Bolivia por la democracia verdadera – Por Cristóbal León Campos

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Cristóbal León Campos *

La fuerza obrera-popular-campesina-indígena recorre nuevamente los senderos bolivianos, con la huelga indefinida convocada por la Central Obrera Boliviana (COB), la Confederación Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), los Ponchos Rojos y demás organizaciones que conforman el Pacto de Unidad, junto a los bloqueos en las principales ciudades como La Paz, Oruro, Cochabamba y Santa Cruz, entre otras, que inicialmente manifestaron como primera medida la exigencia al Tribunal Supremo Electoral de Bolivia por el respeto a las elecciones establecidas por ley para el 6 de septiembre, y que ahora muestran el repudio social demandando unitariamente el fin del gobierno golpista que desde hace nueve meses los oprime.

El gobierno golpista de Jeanine Añez, con una serie de artimañas y excusas como la pandemia de Covid-19 (cuyos efectos reales no les importó), pretende mantener la dictadura impuesta tras el golpe contra Evo Morales (sometido a proceso penal injusto), postergando por tercera vez las elecciones bolivianas a través de una ley que las reprograma para el 18 de octubre, siendo que originalmente estaban estipuladas para el 2 de agosto y luego para el 6 de septiembre. La intención de los golpistas nunca ha sido garantizar la democracia, sino imponer los mandatos de la oligarquía rancia y pro-imperialista que no ha ocultado su vinculación con los intereses estadounidenses.

La simulación de preocupación por parte del gobierno golpista, aludiendo a la imposibilidad de efectuar las elecciones en el contexto de la pandemia, ha dado lugar a la movilización social, a la huelga general, al bloqueo de caminos y carreteras que ya supera los cien puntos estratégicos; la respuesta masiva demuestra la impopularidad del régimen neofascista y el deseo del pueblo boliviano por establecer un gobierno emanado de las decisiones populares, algo muy alejado respecto a los actuales ocupantes de los palacios del poder.

Ante la exigencia del pueblo, la represión no se ha hecho esperar: el régimen golpista, mediante un discurso de miedo y amenazador, descalifica el reclamo social, activando a grupos paramilitares y organizaciones neofascistas; la complicidad y sumisión al imperialismo estadounidense es notorio, la subvención económico e ideológica de los sectores burgueses-oligarcas colonizados y añorantes de una dictadura todavía más feroz, se manifiestan en la violencia sistémica golpista así como en la tergiversación de la realidad ante los medios de comunicación sometidos al interés imperial; la mentira y la calumnia cínica es habitual, no solo sirve para negar a la opinión internacional la verdad, sino que es usada para la instauración de medidas represivas y formas de violencia de Estados que pisotean los derechos de la clase obrera y sectores populares bolivianos; como es sabido, una dictadura como la de Añez solo puede sostenerse mediante el uso de la fuerza brutal, la postergación de las elecciones es un juego simulador de la intención macabra de mantenerse en el poder para cumplir los mandatos imperialistas y los intereses oligarcas.

El ministro golpista Arturo Murillo, en una reciente entrevista del 10 de agosto con CNN (medio estadunidense), afirmó que “meter bala sería lo políticamente correcto”, al referirse a las protestas, bloqueos y huelga realizados por el pueblo boliviano; en notoria actitud neofascista-dictatorial, exclamó igual que se tienen las “horas contadas” para “evitar una guerra civil”. Los golpistas jamás han buscado “reestablecer la democracia”, como juraban al usurpar el poder en noviembre del año pasado; pensar en la celebración de elecciones realmente libres y en el respeto al resultado de forma democrática resulta muy ilusorio, pues es claro que la voluntad mayoritaria no está a favor de la continuidad del régimen de facto.

Es de notarse el silencio culposo de la Organización de Estados Americanos (OEA) que siempre juega a mostrarse “preocupada” por los procesos democráticos de la región, nada ha manifestado en contra de la evidente interrupción manipulada de las elecciones bolivianas, no ha dicho una sola palabra sobre la represión ejercida por los golpistas en contra del pueblo, mucho menos sobre la gestión antihumana hecha por el régimen de facto en relación de la pandemia del coronavirus y las sustracciones corruptas de recursos, otra vez; demostrado queda el rostro cínico de la OEA, sometida a los mandatos imperialistas y oligarcas y que, junto a los medios masivos de comunicación lacayos y pagados por las agencias de inteligencia estadounidenses (como CNN entre mucho otros), solamente se dedican a mentir sobre los sucesos en Bolivia, ocultando la realidad y criminalizando a la lucha social del pueblo boliviano.

La organización obrera-campesina-indígena-popular se manifiesta a través del Cabildo, un tipo de asamblea popular horizontal de raigambre tradicional-ancestral, en donde se expresa el deseo del pueblo, generando la democracia social boliviana, algo que el imperialismo estadounidense y los golpistas oligarcas nunca lograran comprender; la estructura democrática del Cabildo rebasa toda lógica vertical-impositiva de los neofascistas proimperialistas y de la “democracia liberal”, pues no se basa ni se extingue con las elecciones. La realización del Cabildo ha fortalecido la resistencia boliviana, unificándola con acuerdos de rechazo absoluto a la dictadura de Áñez y sus secuaces; la huelga indefinida (expresión de la conciencia de clase obrera) y los bloqueos de carreteras, caminos y senderos en la zona rural y conurbana, son el ejercicio de las decisiones democráticas, de ahí surge la fuerza que las sostiene y las hace incrementarse cada día.

El Cabildo de El Alto ha decidido continuar y extender la resistencia y rebelión; la verdadera democracia vive en el ejercicio de la conciencia histórica por parte del pueblo boliviano, sabedor de su fortaleza demostrada con anterioridad en el derrocamiento de gobiernos neoliberales a principios del siglo corriente; el propio Movimiento al Socialismo (MAS) se verá rebasado si no es capaz de superar sus posturas centristas y escuchar el deseo de una nueva revolución boliviana. El pasado 14 de agosto del corriente en Ceja-EL Alto, se efectuó otra asamblea del Gran Cabildo de las Organizaciones Sociales del Departamento de La Paz, acordándose las siguientes resoluciones: “1). Exigir ABANDONO inmediato de la señora: Jeanine Áñez Chávez del Palacio de Gobierno, por corrupta y robo de los recursos económicos al Estado Boliviano en tiempo de pandemia; 2). Evitar por todos los medios, la salida o fuga de la presidenta transitoria hasta que RINDA CUENTAS de sus actos ejecutivos-administrativos al Estado Plurinacional de Bolivia; 3). Instaurar mediante el Órgano Legislativo: JUICIO DE RESPONSABILIDADES a la señora: Jeanine Áñez Chávez, por los delitos de «lesa humanidad» que cometió en Sacaba y Senkata el año 2019; 4). Asumir defensa de los Recursos Naturales como el LITIO que el gobierno transitorio ha pretendido entregar a las empresas transnacionales; 5). Mantener BLOQUEO DE CAMINOS hasta que la autoproclamada abandone el Palacio de Gobierno de la Plaza Murillo, junto a sus ministros croatas y racistas”.

La verdadera democracia boliviana está en marcha, con la organización y la lucha; la conciencia de obreros, campesinos, indígenas e integrantes de los sectores populares, se fortalece y entre mezcla, superando incluso la sumisión partidaria que el MAS significa muchas veces, la organización democrática del pueblo reclama el fin del gobierno golpista y la instauración de una verdadera realidad democrática que tendrá como elementos inalienables a la justicia social y a la igualdad, la defensa de la soberanía boliviana y de la autodeterminación de los pueblos; la verdadera democracia reside indiscutiblemente en la voluntad de los miles de bolivianos que nuevamente resisten y se rebelan para recuperar y mantener sus derechos pisoteados.

*Colaborador del Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI), historiador y escritor. Editor de Disyuntivas Cuaderno de Pensamiento y Cultura, columnista de diversos medios impresos y digitales.

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