Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de DDHH: «Una pena de prisión no puede convertirse en una pena de muerte»
Entrevista a Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de DDHH
Por Denise Godoy, de la redacción de NODAL
La expansión del coronavirus en América Latina ha agudizado la crisis sanitaria, alimentaria y económica ocasionando diversas formas de protestas en varios países. El descontento social no tardó en extenderse hacia las cárceles desatando huelgas y reclamos ante la grave crisis de los sistemas penitenciarios de la región. Las superpoblaciones, las condiciones precarias en materia de salud y la falta de insumos ha puesto en agenda la necesidad de tomar medidas urgentes para evitar la propagación del virus dentro de los penales. Diversos países, como Argentina, Colombia, Brasil, Chile y Perú, han otorgado excarcelaciones y prisiones domiciliarias en un intento por reducir el hacinamiento. En entrevista con NODAL, Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, describe los riesgos a los que están expuestos los presos y presas frente a la pandemia y evalúa el rol de los jueces en las acciones que deben tomarse para asegurar la vida de las personas privadas de libertad.
¿Cuál es el estado actual en materia de infraestructura y de derechos humanos en las cárceles de América Latina?
La situación carcelaria en América Latina es desde hace tiempo muy grave, con superpoblaciones de hasta el 300% y con desproporciones de personal. Se conforman bandas de presos que controlan el orden interno de los penales sometiendo a servidumbre al resto de los presos, a veces incluso sexual. Existen carencias de alimentación, falta de atención médica y padecen entre 15 y más veces riesgos de muerte violenta o suicidios que en la población libre. La Corte Interamericana dispuso varias medidas provisionales sobre algunas prisiones desde hace más de un año.
En medio de la emergencia sanitaria por la Covid-19 se han producido protestas en varias cárceles de la región. ¿Cuáles son los principales reclamos?
Las razones son que a todo lo anterior se suma un peligro de muerte, no solo en las prisiones sino en todas las instituciones, ya sean psiquiátricos, hogares, asilos, institutos, etc. En las prisiones es mucho más grave por el hacinamiento y las condiciones muy precarias, que no permiten tomar las adecuadas medidas sanitarias. La velocidad de contagio en las prisiones se calcula que es entre 8 y 10 veces más rápida que en la sociedad libre. Esto genera un riesgo para toda la población porque lo que estamos haciendo intenta evitar un colapso en el sistema de salud y miles de personas contagiadas producirían el efecto inverso.
Algunos países han optado por la prisión domiciliaria para descongestionar la superpoblación en las cárceles en el marco de la pandemia, ¿Cree que estas medidas son suficientes? ¿Qué políticas se deberían implementar para evitar un eventual agravamiento de la situación?
Creo que deben resolverlo los jueces y no derivárselo a los otros poderes del Estado. Es cuestión de que queden en las cárceles los presos de mayor agresividad, de modo que las prisiones queden con un 80% de su capacidad normal, con lo que podrían mejorar las medidas de higiene. Debe hacerse racionalmente y por ende cada juez debería evaluar la situación. La mayoría de nuestros pesos ni siquiera están condenados, y en razón de delitos contra la propiedad sin violencia física y sin armas de fuego. Otros están cerca de salir en libertad condicional o de agotar las penas. No se trata de permitir salidas tumultuarias, sino de hacerlo racionalmente.
En Chile hubo un intento de indulto a los represores de la dictadura de Pinochet por parte del gobierno, ¿Qué piensa acerca de la excarcelación de los genocidas en América Latina? ¿Cree que se encuentran en la misma situación que las personas detenidas en cárceles comunes?
Creo que si se trata de población de riesgo no habría que hacer distinciones. No tienen que tener ningún privilegio pero tampoco es tolerable ningún agravamiento con peligro de muerte. Tengamos en cuenta que se trataría de una medida transitoria y que cuando pase la emergencia volverán a la prisión. Nunca buscamos venganza, sino justicia. Sea quien sea, una pena de prisión no puede convertirse en una pena de muerte.
¿Qué riesgos enfrentan hoy las mujeres y la comunidad LGBTI+ en los centros carcelarios?
El riesgo es el de embarazo en las mujeres y el de los niños y niñas en la prisión. Lo mismo para cualquiera por razones etarias. Quienes sean portadores o hayan padecido HIV u otras enfermedades que los hagan vulnerables.
Una aclaración final, el problema de las cárceles no es una cuestión que planteo yo. Me pueden decir lo que quieran como siempre me lo dicen, pero esto lo ha dicho la OMS, la relatora de Derechos Humanos de la ONU, el comité contra la tortura de la ONU, el comité internacional de la Cruz Roja, la Comisión Interamericana, la Corte Interamericana, el Instituto de la ONU para Latinoamérica (ILANUD) y el Papa que le dedico el Vía Crucis. Es decir, todo el mundo. Quienes quieran responder, por favor que lo hagan a todos estos organismos y aleguen su mayor sapiencia frente a ellos, como lo hicieron Trump o Bolsonaro pero, por favor, no tomen lavandina.
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