Que la crisis no la paguen los trabajadores – Por Rony Corbo, especial para NODAL
Que la crisis no la paguen los trabajadores – Por Rony Corbo, especial para NODAL
Por Rony Corbo *
El primero de mayo es un día cargado de historia y significación para el proletariado mundial. No solo se recuerda –aunque también- los «Mártires de Chicago», quienes fueron ejecutados en 1886 en Estados Unidos por realizar una huelga por mejores condiciones de trabajo y reducción de la jornada laboral.
Este año será diferente. No tendremos multitudinarios actos y desfiles en las avenidas. Habrá que agudizar el ingenio y acudir a las nuevas tecnologías,para que desde pequeñas concentraciones o nuestros hogares, analizar la realidad de la clase obrera y el nuevo escenario de lucha que se plantea a nivel global y regional con la pandemia del coronavirus, el cual empeora aún más las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores populares.
Según Oxfam Internacional, en su último informe “Elijamos dignidad, no indigencia” publicado previo a la reunión del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) -15, 16 y 17 de abril-, la organización destaca que, según sus estimaciones, la pobreza global podría aumentar «por primera vez desde 1990, lo que podría hacer que algunos países vuelvan a los niveles de pobreza que tenían hace unos 30 años». En nuestro continente el número de pobres pasaría de 162 millones a 216 millones, o sea, otros 54 millones más de personas con una renta diaria inferior a USD 5. En el caso de la extrema pobreza, la misma pasaría de 67 millones a 90 millones.
El coronavirus en épocas de neoliberalismo
Hasta el momento las cifras de la COVID-19 son aterradoras: se ha expandido a 187 países con más de 3 millones de personas contagiadas (aproximadamente la población total de Uruguay). EE.UU. concentra el mayor número de casos seguido de España e Italia. Lo que los diferentes artículos e informes de las cadenas globales no señalan –salvo excepciones- es que las muertes por coronavirus se deben a lo deficitario de los sistemas de salud en estos países “desarrollados” y al debilitamiento de la “red de protección social” que los estados de bienestar con la lucha de los trabajadores habían creado en épocas del mundo bipolar y el neoliberalismo arrasó luego de lograr su hegemonía mundial.
En el caso de América Latina y el Caribe los números no son fáciles de encontrar y los que hay son menores, debido a los escasez de “test” en la región.Brasil,Perú, Chile y Ecuador con sistemas de salud destruidos por el neoliberalismo y su concepción de salud como mercancía.Cuba ha registrado hasta el momento 1.035 casos y 34 fallecidos, siendo el país menos afectado si comparamos el número de habitantes, los afectados y los fallecidos. Diferentes organismos internacionales han destacado el trabajo de Cuba y agradecido el envío de brigadas médicas a diferentes partes del mundo, dejando en evidencia el potencial del sistema médico cubano y la capacitación de sus profesionales, lo que contrasta claramente con los frágiles sistemas de salud donde se aplican políticas neoliberales en nuestro continente.
El sistema capitalista y el mundo del trabajo bajo la pandemia
Nosotros creemos firmemente que la crisis civilizatoria que caracteriza al capitalismo en su etapa neoliberal se acelerará y potenciará las contradicciones de este proceso a global, reconfigurando la geopolítica mundial, donde ya estados Unidos no mantendrá su hegemonía, sino que emergerá un mundo multipolar con China y Rusia como actores de primer orden.
Para nuestra región las perspectivas no son nada alentadoras. “Los exportadores de productos básicos, enfrentan una amenaza particular», gracias a los retornos de exportación más débiles vinculados a un dólar estadounidense más fuerte. La probabilidad de un dólar más y el aumento casi seguro de los precios de los productos básicos, a medida que la economía mundial se desacelera, significa que los exportadores de productos básicos son particularmente vulnerables» sostuvo Richard Kozul-Wright, director de la División sobre Globalización y Estrategias de Desarrollo de la ONU.
Latinoamérica y el Caribe perderán 14 millones de puestos de trabajo, mientras que Centroamérica verá destruidos 3 millones de empleos.Recordemos que en América Latina y el Caribe hay al menos 140 millones de personas trabajando en condiciones de informalidad, lo que representa alrededor de 54% de los trabajadores sin ninguna cobertura médica o subsidio de ningún tipo. Más allá de lo frio de los números hagamos el ejercicio de ponerle rostro a las cifras, de pensar en los pobres, los excluidos, las mujeres y los niños que estos números encierran y entenderemos mejor lo dramática de la situación planteada.
Como si lo anterior no fuera suficiente, el Banco Mundial prevé una caída de las remesas de casi un 20% en 2020, producto de la pérdida de empleos y salarios de los trabajadores migrantes.
Por lo expuesto anteriormente manifestamos que tanto a nivel global como de Nuestra América el neoliberalismo ha demostrado el fracaso absoluto de afrontar la situación actual, y el capitalismo lo viene haciendo hace rato.
Lejos de intentar resolver la situación, los sectores y gobiernos vinculados al capital intentaron aprovechar la pandemia para proseguir con sus ajustes, privilegiar los subsidios al capital e incluso profundizar las privatizaciones de los servicios básicos de salud que nos trajeron a este caos. Y cuando tomaron medidas de aislamiento social y compensaciones económicas a los sectores populares, lo hicieron a regañadientes y muy limitados en el tiempo
Por lo anteriormente expuesto entendemos que la tarea fundamental del movimiento obrero es convocar grandes frentes nacionales de acuerdos con el resto de los movimientos sociales, estudiantes, campesinos, indígenas, movimientos feministas, movimientos de nueva agenda de derechos, para desde la diversidad y desde el accionar nacional, plantear primeramente acciones continentales, aunque también globales en defensa de los trabajadores y los demás sectores populares. En particular en nuestro continente en la defensa de lo logrado en las “dos décadas ganadas” cuando en la mayoría de nuestras naciones gobernaron partidos de izquierda y progresistas, los cuales privilegiaron la integración regional soberana, no alineada al imperialismo norteamericano y el “buen vivir” de nuestros pueblos.
Para la actual situación de emergencia sanitaria, más allá de las reivindicaciones concretas en cada uno de nuestros países, creemos que hay dos medidas concretas que vienen concitando el apoyo de un importante número de movimientos sociales, instituciones e intelectuales de tendencias diversas que pueden transformarse en importantes instrumentos de reivindicación y unificación de las luchas:
Un plan de rescate económico universal, que les permitiría a los países más pobres proporcionar subvenciones en efectivo a todas las personas que hayan perdido su fuente de ingresos como resultado de la pandemia, calculado en aproximadamente 10.000 millones de dólares.
Y otra medida de alto impacto, la cancelación inmediata en 2020 del pago de la deuda externa de los países en desarrollo por valor de un billón de dólares. Medida que posteriormente habría que plantear en la condonación total de la deuda externa, varias veces paga por concepto de intereses y verdadero freno al desarrollo de los países pobres.
Que la crisis no la paguen los trabajadores ni los sectores más desfavorecidos, sino los grandes concentradores de riquezas, es decir el capital.
* Integrante de la comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio, Uruguay
Uruguay | La clase obrera tiene la palabra y la oportunidad – Por Juan Castillo, especial para NODAL
Por Juan Castillo*
El 1º de Mayo es el día de los trabajadores/asy no “del trabajo” como nos quieren hacer creer. Manifestación internacional de la clase obrera y trabajadora, día de recordación, de compromiso, pero por sobre todas las cosas un día de lucha. Nació para homenajear a los mártires, a la lucha obrera y como expresión de ella.
Fue esa lucha obrera y popular, el compromiso de millones de hombres y mujeres, de todas las razas, credos e ideologías, el que a lo largo de 130 años lo ha transformado en una fecha de referencia ineludible.
En 1886 fueron los sucesos de Chicago, pero fue en 1890 que un Congreso Internacional de Trabajadores decide que esa fecha sea una Jornada de Movilización Mundial, es decir, hace hoy 130 años.Ese año solamente se pudo conmemorar, en medio de una brutal represión, en 11 países, uno de ellos fue Uruguay.
El 1º de Mayo es, por decisión de las y los trabajadores, la primera fecha universal no religiosa del mundo. Es la expresión gráfica de la capacidad de movilización y la iniciativa independiente de la clase obrera para colocar sus fechas y sus mártires en la nomenclatura de la humanidad. Hay que recordar que en estos 130 años hubo que enfrentar represión, prohibiciones, intentos de desacreditación, persecuciones, para realizarlo. Pero se hace, cada año, sin faltar ninguno.
En todo el planeta y también en Nuestramérica, hace 130 años que las y los trabajadores, junto a nuestros pueblos, conmemoramos el 1° de Mayo en forma ininterrumpida. En democracia o en dictaduras, con libertades o enfrentando la más cruda y dura represión, el movimiento sindical rodeado de sus aliados del movimiento popular -campesinos, indígenas, estudiantes y jubilados- sale a la calle a conmemorar su día y desafía a su opresor.
Imagino que en cada país y cada pueblo, los actos de los trabajadores nos han dejado grandes enseñanzas y se han transformado en mojones históricos. En Uruguay hay algunos inolvidables: el de 1966, previo al congreso de unificación y anuncio de la creación de la central única de trabajadores CNT (hoy PIT-CNT); el de 1973, reafirmando la decisión de enfrentar con una huelga general el golpe de Estado; el de 1980, cuando la dictadura quiso trasladarlo como feriado para el 5 de mayo y se resistió en todo el país, anunciado el NO a la constitución fascista; el de 1983, que inició la ofensiva de masas para derrotar a la dictadura.
Y éste del 2020, tiene el desafío de cómo realizarlo en medio del impacto sanitario, económico y social del COVID 19. La central única de trabajadores pidió el uso de la cadena nacional para dar su mensaje. El gobierno de derecha que preside Luis Lacalle Pou la negó. Es una situación que grafica con claridad el nuevo momento que vive el Uruguay. En los 15 años anteriores, de gobierno del Frente Amplio, siempre el PIT-CNT tuvo la cadena nacional cada 1º de Mayo. Y por supuesto que el mensaje obrero igual fue crítico con el gobierno y reclamó lo que entendió que debía reclamar y dio su punto de vista ante la ciudadanía. El gobierno de derecha neoliberal niega esa posibilidad, a pesar de que él sí está usando la cadena nacional todos los días hace un mes, y no solo para hablar de las medidas sanitarias por la pandemia, sino para promover las iniciativas de su agenda neoliberal.
Vivimos pues, una ofensiva restauradora neoliberal. Accedió al gobierno la fracción más conservadora de las clases dominantes, con un peso muy grande del agronegocio, el capital financiero y con algunos componentes de rasgos fascistas. Formaron una inédita coalición de 5 partidos políticos para desplazar del gobierno al Frente Amplio. Lacalle Pou es el único presidente del mundo que en medio de la pandemia aumentó las tarifas públicas; aumentó el impuesto al consumo; redujo los salarios públicos; recortó el presupuesto y ante la demanda social manifestó públicamente que “Hoy, gravar el capital es amputar la posibilidad de quienes van a hacer fuerza para la salida de la crisis. Por eso no lo vamos a hacer”. Ahora además, aprovecha en forma oportunista las limitaciones de la pandemia para enviar al Parlamento (que está funcionando en forma limitada) una Ley de Urgente Consideración de 502 artículos de los más diversos, que son una andanada neoliberal y que en 90 días tiene que ser aprobada.
Este año, éste 1º de Mayo como siempre ha sido, será una respuesta de las y los trabajadores, pero también de todo el movimiento popular, levantando otra perspectiva, otra propuesta en todo el mundo. Debe hacerse junto a las principales organizaciones sociales y aliados en cada país, levantando una plataforma clara, solidaria, que sea al mismo tiempo con amplitud y unidad, para cuidar la salud de nuestro pueblo y también enfrentar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. En el centro de esa propuesta está el reclamo de una renta básica transitoria, para los sectores más vulnerables de la población, para que el “quédate en Casa” o aislamiento social, sea realmente posible.
Las clases dominantes, en el mundo y en nuestro país desde el gobierno, quieren imponer un ajuste en medio de la crisis para que los costos lo pague el pueblo. Y vemos que en el resto de los países mayoritariamente es la misma cosa, salvo honrosas excepciones como ejemplo Cuba, Venezuela y Argentina con mucho esfuerzo.
El COVID-19 ha mostrado, y agudizado, las desigualdades que el capitalismo engendra, construye y se nutre. De las crisis se sale con una síntesis superadora o con restauración, y de ser esto último, consolidación de las desigualdades y los privilegios preexistentes. Eso es, ni más ni menos lo que está en juego.
Las patronales mayoritariamente se han aprovechado de la pandemia. ¿Sólo en Uruguay? Envíos masivos al seguro de paro y al desempleo; despidos con perfil antisindical en muchos casos; rotaciones en los lugares de trabajo; medio horarios en varios sectores; teletrabajo por doquier; rebaja de salarios por caída de las ventas, etc. A esto hay que sumarle los que no cuentan en las gráficas y en muchas estadísticas y que pertenecen a la economía informal, el trabajo en negro, los cuentapropistas, las changas, los zafrales, los feriantes y ambulantes, los artesanos y los temporales.
Vencida la pandemia del COVID 19, nos espera una vuelta más dura aún. El capitalismo siempre tiene formas para traer más miseria, más pobreza, explotación y desigualdades. ¿Cuántos volverán al trabajo y cuantos ya no lo tendrán, cuantos seguirán en seguro de paro y desempleados, y en qué condiciones? ¿Se respetarán los Convenios Colectivos y las conquistas, se mantendrán los niveles salariales, qué pasaran con las condiciones de trabajo cuando vuelvan?
Por eso estamos convencidos que en medio de esta situación tan compleja – de crisis sanitaria, económica y social – debe ser la oportunidad para el llamado a construir el definitivo camino que sin estreches ni exclusiones, con mayor generosidad y amplitud forje la herramienta que nos una, alumbrando el camino para la construcción de un mundo más justo y solidario. No importa el nombre ni quien lo convoque. Importa estar.
* Ex coordinador general del PIT-CNT
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