América Latina: concentrando riqueza y destruyendo trabajo – Por Rafael Cuevas Molina
Por Rafael Cuevas Molina *
Un informe de Oxfam ha llamado la atención al respeto en días recientes. Señala que la pandemia ha propiciado que la crisis económica y la desigualdad en América Latina y el Caribe se agudice.
Muestra que desde el inicio de los confinamientos, a mediados de marzo, la riqueza de las personas multimillonarias de la región ha crecido un 17%, lo que equivale a 48,200 millones de dólares y que, además, en este mismo periodo aparecieron 8 nuevos multimillonarios en América Latina, es decir uno nuevo cada dos semanas.
En contraparte, el informe calcula que la pandemia sumirá a hasta 52 millones de personas en la pobreza, y se prevé que 40 millones perderán sus empleos durante lo que resta del año.
A pesar de ese incremento de la riqueza y su concentración, en América Latina solo tres países han tomado algunas tibias medidas para que los grandes capitales contribuyan a paliar la crisis por la que atravesamos, Argentina, Uruguay y Colombia. El resto, hace recaer todo el peso de las “contribuciones solidarias” (como eufemísticamente se les llama) sobre los sectores asalariados y de menos recursos.
En Costa Rica, por ejemplo, como muestra el diario La Nación, los grandes exportadores del sector agrícola, que son los grades consentidos del modelo económico, aumentaron sin excepción sus ingresos que crecieron, globalmente, en un 2%; el sector alimentario creció un 8% y el pecuario y pesca un 9%.
¿Quiénes han aumentado sus ingresos durante esta crisis sanitaria?: los bananeros en un 9%, los cafetaleros en un 12%, los exportadores de frutos congelados en un 6%. Los azucareros son de los mejor les va, aumentaron exportaciones en un 28%; los que producen jarabes para bebidas (también azucareros) subieron un 9%, los aceiteros de palma un 17% y los productores de concentrados y jugos un 11%; los industriales del pescado incrementaron sus ganancias en un 33% y los ganaderos e industriales de la pesca en un 50%.
Todos estos capitales aumentaron sus ingresos, sus ganancias o sus utilidades en tiempos de pandemia. Los números no engañan, les ha ido muy bien en este primer semestre del año. Son los bananeros, los cafetaleros, los azucareros, los ganaderos y los piñeros; las industrias del pescado o la alimentaria, a los cuales la crisis sanitaria no les ha afectado negativamente sino que, en su contexto, más bien han ganado. En algunos casos, han ganado mucho. Por eso, no es cierto que todos estamos en el mismo barco.
Las recurrentes crisis capitalistas tienen siempre esa consecuencia, aumentan la concentración del capital y pauperizan a amplios sectores de la población trabajadora, ya sea porque se les reduce el salario o porque destruyen empleo. La ola de pobreza que se viene sobre América Latina nos regresará a índices previos a los años 80.
La crisis sanitaria del Covid-19 agudiza una crisis económica que ya estaba en marcha probablemente desde el 2008, pero no es la causa fundamental. Los grandes capitales saldrán cada vez más grandes y más fuertes, y los gobiernos les seguirán transfiriendo “ayudas” a costas y en detrimento de los contribuyentes.
Son las perversidades del modelo neoliberal que prevalece en nuestro continente, cuyos ideólogos establecen alianzas con el neoconservadurismo religioso y el neofascismo estilo Bolsonaro.
* Historiador, escritor y artista plástico. Licenciado en filosofía y magíster en Historia por la Universidad de La Habana. Catedrático, investigador y profesor en el Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA), adscrito a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional (UNA), Costa Rica. Presidente de AUNA-Costa Rica.
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