Conquista naFronteira: una historia de lucha, cooperación y organización

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Si fuera necesario escoger una palabra para definir al asentamiento Conquista naFronteira, en el municipio de Dionisio Cerqueira del estado de Santa Catarina, esa palabra sería cooperación.

Las 46 familias que viven en un área de 1.198 hectáreas, expropiada para la reforma agraria en 1988, traen consigo esa noción de colectivo, pero que podría ser fácilmente deshecha si no contaran con otro elemento igualmente importante: la organización.

Construido por el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), la historia de Conquista naFronteira se confunde con la propia historia del MST en la región. Las familias que hoy viven en el asentamiento fueron las mismas que ocuparon los primeros latifundios en el estado en 1985, apenas un año después del surgimiento del movimiento.

Irma Bruneto es una de esas personas. Durante los tres años en que estuvieron bajo la lona negra a la espera de un pedazo de tierra, el MST realizó un trabajo de base junto a las familias del campamento para concientizar a lxs sin tierra sobre la necesidad de pensar en una producción colectiva.

“Desde el inicio ya veníamos trabajando la relación con la tierra, como íbamos realizar la cooperación entre nosotros. Todavía sin mucha noción, ya que todo aquello formaba parte de un proceso inicial”, cuenta Irma.

Al conocer el área recién conquistada, se dieron cuenta de que la mejor salida sería pensar en la producción colectiva. “Cuando vimos la geografía del área, percibimos que un 40% de la tierra era accidentada, era monte. Percibimos que eso allí no iba a funcionar si fuera dividido en pequeños pedazos”, recuerda.

Si cada familia se quedara con su lote individual, un grupo sería muy beneficiado, con áreas planas y bastante agua, mientras otros serían muy perjudicados con áreas pedregosas. Así, se consolidó la idea de colectivizar la tierra y la producción, algo que ya venía siendo trabajado desde la época del campamento.

Cooperación

Del trabajo de base y los elementos geográficos nació la cooperativa Cooperunião, un ejemplo de organización de lxs trabajadorxs sin tierra. Fundada en 1990, dos años después de la conquista del asentamiento, la cooperativa es el corazón de la estructura organizativa de lxs asentadxs.

Todas las personas asociadas en la cooperativa están divididas en equipos de trabajo: subsistencia y reforestación, ganadería, avicultura, granos, administrativo y social. Una vez al año, las familias realizan una planificación para el período sobre lo que se va a producir, los costos, cuáles serán las inversiones, etc. Todo es discutido en núcleos y aprobado en una asamblea general, para después ser ejecutado en los próximos doce meses.

“Desde el inicio fuimos adoptando toda una estructura y creando un reglamento interno. La primera meta fue producir alimentos para poder comer y vender, porque veníamos de tres años de campamento en los que pasamos necesidades. Y también se inició un proceso más a largo plazo con el objetivo de industrializar nuestra producción para agregar más valor”, relata Irma.

Ese proceso resultó en una producción diversificada y en gran escala. Actualmente, el producto emblemático del asentamiento es la leche, que se vende a Cooperoeste, otra cooperativa vinculada al MST, en el municipio de Chapecó, responsable por la producción de leche Tierra Viva. La alimentación de los animales es a base de pasto, por medio del sistema de rotación de pastizales conocido como Pastoreo Racional Voisin (PRV), una alternativa agroecológica para la cría de animales. La suplementación se hace con lo producido en el propio asentamiento, en la fábrica de raciones.

Además de leche, cultivos de granos y hierba mate, los doce estanques para la producción de peces, los porcinos, las aves ponedoras, el ganado y las abejas para la producción de miel garantizan la subsistencia de lxs asentadxs de forma colectiva y sus ingresos por medio de la comercialización.

“Tenemos una alimentación extraordinaria, orgánica, sin veneno, de carnes, huevos, leche. Compramos muy pocas cosas del mercado”, cuenta Irma.

La remuneración de todo este proceso se realiza a partir de horas trabajadas. Cada final de mes se suman las horas de servicio de cada persona, y se distribuye el valor conforme el rendimiento de la cooperativa. Los asentados también están terminando de reformar el frigorífico de aves que existe desde 1997. La idea es ampliarlo para lograr sacrificar hasta 3.500 pollos por hora.

La producción de Conquista naFronteira no acaba ahí. Existe además una huerta responsable por todas las legumbres y verduras consumidas por lxs asentadxs. Las familias tienen derecho a buscar las verduras tres veces por semana. “Se distribuyen conforme las verduras que están a disposición. Nadie va allá a sacar las verduras que quiere. Quien decide son las personas responsables por cuidar de la huerta. Pero es común salir con la bolsa llena”, explica Irma.

Junto a la huerta, el vivero de árboles contribuye tanto para reforestar el área degrada por el latifundio como para embellecer los terrenos de las casas. La reforestación en los últimos años fue tal que 40% del área del asentamiento se transformó en bosque.

Educación y Salud

Pero Conquista naFronteira no vive solamente de la producción. Desde el inicio del proceso de lucha la educación ya era una prioridad para lxs sin tierra. “Luchamos antes por la escuela que por nuestras casas”, afirma Irma. La Escuela Municipal Construindo o Caminho nació de una reivindicación de las familias cuando estaban aún acampando. Formalizada en 1990, surgió de la necesidad de no solo alfabetizar a lxs hijxs de asentadxs, sino insertarlxs en una propuesta pedagógica adecuada a la reforma agraria.

“Queríamos una educación diferente y fuimos perfeccionándola dentro del método Paulo Freire”, cuenta. La escuela va hasta cuarto grado, y el proceso de enseñanza se realiza a partir de un tema generador. Lxs niñxs también son responsables por la gestión de la escuela: así como en la cooperativa, toman decisiones en conjunto, definen reglas para el funcionamiento de la escuela y las actividades que se desarrollarán.

Según Irma, el mismo método de organización colectiva se emplea en la escuela, con núcleos y división de tareas. También buscaron desde el comienzo trabajar la relación de la comunidad con el ocio y la salud. Hay un sector de salud que trabaja con hierbas medicinales y fitoterapia.

No es casualidad que la escuela ya haya sido blanco de varios intentos de cierre cuando algún partido de derecha gana las elecciones municipales. Una de esas veces, lxs niñxs llegaron a ocupar la propia alcaldía. “Es un símbolo de resistencia, por eso quieren cerrarla, por ser una experiencia significativa. Ellos saben que allí estamos formando consciencia”, explica Irma.


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