La red que escondía a un aliado de los Bolsonaro revela la relación de la familia con milicias criminales de Río
Una investigación de la fiscalía de Río de Janeiro sitúa al primogénito del presidente brasileño y senador Flávio Bolsonaro como el “líder” de una supuesta organización criminal cuyo operador financiero es Fabrício José Carlos de Queiroz, quien fue asesor de Flávio cuando este era diputado en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro. Queiroz, preso desde el pasado jueves, había desaparecido en enero de 2019. Se escondía en una casa de Frederick Wassef, que siempre se presentó como abogado de la familia Bolsonaro y visitaba al presidente con frecuencia, debido a lo cual ahora se torna muy difícil que el mandatario niegue que ha intentado ocultar el pasado de su hijo.
Las 46 páginas de la orden de prisión preventiva contra Queiroz parecen la trama de una impresionante telenovela. El expolicía y exasesor movió casi tres millones de reales (565.000 dólares) en su cuenta bancaria entre abril de 2007 y el 17 de diciembre de 2018, a pesar de tener un sueldo de poco más de 1.500 dólares. La investigación señala que Queiroz tomaba parte del sueldo de 11 asesores fantasmas de la oficina del hijo de Bolsonaro. Constaban en la relación de empleados de la Asamblea, pero no iban a trabajar. Entre ellos figura la hija de Queiroz, Nathalia, una entrenadora personal que nunca pisó Río de Janeiro.
El exasesor pagaba decenas de cuentas del primogénito, incluso la mensualidad de la escuela de sus hijas y un seguro privado de salud.
Además de su pasado como hombre fuerte en el Gabinete de Flávio Bolsonaro, es su presente lo que más intriga en Brasil. Mientras estaba escondido en Atibaia, a menos de una hora de São Paulo, se comunicaba con la familia de Adriano da Nóbrega, un excapitán de élite de la policía de Río de Janeiro que dirigía la llamada Oficina del Crimen. Hay sospechas de que este grupo criminal participó en el asesinato de la concejala Marielle Franco y su conductor, Anderson Gomes, en 2018. Da Nóbrega estaba prófugo de la justicia hasta que lo mataron en una operación policial en febrero de este año.
Los vínculos entre la familia Bolsonaro y los Da Nóbrega ya eran conocidos. Cuando Flávio Bolsonaro fue diputado, entre 2007 y 2018, empleó como asesoras de su gabinete a Danielle da Costa, entonces esposa de Da Nóbrega, y a Raimunda Veras Magalhães, madre del policía. La investigación muestra que Raimunda y su hijo hicieron varios ingresos en las cuentas de Queiroz. Solo de parte de Da Nóbrega serían 400.000 reales (75.000 dólares).
La investigación muestra que, hasta finales del año pasado, justo antes de que el Tribunal Supremo Federal desbloqueara las investigaciones sobre el sistema de corrupción en la Asamblea de Río, Queiroz le pidió a Raimunda Veras que se escondiera fuera de la ciudad. A través de ella se mantuvo en contacto con el fugitivo Da Nóbrega. En diciembre del año pasado, la esposa de Queiroz, Márcia Oliveira de Aguiar, fue con un abogado de Flávio Bolsonaro a reunirse personalmente con Raimunda Veras en Minas Gerais. La policía tiene registros fotográficos de ese encuentro.
El policía estaba fugado desde enero de 2019, cuando una operación policial en Río arrestó a cinco presuntos miembros de la milicia que actuaba en los barrios cariocas de Río das Pedras y Muzema, acusados de extorsión de residentes y comerciantes, y de apropiación de tierras públicas. El jefe de la milicia, Da Nóbrega, se convirtió en uno de los hombres más buscados de Brasil, hasta que, en febrero de este año, fue abatido por la policía de Bahía en su escondite. Hubo sospechas de que la operación se utilizó para eliminar cabos sueltos que podrían alcanzar a los Bolsonaro.
En abril de este año, un reportaje en The Intercept reveló documentos y datos confidenciales de la Fiscalía del Estado de Río de Janeiro que indicaban que Flávio Bolsonaro había financiado con dinero público la construcción de edificios que pertenecen a milicias en barrios periféricos de Río. Según los investigadores, hay evidencias de que el senador aún recibe ganancias de aquellas inversiones. Él niega haber cometido irregularidades y afirma que las investigaciones son un ataque contra su padre.
El juez Flávio Itabaiana Nicolau, que dictó prisión para Queiroz, da por sentada la relación del senador con la milicia de Río. Mensajes interceptados por la policía muestran que el exasesor mantenía contactos estrechos con milicianos. Al mismo tiempo, vendía facilidades amparándose en su amistad con el presidente Bolsonaro. Queiroz hablaba por su celular sobre cargos de confianza que se ocuparían en Brasilia. Estos intercambios de mensajes acabaron filtrándose a la prensa. Los investigadores encontraron una conversación entre la hija, Nathalia, y Marcia, la esposa de Queiroz, sobre este episodio: “Márcia, de verdad te lo digo: mi padre ya no me da pena, porque no aprende. ¡Es burro! ¡Mi padre es burro! No escucha. No hace lo que tiene que hacer. Sigue hablando de política. Todavía se cree el mandamás de la política”.
El recadero del primogénito
Queiroz era blanco de la policía desde antes de que Jair Bolsonaro asumiera el poder, a principios de 2019. Una investigación de 2018 sobre corrupción entre varios diputados de la Asamblea de Río señalaba ya los movimientos financieros de Queiroz. Hay la sospecha de que la familia de Bolsonaro fue informada con antelación de esa investigación. En enero de 2019, Queiroz se sometió a una operación para extirpar un tumor cancerígeno en un hospital de referencia en São Paulo, el Albert Einstein, en enero 2019. Después, desapareció de los radares de las autoridades.
Las investigaciones demuestran que había una “rutina para ocultar el paradero de Queiroz que implicaba restricciones en sus movimientos y comunicaciones”. Ahí entra en la trama Frederick Wasseff, abogado de los Bolsonaro y dueño de la propiedad en Atibaia donde dieron por fin con Queiroz. Por allí estaba desde hace un año. En Atibaia se ubica una parcela atribuida al expresidente Lula da Silva por la cual está siendo investigado.
La trama se completa con un personaje sorprendente. Heloísa de Carvalho, hija del ideólogo y gurú del bolsonarismo Olavo de Carvalho, con quien no mantiene una buena relación. El día en que se arrestó a Queiroz, esta mujer publicó una foto en su Instagram en la que aparece con su amigo Bruno Todd frente a la casa de Atibaia donde se escondía el hombre bomba de Bolsonaro. Los dos se jactan de que hacía tiempo habían alertado sobre el paradero de Queiroz a través de las redes sociales. La información que todos querían estaba en el Instagram de Todd por lo menos desde el 20 de mayo. Heloísa de Carvalho se hospedaba en la casa de una amiga en Atibaia en los últimos tiempos. “Desde abril o mayo de 2019 ya sabía que estaba aquí. Desde el año pasado repito eso”, dijo. Ni la prensa ni la policía le hacían caso.
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