Ecuador | Fernando Carrión, académico de FLACSO: «El sistema de hospitales y cementerios no ha operado de acuerdo a las condiciones que tiene Guayaquil»

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Entrevista a Fernando Carrión, académico de FLACSO Ecuador

Por Nicolás Retamar, de la redacción de NODAL

El COVID-19 se instaló en todos los países de América Latina y el Caribe y cada gobierno ha tomado diferentes medidas para enfrentar la pandemia. Uno de los países que más personas infectadas y fallecidas registra es Ecuador, cuyo gobierno es liderado por el presidente Lenín Moreno. La ciudad de Guayaquil, una de las más pobladas del país, atraviesa una situación extrema donde hay decenas de fallecidos y los cadáveres permanecen en las casas varios días sin que nadie los retire, aumentando la posibilidad de transmisión del virus. A raíz este abandono, han surgido diferentes protestas. Para comprender porqué Guayaquil atraviesa esta situación, NODAL dialogó con Fernando Carrión, académico de FLACSO Ecuador.

¿Cuál es la situación que se está viviendo en Guayaquil a partir del COVID-19?

Lo que ocurre en Guayaquil tiene que ser entendido desde dos ángulos: uno el del contagio y otro el de la letalidad. El contagio proviene del hecho que es una ciudad portuaria, que fue una de las ciudades que mayor cantidad de población expulso en la crisis del cambio de siglo que nos llevó a la dolarización y también debido a las condiciones estructurales que vive Guayaquil en términos de una gran cantidad de población viviendo en la informalidad tanto del trabajo, y en la calle, como también de la vivienda. En muchos casos hay déficit, hacinamiento y falta de servicios que hace que el contagio al interior del espacio doméstico sea más complicado que en el espacio público.

En el caso de la letalidad, es decir la muerte de personas con coronavirus, aquí se articulan algunos factores. Primero la existencia de una oferta sanitaria que proviene de un sistema que combina una oferta del sector público de salud, otra que proviene del mercado privado y la tercera -que es particular a Guayaquil- un sistema de beneficencia que tiene hospitales y cementerios. Este sistema no ha operado de acuerdo a las condiciones que tiene Guayaquil.

Por otro lado, las políticas públicas han mostrado gran debilidad debido a la baja  institucionalidad pública que tiene Guayaquil y a la ausencia de políticas para contrarrestar este fenómeno.

¿Qué reacciones tiene en la población la cantidad de personas fallecidas que continúan sin ser enterradas?

Las reacciones de la población han sido diversificadas porque la primera fase del contagio fue importada y por tanto, vinculada a los sectores de clase media y alta. Posteriormente cuando la epidemia se hace comunitaria, afectó principalmente a los sectores populares. Por eso, cada uno de estos sectores han tenido manifestaciones explícitas.

Cuando llegan las políticas de abandono del espacio público y la reclusión en el mundo doméstico este espacio termina siendo un espacio de contagio mucho más fuerte que el del espacio público y ahí la letalidad crece con fuerza. Muchos cadáveres tienen que ser retirados de los domicilios o de los espacios circundantes. Pero también porque el sistema y las políticas de salud no respondieron adecuadamente.

Los reclamos han sido importantes porque las políticas del gobierno nacional han sido erráticas: por ejemplo ayer (2 de abril de 2020) el gobernador de la provincia del Guayas señaló que se iba a entrar en un estado de sitio generalizado durante las 24 horas del día, generando una movilización de la población en todo Guayaquil para acceder a los centros de abastecimiento, produciendo mucho problemas y reclamos. Lo que si se puede afirmar es que no hay una manifestación orgánica, sino más bien expresiones de descontento aisladas e individuales según las situaciones que viven. En esto las redes sociales se han convertido en un medio de expresión de las insatisfacciones.

¿Cómo reaccionó el gobierno de Lenín Moreno para detener el avance de la pandemia en Ecuador?

La reacción del gobierno ha sido bastante errática. Por ejemplo, se han generado conflictos con los gobiernos locales, donde deben resaltarse con los municipios de Quito, Guayaquil y de algunos municipios más pequeños. Por otro lado, no hay un vocero explícito, lo cual ha generado cierto desconcierto en la población, porque el discurso no está unificado ni tampoco programado el tiempo. La presencia del presidente de la república ha sido intermitente y tampoco ha sido capaz de transmitir adecuadamente la información.

Las medidas planteadas han sido permanentemente modificadas, mostrando falta de coherencia; en esto ha sido claro, por ejemplo, las fechas de la cuarentena y las restricciones al uso de los vehículos por sus placas de identificación. Adicionalmente hay que señalar el problema que tiene el país con la polarización política, mucho más en un momento pre electoral que empezamos a vivir. Nuestras elecciones generales serán el 7 de febrero de 2021


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