El día después del plebiscito – Por Paulina Toro y Sebastián Palma

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El lunes 26 de octubre está reservado en la agenda de Chile Vamos para sólo un objetivo: dar una señal de unidad ante la opinión pública, juntando a sus figuras del Apruebo con sus partidarios del Rechazo, que se agruparán bajo la premisa de que una nueva Constitución debe resguardar los principios del sector.

En el calendario de los partidos de la centroizquierda, en cambio, la cosa es distinta y dispersa. Las fisuras del pacto por gobernadores que dejó al PS, PPD, PR, DC, PRO y Ciudadanos corriendo por un lado; y al bloque Frente Amplio junto al PC y el FVRS, trabajando por otro, aún son patentes a la hora de definir si se juntarán a celebrar el que podría ser uno de los triunfos más esperados del sector.

Y pese a que internamente se resiente que la antesala al cambio constitucional quedará escrita como una etapa de discordia y sin mística, por ahora, no hay señales de unidad.

El cónclave presencial de Chile Vamos

Máximo 50 personas, en un lugar abierto y con estrictas medidas sanitarias. Chile Vamos está de aniversario justo el día después del plebiscito y como se cumplen cinco años, sus dirigentes no piensan dejarlo pasar. La celebración será así: el presidente Sebastián Piñera encabezará un encuentro programado para las 20 horas del 26 de octubre, en un centro de eventos del sector oriente, a donde se trasladará junto a su gabinete completo. Los integrantes de las directivas de los partidos del bloque, RN, la UDI, Evópoli y el PRI son quienes invitan. Se espera que también lleguen presidenciables como Joaquín Lavín y Evelyn Matthei. Pero el objetivo real -cuentan organizadores- es demostrar que la unidad post plebiscito, no está en la oposición, sino que en el oficialismo.

Desde La Moneda explican que la realización de una cadena nacional, por parte del mandatario, hasta el cierre de esta edición, no era algo que estuviera zanjado. Porque la duda de hacerlo no radica en si amerita que Piñera entregue un mensaje una vez concluido el proceso. El problema pasa porque los resultados podrían tardar más que otras elecciones, luego de que las medidas sanitarias obligaran a extender los horarios de cierres de mesas.

Quienes conocen las definiciones tomadas en La Moneda en torno a lo que pasará después del plebiscito, explican que hay dos cosas claras. La primera es que el gobierno, a partir del lunes, debe preocuparse de dar garantías a la ciudadanía, de que el país seguirá funcionando mientras se redacte una nueva Constitución. Piñera además espera entregar su mandato con un país mejor económicamente. Y lo segundo, que es un hecho, es que desde el Ejecutivo también saldrán figuras para competir como cartas constituyentes.

Piñera mandató para eso a su ministro de Defensa, Mario Desbordes (RN); y al vocero de Gobierno, Jaime Bellolio (UDI), para hacer listas de autoridades interesadas en salir de sus cargos para asumir ese desafío. Esos nombres, agregan, ya están siendo sondeados y Piñera quiere tener un registro organizado antes de noviembre, mes en que deben salir quienes aspiren a participar en las parlamentarias 2021. Los constituyentes del Ejecutivo, sin embargo, no tienen obligación de salir de sus cargos sino hasta que inscriban las listas en enero próximo.

Quienes conocen el guión que La Moneda prepara para esa noche republicana, explican que reunir a los tres poderes del Estado en palacio, es algo que no puede faltar. A comienzos de semana, algo de eso se estaba fraguando.

Los Rechazo y los Apruebo oficialistas

La estrategia de desmarque del Rechazo de los UDI, Joaquín Lavín y Pablo Longueira, arrojará su rédito más evidente el día después del plebiscito, cuando ambos se instalen en la primera línea de las celebraciones. En el partido, explican que a los del Rechazo, no les costará nada ponerse detrás de esas figuras para trabajar en la redacción de un nuevo texto constitucional e impulsar que quede acorde a sus principios. La premisa es que esta termine siendo una propuesta muy distinta a la que anhela el candidato PC, Daniel Jadue. “Cuando el escenario cambia, también cambian los estados de ánimo”, dice con pragmatismo la senadora y presidenta UDI, Jacqueline van Rysselberghe.

En RN, hay dos comandos y, pese a que por estos días se han radicalizado las diferencias, la lógica es la misma. Tanto Paulina Núñez -diputada del Apruebo-, como Luis Pardo -cabeza del Rechazo-, coinciden en que están de acuerdo en la mayoría de los puntos que cambiarían de la Constitución. “Ya estamos trabajando en una lista única de candidatos o candidatas y también, a través de los centros de estudios, en esos mínimos comunes”, confiesa Núñez. Pardo, en tanto, todavía cree que el Rechazo puede dar una sorpresa y previene que las diferencias internas son casi todas valóricas.

Sin embargo, al interior de ambos partidos, hay fuerzas del Rechazo que hubieran esperado una campaña del terror más intensa. Para ellos, la redacción de una Constitución desde cero, es simplemente caminar hacia el despeñadero. Y para la noche del 25, se disponen a sacar calculadora para revisar dos cosas: si las cifras de participación le darán legitimidad al proceso y si la votación del Rechazo alcanzará un margen que los habilite para decir “ven, no somos tan pocos”.

El análisis apunta a que si, contra todo pronóstico, el “No” a nueva Constitución alcanza un 30% -encuestas de partidos arrojan no más de un 15%, las Cadem de agosto 20%- el Rechazo tendría argumentos para levantar un triunfo dentro de la derrota. Y esto, basándose en que, históricamente, la derecha posee un electorado en torno al 40% de votantes (en la última de diputados el Servel registra 37,2%). En ese sentido, fuentes ligadas a la UDI explican que, de pasar eso, el eslogan de que “Chilezuela llegó”, se escuchará fuertemente en las semanas post plebiscito. Del mismo modo, si la participación es baja, la legitimidad del proceso es otra bandera que el Rechazo oficialista pretende enarbolar.

Pero la preocupación de una derrota aplastante y una participación masiva no es sólo por la Constitución. En la derecha ven con preocupación que esta votación movilice a más de un millón y medio de votantes que nunca ha participado en una elección. Calculan que se trataría de personas menores de 45 años que, por encontrarse ajenos al sistema, su tendencia podría identificarse con la izquierda más radical. El temor es que ese flujo nuevo impacte después, en los resultados de las Municipales 2021.

Por su parte, Lavín volverá a correr el cerco, porque se plantea ser de los primeros en poner sobre la mesa tres puntos clave que, a su juicio, deberán estar en una nueva Constitución. “Es lo primero que hará después de que gane el Apruebo”, revela alguien cercano.

Unidad, unidad, unidad

En la vereda del frente, entre los dirigentes de los partidos del Pacto Convergencia Progresista (PS PPD, PR) junto a la DC, el PRO y Ciudadanos, hay un concepto que se repite como un mantra, pensando en los días posteriores al plebiscito y en la configuración de las listas para una eventual convención constituyente: “Acá no hay que sacar cuentas de identidad partidaria”.

El enunciado tiene un claro destinatario: el Frente Amplio. En la colectividad, hay conciencia de que un escenario como el del infructuoso acuerdo para las primarias de gobernadores no puede volver a repetirse, por lo tanto lograr la unidad en la oposición es el objetivo más urgente.

Pero la meta se vislumbra lejana. A diferencia del oficialismo, las fuerzas opositoras esperarán fragmentadas los resultados de la votación plebiscitaria. El 25 de octubre, la foto del Apruebo opositor no será una sola.

A principios de esta semana, los partidos del Frente Amplio plantearon la idea de reunirse en la sede de Revolución Democrática, ubicada en avenida Francisco Bilbao 299. También la posibilidad de cerrar una calle cercana para celebrar lo más ciudadano posible lo que creen será un contundente triunfo del Apruebo.

La propia presidenta de la colectividad, Catalina Pérez, incluso apuntó la opción de caminar cinco cuadras e ir por unos minutos a Plaza Italia: “Me imagino que nos vamos a juntar en una tremenda celebración con todos los resguardos sanitarios pertinentes, probablemente seamos parte de los festejos en la Plaza de la Dignidad”, explicó.

Pero sobre festejar con el resto del bloque opositor, a pocos días de la contienda electoral, aún no hay planes.

Según integrantes de Convergencia Progresista, la convocatoria para esperar los resultados del plebiscito será en una sede sindical, todavía no definida, y tan solo con los partidos del pacto.

A pesar de que los gestos de acercamientos entre los dos grandes bloques de la oposición no se concretarán el próximo domingo, lograr este objetivo será la tarea prioritaria, de muchos de los partidos, desde el mismo lunes 26.

“Todo lo demás es música”, asegura Francisco Vidal (PPD), quien ya confirmó que oficializará su candidatura en los días posteriores al plebiscito.

“Si como oposición para la constituyente vamos en más de una lista, la cantidad de votos no se representará. Esa es, por lo demás, la tesis de Pablo Longueira, quien le está diciendo a su gente: ‘Vote Apruebo, vote Convención Constituyente que yo le garantizo la mitad de la Constituyente’ y eso es sólo porque Longueira está apostando a que iremos divididos”, agrega el exvocero de Michelle Bachelet.

Heraldo Muñoz, otro PPD que baraja lanzar su campaña luego de la votación, añade que “la elección de los constituyentes es la prueba de fuego para la oposición; ahí se juega el futuro constitucional del país en las próximas décadas y no nos podemos equivocar yendo divididos”.

Para Muñoz, la concreción de ese objetivo, dependerá en gran parte del resultado de la votación del 25 de octubre: “Un triunfo del Apruebo en el plebiscito, por menos de 10 puntos, sería una derrota moral”, advierte.

En tanto, el presidente PS, Alvaro Elizalde, afirma que parte de las acciones que impulsa su partido para alcanzar la anhelada unidad se basa, entre otros puntos, en establecer mínimos programáticos a defender en la convención constitucional. Sobre este punto señala que el partido ya tiene una propuesta definida.

“Hay otros partidos que también tienen sus propuestas, nos parece fundamental que después del plebiscito se impulse un diálogo que permita contrastar estos puntos de vista y llegar a una propuesta compartida”, precisa.

Uno de los partidos que tiene propuesta es la DC, su presidente Fuad Chahín, cree una tarea prioritaria, además de acelerar el pacto para la lista de convencionales, levantar los temas que el partido considera deberían estar en una nueva Constitución. De hecho, ya hay un borrador elaborado por los especialistas de la colectividad.

Para la DC, al menos en las palabras de Chahín, los resultados de la elección no incidirán en la toma de decisiones. “Por la situación de pandemia en la que estamos, no es sensato poder fijar algún resultado distinto al del 50%, acá el que gana, gana”, asegura.

En el PRO, en tanto, protagonista inesperado del acuerdo de primarias para gobernadores, Marco Enríquez-Ominami ha tomado un rol dialogante con el fin de cumplir con el objetivo de unidad. De hecho, el partido se sumaría a la convocatoria de Convergencia Progresista junto a la DC y Ciudadanos, una vez conocidos el resultado del Plebiscito.

Está por verse si, en los días siguientes, al igual que otras figuras opositoras, ME-O se anima a una cuarta candidatura como le ha pedido su partido. Algo que ya estaría resuelto entre los radicales, quienes aprovechando el impulso post referéndum buscarán oficializar el salto de Carlos Maldonado, su timonel, a la carrera por La Moneda.

Para los comunistas, el escenario es otro. Su presidente, Guillermo Teillier, explica que el plan de acción, post 25 de octubre, dependerá mucho de los resultados. “Con un triunfo grande lo que vamos a buscar será cómo aunar esfuerzos para lograr la mayor cantidad de delegados constituyentes en la convención constitucional”, asegura.

El jefe comunista comparte el temor de otros dirigentes del sector, respecto a la sobrerrepresentación de la derecha. “Si la derecha va en una sola lista podría ocurrir lo mismo que pasa en la Cámara de Diputados donde con un 37% de los votos, tiene más de un 44% de parlamentarios y eso tenemos que evitarlo”, apuntilla.

A pesar de lo anterior, Teillier considera poco viable la posibilidad de ir con sólo una lista a la Constituyente, como muchos anhelan. “No sé si va a ser posible ir con una sola lista, pero me parece que podremos ser racionales e ir con dos”, dice.

Sobre la incidencia de un alto o bajo porcentaje de Apruebo en la hoja de ruta post-plebiscito, Catalina Pérez concuerda con otros dirigentes: “Sin duda tienen que ser parte del análisis. Un alto o bajo porcentaje de Apruebo cambia la estrategia que vas a implementar. Necesitamos garantizar dos tercios de la Convención Constitucional y hay que evaluar cómo vamos a construir aquello, pero me parece que primero hay que poner contenidos más que la calculadora”.

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