Uruguay: desafuero o complicidad – Por Mónica Xavier
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Mónica Xavier *
En el parlamento y en declaraciones a la prensa el actual presidente Luis Lacalle Pou se llenó la boca hablando de limitar los fueros parlamentarios. En su cuenta de Twitter desafió: «Aparentemente algún dirigente político de primer nivel se manifestó a favor de modificar los fueros parlamentarios. Menos discursos y más acciones. Está para votar el proyecto que presentamos hace tiempo. ¿Lo votamos?»
Estas bravuconadas fueron solo eso. Como suele suceder esas palabras se le volvieron como boomerang en su contra al presidente y el desafuero de Manini lo tiene sacando cuentas políticas y pateando la pelota para adelante, en una coalición donde cada vez se lo ve más como títere que como titiritero.
Los Lacalle tienen un triste pedigrí en Derechos Humanos, el propio padre del actual presidente afirmó en 2009, en un programa de televisión: “en el Uruguay hay media docena de desaparecidos”
Su hijo – el actual presidente – no le fue en zaga y para no ser menos en 2013 expresó: “en cuanto a las excavaciones, yo las suspendería (Lacalle Pou), porque creo que hay que cerrar un capítulo”. Luego intentó desdecirse.
El senador Manini Ríos prometió a voz en cuello que no se ampararía en los fueros parlamentarios en caso de ser citado por la Justicia. Lo dijo en plena campaña electoral hace muy pocos meses – está documentado y es de público conocimiento -. Al mismo tiempo uno de sus abogados y actual diputado revelaba que todo esto era una estratagema política.
El viernes 1 de noviembre de 2019, el fiscal Rodrigo Morosoli le solicitó a la jueza penal Marcela Vargas que pidiera al Poder Legislativo levantar los fueros parlamentarios del senador electo Manini Ríos. La Justicia haya méritos para imputarle a Manini Ríos el delito de omisión por no informar inmediatamente a las autoridades ni a la propia Justicia, de las gravísimas confesiones que había hecho el militar José Gavazzo ante un Tribunal de Honor, cuya máxima autoridad era el General Manini Ríos por su condición de comandante en Jefe del Ejército.
Con su proceder, el ex general Manini Ríos violó tanto lo que exige el Reglamento de los Tribunales de Honor, Art. 77. Dec. 55/1985 como lo que obliga la legislación en el artículo 177 del código penal: el Juez competente que, teniendo conocimiento de la ejecución de un delito, no interviniera o retardase su intervención, y el que no siendo competente, omitiere o retardare formular su denuncia, será castigado con la pena de tres meses a dieciocho meses de prisión. La misma pena se aplicará al funcionario policial que omitiera o retardare formular la denuncia de cualquier delito de que tuviere conocimiento por razón de sus funciones, y a los demás funcionarios, en las mismas circunstancias, de los delitos que se cometieren en su repartición o cuyos efectos la repartición experimentara particularmente.
Los senadores del Partido Nacional y el presidente Lacalle Pou están en una encrucijada: si votan el desafuero temen perder a uno de sus brazos fuertes en la coalición (incluida la mayoría parlamentaria / en plena votación del Presupuesto) y si no lo votan los hechos y la historia los juzgarán nuevamente como cómplices de la impunidad.
Mientras tanto Manini Ríos ahora dice en un video que no va a votar su propio desafuero – faltando a la palabra empeñada – y además mandata a sus senadores a no dar los votos para su desafuero.
El ex general pierde la oportunidad de enfrentar con valentía cívica a la Justicia. Justicia a la cual ha denostado de forma flagrante, reiterada y antirepublicana. El miedo a enfrentar a la Justicia lo lleva a hundir aún más el devaluado valor de su palabra.
Pero todo esto que deliberadamente tantos actores han entreverado tanto no es tan complejo. Simplemente se trata de una situación en la cual hombres que ostentan representaciones de tanta responsabilidad institucional actúen con agallas republicanas en vez de amañarse en subterfugios y componendas partidarias para evitar enfrentar el juicio de sus actos.