Mi reino por una selfie – Por Diego Dieguez Ontiveros, especial para NODAL

2.006

Por Diego Dieguez Ontiveros *

“El rostro verdadero del canalla no se ve hasta que lo usa”

Otelo (Acto II , Escena III) William Shakespeare

 

“Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado”

Monseñor Óscar Arnulfo ROMERO

Nayib Bukele no duda en dejar expuesto su pensamiento con la misma velocidad que sus pulgares se lo permiten… las redes sociales son el espacio donde el Presidente de El Salvador dispone, critica, denosta, humilla y persigue.

El twitter, por excelencia, deviene en su espacio más sintético y drástico para hacerle saber a su país y al mundo sus decisiones o apreciaciones.

Pareciera no entender que todos sus actos son políticos…actúa simulando espontaneidad, frescura, modernidad; pero nada de esto se encuentra librado al universo …y si así fuera, por momentos, es perceptible que no le interesa.

El azar, la confrontación y la frivolidad fueron y son su marca registrada. Con ello le alcanzó para llegar a la máxima jerarquía institucional de su país.

Y ya le encontró el seductor encanto de la prepotencia a su rol de poder.

Se vanagloria de hablar con Trump como si ello (per sé) colocara a su país en el primer mundo.

No ha dudado en pergeñar un atentado contra la Asamblea Legislativa agitando la violencia de las fuerzas de seguridad con total desparpajo como tampoco se ha inmutado al violentar la Constitución Nacional en tiempos de pandemia.

Transita entre algunas frases destacables y de aparente sentido democrático con procederes dictatoriales propio de otras épocas.

No duda en considerarse salvador de su pueblo y en tres días postear que están condenados a la muerte …refiriendo que además no sabe si no se lo merecen…

Puede pasar del tweet más dramático a pensarse víctima de una conspiración alienígena para abducirlo (no creo que los salvadoreños corran con esa suerte).

No ha dudado en criminalizar la protesta social como pretender gobernar sin oposición de cualquier tipo.

Y en ese formato de genuflexión hacia EE.UU. no podía dejar de adquirir, dentro del combo especial “In God we trust”, la franquicia del lawfare…

Y es en Sigfrido Reyes, ex Presidente de la Asamblea Legislativa hoy asilado por el gobierno mexicano, donde recayera la hostilidad y persecución jurídica/política del mandatario millennial.

Sigfrido se acercó a quien escribe esta reseña en la Ciudad de Cancún, México. Más precisamente al finalizar mi conferencia sobre la judicialización de la política en la región y en el marco de la Cumbre Mundial de Comunicación Política.

De inmediato generamos esa empatía que se produce entre quienes creemos en la Patria Grande y podemos permitirnos pensar a contramano de ciertos discursos hegemónicos con tufillo anglosajón.

Reyes comenzó a enviarme la documentación pertinente acerca de su caso y decidí colaborar con su equipo de asesores jurídicos.

El actual gobierno salvadoreño en clara connivencia con un sector de la justicia penal, civil y administrativa como así también de ciertos medios de comunicación comenzaron la persecución siguiendo el manual remanido de la guerra jurídica.

El objetivo principal: el debilitamiento institucional que permita a Bukele la suma del poder público para auto-coronarse…

Para ello era necesario someter a Reyes a un sinnúmero de presiones sostenidas en el tiempo por fiscales inescrupulosos y una mayoría de cortesanos que colaboraran en dar la estocada final para generar su pedido de captura. El asilo otorgado por el estado mexicano impidió que el encierro fuera una realidad, mientras que no contentos con su intentona hacia Sigfrido extendieron el comportamiento persecutorio hacia su familia y su patrimonio so pretexto de forzados argumentos del derecho penal y procesal penal.

Rendiciones de cuentas otrora aceptadas y verificadas por circunspectas auditorías y cruces detallados de información económica y financiera durante años pasaban a ser objeto de sospecha por la máxima autoridad judicial del país en clara contradicción. Investigaciones penales archivadas por su inconsistencias, re abiertas y nuevamente inmovilizadas por la inexistencia de prueba de cargo. Claro está que ahora había órdenes que cumplir, fruto de pactos subrepticios, rubricados en oscuras catacumbas del poder nefasto, encaramado en un Presidente que no ha dudado en visibilizar sus presiones y amenazas en pos de su estrategia.

Desde su cuenta oficial de la red del pajarito, en julio de 2019, no dudó en condicionar a la Corte ante la inminencia que los votos del pleno podían no enviar a juicio a Reyes, enfurecido, hablaba del voto 8 que lograría la “impunidad” de la máxima autoridad de la Asamblea. Como frutilla del postre , y para que no queden dudas, sentenciaba coactivamente “ El pueblo salvadoreño sabrá qué magistrados de la @CorteSupremaSV están a favor de la impunidad y quienes no …” .

Cómo conocía Bukele el estado de una votación, hasta ese momento, secreta?

Cómo se atrevía a avanzar tan descaradamente sobre uno de los poderes del estado?

El resultado fue más que evidente ante tamaña amenaza consiguiendo los votos necesarios para activar la máquina civil y penal contra Reyes y su entorno.

Allí comenzaría , o continuaría, la avanzada que se extendía a estas alturas hacia otros ex funcionarios aunque no había llegado a tal “elocuencia” como la relatada anteriormente.

Obviamente el sistema judicial salvadoreño es mucho más que los serviles socios que han decidido hasta el momento y hacemos votos ,los profesionales de la abogacía, que las instancias de revisión que se avecinan nulifiquen lo actuado volviendo a poner la verdad como bien supremo del proceso; enalteciendo los derechos y garantías del debido proceso no ya nacionales sino de raigambre internacional.

No obstante estamos atentos a la continuidad de las presiones… es mucho lo que se encuentra en juego para Bukele y sus jefes políticos…

* Abogado, criminólogo, docente y consultor argentino


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