Un año de Bukele presidente: críticas, emergencia nacional e irrupción en el Congreso con militares
Bukele cumple primer año de gobierno en medio de críticas y emergencia nacional
Por Norma Ramírez
Este 1 de junio de 2020, el presidente de la República, Nayib Bukele, cumple su primer año de gestión que ha estado marcado por el estilo “diferente” de gobernar que ofreció, la priorización en la inversión privada, su plan de seguridad y la tensión con la Asamblea Legislativa.
Durante su campaña electoral lemas como “el dinero alcanza cuando nadie roba” o las críticas a quienes llama “los mismos de siempre” le acompañaron para prometerle a la población un mejor país.
Su toma se posesión se realizó de forma distinta a la ya acostumbrada, pues la sesión solemne se llevó a cabo en la Plaza Gerardo Barrios, al centro de San Salvador, y no en el Salón Azul de la Asamblea Legislativa.
Desde ese momento la “tensión” con las y los diputado de la Asamblea se dejaba entrever.
Luego acusan de matonería.
En toda la historia reciente de El Salvador, el acto se ha hecho de mutuo acuerdo con el Gobierno entrante y, en nuestra historia reciente, jamás se ha hecho en la @AsambleaSV.
Hagan su acto solos si quieren, yo me juramentaré con el pueblo. https://t.co/l6TbDY3RHo
— Nayib Bukele (@nayibbukele) March 28, 2019
Pese a las discusiones que en ese momento giraron en torno al lugar donde se realizaría el acto de toma de posesión, finalmente el Parlamento cedió y éste se llevó a cabo en el lugar dispuesto por la presidencia.
Todos están invitados este 1 de junio, a las 9am, a ser parte de la historia de nuestro país. pic.twitter.com/bPmCkvHDFo
— Nayib Bukele (@nayibbukele) May 29, 2019
Como “testigos” cientos de personas que, previamente había sido invitadas por la red social Twitter, llegaron para presenciar el acto en el que Bukele les permitió “juramentarse” con él.
Invitación a todo el pueblo salvadoreño: pic.twitter.com/oXOnx9n8Ia
— Nayib Bukele (@nayibbukele) May 25, 2019
Luego de un discurso de casi 25 minutos, Bukele hizo el siguiente juramento, seguido de cientos de voces que llegaron a respaldarlo.
“Juramos trabajar todos para sacar a nuestro país adelante, juramos defender lo conquistado el 03 de febrero, juramos que cambiaremos nuestro país contra todo obstáculo, contra todo enemigo, contra toda barrera, contra todo muro, nadie se interpodrán entre dios y su pueblo, para poder cambiar a El Salvador”, se exclamó en la Plaza Gerardo Barrios el 01 de junio de 2019.
Ese día Nayib Bukele se mostró muy cercano a la población que le dio sus votos el 03 de febrero de 2019 y que lo hizo Presidente. Sin embargo, un año después, parece que la “cercanía” se volvió virtual, pues la mayor parte de la comunicación del mandatario es a través de la plataforma Twitter y de las cadenas nacionales ofrecidas.
Los primeros 100 días
Tras asumir el cargo oficialmente el presidente Nayib Bukele, mostró una “nueva” forma de gobernar. Utilizando Twitter, el mandatario empezó a dar órdenes a sus funcionarios y funcionarias quienes inmediatamente le respondían. Además, destituyó a personas del gobierno, por la misma vía.
Ministro @RomeoHerrera1, hágale la calle a este señor y a su comunidad. https://t.co/aLADhEBzbE
— Nayib Bukele (@nayibbukele) January 6, 2020
En su primera cadena nacional, -cuya señal piloto fue un canal de TCS y no el estatal canal 10, como era la costumbre- Bukele destacó como algunas de sus principales cartas de presentación: la significativa reducción de los homicidios, el lanzamiento de una Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador (CICIES) -apoyada por la Organización de Estados Americanos (OEA)- y el abastecimiento de medicinas en un 100%.
En este período, una de las acciones más cuestionadas del Gobierno de Bukele fue la eliminación de cinco secretarías presidenciales: Transparencia, Anticorrupción y Participación; Técnica y de Planificación, Gobernabilidad, Inclusión Social y la de Vulnerabilidad. Esto implicó el despido de más de 1000 personas.
De hecho, un grupo de las personas cesadas, crearon el Movimiento de Trabajadores despedidos de la Presidencia, que impulsaron diferentes acciones legales para comprobar que sus despidos se realizaron sin criterios técnicos. Una de esas demandas fue admitida por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
Sobre el tema, diferentes organizaciones sociales se mostraron en contra del despido masivo de empleados de la presidencia.
«Los mismos de siempre”
Uno de los principales aspectos del discurso del presidente Nayib Bukele, desde que era candidato, ha sido su señalamiento a “los mismos de siempre”, refiriéndose a integrantes de los partidos FMLN y ARENA, y a las voces críticas a su gestión.
Bukele ha afirmado que en su gobierno las cosas se harán diferentes.
Para el politólogo, Danilo Miranda, esta afirmación no es del todo cierta pues considera que “en este nuevo proyecto hay mucho de los viejos proyectos”. El también docente universitario le dijo a la Red Informativa de ARPAS que -si bien en el discurso el presidente de la República dice desvincularse de la política tradicional- muchos políticos del FMLN y ARENA están en su gobierno, “el mismo presidente estuvo en el FMLN, es hijo político del FMLN”, señaló Miranda.
Agregó que ésto se ve reflejado en la presencia de figuras como la de Carolina Recinos, actual Comisionada Presidencial de Operaciones y Gabinete de Gobierno, quien tuvo sus orígenes en el Frente y de Ernesto Sanabria, actual secretario de prensa de la presidencia, quien estuvo vinculado al gobierno de Antonio Saca.
Fuera de la estructura formal del Ejecutivo, dice Danilo Miranda, destacan por su vinculación a Bukele, Walter Araujo y Guillermo Gallegos, ambos exintegrantes del partido ARENA.
“No es algo como una ruptura, que todo esto es nuevo y entonces los mismos de siempre quedaron fuera de la política. No se puede hablar de los nuevos versus los viejos, es una falsa dicotomía, es una idea que no se sustenta empíricamente”, analiza Danilo Miranda.
En su primer mes de gestión, además, Bukele favoreció a otro grupo de “los mismos de siempre” con la pauta publicitaria gubernamental.
Una investigación de la Red Informativa de ARPAS, reveló que en los primeros dos meses de gestión del presidente Bukele, el mayor porcentaje de publicidad oficial fue entregada a la Telecorporación Salvadoreña.
Gestión marcada por la “improvisación”
Analistas y organizaciones sociales han señalado en diferentes momentos que mucha de la acción del gobierno ha estado marcada por la falta de planificación y la improvisación. Aunque el mandatario presentó durante su campaña el denominado “Plan Cuscatlán”, no se conoce un documento que detalles las acciones y prioridades de su quinquenio.
Una de las políticas más cuestionada por la ausencia de un documento público que la detalle es el plan “Control Territorial”, que contiene acciones para la seguridad pública.
“Hay funcionarios que no tenían experiencia en la administración pública, más allá de la foto porque es un gobierno que tiende mucho a la publicidad, a la imagen. No se observa que hayan gestionado los procesos de política pública, sino que más bien están ahí, como imágenes”, señala el politólogo Danilo Miranda.
El Movimiento de Profesionales por la Transformación de El Salvador (PROES), dice en un análisis difundido en el marco del primer año de gestión de Bukele, que “el gabinete de Gobierno tiene funcionarios muy cuestionables, por sus incapacidades profesionales y, en muchos casos, por su falta de probidad”.
Otro de los cuestionamientos hechos a la gestión Bukele es el recorte a importantes carteras de Estado en el Presupuesto General de la Nación (PGN) 2020, presentado a través del Ministerio de Hacienda.
La Coordinadora Salvadoreña de Movimientos Populares (CSMP) cuestionó la reducción de presupuestos a ramos como Salud, Medio Ambiente, Agricultura, ANDA, entre otros. Señalaron que en el PGN había cerca de $87 millones de gastos no justificados.
La transparencia de la actual gestión también ha sido tema en discusión. Una de las críticas iniciales fue a la disolución de la Secretaría de Transparencia, entidad que funcionaba como gestora de la información pública del gobierno.
Danilo Miranda considera que el Ejecutivo “tiende mucho a ocultar información”, aunque reconoce que ésta no es una práctica nueva. “Ocultar la información es parte de la corrupción sistémica del país, ha ocurrido en los gobiernos anteriores. Los funcionarios siempre se han creído dueños de la información”, señaló el politólogo.
Sostuvo que la emergencia por el COVID-19 ha puesto en mayor evidencia la negativa del gobierno a entregar la información.
En el tema ambiental, Miranda señaló que no ha habido una posición firme frente a la explotación de los ecosistemas. “Bajo la idea capitalista, moderna de que no se puede detener el progreso y desarrollo, y éstos conceptos ponen por encima la inversión privada sobre la naturaleza. Es un gobierno que ha resultado muy afín al capital extractivo”, explicó.
Sobre este mismo tema, el director del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), Ricardo Navarro, considera que el gobierno no tiene “idea de cómo manejar estas situaciones”, refiriéndose a las emergencias que vive el país. Navarro atribuye esto al “desmantelamiento” de protección civil.
Al inicio del año dos funcionarios de Bukele fueron interpelados en la Asamblea Legislativa por la crisis hídrica que se vivió en San Salvador. Solo una de ellas, la ahora exministra de Salud, Ana Orellana Bendeck, fue removida del cargo. Frederick Benítez, titular de ANDA continúa, pese a las críticas.
El 9 de Febrero
Tras la crisis del agua contaminada en San Salvador, el otro episodio que marcó el primer año de gestión de Nayib Bukele fue su irrupción con militares en la Asamblea Legislativa el 09 de febrero.
La tensión entre el Ejecutivo y el Parlamento, motivada por la presión del gobierno para que se aprobara la autorización de préstamos para el plan Control Territorial, tuvo como punto álgido el llamado “intento de golpe”, impulsado por el mandatario.
Esta acción fue duramente criticada a nivel nacional e internacional. La imagen del hasta entonces “presidente cool”, cambió.
La especialista en análisis de discurso y docente universitaria, Ivón Rivera, le dijo a la Red Informativa de ARPAS que el discurso pronunciado por el presidente Bukele el 09 de febrero, apeló a las emociones y valores de un público que está marcado por el dolor de la pérdida, “que vive en un estado constante de alerta, para provocar una acción negativa”.
Este hecho, remarcó lo que muchos analistas llaman el estilo “autoritario” del gobierno del presidente Nayib Bukele. No obstante, para el politólogo Danilo Miranda, el “autoritarismo no es nuevo, es un conjunto de valores que están en la población y se han acrecentado con el tiempo”.
A partir de esta situación, el clima de discusión, desacuerdo y tensión entre el gobierno y la Asamblea Legislativa se ha mantenido.
Gobierno desde Twitter
Nayib Bukele ha sido reconocido por su habilidad para comunicar a través de las redes sociales, por ser un presidente “millennial”. Desde el inicio de su gestión, Twitter ha sido su principal vía de comunicación.
Esto es, a juicio de Danilo Miranda, una estrategia que no es única de El Salvador. Hizo referencia a los presidentes Donal Trump, en Estados Unidos -a quien el presidente Bukele considera “cool”-, y al mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, quienes también utilizan este tipo de mecanismos de comunicación.
El problema de ésto, dice Miranda, es que “buena parte de la población está excluida de tuiter, entonces usarlo como canal oficial es una manera de dejar fuera a mucha gente y de dar una idea engañosa de la política y de la comunicación”.
A esto se suma el reclamo que organizaciones han hecho por la falta de diálogo de parte del gobierno.
El triunfo de Nayib Bukele en las urnas, el 03 de febrero de 2019, significó un claro mensaje de cansancio de parte de la población hacia el sistema político, según analistas.
Las expectativas hacia la gestión del gobierno de Bukele, que apenas cumple un año, siguen siendo altas según encuestas. Por eso, integrantes de la Coordinadora Salvadoreña de Movimientos Populares han exhortado al presidente de la República, Nayib Bukele, ha “utilizar el respaldo popular, reflejado en las encuestas, para resolver los problemas del país”.
Bukele cierra su primer año insultando a los diputados bajo la tormenta
En su primera aparición durante la emergencia causada por la tormenta tropical Amanda, que dejó 16 fallecidos, 7 desaparecidos y 24 mil familias afectadas en El Salvador, el presidente Nayib Bukele amenazó e insultó, otra vez, a los diputados de la Asamblea Legislativa, a quienes llamó los “compadres” de la Sala de lo Constitucional. Bukele reiteró la amenaza de no pagar sus salarios y auguró que los legisladores pronto van a estar “fuera de la Asamblea Legislativa”, una mención electoral sin miramientos de cara a los comicios de alcaldes y diputados de febrero de 2021. Aunque fue convocada como una conferencia de prensa la noche del 31 de mayo, hubo lapsos en los que pareció más un mitin bajo la lluvia, con decenas de salvadoreños aplaudiendo, vitoreando y tratando de conseguir una foto de Bukele.
“Que Dios los perdone, porque yo no los voy a perdonar. Son perversos, dan asco y ellos lo saben y no lo digo yo, lo dice el pueblo salvadoreño. Son lo peor que ha tenido este país”, dijo Bukele, en un discurso de menos de 20 minutos, desde un podio iluminado con altas torres de luces, instalado en la avenida Las Amapolas, a la altura de la comunidad Nuevo Israel, donde la lluvia se llevó 50 casas y una mujer falleció en el sector Quiroa II.
El presidente Nayib Bukele durante una conferencia de prensa en los alrededores de la comunidad Nuevo Israel, el 31 de mayo. La comunidad fue afectada por el paso de la tormenta tropical Amanda y Bukele se presentó al lugar para hacer el anuncio de ayuda del Gobierno a los afectados. Foto de El Faro: Carlos Barrera.
“Salgan de las casas”, grita un vecino de la Nuevo Israel, en un vídeo que se difundió en redes sociales. El vídeo capta el momento en que dos casas se derrumban por la fuerza de la quebrada El Arenal. En el derrumbe falleció una mujer, Idalia Cruz, de 44 años. La vulnerabilidad de la comunidad no es nueva. En enero de 2018, cuando competía para ser alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt ofreció ejecutar, en su primer año de gestión, un proyecto de “construcción de bóvedas, muros, terrazas, canchas deportivas, zonas verdes y un puente peatonal para conectar al Sector Quiroa I y II, de la comunidad Nuevo Israel”. La Prensa Gráfica reseñó entonces que “los habitantes del sector Quiroa I y II quedaron incomunicados desde hace varios años porque una corriente de agua arrastró un puente peatonal”.
El presidente Bukele no habló de bóvedas pero aseguró que realizarán, a través del Ministerio de Obras Públicas (MOP), una inversión de $10,000 para la construcción de cada una de las 50 viviendas que sucumbieron ante el agua. No hubo pésame, tampoco hubo recuento nacional de daños en el pronunciamiento presidencial. Fue hasta la pregunta de un periodista que Bukele estimó en $200 millones las pérdidas materiales por la tormenta. El resto de sus palabras fueron una serie de argumentos que el presidente ha repetido cada vez que ha podido, principalmente quejándose por la falta de aprobación de fondos de la Asamblea. “Yo creo que el nivel de aborrecimiento que el pueblo le tiene a los diputados ya llegó a lo más alto posible. No se puede aborrecerlos más”, dijo Bukele, quien una semana antes había decretado un día nacional de oración.
Este reclamo por el “bloqueo económico” es muy parecido al que hacía el FMLN en el quinquenio anterior, cuando Bukele todavía militaba en sus filas. En junio de 2017, con ocasión del tercer año del presidente Salvador Sánchez Cerén, la diputada Norma Guevara se quejó de “el bloqueo a las finanzas públicas que ha sostenido la Sala de lo Constitucional, ARENA y una parte de la derecha empresarial” y acusó a los magistrados constitucionalistas de intentar “una dictadura judicial”.
Con las viviendas de lámina destrozadas como fondo, Bukele exigió “en nombre del pueblo salvadoreño, que aprueben los fondos para el pueblo, los fondos que necesita esta gente, la Nueva Israel y todas las comunidades de El Salvador”.
Esa misma noche, mientras daba su discurso, la Asamblea Legislativa afinaba los detalles para aprobar la incorporación de un préstamo de $389 millones al presupuesto nacional. Los fondos se aprobaron minutos después del discurso de Bukele. El dinero está destinado a las acciones para combatir la emergencia por covid-19 y ahora los daños causados por Amanda. Pero el presidente, en el último discurso de su primer año de gobierno, marcó en el calendario su objetivo: las elecciones legislativas, a nueve meses de distancia.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, llegó al puente que pasa sobre el arenal Monserrat, a pocos metros de la comunidad Nuevo Israel, la noche del 31 de mayo. En el lugar, Bukele ofreció una conferencia de prensa bajo la lluvia causada por la tormenta tropical Amanda. Foto de El Faro: Carlos Barrera.
“El 3 de febrero del año pasado el pueblo salvadoreño les dijo váyanse fuera”, comentó en alusión a su incontestable victoria en la Presidencial de 2019. “Pero, por el sistema electoral que tenemos, las elecciones legislativas son hasta el 2021. Ellos son un resabio, un poco de lo que queda de la podredumbre que teníamos antes en la política”, dijo el presidente.
Ni la doble emergencia -por la lluvia y por la pandemia- convenció a Bukele de hacer un llamado a la unidad. Siguió su apuesta permanente por el conflicto con los otros dos poderes del Estado. Bukele empezó su mandato con un juicio popular para los diputados, que fueron abucheados por la multitud en la ceremonia de toma de posesión realizada en la céntrica Plaza Barrios. Un año más tarde, la diatribas de Bukele contra los diputados, los magistrados o el procurador de Derechos Humanos se han vuelto ya algo común.
El enojo de Bukele la noche de la tormenta alcanzó también para los magistrados de la Sala de lo Constitucional, que han frenado varios de los excesos del gobierno y señalado sus violaciones a la ley. “Declaran inconstitucional lo que la Constitución dice textual, que no necesita interpretación”, se quejó Bukele, a pesar de que una de las funciones de los magistrados es justamente interpretar ese texto. El mandatario también se acordó del 9-F, su irrupción militar a la Asamblea que le costó una condena internacional unánime. “Los convocamos el 9 de febrero para que votaran o no votaran, para que discutiera un crédito como dice la Constitución. ¿Y qué dijeron? Es inconstitucional, es inconstitucional lo que dice la Constitución. No saben leer”, dijo Bukele. Más que una convocatoria a votar, el 9-F fue una medida de presión a la Asamblea y, posteriormente, la Sala le prohibió usar a la Fuerza Armada para poner en riesgo la democracia.
Pero los insultos y desacreditaciones del presidente animan a su base. No es de extrañar, el estilo confrontativo de Bukele lo tiene con más de un 90% de aprobación de la población, según las encuestas más recientes.
“No han aprobado el dinero para los ventiladores mecánicos que ellos mismos puedan ocupar. Ya hasta murió una diputada de Arena víctima del covid», dijo Bukele. Frente a él, un hombre ataviado con un impermeable amarillo con logo del MOP, le respondió a gritos: “¡Que se muera!”. Los habitantes de la Nuevo Israel aplaudieron en varios momentos, sobretodo cuando Bukele insultaba a los diputados.
En la calle había docenas de personas, entre miembros de la comunidad Nuevo Israel, funcionarios, personal de seguridad, y periodistas. Según el gobierno, llevaron 2,500 paquetes alimentarios. Iván Baires, líder comunitario, contradijo ese número y dijo a El Faro que entregarían 1,483 canastas, casi mil menos.
38 personas formaron un pasillo detrás de un furgón y para luego repartir la ayuda en 19 sectores de la comunidad, dijo Baires. Todas las bolsas iban rotuladas como “Bienestar Social”, el nombre de la oficina que este gobierno ha designado para la primera dama, Gabriela de Bukele. “Hasta el momento, solo el gobierno se ha tomado la molestia de traer refrigerios o canastas”, dijo Baires.
Al finalizar la conferencia de prensa, el presidente Nayib Bukele repartió algunas bolsas con víveres para las personas de la comunidad Nuevo Israel. Foto de El Faro: Carlos Barrera.
Cuando Bukele terminó su discurso, se dirigió al camión para hacer entrega simbólica de paquetes. Baires era quien ordenaba en una fila a las personas que recibieron bolsas de mano del presidente. Otras vecinos solo estaban parados viendo al presidente, bajo una lluvia tenue pero persistente, tomando fotos, grabando en vivo con su celular, o aplaudiendo mientras Bukele decía aquellas palabras exaltadas. Dos mujeres jóvenes se pusieron de espaldas al mandatario, mientras aún hablaba, para sacarse una selfie.
“Nosotros amamos este pueblo, lo amamos. Y ellos nos aman a nosotros”, dijo Bukele en su discurso. Tras un año en la Presidencia, las encuestas y apariciones como estas le dan la razón.
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Al siguiente día, este 1 de junio, desde el puente Agua Caliente en Soyapango, Bukele abrió el segundo año de su gobierno dando un discurso a pobladores afectados por la tormenta que le aplaudían y vitoreaban. «Yo oí seis horas de injurias (de los diputados) y nadie dice nada», dijo en referencia a la plenaria legislativa del domingo 31 de mayo. «Vine yo y digo la verdad y dicen que doy discursos de odio», dijo. En el primer discurso de su segundo año como presidente, antes de repartir bolsas de víveres, volvió a referirse a las «mafias» y «grupúsculos» que controlan la Asamblea Legislativa, y se quejó de la cobertura que los medios de comunicación hacen de su mandato.
Bukele termina su primer año sin plan económico y social
Por Gabriel Villaroel
Ha pasado un año desde que Nayib Bukele se convirtió en el presidente de la República, sin que su Gobierno haya presentado un plan formal para el desarrollo económico, social o una política fiscal clara. Así lo destacan investigadores de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) y economistas.
El Ejecutivo “no ha presentado un plan de gobierno que permita saber con certeza cuál es la hoja de ruta no solo en el ámbito económico, sino en la totalidad de las políticas públicas”, explica Jonathan Menkos Zeissig, director ejecutivo del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi).
“Esto explicaría por qué, al enfrentar una crisis inédita y difícil para cualquier administración pública, en El Salvador se note mucha improvisación en las medidas que se adoptan, incluyendo en el ámbito económico”, agrega.
Luisa Solano, investigadora de Estudios Políticos de Fusades, señala que aún persisten dudas sobre si el Plan Cuscatlán, la plataforma electoral del presidente Bukele, será el plan de Gobierno oficial o si se presentará un documento.
“No se tiene claro cuál es el rumbo ni cómo medir a partir de un plan como este, no se puede hacer este ejercicio de auditoría social si no hay un documento base”, afirmó.
La investigadora criticó, además, la supresión de la Secretaría Técnica y de Planificación de la Presidencia (Seteplan), “que dejó de lado un cúmulo de conocimiento técnico para mantener procesos que trascienden los períodos presidenciales”.
A inicios de febrero pasado, Bukele oficializó un pedido al Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard para diseñar una agencia de desarrollo para El Salvador y “una hoja de ruta”, que permitiera el cumplimiento de “todos los planes y proyectos” del Gobierno.
Ricardo Hausmann, director del Laboratorio de Crecimiento de la Universidad de Harvard, fue delegado para la entrega de este plan, del que aún no se conocen avances.
Hausmann ya había contribuido para la elaboración de la estrategia económica y social 2004-2009 –junto a Fusades–, en el período de Elías Antonio Saca.
El regreso del economista norteamericano al país fue bien visto por algunos sectores académicos, mientras el Gobierno articulaba un plan de medidas de facilitación del comercio con gremiales empresariales. Pedro Argumedo, investigador senior del Departamento de Estudios Económicos de Fusades, vaticinó en ese momento que las recomendaciones de empresarios y del profesor de Harvard podrían definir un “buen rumbo” para el país.
“La implementación de las recomendaciones hechas por Hausmann en 2004 eran de absoluta responsabilidad del gobierno de turno. No se cumplieron planes para la modernización, para la educación. El plan se hizo, pero la ejecución falló”, explicó a Diario El Mundo.
Sin embargo, no hubo tiempo de habilitar ningún plan. Desde marzo, los esfuerzos del Ejecutivo se han concentrado en tratar de solventar las urgencias por la pandemia del COVID-19, agravadas por la falta de políticas claras.
¿Qué ha cambiado?
Ni el crecimiento económico, ni el incremento del empleo son un reflejo fidedigno de la administración Bukele en medio de una crisis global, alerta Fusades. Sin embargo, el manejo de la deuda pública, el riesgo país por la falta de acuerdos con el Legislativo y las tensiones políticas sí han sido un fiel termómetro de la situación actual.
En su informe del primer año de gestión de Bukele, Fusades señala que en los primeros meses hubo un incremento de la confianza empresarial ante la posible recomposición de la relación entre estos actores y las expectativas positivas sobre el clima de inversión.
Se documentaron avances importantes con la creación de comités liderados por el secretario de Comercio, Miguel Kattán; pero la relación entre el Ejecutivo y el sector privado “se erosionó hasta llegar a la ruptura” por discursos confrontativos, incertidumbre jurídica y dificultades para implementar medidas económicas para atender la pandemia, señalan.
Luis Mario Rodríguez, director de Estudios Políticos de Fusades, asegura que Bukele “ha utilizado la antipolítica para degradar las instituciones y ha fallado en la construcción de puentes con actores relevantes”, como la empresa privada y movimientos sociales.
Para Menkos, el conflicto entre el Gobierno y el sector privado es en realidad “una disputa por el control del poder público, entre grupos de élites económicas tradicionales y otras emergentes”.
No olvidar el modelo
El director ejecutivo de Icefi que el enorme reto del Gobierno es atender la crisis sanitaria mientras se construyen los cimientos de un nuevo modelo económico para lograr crecimiento económico sostenible, encabezado con la generación de empleo formal, un sistema de protección social universal para reducir la desigualdad y, en tercer lugar, lograr un Estado democrático efectivo.
Para ello, el Gobierno debe cambiar su política fiscal de supervivencia, advierte. “Esto significa contar con ingresos suficientes y cobrados respetando principios de equidad vertical (a más ingresos, más impuestos) y horizontal (a igual ingreso, igual impuesto), sin privilegios fiscales espurios”, aseguró Menkos.
También debe recortarse el gasto, hacer una inversión pública sostenible, reestructurar la deuda pública y redoblar esfuerzos de transparencia, rendición de cuentas y establecer mecanismos de participación ciudadana.
Para el director de Estudios Políticos de Fusades, el mayor reto de la administración Bukele en el ramo económico, es la reconstrucción de la imagen país “tan deteriorada” que ha dejado el 9 de febrero, con la militarización de la Asamblea y ahora con el manejo de la pandemia de COVID-19.
Bukele se enfrenta a una crisis en su primer año de Gobierno.
-5.4 %
Caerá el PIB o Producto Interno Bruto (PIB, que mide la producción de bienes y servicios de la economía), según el Icefi.
$800
Millones caerán las remesas en El Salvador durante el año 2020, a causa del paro económico derivado de la pandemia del COVID-19.
$867
Millones caerá la recaudación fiscal o recaudación tributaria de El Salvador durante el año 2020 por la pandemia de COVID-19.
-12.9 %
Caen las exportaciones este año hasta abril cayeron $250.2 millones, un desplome del -12.9 %, según el Banco Central de Reserva (BCR).
Seguridad y confrontación marcaron el primer año de Bukele: el análisis de distintos sectores
Diputados, abogados, periodistas y representantes de organizaciones de la sociedad civil, evaluaron el primer año de gestión del presidente, Nayib Bukele, y coincidieron que este periodo estuvo marcado por la mejoría en la seguridad pública y por la confrontación entre órganos del Estado.
Bukele cumple hoy el primero de sus cinco años de mandato que culminarán el 1 de junio de 2024.
El excandidato presidencial y diputado de Arena Norman Quijano opinó que el mayor logro de Bukele es el fortalecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos y el rechazo de la dictadura de Nicolás Maduro, en Venezuela.
Según Quijano, lo negativo fue el “autoritarismo, la confrontación, la falta de respeto a la división de poderes y un gabinete jurídico incapaz” de orientar a Bukele.
La diputada de Arena Milena Mayorga valoró que el mayor logro del mandatario fue la seguridad porque “ha logrado bajar los índices de homicidios y ha tenido cifras históricas”.
El secretario general del FMLN, Óscar Ortiz, lamentó que este año de gestión estuvo marcado por el “ataque, la división, la confrontación, la falta de transparencia, la resistencia a dar información y hablar con la prensa”.
El jefe de fracción de Gana, Guadalupe Vásquez y el diputado Numan Salgado concordaron que el acierto de Bukele fue la mejoría en la seguridad pública. Vásquez planteó que la deficiencia en este primer año de Gobierno fue la falta de acuerdos, pero afirmó que no por la falta de voluntad del mandatario, sino por la oposición de los partidos. En cambio, Salgado dudó que haya errores en el primer año de gestión de Bukele.
El secretario general del PCN, Manuel Rodríguez, y el diputado Raúl Beltrán Bonilla señalan que el acierto fue la mejoría en la seguridad pública y el combate de la delincuencia. Bonilla dijo que lo negativo fue la confrontación y Rodríguez advierte que faltó diálogo entre los tres órganos del Estado y fuerzas políticas.
El presidente de Acción Ciudadana, Humberto Sáenz, valoró que el mayor logro “ha sido en el tema de seguridad” y lo negativo es que el Presidente, lejos de procurar la armonía social, “ha polarizado aún más el país”.
La abogada Tahnya Pastor evaluó que el mayor acierto de Bukele es “la conexión que ha logrado con el pueblo” y lo negativo es que “ha mostrado bajo nivel de concertación, lo que ha generado estrés entre Órganos del Estado”.
El periodista y presidente de la Asociación de Radiodifusión Participativa de El Salvador (Arpas), Leonel Herrera, dijo que el “logro más tangible es la reducción de los asesinatos” y que el mayor fracaso es “no haber aprovechado el enorme respaldo social para entrarle en serio a los grandes temas de país”.
Lo bueno, lo malo y lo feo del primer año de gobierno de Nayib Bukele
A un año de gobierno del presidente Nayib Bukele, temas como la salud, la economía y la transparencia tambalean en medio de una de las crisis sanitarias sin precedentes que hasta el 30 de mayo dejaba 46 muertos por COVID-19, 2,395 contagios y un sistema de salud público que, de acuerdo al Ejecutivo, está a punto del colapso.
Faltando poco tiempo para cumplirse este plazo los órganos Ejecutivo y Legislativo mediaban fuerzas en una maratónica discusión en busca de consensos para la aprobación de la nueva ley sanitaria y de reapertura gradual de la economía que llegó al pleno sin acuerdo en puntos medulares de la normativa, después de seis días de intenso debate. La normativa fue aprobada el sábado 30 de mayo por la noche.
El principal tema que entrampó esas discusiones fue el tiempo que duraría la cuarentena domiciliar. El Ejecutivo defendió hasta el último aliento 15 días de confinamiento con apertura a partir del 13 de junio, mientras que la Comisión Política, después de una jornada de 24 horas consecutivas y con una propuesta de apertura económica para el 8, optó por iniciar plenaria para la aprobación de la ley sin que hubiera acuerdo y continuar la discusión en el pleno pese a la amenaza del presidente Bukele de vetarla. Esta era la segunda vez que el mandatario amenazaba con vetar una ley sin antes haberla conocido.
Para muchos analistas, el primer año de gestión de Nayib Bukele se ha visto marcado por el autoritarismo, la falta de transparencia y la improvisación.
La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) señala en su informe “El Salvador. Año Político” que hay suficientes elementos para determinar que el presidente ha tenido un comportamiento autoritario durante su primer año de gobierno, y que el desafortunado 9F fue una clara señal de esto.
El manejo de la pandemia, los atropellos a la institucionalidad y la falta de transparencia en el manejo de los fondos son temas que han marcado los primeros 12 meses de gestión del presidente Bukele. El tema de seguridad también ha marcado un antes y un después durante la actual administración así como el bloqueo y falta de información a la prensa.
Ante este panorama, detallamos lo bueno, lo malo y lo feo del primer año de gobierno de Nayib Bukele:
Lo bueno
En materia de seguridad el presidente Bukele ha logrado en un año reducir los índices de homicidios y el accionar de las pandillas. En el 2019, cuando el mandatario llegaba al poder, El Salvador mantenía un promedio de 9 asesinatos diarios los cuales eran cometidos principalmente por ataques internos entre las principales pandillas, según fuentes oficiales.
En los tres primeros meses se logró bajar la cifra a un promedio de cinco (según datos de la PNC) con un plan de seguridad que intervino la comunicación en las cárceles e implementó estados de emergencia en los 28 centros de retención de donde salían gran parte de las órdenes de asesinatos; policías y militares se apostaron en los municipios con mayor índice de violencia en el afán de recuperar las zonas controladas por las pandillas. Los ataques a elementos de las fuerzas de seguridad también han ido a la baja.
Pese a que la tendencia de los homicidios se ha mostrado en descenso , el tema los desaparecidos aún es materia pendiente del actual gobierno, durante los dos primeros meses de 2020 estos superaban el número de asesinatos diarios. La Fiscalía reporta un promedio de 6 denuncias de desaparecidos por día.
En marzo, en medio de la cuarentena por el COVID-19, El Salvador registró un repunte de homicidios que rompió con el promedio de dos homicidios por día y algunos días incluso sin registro de asesinatos ocurridos durante el periodo de la emergencia sanitaria. Solo el 24 y 25 de abril la Fisalía reportó 31 asesinatos. Bukele ordenó nuevamente el estado de emergencia en las cárceles para controlar los crímenes.
Analistas atribuyen los días con cero homicidios, registrados durante la cuarentena, al bajo movimiento de personas por las calles y lugares públicos.
Fusades agrega en su estudio que la reducción de homicidios y en el accionar de las pandillas es uno de los grandes logros de este gobierno.
Lo malo
Uno de los puntos negros del actual gobierno es la la falta de acceso a la información pública y el bloqueo a la prensa.
En septiembre, militares del Batallón Presidencial y empleados de la Secretaría de Prensa de la Presidencia impidieron el ingreso, sin ninguna justificación, al equipo de prensa de El Faro y Revista Factum a una conferencia de prensa donde el mandatario junto a una misión de la OEA lanzaba la CICIES.
El relator Especial para la Libertad de Expresión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Edison Lanza, fue de los primeros en pronunciarse ante este hecho que marcó una clara violación a la libertad de prensa.
“Gobiernos deberían ser neutrales frente a línea editorial de los medios”, dijo a través de Twitter.
Periodistas y gremiales también calificaron el hecho como un acto grave y preocupante contra la libertad de prensa.
El presidente también se negaba a rendir el informe del primer año de gestión este 1 de junio ante la Asamblea Legislativa. Pidió al parlamento una prórroga para hacerlo después de la emergencia del COVID-19. El presidente del órgano legislativo, Mario Ponce, le respondió que no procedía la solicitud de posponer su informe a la nación, no obstante, el 31 de mayo, ante la emergencia nacional por las lluvias, Ponce canceló la ceremonia.
Durante la cuarentena muchas han sido los roces entre el Ejecutivo y el Legislativo en torno a la transparencia y la rendición de cuentas. Durante las discusiones por la aprobación de la nueve ley sanitaria los parlamentarios abogaron porque el Gobierno se rija por la Ley de Adquisiciones y Contrataciones (Lacap) para hacer las compras y que dé cuentas claras de los recursos públicos orientados para enfrentar la pandemia dado que hasta la fecha no ha presentado informes completos de la ejecución de gastos.
El gobierno por su parte pidió que aprobaran una “ley de emergencia” que les permitiera usar a discreción los recursos y sin mayor transparencia.
Otro de los puntos que generó debate durante los últimos días son los plazas ad honorem de funcionarios.
Luego de que varios funcionarios pusieran a disposición del gobierno su salario para atender la emergencia del COVID-19, salió a relucir que el secretario jurídico de la Presidencia, Conan Castro, quien siempre ha dicho que su posición es “ad honorem”, y que no recibe salario, sí recibe un sueldo de otra plaza dentro del Ejecutivo, así lo reveló el mismo Secretario luego de sumarse a la iniciativa de los demás ministros. Ante la presión de la prensa, Bukele confirmó que Castro tiene salario como asesor jurídico, sin especificar el monto.
Lo feo
Los atropellos a la institucionalidad y la usurpación de funciones también son puntos a destacar. En su análisis del primer año de gobierno, Fusades dice que Bukele gobierna de forma volátil y autoritaria.
“El comportamiento del presidente escaló aceleradamente a un estilo claramente autoritario, práctica que exhibió sus primeras manifestaciones el 9 de febrero de 2020, con la militarización de la Asamblea Legislativa”, concluye Fusades en su estudio.
Usando al Ejército, a la Policía y a las fuerzas antimotines el presidente llegó el 9 de febrero a la Asamblea para presionar a los diputados para que aprobaran los fondos que permitirían echa andar la fase III del Plan Control Territorial, en su discurso ante un grupo de personas en las afueras del edificio advirtió a los legisladores que si en una semana no aprobaban el préstamo le daría el poder al “pueblo” para que se tomara el Congreso.
Diputados y organismos nacionales e internacionales condenaron la militarización de la Asamblea Legislativa, acto que fue calificado como un “fallido golpe de Estado”. El uso de la fuerza por parte del presidente Bukele también fue titular en muchos medios de comunicación en el mundo.
La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ordenó a Bukele que se abstuviera “de hacer uso de la Fuerza Armada en actividades contrarias a los fines constitucionales establecidos y poner en riesgo la forma de gobierno republicano, democrático y representativo, el sistema político pluralista y de manera particular la separación de poderes”.
En mayo la misma Sala suspendió el decreto ejecutivo número 18 que ampliaba el Estado de Emergencia por 30 días más luego de que el que estaba en vigencia venciera el 16 de mayo y la Asamblea no aprobara una nueva normativa.
El máximo tribunal abrió un juicio por inconstitucionalidad del decreto 18.
La decisión del Ejecutivo de echar andar una nueva ley fue calificada como una usurpación de funciones de la Asamblea Legislativa. La Sala reafirmó al gobierno de Bukele que debe abstenerse de emitir este tipo de decretos, pues la Asamblea Legislativa sigue en capacidad de reunirse con regularidad.
La confrontación, el repudio a los límites a su gestión y un debilitamiento del sistema democrático marcan el primer año de Bukele como presidente de la República.
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