Richard Arce, exdiputado peruano: “La designación de un militar como primer ministro fue un mensaje para el Congreso”
Entrevista a Richard Arce, exdiputado de Nuevo Perú
Por Denise Godoy, de la redacción de NODAL
El 6 de agosto, el presidente peruano Martín Vizcarra designó al militar Walter Martos como nuevo jefe de Gabinete. Así logró el voto de confianza del Congreso que había sido negado al anterior primer ministro Pedro Cateriano. La pelea entre el Ejecutivo y el Legislativo surge a partir de la crisis política desatada por los escándalos de corrupción que llevó a diversas manifestaciones en contra de los congresistas y magistrados involucrados y a la posterior disolución del Congreso en septiembre de 2019. En conversación con NODAL, Richard Arce, exdiputado de Nuevo Perú, analiza el escenario político en un año marcado por el impacto de la pandemia y en carrera hacia las elecciones generales de 2021.
¿Por qué el presidente Vizcarra tuvo que volver a cambiar su gabinete y qué implica que el nuevo esté dirigido por un militar?
El presidente Vizcarra tuvo que cambiar su gabinete en vista de que el Congreso no le otorgó el voto de confianza para acreditar a un nuevo gabinete. Es una regla de equilibrio de poderes establecido en la Constitución peruana que garantiza que el Congreso ratifique la elección de los ministros que sean delegados por el presidente. El problema surgió debido a los serios cuestionamientos en la nominación de algunos de los ministros. Creo que es un juego político de parte del Congreso que se ha venido a menos durante estos meses. Además, con el tema del Covid-19 no ha tenido mayor protagonismo y el desarrollar sesiones virtuales no le ha garantizado tener el impacto mediático que normalmente tiene. Por lo cual, una buena estrategia era no darle el voto de confianza y le ha servido a la luz de los hechos. Pienso que más que un ejercicio democrático ha sido un aprovechamiento político del actual Congreso.
Frente a esto Vizcarra tomó la decisión de ratificar a la mayoría de los ministros y simplemente retiró a los ministros de Energía y Minas y de Trabajo, que estaban cuestionados, y le otorgó la responsabilidad al ministro Walter Martos que en su momento fue ministro de Defensa y ahora es el premier de este nuevo gabinete. Es militar y evidentemente es un mensaje subliminal. Nuestras democracias todavía se están fortaleciendo y siempre la imagen de un militar genera cierta aceptación en algunos sectores y era un mensaje también para ese Congreso confrontacional que no buscaba un equilibrio de poderes ya que no había argumentos consistentes para no darle el voto de confianza al gabinete, fue más un protagonismo personal de varios congresistas y en especial de los partidos políticos, recordemos que estamos en una coyuntura electoral.
¿Cómo es la situación del Perú ante el impacto de la pandemia y cómo evalúa el accionar del gobierno?
La situación del Perú es dramática en vista de los altos índices de contagios y muertos. Se han tomado decisiones interesantes al inicio de la pandemia, como ser el primer país en Latinoamérica en promover el confinamiento, pero lamentablemente no ha estado complementado con algunas estrategias recomendadas por los especialistas. El enfoque que ha valorado Vizcarra para contener al virus ha sido el hospitalario y durante los primeros meses se dedicó a dotar de equipamiento de personal y logística a los grandes hospitales para que se pueda atender a los pacientes graves. Por otro lado, se descuidó el enfoque más importante que es el comunitario, que garantiza la atención de los casos leves y de las personas consideradas asintomáticas en vista de que también son portadores del virus. Eso ha generado que se llegue a este extremo de tener indicadores de más de 500 mil infectados y más de 26 mil muertes. Se sabe que es una realidad a nivel mundial pero la situación del Perú deja mucho que desear respecto a la estrategia implementada.
La decisión de la cuarentena fue una muy buena propuesta, lo que faltó fue complementar con otras medidas. También hay responsabilidad de parte de la ciudadanía y el hecho de que se haya levantado la cuarentena el 1° de julio ha significado que muchas personas vuelvan a la «normalidad». Esto facilitó que el coronavirus empiece circular masivamente y con la apertura de los transportes terrestres y aéreos a nivel nacional el peligro de contagios se incrementó considerablemente. Es lamentable lo que viene sucediendo y exhortamos a que el gobierno le dé mayor énfasis al enfoque comunitario porque esto garantiza un acompañamiento, seguimiento y, sobre todo, un rastreo de los contagios para poder inducirlos a una cuarentena focalizada que nos permita cercar el virus. Hay países donde se han desarrollado estas estrategias como es el caso del Uruguay que ha tenido singular éxito.
¿Qué quedó de aquel momento de protestas contra toda la clase política y la posterior reforma?
El Perú ha sido noticia mundial en 2019 por la disolución del Congreso debido a una confrontación entre el Ejecutivo y el Legislativo como consecuencia de múltiples denuncias de corrupción.
Personalmente como excongresista fui testigo de cómo se realizaron blindajes vergonzantes a personas involucradas en estos actos de corrupción. La población demandaba que se cerrara el Congreso y fue en esas circunstancias que se generó una movilización ciudadana. Utilizando un instrumento constitucional, fue que el presidente solicitó un voto de confianza, que finalmente se dio y llevó a que se disolviera el Congreso. Ese escenario permitió que tengamos un nuevo Congreso, electo en enero y asumido en marzo. La reforma política que se había planteado está de alguna manera bloqueada debido a que es un año prácticamente electoral porque en abril próximo habrá elecciones, lo cual significa que los partidos tienen un interés político directo de establecer algunas reglas de juego para el proceso electoral favoreciendo a sus candidatos. Pero lo más probable es que el siguiente proceso electoral se lleve a cabo con las mismas reglas establecidas en el año 2016. Las modificaciones que se puedan hacer en estos meses significarían una transgresión a la democracia porque habría la intencionalidad de buscar algún beneficio particular por el claro conflicto de intereses de los partidos que conforman el actual Congreso.
¿Cuál es el escenario político rumbo a las elecciones de 2021?
Es prácticamente impredecible debido a los efectos que está teniendo la pandemia, sobretodo porque todas las autoridades están abocadas a la prevención del avance del virus. Este escenario de incertidumbre va a estar abonado por el evidente desprestigio de la clase política debido a los índices de muertes y de infectados por el coronavirus y sobre todo por el impacto económico. Hasta la fecha las estadísticas proyectan la pérdida de cinco millones de empleos y el déficit fiscal probablemente sea de hasta un 8%, en los pronósticos más optimistas. Todo ello obligará al gobierno a tomar medidas que seguramente no serán del agrado público, lo cual significa que la buena aceptación que pueda tener en este momento el presidente Vizcarra sea bastante cuestionada por los efectos negativos que trae el Covid-19.
Es ahí donde se pueden capitalizar algunos intereses políticos de sectores extremistas tanto de derecha como de izquierda, que ya están apareciendo y que supuestamente tienen la solución a los problemas y lo único que van a hacer es aprovecharse de esta coyuntura política. Tenemos prácticamente a todos los presidentes del Perú con procesos judiciales por actos de corrupción y algunos incluso con medidas restrictivas de la libertad. Entonces es un escenario bastante incierto pero que genera mucha controversia en vista de estas variables exógenas al proceso electoral. El calendario electoral está sujeto a la evolución del impacto de la pandemia
Personalmente yo lo veo con mucho optimismo a este proceso electoral porque soy un actor político y probablemente participemos, estamos en una cruzada nacional de organizar nuestras fuerzas. Esperemos consolidarla para poder representar esos intereses del otro Perú que no existe y que permanentemente se manifiesta con los conflictos socioambientales relacionados a los proyectos extractivos creemos que más allá de los problemas y dificultades que estamos viviendo tendremos la capacidad de recuperar y reconstruir el Perú.