Leandro Morgenfeld, investigador argentino: «El libro de Bolton revela cómo Trump buscaba consumar una invasión y un golpe de Estado en Venezuela»

Trump y América Latina, en la TV Pública
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Entrevista a Leandro Morgenfeld, historiador, docente e investigador argentino

Por Denise Godoy, de la redacción de NODAL

Este martes se publicó el tan esperado libro de John Bolton “La habitación donde sucedió: Una memoria de la Casa Blanca”, en el que el ex Consejero de Seguridad Nacional de Donald Trump revela las estrategias del gobierno estadounidense para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. El texto da a conocer, entre otras cosas, las intervenciones de Colombia como principal aliado y el rol de la oposición venezolana con la autoproclamación de Juan Guaidó. En diálogo con Nodal, Leandro Morgenfeld, historiador, docente e investigador argentino, y especialista en las relaciones de EEUU con la región, reflexiona sobre las revelaciones de Bolton y las nuevas tácticas de Trump hacia América Latina.

¿Qué aportan las revelaciones del libro de Bolton o qué evidencian en relación a los planes de Trump contra Venezuela?

Bolton es un halcón histórico de los sectores más conservadores y más agresivos de la clase dominante norteamericana. Fue el Consejero de Seguridad Nacional hasta septiembre de 2019 y es parte de la coalición que apoya a Trump, pero del sector de la línea militarista que está en tensión con él. De hecho, cuando lo despidió, hace 9 meses, Trump lo acusó de haber querido llevarlo a varias guerras (“cuatro a la vez”), asegurando que él no quería. Además de su oposición a Irán y Afganistán, en el caso de América Latina, Bolton fue el artífice de la política de apoyo al autoproclamado Juan Guaidó y toda la política de desestabilización que tenía como objetivo derribar al gobierno constitucional de Nicolás Maduro. Este plan tuvo diversas etapas, desde el reconocimiento diplomático por parte de EEUU del opositor como “presidente encargado” en enero de 2019, y la presión a otros países siguieran esta irresponsable acción diplomática, pasando por la caravana con “ayuda humanitaria” de febrero y luego el intento de golpe de Estado más fuerte del 30 de abril de ese mismo año, sólo por destacar algunas de las acciones más espectaculares.

EEUU sigue con la estrategia de eliminar a Maduro, pero ya sin Bolton. La publicación de este libro revela la estrategia imperial en Venezuela y muestra cómo los distintos sectores de la Administración Trump urdieron el plan para poder consumar el golpe de Estado contra el gobierno soberano en Venezuela. Revela, por ejemplo, que durante las discusiones en torno a las alternativas para desplazar al gobierno bolivariano, Trump planteó la salida militar. Suponía que una invasión a Venezuela iba a tener una rápida resolución. Bolton, en contraste, pretende mostrarse como el estratega de una acción mucho más inteligente, es decir, no ir hacía un desembarco directo de marines norteamericanos, sino a una acción más solapada, que pudiera contar además con el apoyo con distintos gobiernos de la región.

Bolton planteaba que había que tener una estrategia, según su punto de vista, más inteligente de apoyarse en sectores disidentes de las FFAA venezolanas, en la oposición, en profundizar las sanciones económicas y en hacer llegar “ayuda humanitaria”, pero sin desembocar en una acción militar directa. Lo paradójico es que ambos, Trump y Bolton, se acusan de querer llevar a Estados Unidos a la guerra, a invadir otro país. Ante estas revelaciones, creo que la reacción de Trump del domingo 21 de junio, de plantear que estaría dispuesto a tener una reunión con Maduro (que generó un mini terremoto político), por un lado, está reconociendo el fracaso evidente de la estrategia de voltear al gobierno venezolano -ya que pasó un año y medio de la autoproclamación de Guaidó y él no gobierna en Venezuela-. Por otro lado, Trump intenta mostrar que tiene una iniciativa y así sacarle peso a esta afirmación de Bolton de que se buscaba una intervención militar directa. De todas formas, el lunes Trump tuvo que matizar su afirmación del día anterior, señalando que, en realidad, lo único para lo cual se reuniría con Maduro sería para discutir su salida pacífica. Claro que esta última afirmación busca no perder el apoyo electoral de la comunidad venezolana en Florida (claramente anti bolivariana), fundamental para sus aspiraciones reeleccionista. Pero, sin dudas, esta entrevista del domingo muestra las propias dudas que tenía Trump respecto al plan de Bolton de abrazarse a Guaidó e impulsar su reconocimiento internacional sin ninguna chance de que ejerciera el poder en Venezuela.

¿Qué rol juega el gobierno de Colombia en esta ofensiva estadounidense?

El libro de Bolton muestra cómo el gobierno de Colombia, sobre todo durante la actual gestión de Iván Duque, es directamente parte de la estrategia estadounidense de acoso contra Venezuela. Es interesante verlo en las propias palabras de Bolton, cómo se ponen sobre la mesa muchas cosas que ya se conocían y denunciaban, como la idea el utilizar a Colombia como un ariete de EEUU en la región. O cómo se potenciaron los distintos conflictos limítrofes en función de desestabilizar al gobierno venezolano. También muestra las distintas prevenciones de las FFAA colombianas respecto a la iniciativa de algunos halcones estadounidenses de ir a un conflicto militar abierto con Venezuela. El propio vicepresidente Mike Pence discutió este plan con varios presidentes latinoamericanos en sendas giras por la región. Justamente fueron incluso los gobiernos de derecha aliados con EEUU los que frenaron esta iniciativa de una acción militar abierta. Sin embargo, pese al fracaso y a la salida de Bolton del gobierno, EEUU, a través de mercenarios, de Colombia y de otros aliados sigue desplegando todo tipo de acciones: crecientes sanciones económicas –imperdonables en el contexto de la pandemia-, presiones diplomáticas, amenazas por parte del propio Secretario de Estado Mike Pompeo en las últimas semanas, movilización de fuerzas militares y distintas acciones de desestabilización utilizando a gobiernos aliados como lo es el colombiano.

En su reciente y controvertido libro de memorias, Bolton pretende librarse de las culpas del fracaso de sus planes de intervención en Venezuela. Por ejemplo, cuando en febrero de 2019 organizó un infructuoso intento de ingreso de “ayuda humanitaria”. Ahora acusa a la propia oposición venezolana y a los colombianos por no haberse movilizado lo suficiente y por no haber habilitado planes alternativos cuando los colectivos populares en Venezuela impidieron el ingreso de los cargamentos, caracterizándolos como parte del plan de una agresión imperial orquestada por EEUU. Es decir, el libro es un intento de justificación de su violenta estrategia injerencista en Venezuela y una lavada de manos por su evidente fracaso.

¿Cuál viene siendo la estrategia de Trump para América Latina en el contexto de las elecciones de noviembre y la crisis que vive EEUU por la pandemia y las protestas antirracistas?

Trump enfrenta una crisis sistémica EEUU. En primer lugar, sanitaria. A pesar de que pretende darla por superada, hay ahora un aumento de la curva de contagios en muchos estados (en 27 crecen los contagios diarios). En segundo lugar, una crisis económica. Se pronostica una brutal caída en este segundo trimestre. Las proyecciones para fin de año del FMI indican un derrumbe del PBI del 8% -la mayor caída desde la Segunda Guerra- y el empleo no se está recuperando como Trump imaginó hace un par de semanas. Es decir, tenemos una catástrofe económica que está complicando sus chances de reelección en noviembre. A esto se le suma la crisis social producto del desastre económico y de las desigualdades sociales previas, pero también de las protestas por el asesinato de George Floyd y el pésimo manejo que hizo Trump de esta situación. Creo que ahí se produjo un quiebre con un sector importante, incluso varios dirigentes del Partido Republicano lo criticaron públicamente. El ex Secretario de Defensa de Bush, Colin Powell, declaró que el 3 de noviembre iba a votar por Joe Biden. Hoy las encuestas muestran que Trump está en promedio 10 puntos abajo y perdiendo en algunos estados estratégicos. La escasísima asistencia al primer mitin de campaña, el sábado pasado, encendió las alarmas en el equipo de campaña de Trump.

En relación con el vínculo con nuestra región, creo que Trump carece de estrategia más allá de la reivindicación de la doctrina Monroe que supo hacer el ex Secretario de Estado Rex Tillerson en febrero de 2018. La agresión contra los hispanos y la estigmatización de los mexicanos puede tener una traducción electoral mayor a la de 2016, sobre todo en estados oscilantes. Lo que sí es clave, desde el punto de vista electoral para Trump, es el apoyo que tiene de las comunidades de exiliados venezolanos y cubanos en Florida. Por eso estas idas y vueltas, estas contradicciones en relación a la política hacia Venezuela pueden enajenarle ese apoyo en un estado clave como Florida, que es el swing state que va a definir el rumbo de las elecciones y que en 2016 lo ganó por poco más que el 1%. Las últimas encuestas indican que ahora podría estar entre los 5 y 6 puntos abajo de Biden.

Creo que Trump carece de una política hacia América Latina en este contexto de pandemia. Lo único que mostró es una profundización de las amenazas contra Venezuela en las últimas semanas y lo que está reconociendo con las declaraciones de esta semana es el fracaso de las maniobras para derrumbar a un gobierno constitucional y soberano. Reconoció en los hechos su frustración por el fracaso de la estrategia a la cual fue impulsado por halcones como John Bolton. Creo que esta idea de que podría eventualmente reunirse con Maduro tiene que ver con tratar de mostrar que él sí puede a través de su capacidad negociadora encontrar otra solución para Venezuela, que por otra parte se encamina a elecciones que ratificarían la legalidad de su sistema político. Pienso que es el momento más débil del autoproclamado Juan Guaidó y que Donald Trump, a quien el libro de Bolton pretende mostrar siempre como a alguien que actúa intempestivamente y en forma poco racional, tiene una estrategia y es realista. Sabe que, si fracasó en la idea de recuperar posiciones en el continente desplazando a Maduro por la fuerza, ahora debe exhibir otra estrategia. El problema que tiene, como se mostró en la declaración que hizo el domingo, es que esto generó las críticas de todos los sectores anti-bolivarianos y anti-cubanos en estados claves como Florida y por eso lo tuvo que matizar sus dichos iniciales, tuiteando el lunes que sólo se reuniría con Maduro para negociar su salida pacífica del poder. Esto último es un sinsentido y demuestra una fractura más al interior de la clase dominante estadounidense –no acuerdan una estrategia común-. Es, además, una exposición de este proceso de declinación hegemónica de EEUU y su incapacidad para establecer un liderazgo global en este momento de crisis sanitaria, económica y política en todo el mundo. Ya ni siquiera pueden ostentar el dominio en lo que despectivamente denominan su “patio trasero”. Al fin de cuentas, el gobierno de Venezuela se mantiene, con el apoyo de Rusia, China y Cuba, entre otros, y la negativa de México y Argentina a cualquier intervención militar en la región.


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