La UNQ participó de un ensayo promisorio con ivermectina para combatir el Covid-19
Coronavirus: la UNQ participó de un ensayo promisorio con ivermectina
Durante la pandemia, la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) ha realizado una gran cantidad de contribuciones científicas y técnicas. Al procesamiento de muestras que realiza la Planta de Servicios Biotecnológicos (PSB) y al desarrollo del kit de detección Ela-Chemstrip se suma un nuevo aporte. Un equipo liderado por Daniel Alonso, director del Centro de Oncología Molecular y Traslacional de la UNQ, participó de un ensayo clínico que demostró la capacidad de la ivermectina para combatir a la Covid en etapas tempranas de la infección. De manera reciente se comunicaron los resultados del proyecto realizado por un consorcio público-privado entre los que hay profesionales y expertos de esta casa de estudios. Para poder llevarlo adelante fue vital el financiamiento de la Agencia I+D+i, en el marco de la Convocatoria de Ideas-Proyecto COVID-19 de la “Unidad Coronavirus” por un monto de seis millones de pesos.
Vayamos por partes: ¿qué es la ivermectina? Explicado de modo sintético es una droga antiparasitaria que se suele emplear en medicina humana y veterinaria que, desde comienzos de año, se vio que podría servir para tratar la Covid. Tal como señala Alonso, “es una droga de reposicionamiento, con lo cual ya era conocida en el ámbito porque era aplicada para otros usos médicos, como parasitosis intestinales. Esa experiencia permitió ubicarla con velocidad y capitalizar todo lo que ya se conocía al respecto para la Covid-19”. Y luego continúa con el detalle de algunas de sus ventajas: “No hay que perder de vista que se trata de una droga barata. Si en el futuro llegara a funcionar, trasladarla a una aplicación en escala tendría un costo razonable y accesible”, aventura el especialista de la UNQ.
En marzo, precisamente cuando la pandemia iniciaba su despliegue en el territorio doméstico, un equipo de científicos australianos publicó resultados promisorios de ivermectina sobre células en cultivo. Desde el laboratorio (in vitro), se comprobaba la actividad antiviral de la droga para combatir la infección por el nuevo coronavirus. En esta línea, ¿cuál era el propósito del proyecto del que formó parte Alonso y compañía? “Nuestro objetivo no era ver si esto curaba la Covid sino ratificar que lo que el equipo australiano advirtió in vitro era trasladable in vivo con pacientes, es decir, que con su aplicación disminuía la carga viral. Una gran duda que se generaba y que pudimos despejar era si las dosis que ellos proponían eran realmente óptimas una vez que se diseminaba por los tejidos de las personas”, comenta. Con “las dosis”, Alonso refiere a la administración de 0.6 miligramos por kilo de peso, es decir, el triple de lo que se suele administrar del fármaco en condiciones normales. “Aquí fue fundamental el trabajo previo del doctor Alejandro Krolewiecki en Salta, que venía administrando dosis altas de ivermectina para tratar la parasitosis en niños de poblaciones vulnerables del país. Ellos predecían que la tolerancia podía ser muy buena para la Covid y finalmente así fue”, narra destacando el trabajo de su colega.
¿En qué consistió el estudio con ivermectina? Comprobaron en un ensayo clínico de 45 pacientes que elimina de forma más rápida y efectiva la presencia del virus en etapas tempranas de la infección (hasta el quinto día luego de los primeros síntomas). Esta fase se realizó en personas que manifestaban la enfermedad en forma leve o moderada y estaban aisladas en diferentes instituciones de la salud, como el CEMIC, el Hospital Muñiz (ambos en CABA) y Cuenca Alta (Cañuelas). A 30 de ellos se les suministró el fármaco mientras que a la fracción restante no. Frente a ello, el grupo que lo recibió exhibió una respuesta antiviral muy positiva –la eliminación del virus en secreciones– en contraposición a aquellos que no recibieron el compuesto.
“En el mundo hay cientos de protocolos en curso para ivermectina. El nuestro es muy interesante porque es uno de los primeros que llega a reportar resultados en la disminución de la carga viral. Estamos muy entusiasmados. No deja de sorprender el poco tiempo en el que conseguimos llevarlo adelante. Es destacable el aporte de Anmat, de la agencia regulatoria que trabajó con la urgencia del caso y aprobó el ensayo para que pudiera ser administrado a los pacientes”, apunta Alonso.
A futuro, el desafío será definir el mejor modo para determinar si los resultados alcanzados con un número reducido de pacientes podrían escalarse a ensayos con grupos más numerosos y, por último, de tener éxito, trasladarse al resto de la sociedad. No obstante, para ello falta un largo trecho y viene bien seguir el consejo de Alonso: “Lo mejor es la cautela por ahora”. Desde aquí, sigue con su razonamiento: “Es cierto, hay buenas perspectivas. Hay un protocolo egipcio que explica que la ivermectina podría tener mejores resultados antivirales cuanto más temprano sea suministrado a los pacientes, es decir, antes que desarrollen los cuadros de gravedad. Si atacás temprano a la enfermedad existe la chance de que menos individuos se compliquen, esa es la hipótesis y hay que tenerla muy en cuenta”, subraya. Una estrategia similar se está pensando para el suero equino que está siendo probado en centros de salud de CABA y Buenos Aires por profesionales de la Universidad Nacional de San Martín.
El proyecto de desarrollo y análisis en base a ivermectina es el fruto de una cooperación público-privada entre la Plataforma de Servicios Biotecnológicos de la UNQ, el Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (Civetan); el Laboratorio EleaPhoenix S.A.; el Instituto de Investigaciones de Enfermedades Tropicales (Universidad Nacional de Salta-Conicet); y el Laboratorio de Virología del Hospital Garrahan. Así lo detalla el referente de la UNQ: “Nosotros nos sumamos con cuerpo y alma a aportar nuestro granito, pero este trabajo es el producto de la articulación entre muchas instituciones con profesionales de primer nivel. Hay gente con mucha experiencia y con mucha experticia en el campo de la infectología, que se acopló muy bien con el ámbito empresario”.
La ivermectina y la experticia en cáncer
En un paper publicado de manera reciente por Daniel Alonso y Hernán Farina, ambos autores sostienen una hipótesis interesante. “Es posible que la ivermectina funcione porque es una droga que opera sobre el huésped y no sobre el virus. Aunque no conocemos del todo el mecanismo de acción, creemos que el efecto antiviral se produce porque la droga hace más resistente a la célula huésped al ingreso del patógeno”, indica. De esta manera, el enfoque provisto se reviste de originalidad, en la medida en que modifica el foco desde el cual se aborda la problemática: posiblemente, el fármaco elimina al virus porque consigue robustecer a la célula. “Este comportamiento, como te sonará familiar, es muy parecido a los mecanismos antitumorales. Es muy sorprendente”. Alonso refiere a la inmunoterapia activa, es decir, estimular a las propias defensas del organismo para activar su respuesta frente a los tumores. Racotumomab fue un ejemplo emblemático en esta línea para combatir el cáncer pulmonar.
Fuente-Universidad Nacional de Quilmes