Didier Olmedo, viceministro de la cancillería de Paraguay: “Hubo nubarrones en el cielo del Mercosur pero no cayó ninguna tempestad”

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Revelan que estuvo en duda la Cumbre del Mercosur 

Por Hugo Ruiz Olazar

A pesar de que pasó totalmente desapercibida la Cumbre virtual del Mercosur en Asunción, este evento estuvo a punto de no realizarse, reveló el viceministro de Relaciones Económicas e Integración del Ministerio de Relaciones Exteriores, Didier Olmedo. Indicó que Paraguay, como presidente pro tempore, tuvo que tener mucho tacto para salvar diferencias entre los presidentes de Argentina y Brasil, Alberto Fernández y Jair Bolsonaro, respectivamente. Admitió también que faltó solidaridad por la pandemia.

– ¿Cuál es el balance de la Cumbre que organizó Paraguay, la primera por teleconferencia por la pandemia?– Hicimos un plan muy ambicioso hasta que llegó el momento de la pandemia. Se dio prioridad a los productos e insumos médicos. Se bajaron aranceles. Hubo un intercambio permanente de información. FOCEM aportó recursos adicionales…

– Se habló también de falta de solidaridad. Brasil por ejemplo se apoderó de respiradores comprados por Paraguay…

– Tropezamos con ese tipo de dificultades. Ese fue un embarque de 51 respiradores. Se contrató una empresa brasileña. En ese caso, Brasil aplicó las reglas de la OMC (Organización Mundial de Comercio) de que para situaciones de riesgo para la salud pública pueden obviarse las normas multilaterales de comercio. Brasil notificó pero se puede hablar de falta de solidaridad o de aspecto de naturaleza moral antes que legal.

– Fue una incautación…

– Exactamente. Así fue. El término de la misma normativa habla de incautación.

– Paraguay reclamó…

– Claro que se reclamó. Pero también hay que reconocer que cuando Estados Unidos procedió a una donación de respiradores a Brasil hubo un gesto de Brasil de darnos la misma cantidad de respiradores. Son 50. Eso llegará en los próximos días.

– Por suerte, Paraguay no los necesitó en ese momento.

– Fue al inicio de la pandemia. No hubo posibilidad de ninguna acción salvo el reclamo. Intervinimos también con Argentina para guantes y mascarillas…

El cierre de frontera unilateral de Paraguay también parece que molestó bastante…

– Formalmente no hubo un planteamiento por algún tipo de malestar. Es una decisión soberana, justificada ante una situación que atenta contra la salud, el contagio. Yo creo que hay que rescatar más bien los trabajos de coordinación que hicimos para el retorno de connacionales.

– ¿Es cierto que estuvo en duda la presencia en la Cumbre de (Jair) Bolsonaro, por sus inquinas con el presidente de Argentina (Alberto Fernández)?

– No. El mismo presidente (Mario) Abdo había llamado personalmente a sus colegas a invitarlos. En ningún momento se dudó que alguno faltaría a la cita. Desde el principio todos estuvieron confirmados.

– ¿En qué medida se pone en riesgo el Mercosur?

– Hubo dificultades que fueron superadas. Tuvimos un entredicho respecto a la continuidad de Argentina participando en las negociaciones externas. El 24 de abril tuvimos un anuncio y luego hubo una rectificación o una explicación. Al parecer se trató de un malentendido. Yo no quisiera hablar más de eso. Ya se superó.

– Pero está latente ese ambiente incómodo entre dos que defienden ideologías completamente distintas, como dos toros en una cristalería que desconocen el “soft power” para contener sus malquerencias…

– Es cierto. Asistimos a unas manifestaciones indeseables, ya en el proceso electoral (argentino). Hubo nubarrones en el cielo del Mercosur pero no cayó ninguna tempestad. Al final fue una pequeña llovizna que pudimos sortear sin dificultades. Se hizo un ejercicio de mucha tolerancia. La Presidencia de Paraguay tuvo que manejar con mucha cautela, mucho tacto ese entredicho. Nosotros vimos que lo que pasó con Argentina es que tardó en salirse de la posición de campaña electoral. Es lógico que en las campañas prevalece el fervor. Se critica con énfasis. En el discurso había mucha crítica hacia los acuerdos internacionales del Mercosur… Pero todo lo sorteamos con voluntad, con paciencia, inteligencia…

– ¿Por qué a Bolivia no le permitieron estar en las negociaciones de la cumbre? Lo denunció el Presidente de Brasil.

– En Mercosur todo se hace por consenso. El protocolo de adhesión de Bolivia dice: “Podrá participar…” No dice “participará…” Yo, coordinador consulto y si uno no está de acuerdo, infelizmente no tengo el consenso.

– Argentina no estuvo de acuerdo, porque apoya al expresidente (Evo) Morales…

– Usted lo ha dicho. No tuvimos el acuerdo, y no porque Paraguay no haya insistido. Nuestro Presidente es un ferviente defensor de la presencia de Bolivia en el Mercosur pero hay que recordar también una cosa. El presidente Bolsonaro reclamó por la no presencia de Bolivia pero no recordó que Brasil no mandó todavía al Parlamento el protocolo de adhesión de Bolivia. La mejor forma de que Bolivia esté en el Mercosur sin necesidad de que la autoricen es con la vigencia del protocolo. El único que falta es Brasil.

– ¿Por qué no envía?

– Es un problema brasileño.

– Lo de Bolivia es la prueba de que las posiciones ideológicas siguen primando…

– Siempre hemos tenido esa dificultad. Hasta hace poco estábamos con el Gobierno del Frente Amplio en el Uruguay que tenía también su posicionamiento. En el pasado tuvimos que convivir con todo un eje coincidente con una corriente ideológica…

– Los bolivarianos, los que echaron al Paraguay del Mercosur (2012)…

– Perdimos 10 años en esa aventura alejándonos de los objetivos fundacionales. Al volver, nosotros dijimos: “vayamos de nuevo a los objetivos del Mercosur”, y en eso estamos. Siempre se convivió con alguien que no pensaba igual…

– La columna vertebral del Mercosur está delineada en su artículo primero. No tiene nada que ver con las ideologías…

– El tratado de Asunción es claro. Con el tiempo se lo quiso complementar con una dimensión política, y está bien. Todo proceso de integración implica una dimensión política inevitable, una social y otra de derechos humanos, una dimensión ciudadana. Tenemos que acostumbrarnos a vivir entre diferentes: “Unidos en la diversidad”. Ese es el ejercicio de la vida diplomática.

– ¿Está concretado el acuerdo con la Unión Europea? Bolsonaro pidió que se cierren todos los detalles para firmar antes de diciembre…

– En junio de 2019 acordamos las bases políticas, los lineamientos principales. Eso había que plasmarlo en el papel, en el léxico de los acuerdos. Restan algunas pequeñas tareas técnicas. Yo empecé a trabajar en este acuerdo en 1997 cuando fui designado ministro en Bruselas. Siempre hubo algunos mitos con respecto al Mercosur como actor de la agricultura mundial. Lo que había era recelo de los agricultores europeos apoyados por una política agrícola (de subsidios). Hay un temor de que el Mercosur agrícola pueda ser un riesgo para ellos.

– ¿Es un mito?

– Yo digo muchos mitos porque más bien hay complementariedad. Para comenzar, por una cuestión estacional, cuando en Europa es invierno aquí es verano. Cuando nosotros cosechamos ellos están cultivando. Sus empresas son los que están en desarrollo industrial del Mercosur. Están en el sector automotriz: Renault, Peugeot, Mercedes Benz, Volkswagen. Ellas constituyen más bien una extensión de Europa en términos económicos, industriales. Juntar los dos mercados implica generar un mercado de 800 millones de consumidores. Europa es la unión aduanera más grande del mundo. Son 27 países con el mayor poder adquisitivo y consumo del mundo. Somos juntos el 25% del PIB mundial. Mercosur se va a poner a la altura de las “grandes ligas”.

– ¿Mercosur va a funcionar a dos velocidades para atender el reclamo argentino que dice que quiere primero solucionar el problema de su deuda?

– Para mí es prematuro hablar de eso. Quedó demostrado que con paciencia, tolerancia, un poco de creatividad, hay forma de encontrar una salida. Argentina está proponiendo no participar de la oferta de bienes con Corea. Argentina vendría a ser el 27% del total del Mercosur. El 70% es Brasil así como Paraguay es el 1%. Entonces, en cualquier negociación, la falta del componente de ese socio que aporta el 27% en el Mercosur es un factor desestabilizante. Pero yo no quiero ser muy alarmista. Quiero apostar al entendimiento que podemos tener.

– Cuál es su profesión…

– Yo estudié notariado. No tiene nada que ver con mi carrera en el servicio público. Estuve en el Banco Central, en Hacienda. Tengo casi 40 años en la función pública…

– ¿Cuántos idiomas?

– Estuve en Bruselas, hablo francés. Estudié en Italia, hablo italiano. Viví en Brasil, hablo portugués y hablo inglés. La secundaria hice en el Colegio Nacional de la Capital y egresé en la Católica. Luego hice la academia diplomática. Fui jefe de gabinete de dos presidentes del Banco Central, de cinco ministros de Hacienda y luego ocupé cargos en la Cancillería en varios lugares. El diablo sabe más por viejo que por diablo (bromea).


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