Chile | Karina Nohales, vocera de la Coordinadora Feminista 8M: “El plebiscito es el primer proceso constituyente del mundo que se asegura un resultado paritario”

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Contexto de Nodal
El 25 de octubre Chile celebrará un referéndum que determinará si la ciudadanía aprueba el inicio de un proceso constituyente para elaborar una nueva Constitución y qué mecanismo se utilizará en dicho proceso. El plebiscito contará con dos papeletas. La primera dice «¿Quiere usted una nueva Constitución?» Y las opciones son: «Apruebo» o «Rechazo». La segunda dice «¿Qué tipo de órgano debiera redactar la nueva Constitución?», y las alternativas son: «Convención Mixta Constitucional» (asamblea conformada en un 50% por constituyentes elegidos directamente y 50% por miembros del actual Congreso) o «Convención Constitucional» (asamblea conformada por 100% de constituyentes elegidos). En caso de ganar la opción Apruebo, la elección de los convencionales constituyentes se realizará el 11 de abril de 2021 junto con las elecciones municipales y de gobernadores regionales.

Entrevista a Karina Nohales, vocera de la Coordinadora Feminista 8M

Por Luciana Mazzini Puga, de la redacción de NODAL

Este domingo se llevará a cabo en Chile un plebiscito que determinará si la ciudadanía aprueba la elaboración de una nueva Constitución para dejar atrás la del dictador Augusto Pinochet. En caso de ganar la opción “Apruebo”, la elección de las y los constituyentes se realizará el 11 de abril de 2021 junto con las elecciones municipales y de gobernadores regionales. Además, este referéndum es el primer proceso constituyente del mundo en garantizar la paridad en el resultado.

En dialogo con NODAL, Karina Nohales, vocera de la Coordinadora Feminista 8M, explica cuáles son las propuestas del feminismo de cara al plebiscito, qué relevancia tiene para la sociedad chilena, y cómo impacta la violencia policial en las mujeres y disidencias.

¿Cuáles son los principales debates y propuestas del movimiento feminista de cara al plebiscito y a una nueva constitución?

La Coordinadora Feminista 8M ha trazado algunas centralidades. La primera tiene que ver con relevar las condiciones políticas en que tiene lugar este proceso constitucional. Es un contexto marcado por medidas represivas como la militarización de las calles, el toque de queda, la prisión política –todavía hay más de 2,500 presos y presas políticas de la revuelta social-, la impunidad respecto de la violación sistemática a los derechos humanos que se abrió en octubre del año pasado, los y las mutiladas oculares, los casos de violencia política sexual cometidas por agentes del Estado. Hay negacionismo e impunidad.

La segunda línea que hemos relevado son los términos del acuerdo de manera tal que nos hemos propuesto un camino de movilización para desbordar todos aquellos elementos que limitan profundamente la participación popular, por ejemplo los y las dirigentas sindicales no pueden ser candidatas a constituyentes, no existe todavía escaños reservados para los pueblos originarios y que sean paritarios, la regla del veto de minoría que establece que los acuerdos se toman por 2/3 de mayoría y si un tercio no está de acuerdo se seguiría aplicando lo que contiene la Constitución actual en la materia de que se trate. Todas esas son cosas que estamos exponiendo públicamente y que nos proponemos superar.

Desde el punto de vista del contenido feminista, hay dos cuestiones que son relevantes: una que este va a ser un proceso paritario, es decir, se asegura que la mitad de los constituyentes van a ser hombres y la otra mitad van a ser mujeres. Este es el primer proceso constituyente del mundo que se asegura la paridad en el resultado lo que no supone que las mujeres que lleguen van a ser todas feministas o representativas de las mujeres del campo popular. Sin embargo, abre un espacio de desafío muy grande que los sectores feministas puedan disputar allí. La lectura programática del feminismo ha venido siendo sostenidamente elaborada en los últimos años a través de encuentros plurinacionales de las y les que luchan que han dado forma al Programa Feminista contra la Precarización de la Vida que es un programa que tiene 16 ejes temáticos y en el que hacemos propuestas constituyentes que tienen que ver con nuestros derechos sexuales y reproductivos, con la socialización de los trabajos domésticos de cuidado y no remunerados, con el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derecho, con los derechos sociales asegurados para la población migrante, con la educación no sexista, etc. Hay un camino avanzado en esa perspectiva programática y hoy día va a presentarse la posibilidad de disputar y de instalar estas perspectivas con un alcance nacional inédito y en abierto enfrentamiento programático tanto con las clases dominantes como con los sectores más reaccionarios que la representen.

¿Qué importancia histórica tiene el plebiscito para el pueblo chileno?

El plebiscito es una oportunidad para abolir la Constitución de Pinochet y es una demanda histórica que ha sido sostenida durante 40 años, desde que esa Constitución se impone. Al mismo tiempo, se inaugura un proceso en el que la población podrá participar en la elaboración de una nueva Constitución, cosa que hasta ahora nunca ha sucedido en este país y se podrá elegir qué tipo de órgano va a redactarla.
También este proceso tiene un carácter contradictorio porque es un acuerdo entre los partidos que están en el Congreso y que deciden pactarlo en medio de la revuelta social que se inicia en octubre del año pasado cuando el gobierno estaba a punto de caer y el mismo Parlamento tenía un 3% de aprobación. Por lo tanto, entre todos los partidos que han gobernado los últimos 30 años y que nunca han querido cambiar la Constitución de Pinochet nos ofrecen la posibilidad de cambiarla con dos condiciones: sostener al gobierno de Sebastián Piñera, que es un gobierno criminal, y que todos los partidos, incluyendo los de oposición, se comprometieran a aprobar la agenda represiva con el objeto de desmovilizar la revuelta popular. Eso era muy importante porque no querían por ningún motivo que un proceso constituyente de este tipo se diera en un contexto de movilización.

Por lo tanto, se da un acuerdo que no corresponde con los intereses plenos de ningún sector de la sociedad, ni con los partidos que nunca quisieron cambiar la constitución ni tampoco con la aspiración a una Asamblea Constituyente que levantaron los pueblos durante la revuelta social. Este acuerdo contiene condiciones que limitan de manera excesiva la participación popular en el proceso, tanto en que sectores no partidarios del movimiento popular puedan integrar la convención constitucional como la posibilidad de que esta convención llegue a acuerdo por mayoría ya que contempla un veto de minoría en su funcionamiento. Por lo tanto, amplísimos sectores populares nos disponemos a votar Apruebo y Convención Constitucional este 25 de octubre, sin embargo, el escenario no se parece tanto a una fiesta democrática sino que estamos viviendo un momento muy represivo y vamos con la voluntad de asestar una derrota fuerte a nivel electoral a la derecha y a los sectores más reaccionarios, pero sin entregar un cheque en blanco a este proceso pactado y cuyos términos han sido puestos por otros.

¿Cómo repercute la constante violencia institucional y policial particularmente en las mujeres y disidencias?

En la actualidad se ha verificado un giro autoritario muy marcado en que, ante cada caso grave de violación a los derechos humanos, el gobierno aparece respaldando abiertamente a los organismos que los cometen. Lo que ha sucedido en particular es que, si bien se han agudizado también las violencias machistas a nivel estatal y cotidiano en el contexto de pandemia, el movimiento feminista lejos de posicionarse como víctima, ha salido a responder de manera muy masiva, transversal y contundente. De hecho, la primera movilización que tuvo lugar de manera simultánea en muchos lugares del país en este contexto de pandemia fue a partir de un fallo judicial que dejó en libertad a un imputado de violación en un caso emblemático de violencia machista. En ese momento se rompió el inmovilismo producto de la pandemia y se animó a la movilización de sectores más amplios. Por supuesto se ha intentado invisibilizar la dimensión sexual de la violencia política, lo que significó una respuesta de parte del movimiento feminista que ha instalado una inestabilidad constante. El negacionismo respecto de la violencia política sexual les costó el puesto a dos ministras de la Mujer. Recientemente se ha podido descomprimir esa parte institucional del gobierno e instalar una ministra que ha durado unos meses más, pero es un punto de conflicto permanente y ha sido el movimiento feminista el que se ha movilizado rápidamente en los casos más graves de violencia policial respecto de mujeres y niñes.


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