Notas sobre la construcción política en la lucha por el derecho al aborto en Argentina – Por Lucía Cámpora, especial para NODAL

2.754

Por Lucía Cámpora *

En los últimos años, el mundo entero es escenario de la movilización masiva de cientas de miles de mujeres, lesbianas, travestis trans e identidades no binaries que reclamamos por el reconocimiento de nuestros derechos. En Argentina, así como en otros países de la región, el derecho al aborto es punta de lanza de estos reclamos junto con la consigna “Ni Una Menos”. En 2018, el debate por la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) y su discusión en el Congreso de la Nación proyectó una marea verde de mujeres organizadas que copamos las calles. La foto de las más pibas, prendidas al único teléfono que al amanecer aún tenía batería para ver los resultados de la votación, nos representó a todas y recorrió al país. A dos años de ese estallido sororo de hijas, madres y abuelas, vale la pena repasar sus antecedentes y desafíos.

Recorramos brevemente la historia en la que nos reconocemos muchas feministas argentinas. Ya en el siglo XX, las socialistas y anarquistas lucharon por el derecho al voto en nuestro país y fue con la sanción de la ley 13.010 en 1947 que, de la mano de Eva Perón, alcanzamos esa victoria. La ley habilitó no sólo el derecho a elegir sino también la posibilidad de ser elegidas y ocupar cargos en el gobierno. El peronismo fue el único que llevó mujeres a las bancas legislativas en la primera elección regida por esta nueva ley, en 1951. El Partido Peronista Femenino se había organizado para poder empadronar a todas las mujeres a lo largo y a lo ancho del país.

Algunas décadas más tarde, durante la sangrienta dictadura militar que se extendió entre 1976 y 1983, nuevamente fueron mujeres quienes protagonizaron una lucha histórica que marcó la identidad de argentinos y argentinas para siempre. Las Madres de Plaza de Mayo, o “las locas de la Plaza”, como las llamaron, empezaron dando vueltas a la pirámide de Mayo reclamando por sus hijos e hijas, desaparecidxs por ese gobierno de facto. Su lucha permitió recuperar hasta el día de hoy 130 nietxs, el último en junio de 2019. Madres y Abuelas se convirtieron en una referencia indiscutida para muchxs, especialmente para lxs jóvenes que se formaron al calor de su ejemplo.

Durante la apertura democrática también comenzaron los Encuentros Nacionales de Mujeres, hoy Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis y no binaries. La historia del movimiento de mujeres siguió creciendo a la par del desarrollo democrático. En estos encuentros nació la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que instaló el pañuelo verde como bandera bajo la consigna: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

Sin dudas, constituye un hito en la historia del feminismo la llegada de la primera mujer votada como Presidenta de la Nación. Cristina Fernández de Kirchner asume su primer mandato en 2007 para ser reelecta en 2011. Durante su gobierno alcanzamos verdaderas victorias en pos de la igualdad de géneros como fueron la ley de Matrimonio Igualitario, la ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, la ley de Identidad de Género, entre otros. “Cuánto les falta / para entender / que no fue magia, nos conduce una mujer”, reza una de nuestras canciones.

A pesar de estos hitos, el movimiento feminista aún no se estructuraba como tal y el reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito no ocupaba un gran espacio en la agenda. El proyecto de IVE se presentó en el Congreso una y otra vez desde el año 2007, sin lograr su tratamiento. La arena judicial fue un campo de batalla en el que se sucedieron resoluciones a favor y en contra hasta que en 2012 la Corte Suprema dictó el fallo FAL que obligó a las jurisdicciones a garantizar el aborto por causales (violación o riesgo para la salud), habilitado por nuestro Código Penal desde 1921. El camino lo abrieron, sin duda, las militantes históricas por el derecho al aborto. Pero, ¿cuál fue el catalizador que dotó a este reclamo de la masividad con la que cuenta hoy?

Hay dos aspectos que querría resaltar para intentar pensar en cómo se estructuró y organizó el potente movimiento que sabemos que, más temprano que tarde, va a conquistar del derecho al aborto.

Por un lado, 2015 fue el año de la primera marcha masiva del Ni Una Menos. Los números de los femicidios y el empezar a nombrarlos como tales empujaron a cientos de miles de pibas que ese 3 de junio salieron a las calles con una consigna clara: paren de matarnos. Esa concentración reunió en un mismo metro cuadrado a mujeres que entendían a los femicidios como la expresión extrema del sistema patriarcal y a otras que los encuadraban como un hecho más de inseguridad. Saldar esta cuestión no era un desafío menor. La organización del reclamo a través de asambleas, debates y documentos posibilitó la construcción de consensos que hoy son básicos: sí, nos matan por el hecho de ser mujeres, la violencia de géneros se alimenta de los micromachismos cotidianos, la complicidad patriarcal habilita los femicidios y la autonomía sobre nuestros cuerpos es un derecho que el sistema nos niega. Las muertes por abortos clandestinos ocuparon rápidamente lugar en esa agenda y desvincular ambas demandas era ya inconcebible.

Pero por otro lado, hay un rasgo fundamental que caracteriza a nuestro movimiento y basta recorrer nuestras columnas sólo un segundo para notarlo. Es que son las jóvenes las que dotan de la enorme masividad a esta ola a la que las feministas históricas dieron en llamar la revolución de las hijas. Y acá creo que coincidimos muchas en vincular este hecho al notorio proceso de organización política de la juventud que se dio en las últimas décadas en nuestro país. La incursión de jóvenes en la política creció exponencialmente durante los periodos de gobierno kirchneristas. Conscientes de que la última dictadura militar había diezmado a una generación militante con secuestros y exilios, Néstor y Cristina pusieron especial esfuerzo en fomentar el ingreso masivo de pibxs en la política. Organizaciones juveniles florecieron a lo largo y ancho del país. La noción de lo colectivo se abrió paso entre les estudiantes secundaries y la ley del voto a los 16 años cristalizó ese devenir. Les jóvenes nos organizamos, fuerte.

Organización, conciencia de la importancia del colectivo y militancia son rasgos que convirtieron a un reclamo histórico como el del aborto legal, seguro y gratuito en un reclamo masivo. La cuarta ola feminista se encontró con una juventud que ya había elegido la política como herramienta de transformación. La séptima presentación del proyecto de IVE que hicieron las militantes históricas en 2018 tuvo más fuerza que nunca. Ganamos la votación en Diputadxs con la estrategia sorora, colectiva y transversal que traccionó los votos desde las calles, unx por unx. En Senadorxs, demasiados dinosaurios nos dieron la espalda. El aborto fue un eje central en la campaña presidencial de 2019 y gran parte del electorado joven definió su voto en función de ello. El hoy presidente de la Nación, Alberto Fernández, ya anunció que el Ejecutivo tiene listo el proyecto de legalización del aborto para enviar al Congreso.

En Argentina, se calcula que alrededor de 500 mil mujeres abortan cada año de forma clandestina y las muertes por abortos inseguros son la principal causa evitable de mortalidad materna. Sabemos bien lo que está en juego. Algunxs compañerxs dicen que en Argentina, luego de la dictadura militar, hubo en cada familia unx desaparecidx; luego de la década de los 90, unx desocupadx y luego de los gobiernos kirchneristas, unx militante. Hoy nosotras decimos que luego de la marea verde, hay en cada familia una feminista. Y es por eso que sostenemos con convicción que más temprano que tarde, el aborto legal, seguro y gratuito será ley.

* Legisladora de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, por el Frente de Todxs.

El presente texto es una colaboración de la Red de Mujeres por la Autonomía y el Bienestar (Red MAB), impulsada por la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS)


VOLVER

Más notas sobre el tema