CEP en aquel momento. Ahí va a haber un cruce muy enriquecedor donde está obviamente, la mirada de este gran intelectual, con esta experiencia tan abarcadora y tan decidora de su vida, pero donde además estará en juego el diálogo con lo local.

Cada invitado, cada actividad, tiene una vida propia y no hay una fórmula o un esquema de funcionamiento predeterminado. Vamos pensando el invitado que llega, que se nos ocurre y que nos interesa, siempre por motivos distintos. Pero eso es un proceso lento.

A veces mi mamá me dice, «Ay! pero todo el año para preparar un fin de semana», y tengo que explicarle que sí, que he leído un montón y he visto un montón de conferencias; que he hablado con mucha gente para después llegar al programa definitivo. ¡Las madres somos muy duras! (risas).

 

¿Y esta décima edición  qué es lo que va a traernos a Puerto de Ideas?

Las cosas se han ido complejizando. Chile está viviendo un período complejo por lo global, la pandemia, pero también por lo local. Es un momento muy especial a partir del estallido social. Ahora estamos en el proceso posterior al plebiscito que definirá la escritura de la nueva Constitución. Por lo tanto, buscamos tratar de consignar todas estas reflexiones y tener voces que nos permitan seguir pensando en lo que está pasando. Vamos a tener grandes nombres, obviamente estamos celebrando los 10 años y que queríamos invitados mundialmente conocidos. Tenemos dos premios Nobel; uno de ellos descubrió el reloj biológico, tema que nos pareció muy interesante en este momento en donde hemos estado todos encerrados. Y al mismo tiempo tenemos a Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía que acaba de escribir el libro Capitalismo progresista, que es uno de los análisis más lúcidos en el que propone repensar el capitalismo. Obviamente lo que teníamos ya no resiste y él tiene una propuesta que es muy interesante.

Nosotros, como te decía, estamos con la nueva Constitución. En el centro de los debates están los derechos sociales y la pregunta es si los vamos a poner, cuáles vamos a poner, cómo los vamos a garantizar. Hay países que no tienen derechos sociales en sus constituciones, pero los garantizan en la vida real. Hay pensar esos temas y vamos a tener actividades para hablar de ello.

Vamos a hablar de otro tema que a mí me parece que es muy importante para seguir pensando: el tema de la cancelación, que es algo brutal. Esto de que hay quienes creen que pueden eliminar a otros o censurar lo que opinan. Son cuestiones que han aparecido con mucha fuerza no solamente en Chile, sino en muchas partes del mundo.

También vamos a hablar de la salud mental. En todo el mundo la pandemia ha afectado mucho, pero en Chile también tuvo impacto el estallido social, cuando aparece la violencia. Vamos a pensar también cómo la desigualdad está asociada a temas de salud mental. Cada actividad es un tema muy profundo, muy complejo y por eso nos pareció que era necesaria incluirlas.

El año pasado, el estallido social de algún modo los limitó. Este año la pandemia los obliga también a tener una edición diferente a lo habitual. ¿qué impacto tienen estos dos momentos históricos tan fuertes en Puerto de Ideas?

Por un lado nos dan muchas ganas de poder hacer nuestros festivales, porque son momentos, son espacios bastante únicos donde la sociedad se encuentra, se cruza. Participan miles de personas de diferentes edades, de diferentes partes geográficas del país, de diferentes clases sociales. Chile no tiene muchas instancias de encuentro transversal y Puerto de Ideas ha sido siempre una suerte de espacio común. Esa característica de mezclar mundos muy distintos no se encuentra fácilmente en la vida cotidiana chilena, porque está muy segmentada.

Por otro lado es bueno vivir un momento de procesos de cambio, pero da pena que eso sea a costa de la propia existencia. Ahora bien, como todas las cosas complejas, también tiene sus aspectos positivos. Cuando tuvimos que cancelar el festival de abril que hacemos en Antofagasta, rápidamente comprendimos que era morir o reinventarse. Teníamos dos opciones. Y optamos por seguir, porque sentimos que somos un espacio necesario, y así también nos fue dicho y nos fue confirmado por el público.

De modo que empezamos a organizar todas las semanas conferencias, y descubrimos que teníamos un público que era mucho más amplio del que teníamos presencialmente. Si una sala te puede caber 900 personas, el promedio de nuestras actividades tenían 18000 visualizaciones, y no solamente eran gente de Valparaíso, ni de Santiago o de las regiones del centro, sino también que muchísimo público del sur de Chile. Chile es muy grande. Entonces si alguien de Punta Arenas quiere venir a Valparaíso tienen que tomarse un avión y estar cuatro horas viajando; de Antofagasta son dos horas.

Entonces, de repente, poder encender el computador, apretar un clic y poder estar en Puerto de Ideas fue fantástico. También se sumó mucho público latinoamericano. Mexicanos, muchísimos, colombianos, argentinos, peruanos, hasta españoles. Entonces, por un lado, pierdes la experiencia diversa de poder conocer a tu invitado, verlo, hacerle las preguntas, que te firme el libro. Toda esa experiencia física. Caminar por Valparaíso, comer un rico restaurante en un atardecer en la bahía. Todas esas cosas que son parte de la experiencia de Puerto de Ideas. Pero ganas esto otro. Es lo que nos tocó, así que es mejor vivirlo positivamente en la medida de lo posible.

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