Necedad mortal – Por Perú 21, Perú

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El COVID-19 se sigue cebando con el Perú y, en esta oportunidad, gracias a la complicidad de sus líderes, que no encuentran el camino para evitar más contagios con campañas preventivas que alejen a la población de situaciones como la que ha quedado expuesta en la tragedia de Los Olivos. No ha sido el contagio esta vez, pero sí la irresponsabilidad de los asistentes a la discoteca y la codicia criminal de sus dueños, sin olvidar, desde luego, la lenidad de unas autoridades municipales y policiales que solo atinan a reprimir o sancionar a quienes violan las disposiciones, es decir, a actuar sobre hechos consumados.

Aquí, no obstante, la responsabilidad de la tragedia comienza por el gobierno –al que el Congreso se le ha sumado, por la desidia con que ha asumido el tema–, que insiste en negarse a incorporar a su estrategia sanitaria las campañas de docencia y concientización que venimos reclamando para la ciudadanía.

Sin información clara, didáctica, difundida masivamente, pues seguirán siendo legión quienes –por una necedad a menudo fruto de la ignorancia– se tomen a la ligera las normativas; a veces, comprensiblemente, para ganarse la vida y llevar el sustento para sus hogares, pero otras, como la ocurrida el sábado en la noche, solo por desafiar el toque de queda y divertirse como si la enfermedad no existiese.

Es cierto que son mayoritariamente jóvenes quienes se están rebelando contra las medidas restrictivas, pues está en su naturaleza no conformarse con las reglas que la pandemia está imponiendo en sus vidas, como ha señalado un distinguido psicólogo en Perú21, pero ha sido el Ejecutivo el que se apuntó a las campañas de miedo: arrestos policiales por pasear al perro, por salir a botar la basura o a correr por la playa… medidas que no hacen más que castigar al infractor sin pretender otra repercusión o enseñanza que el temor colectivo a la acción de las fuerzas de seguridad.

Lo que debería buscarse, en cambio, es que el propio cuerpo social –debidamente informado, ilustrado, sobre el alcance del virus– asuma su propio cuidado con responsabilidad, y se pueda convertir así en el complemento perfecto, activo y pensante, de cualquier estrategia contra la pandemia.

Perú 21

 


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