Piden declarar la emergencia sanitaria, habitacional y alimenticia tras la muerte de dos referentes barriales por Covid-19

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Piden que se declare la emergencia sanitaria, habitacional y alimenticia en la Villa 31

El Comité de Crisis del Barrio Padre Mugica (ex Villa 31) ofrecerá mañana una conferencia de prensa donde reclamará se declare «inmediatamente la emergencia sanitaria en ese territorio porteño» a raíz del «alarmante avance» de la pandemia de coronavirus.

La convocatoria es para las 12.30 en la Parroquia Cristo Obrero, señalaron sus integrantes en un comunicado de prensa. En ese marco, el Comité de Crisis del Barrio Padre Mugica reclamará «se declare inmediatamente la emergencia sanitaria, habitacional y alimenticia» en ese conglomerado habitacional.

La muerte de la vocera de la Garganta Poderosa, Ramona Medina, y del coordinador del comedor «Estrella de Belén», Víctor Giracoy, referentes sociales del Barrio 31, llevó más preocupación sobre el coronavirus a los vecinos del Barrio Padre Mugica, que pedirán que se declare la «emergencia sanitaria» en el lugar que ya contabiliza 851 casos de coronavirus, casi el 71% del total en los barrios populares. Según datos suministrados hoy por el Gobierno de la Ciudad, los 1.201 casos totales en los barrios vulnerables representan el 32 por ciento del total en la ciudad de Buenos Aires, 3706.

Ramona Medina, la vocera de la Garganta Poderosa que era insulinodependiente y había contraído coronavirus en el Barrio 31 de Retiro después de 12 días sin agua, murió hoy en un hospital de la Ciudad a los 42 años tras permanecer tres días internada y con toda su familia contagiada, entre ellos una hija con discapacidad múltiple, según informó la organización en un texto publicado hoy titulado «Nos mataron a Ramona».

«Ramona les dijo en tiempo pasado, todo eso que nos cansamos de gritar durante dos meses, todo eso que no quisieron escuchar (…) ni cuando dejaron 12 días al barrio sin agua, ni cuando gritó desesperada que tenía 7 personas de riesgo viviendo hacinadas», escribió el militante de La Poderosa Nacho Levy.

Coordinadora de Salud de la Casa de la Mujer en el Barrio 31, Ramona Medina había salido en varios programas de televisión las últimas semanas clamando por el restablecimiento del servicio de agua potable que ponía en riesgo de contraer coronavirus a todo el barrio pero también a ella y a los integrantes de su familia.

Víctor Giracoy, referente de más de 25 años en el comedor «Estrella de Belén» del Barrio 31 de Retiro, falleció ayer luego de contraer coronavirus, según informó el Comité de Crisis de ese barrio. «Tenía casi 60 años y era una persona de riesgo porque tenía diabetes y obesidad. Estaba internado desde el domingo pasado. Creemos que se contagio en el comedor pero no sabemos bien», dijo a Télam Héctor Guanco, integrante del comité, y agregó que «Víctor era muy bueno, lo querían mucho en el barrio».

«Era un referente del barrio, desde la época de la dictadura. Era una persona indiscutible», dijo a Télam Emilia, otra integrante del Comité de Crisis Barrio Padre Mugica.

Según el reporte de hoy del gobierno porteño, hay confirmados 1.201 casos de Covid-19 en los barrios vulnerables de la Ciudad, donde los más afectados son el Barrio 31 con 851 y el Barrio Padre Ricciardelli (1-11-14), con otros 287. Unas 141 personas ya recibieron el alta médica mientras que hasta hoy se contabilizaron 9 fallecidos en total en los barrios populares.

La distribución de casos en barrios vulnerables se completa: 32 en el Bario 21-24; 10 en Ciudad Oculta; 5 en Barrio 20; 4 en Barrio Cildañez; 3 en Rodrigo Bueno; 2 en Barrio Lacarra; 2 en Barrio Bonorino; uno en Zavaleta; uno en Barrio Fátima; uno en el Barrio Inta; uno en Piletones y otro en el Barrio Mitre.

El defensor del Pueblo de la Ciudad, Alejandro Amor, dijo hoy Télam Radio que vienen «insistiendo en la intervención del estado en cada uno de los barrios» y aseguró que «el virus ataca a los mayores lugares de concentración de personas».

«La necesidad es que el Estado esté con todo en cada uno de los barrios para hisopar y salir en búsqueda de la gente que puede tener síntomas, se necesita más presencia», aseguró Amor y pidió por «la provisión constante de agua, no es responsabilidad de una persona, es un derecho humano».

«Los curas estamos preocupados por lo que está pasando en las villas. En las de Capital está trepando el número de contagios y estamos pidiendo a las autoridades que enfoquen su trabajo en estos barrios», dijo el Padre Pepe. «Nos entristece la muerte de esta compañera que encabezó el reclamo por el agua. Estamos muy tristes también por la muerte del ‘Oso'», afirmó el religioso.

Referentes políticos y sociales recordaron hoy a Medina y valoraron su trabajo como referente del Barrio 31, tras confirmarse su deceso por coronavirus.

Desde la CTA Autónoma y la CTA de lxs Trabajadorxs se solidarizaron con La Garganta Poderosa, la familia y amigos de Medina y aseguraron hoy que «la continuidad del aislamiento social es imperiosa, es necesario volver a la fase 2»

«Repudiamos la desidia del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta ante el brote de Coronavirus que se vive en los barrios populares de nuestra ciudad y que se manifestó de la forma más cruda con el reclamo de la Villa 31 ante la falta de suministro de agua», aseveraron en un comunicado.

Tiempo Argentino


Dos referentes del Barrio Mugica fallecieron por coronavirus

Por Lorena Bermejo

La muerte de dos referentes del Barrio Padre Mugica (exVilla 31), entre el sábado y el domingo, elevaron la indignación y el reclamo de los habitantes del barrio de Retiro a lo que denuncian como total ausencia del Gobierno porteño acentuada ahora por los efectos de la pandemia. Víctor Giracoy, referente de más de 25 años en el comedor «Estrella de Belén», que falleció este sábado, y ayer Ramona Medina, la mujer cuya voz e imagen fueron conocidas públicamente cuando subió a las redes un video que se viralizó, en el que reclamaba por la falta de agua en el barrio, fueron las pérdidas que llevaron la tensión al límite.

“Para nosotros esto es el límite, la gota que hace rebalsar el vaso”, señaló a Página/12 Silvana Olivera, integrante del Comité de Crisis del Barrio Mugica. Al igual que lo hacía Ramona, el Comité viene exigiendo respuestas al gobierno porteño por las malas condiciones habitacionales y alimenticias dentro de la villa. «Larreta va a tener que cargar con esta muerte», advirtió Olivera. Este lunes al mediodía, los vecinos, vecinas y organizaciones sociales que conforman el Comité de Crisis darán una conferencia de prensa para reclamar a las autoridades que declaren la emergencia sanitaria en el barrio.

“Ramona murió luchando”, afirmó Sonia Lozano, vecina del sector Bajo Autopista, y relató que “ella siempre escuchaba a los vecinos, hacía recomendaciones, era una persona excelente”. Sonia la veía a Ramona cada vez que salía a trabajar por la mañana, y también cuando volvía, por la tarde. “Estoy muy enojada, muy dolida, y días como hoy no me dan las fuerzas para seguir luchando. Pienso en personas como ella, que se van sin obtener ni siquiera una casa digna, porque eso era lo único, lo mínimo que pedía”, señaló la mujer, que vive en la manzana 34 del Barrio Mugica.

“Como vecinos la situación nos supera, no podemos más”, advirtió David Lugones, parte del Comité de Crisis y vecino del barrio. “En plena pandemia que nos dejen sin agua es inhumano y roza el genocidio”, señaló Lugones y agregó que, cuando se confirmó el primer caso positivo en el barrio, “dijimos que la situación iba a desbarrancar y nunca nos escucharon”. Lugones ayuda a su madre a administrar uno de los 63 comedores que siguieron funcionando durante la cuarentena, de los cuales 42 no reciben alimentos de parte del Gobierno de la Ciudad. “La alimentación y el agua eran las dos cosas básicas que tenían que garantizar, ¿cómo vamos a pretender ahora que controlen una curva de contagios y muertes que no deja de crecer?”, se preguntó Lugones y relató que los vecinos, tal como hacía Ramona, “salimos a cubrir las necesidades del barrio y ponemos en juego nuestra propia salud”.

Ramona Medina era referente y comunicadora de la agrupación La Poderosa en el Barrio Mugica. Vendía pan casero y otros productos de panadería que cocinaba en su casa, donde vivía junto a sus hijos y su marido. “Cuando ella reclamó porque no tenía agua, los funcionarios del Gobierno de la Ciudad decían que ya estaba todo arreglado. Me pregunto qué van a decir ahora que Ramona está muerta, con qué van a mentir”, señaló Graciela Duarte, vecina del barrio y promotora de salud, desde una habitación del Hospital Muñiz, donde está internada desde el sábado a la tarde luego de que su hijo manifestara síntomas sospechosos de coronavirus. “El miércoles había pasado por la casa de Ramona porque siempre le compraba pan, que a mi hijo le gusta porque nos lo daba recién salido del horno”, relató Duarte y agregó: “ahora estoy viviendo en carne propia todo eso que vivió ella, y también lo que antes veía en videos, en redes sociales. Es cierto el maltrato, la discriminación que sufrimos”. Sin papel higiénico ni una manta para cubrirse, Duarte y su hijo pasaron la noche sin comer nada. “Cuando me llevaron para la tomografía me desmayé, estaba débil y nerviosa. Así me la imagino a ella, pasando por esta situación. Y lo más triste es que no tienen voluntad de cambiar las cosas”, señaló Duarte.

El reclamo de Ramona

Pasaron 27 días desde el primer caso positivo de coronavirus en el Barrio Mugica, el primero registrado en los barrios vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires. Desde ese mismo día, vecinos y vecinas de la villa, donde viven más de 40 mil habitantes, denunciaron la irregularidad en el servicio de agua potable y saneamiento, una herramienta básica para prevenir el contagio del virus. “Hace más de diez años que las autoridades de la Ciudad nos tienen abandonados, pero hoy llegamos al límite, a la gota que rebalsa el vaso”, advirtió Olivera.

Bajo Autopista, San Martín y Playón Oeste fueron los sectores más afectados por la falta de agua, que en algunas casas no volvió durante más de 10 días. En un video, grabado el 3 de mayo, Ramona muestra el baño de su casa y abre la canilla, de la que no sale ni una gota. “Todos los días nuevos casos, nuevos vecinos, y nosotros seguimos sin agua”, denunciaba en el video y advertía sobre “el miedo a contagiarnos este virus que es terrible”. Sonia Lozano vive a la vuelta de la casa de Ramona en la manzana 35 y, junto con ella, reclamaba por las condiciones de hacinamiento en el sector. “Yo quisiera que vengan y vean cómo está el barrio, porque acá en mi zona yo no veo ni siquiera que vengan a desinfectar”, relató y advirtió que “la ayuda llega solo a las partes de adelante, para la foto. Lo demás es todo abandono, como si quisieran que toda la villa se infectara”.

Emergencia sanitaria, habitacional y alimenticia

Con más de 1.200 casos confirmados en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires, de los cuales más de la mitad pertenecen al Barrio Padre Mugica, y tras el fallecimiento de Ramona Medina así como de Victor Guiracoy –conocido en la villa como “Oso”-, el Comité de Crisis convocó a una conferencia de prensa este lunes al mediodía en la Parroquia Cristo Obrero, donde exigirán al Gobierno porteño la declaración de la emergencia sanitaria, habitacional y alimenticia, y la intervención del gobierno nacional.

“Todo este tiempo priorizaron los negocios inmobiliarios antes que las vidas humanas, y cuando llegó el virus nos dijeron que esperemos, que la curva iba a crecer”, señaló Silvana Olivera, vecina y parte del Comité, y se preguntó: “¿cómo me puedo quedar de brazos cruzados cuando veo que mis propios vecinos están muriéndose?”.

Página|12


El virus de la desigualdad: uno de cada tres nuevos casos es en villas porteñas

Por Javier Borelli – @JaviBorelli

Uno de cada tres casos nuevos de coronavirus detectados en el país en la última semana se da en barrios populares y asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras que siete provincias acumulan más de dos semanas sin registrar infecciones y otras dos nunca tuvieron casos, los datos del Ministerio de Salud de la Nación marcan que en la Capital, el tiempo de duplicación de contagios se redujo a diez días, y en la Comuna 7, donde se encuentra el barrio Padre Ricciardelli (villa 1-11-14), el indicador se achicó hasta 5,2 días.

El virus se expande en la población con más derechos vulnerados y es inclemente al penetrar en geriátricos, adonde la tasa de letalidad alcanza el 30% de los infectados y multiplica por siete el promedio nacional. La pandemia expone así las deudas del sistema político y las desigualdades profundizadas en los últimos años.

De reversa

Uno de los indicadores más utilizados para medir el avance del coronavirus es el tiempo de duplicación de casos. Cuando el 8 de mayo pasado Alberto Fernández anunció la última extensión de la cuarentena, la media nacional era de 25,1 días. Hoy el indicador bajó hasta 17,8. Según la estrategia sanitaria, eso implicaría retroceder la administración del aislamiento a la fase 3 a nivel nacional. Pero lo cierto es que cuando el equipo de epidemiología del Ministerio de Salud hace el cálculo sin la Ciudad de Buenos Aires, el tiempo de duplicación da 44,9 días, una situación compatible con la fase 5: “nueva normalidad”.

Claro que la General Paz no frena al virus. Avanzando radialmente desde la Capital uno se encuentra que en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) el tiempo de duplicación es de 14,09 días, y si se toma sólo la Provincia de Buenos Aires, 21,9.

La curva de los barrios populares

El 20 de abril se conoció el primer caso de Covid-19 en un barrio popular de CABA. Fue en el Padre Ricciardelli. Ayer eran 267 los casos confirmados allí. Pero el virus ya se extendió por otros 12 barrios populares de la Ciudad infectando a 1088 personas. Desde el lunes, los contagios de estos barrios representan más de la mitad de los diagnosticados en CABA y un tercio de todo el país.

El gobierno porteño reconoce que 235 mil personas viven en “villas y asentamientos” y, según los datos de la Dirección General de Estadísticas y Censos de diciembre de 2019, un 27% de sus hogares tiene Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Adicionalmente, el 11% no tiene cloaca y el 12% sufre hacinamiento crítico (más de tres personas por cuarto), dos condiciones que impiden cumplir con las condiciones de aislamiento necesarias.

Las organizaciones sociales citan estas cifras para señalar que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta conocía el riesgo en que vivían y que no actuó a tiempo. El caso paradigmático es el del Barrio 31, que ayer alcanzó los 764 casos positivos y cuya curva se disparó mientras los vecinos reclamaban por la falta de agua potable.

Allí también intervino por primera vez el programa DETeCTAr, una iniciativa conjunta entre el Ministerio de Salud de la Nación y el de CABA, para identificar casos sospechosos entre los contactos estrechos de las personas contagiadas. Ese rol activo de búsqueda derivó en más testeos, que reflejaron un 60% de positividad, cuando la media nacional está debajo del 9 por ciento. El programa siguió en el Padre Ricciardelli y el lunes continuará en el Barrio 21-24.

En la Provincia, la incidencia de la pobreza es mayor. Un 40% de sus habitantes se encuentra en esa situación según el informe del Indec del segundo semestre de 2019. Durante los últimos dos años de gobierno de María Eugenia Vidal, esa cifra aumentó en 11 puntos porcentuales. Sin embargo, la expansión del contagio parece menor. Hasta el viernes, el Ministerio de Salud bonaerense contaba sólo 170 casos en sus 1800 barrios populares, lo que representaba un 7% de los casos de la Provincia. “Por ahora detectamos casos aislados, pero la apertura masiva de CABA es preocupante por la circulación de gente que hay”, explica Leticia Ceriani, subsecretaria de Gestión de la Información de la cartera sanitaria provincial.

Conociendo el potencial de riesgo, la Provincia también comenzó la semana pasada el plan DETeCTAr en barrios de cinco municipios. Allí intervienen responsables de Nación, Provincia y las respectivas intendencias. Pero suman además a las organizaciones sociales. “Ellos son informantes clave. Conocen el territorio y pueden detectar y generar alertas rápidamente”, explica Noelia López, directora provincial de Salud Comunitaria.

Los geriátricos

Si bien la mayor cantidad de personas contagiadas en la Argentina se encuentra en torno a los 40 años, las víctimas promedian 76. Hasta el día de ayer, el 85% de los fallecimientos con diagnóstico de Covid-19 eran de mayores de 60 años. Por la capacidad de contagio y la tasa de letalidad en esa población, era sabido que los geriátricos podían transformarse en trampas mortales.

Sin embargo, cuando a mediados de abril se conocieron los contagios de la residencia Apart Inca, en Belgrano, el gobierno porteño recién había inspeccionado la mitad de los 482 geriátricos habilitados, adonde habitan unos 20 mil adultos mayores. Al viernes 15 de mayo, eran 22 las residencias en las que se detectaron un total de 170 casos. 43 personas murieron, lo que representa un 30% de los decesos por Covid-19 en la Capital.

Consultados por Tiempo, desde el Ministerio de Salud porteño señalaron que ya se concluyó la revisión de todos los geriátricos y se capacitó a sus empleados. Además aseguraron que “en los próximos días comenzarán los testeos sistemáticos y periódicos para los trabajadores de geriátricos”.

En la Provincia la situación también parece más controlada en cuanto al número de casos. Según el Ministerio de Salud bonaerense, hasta el 15 de mayo sólo en 12 de los 3000 geriátricos se informaron contagios. Fueron unas 51 personas infectadas, de las que fallecieron 16, lo que marca una tasa de letalidad del 31 por ciento. Pero allí el dilema es la irregularidad: casi dos de cada tres geriátricos no están habilitados. Igual que en Capital, en los próximos días comenzará una serie estudios muestrales para tratar de evitar la extensión de los contagios (ver aparte).

El desafío de la política

Según las últimas cifras del Indec, entre la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires vive el 45% de los argentinos y el 54% de los pobres. La densidad poblacional y las condiciones de vida deficitarias favorecieron que entre los dos distritos hoy tengan siete de cada diez infectados por coronavirus en todo el país y el 83% de los muertos. Pero lo más preocupante es la tendencia. Mientras que las infecciones nacionales crecieron un 33% en la última semana (de 5611 el sábado pasado a 7479 ayer), en la Capital el aumento fue de casi el doble (65%, de 1713 a 2833). Y gran parte fue arrastrada por la situación en los barrios vulnerables porteños, que por sí solos tuvieron tantos contagios como toda la Provincia. Nunca antes las deudas estructurales quedaron tan expuestas. Nunca tampoco el Estado contó con tanta legitimidad para corregirlas. De los dirigentes dependerá estar a la altura del desafío.

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Emergencia sanitaria para los geriátricos provinciales

“Cuando llegamos nos encontramos con 1933 geriátricos que no tenían habilitación. Algunos habían dejado el trámite a mitad de camino y otros estaban en condiciones insalubres. Comenzamos un plan para inspeccionar pero nos agarró la pandemia. Y en este marco, el cierre masivo es contraproducente. Así que ahora el gobernador presentó un proyecto de ley para declarar la emergencia sanitaria en los establecimientos geriátricos y permitir la generación de habilitaciones provisorias para aquellos lugares que cumplan con las condiciones sanitarias”, explica a Tiempo Leticia Ceriani, subsecretaria de Gestión de la Información del Ministerio de Salud provincial.

El proyecto, presentado el 11 de mayo, tiene media sanción y establece criterios sobre la capacidad ocupacional, la higiene necesaria, la cantidad de empleados y las normas de seguridad, y exige la existencia de protocolos validados para Covid-19.

Adicionalmente, esta semana harán una prueba piloto para pasar a una etapa de “vigilancia activa” por coronavirus, como define Ceriani. Elegirán cuatro instituciones donde tomarán muestras a 20 adultos mayores y seis empleados por geriátrico, definidos azarosamente. “Sabemos que por ser instituciones cerradas o semicerradas hay mucho contagio y que, por la población, cuando el virus entra, tiene más chances de ser letal”, detalla.

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PARADORES

Entre la población vulnerable más expuesta están las personas en situación de calle. Ya son cuatro los paradores con casos confirmados por GCBA: Retiro (92), Caritas (dos), Proyecto 7 (dos) y Parque Roca (uno).

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FOCO
83% de las víctimas fatales por coronavirus residían en Ciudad o Provincia de Buenos Aires. En la última semana, los infectados subieron un 43% en esos distritos.

TiempoAr


Comunicado La Poderosa: Nos mataron a Ramona

Apretando los dientes, golpeando el teclado, aguantando la rabia y escupiendo lágrimas, nos toca escribir ahora esta mierda, para decirles todo eso que Ramona les dijo en tiempo pasado, todo eso que nos cansamos de gritar durante dos meses, todo eso que no quisieron escuchar, ni cuando postergaron 4 años la relocalización de su familia, ni cuando pedimos que registraran a los grupos de riesgo, ni cuando escondieron sus denuncias para cuidarse, ni cuando callaron por plata, ni cuando nos dejaron sin insumos en todas las postas de salud, ni cuando maquillaron la realidad con programas fantasmas, ni cuando jugaron a cubrirse las espaldas, ni cuando publicamos el primer contagio en la Villa 31, ni cuando demostramos que no habían aislado a tiempo a la primera fallecida, ni cuando denunciamos que no estaban asistiendo a los demás, ni cuando dejaron 12 días al barrio sin agua, ni cuando gritó desesperada que tenía 7 personas de riesgo viviendo hacinadas, ¡Ramona no se murió! A Ramona la mataron los dueños del silencio, los cómplices de la indiferencia, los mudos de la justicia, ¡la mataron! Y ahora quién carajo nos explica cómo seguir, cómo seguirá su familia íntegramente internada, cómo seguirán sus hijas Maia y Guada, en silla de ruedas, contagiada, con oxígeno, con discapacidad, sin hablar, totalmente dependiente, ¡ahora sin su mamá!

Y no vamos a parar,¡hasta que paguen todos los responsables!

NO PODEMOS MÁS.

#JusticiaPorRamona

La Poderosa


El Gobierno porteño se desligó de la muerte de Ramona: «Estuvo en un sanatorio privado»

Desde el Gobierno porteño eludieron las críticas por la muerte de Ramona Medina, una de las referentes de La Poderosa. «Ella tenía una cobertura y no estuvo internada en uno de nuestros efectores. Estuvo en un sanatorio privado. Ingresó con un cuadro de una neumonía grave, que requirió asistencia respiratoria mecánica. Tenía factores de riesgo importantes: obesidad, asma, diabetes e hipertensión. Lamentablemente, el 99 por ciento de las personas que tienen enfermedades banales, con el covid-19 tienen evoluciones mucho más graves», indicó subsecretario de Atención Primaria, Gabriel Battistella, que está cargo de los operativos en barrios vulnerables. Sí admitió que el hecho de que la familia de Ramona estuviera sin agua «complejiza la cuestión». Sobre la situación en las villas, dijo que «el crecimiento, lamentablemente, va a ser exponencial, como en toda la Ciudad. Vamos entrando en la punta de los casos en la pandemia».

–¿Consideran que se tomaron las medidas a tiempo en las villas?

–Cuando empezamos con el operativo Detectar no llegaban a 300 los casos, hoy superan los 900. Si no lo hacíamos, quizás tendríamos menos casos detectados pero mayor contagiosidad en el barrio. Aumentó de la mano de como viene aumentando en toda la Ciudad. De las personas que testeamos, tenemos arriba del 60 por ciento de positivos.

–En el caso particular de Ramona, ¿no cree que se podría haber evitado que estuviera 12 días sin agua ella y su familia?

-Sí, sí, evidentemente forma parte de las medidas básicas para el cuidado es la higiene. Eso complejiza la cuestión. No soy especialista en cuestiones de agua, pero sí, hubo un problema de presión de agua que afectó a varias manzanas de barrio y desde la secretaría que trabaja en la urbanización acercaban el agua a través de cisternas.

–¿El Gobierno porteño se acercó a su familia?

–De todos los contactos estrechos, hay uno solo que quedó en la casa. La esposa, las hijas, el cuñado, la sobrina están internados en efectores privados. Ella era una referente muy importante de una organización social. Estamos en continuo diálogo con ellos. Y con la familia. Y el sobrino, que quedó en la casa, forma parte del seguimiento.

Las organizaciones sociales –incluida La Poderosa– vienen criticando desde el comienzo de la pandemia al Gobierno porteño por su respuesta tardía en las villas. La semana pasada, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, anunció un plan de atención especial para villas –en especial la 31 y la 1-11-14– que incluyó un “plan de detección temprana en los barrios vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires”. Desde entonces, uno de cada tres casos nuevos en la Ciudad proviene de un barrio vulnerable. Desde el Gobierno porteño sostienen que, no obstante, la tasa de mortalidad es menor a la general (del 1 por ciento de los infectados contra el 4,6 por ciento en la Ciudad) y que esto puede deberse a que la edad promedio en las villas es más baja que el general de la Ciudad.

«Nosotros tenemos tres centros de salud en el barrio. Si la persona ingresaba con síntomas al centro, le hacíamos un triage a ver si era por dengue o coronavirus (el dengue ya está disminuyendo). Dispusimos unos móviles, con distanciamiento, que los trasladaban a los hospitales, donde se hacía el hisopado. Este circuito se activó desde el inicio de la pandemia», sostuvo Battistella, secretario de Atención Primaria porteño, sobre las críticas por una respuesta lenta del Gobierno porteño.

–¿Piensan otras medidas en villas, a la luz del aumento de casos, o creen que el crecimiento es inevitable?

–El crecimiento, lamentablemente, va a ser exponencial. Lo que hacemos sirve para hacer un aplanamiento. Pero, por ejemplo, las plazas hoy parecían un domingo común y eso no ayuda. Lo van a analizar los especialistas, pero es muy probable que pensemos en una restricción mayor.

–¿Y en las villas, donde ese tipo de aislamiento no es posible?

–Ahí en la 31 pusimos diez puntos de toma de temperatura para poder agilizar la detección de casos. Es una enfermedad compleja en el sentido de la estigmatización. En un barrio vulnerable una persona de un inquilinato puede no decir nada para que no lo echen. O si va a estar 10 días afuera de su casa no sabe si vuelve y no tiene su casa. Es una situación compleja.

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